No, lector, no estoy
promocionando una nueva l�nea de tren de alta velocidad ni
tampoco trato de imitar al Wim Wenders de Par�s-Texas. Mi
columna de hoy se ocupa de algo mucho m�s h�medo, oloroso y
terrenal y tiene que ver con los urinarios p�blicos de Par�s y
Barcelona.El pasado 27 de enero
el peri�dico Lib�ration public� una noticia cuyo t�tulo
no necesita traducci�n: Le free pipi triomphe � Paris. En
ella se dec�a que, por fin, el alcalde socialo Bertrand
Delano� (equivalente franchute del sociata Joan
Clos) ha accedido a que los parisinos meen gratis tras muchos
a�os de reivindicaciones populares en dicho sentido. A partir de
ahora, sacrebleu, no habr� que rascarse el bolsillo para
vaciar la vejiga. Lo cual me trajo a la memoria una an�cdota que
ya mencion� en otra ocasi�n y en otro medio, quiz� desconocida
para los lectores de esta p�gina.
Resulta que Jacques Chirac, cuando era
alcalde de Par�s y se dedicaba a las cacicadas y a negocios poco
recomendables (de no ser hoy presidente de la Rep�blica Francesa
estar�a preso en el talego, cosas de la inmunidad de los
pol�ticos), hizo instalar en la ciudad de la luz unos
mingitorios muy lujosos a los que se acced�a pagando unas
monedas. Pero como el gracejo popular no es s�lo cosa de
andaluces, ya que los dem�s tambi�n saben hacer chistes, a los
pocos d�as los parisienses le sacaron uno: Avec Chirac, tu
paies et tu raques, que en espa�ol significa "con Chirac
cagas y pagas", ya que la primera s�laba de Chirac suena
fon�ticamente como chier (cagar), mientras que la segunda
lo hace como raquer (pagar).
Y paso ahora, por oposici�n, a ocuparme
de Barcelona. El 4 de febrero le� all� una noticia de EL PA�S,
en la que supe que a un mendigo barcelon�s le hab�an embargado
la cuenta bancaria por no abonar la multa que le pusieron tras
mear en la calle. Qu� cosas, me dije, he aqu� dos alcaldes igual
de sociatas, pero que en esto de las aguas menores act�an
de forma opuesta, pues uno de ellos quiz� por fin ha comprendido
que la competici�n econ�mica a ultranza, impuesta por el mundo
globalizado actual, est� creando cada vez m�s pobres sin hogar
en nuestras sociedades antes pr�speras, gentes que tienen una
cuenta bancaria para recibir el subsidio del desempleo o,
quiz�s, incluso un autom�vil de cuando a�n no los hab�an echado
del trabajo, pero que sin embargo carecen de un sitio propio
para descomer lo poco y mal que comen.
Es posible que me est� equivocando,
pero mientras Par�s conserva a�n la belleza y el encanto de un
gran centro cultural en donde se pasea con placer, Barcelona me
ha parecido en regresi�n, simplemente una gran ciudad de moda,
llena de j�venes descerebrados borrachos como cubas, que afluyen
a diario desde todos los rincones de Europa gracias a los vuelos
casi gratuitos de EasyJet. �Qu� pas� con Barcelona? �Perdi� el
fuelle de los a�os noventa? No lo s�, pero mientras espero con
resignaci�n que me lluevan las cr�ticas por lo que estoy
escribiendo, me acord� no s�lo de Par�s, sino tambi�n de mi
ciudad adoptiva, Valencia, que a pesar de do�a Rita y sus
fantasmadas derechistas a�n conserva el encanto de una ciudad
provinciana y, que yo sepa -corr�janme si me equivoco-, no le
embarga las cuentas a ning�n indigente. Faltar�a m�s.