La noticia
apareci� en los peri�dicos a finales de noviembre: el acuario
m�s grande del mundo acababa de abrir sus puertas en Atlanta
(Georgia, EE UU), prove�do con 30 millones de litros de agua
destinada a cobijar unas 100.000 especies marinas. Entre ellas,
tiburones-ballena y dos ballenas beluga transportadas por v�a
a�rea desde M�xico. Pero eso no era todo: el enorme parque
tem�tico cuenta asimismo con restaurantes, atracciones, una sala
esf�rica de cine donde se proyectar�n pel�culas en 3-D con
efectos especiales y un sal�n para banquetes de hasta 1.100
invitados. Como informaci�n adicional, uno pod�a enterarse de
que ese complejo falsamente marino de vidrio y cart�n piedra ha
podido ver la luz gracias a una donaci�n de 200 millones de
d�lares de un tal Bernie Marcus, fundador de la empresa de
construcci�n The Home Depot.
Hasta aqu� nada se sale del gui�n del
mundo en que vivimos. A m�, como vecino de Valencia, me son� a
m�sica conocida. Confieso que mientras lo le�a no pude reprimir
una sonrisa mal�vola al pensar en c�mo se le habr� quedado el
cuerpo al presidente Camps ante la imposibilidad ontol�gica que
se le presenta ahora: ya no podr� proclamar en sus discursos
(Dios m�o, �por qu� eres tan cruel) que el Oceanogr�fic
valenciano es "el acuario m�s grande del mundo". Esos yanquis
dels collons le acaban de pisar el eslogan triunfalista, que
tanto juego daba en inauguraciones y folletos publicitarios.
Ubicado relativamente cerca de la hoy
difunta Nueva Orleans, que fue un ejemplo paradigm�tico de c�mo
el neoliberalismo gestiona la pobreza, este acuario de Atlanta
perpet�a la estupidez con que los zaplanas occidentales
contaminan la res p�blica. La donaci�n de ese
constructor millonario tan rumboso no ha servido para que
algunas zonas deprimidas de EEUU (que son mayor�a en ese pa�s de
la abundancia) mejoren su aspecto ni para que los j�venes
desempleados de Georgia encuentren un trabajo digno, sino m�s
bien para crear un monstruo falsificado que imita a la
naturaleza a un coste diario tan descomunal como el que aqu�
desembolsamos y que, adem�s, enriquecer� a unos pocos al
incrementar de manera vertiginosa el precio de los terrenos
circundantes. El hecho de que el benefactor Bernie Marcus se
dedique al ladrillo es muy significativo. No ser� de extra�ar
que esos terrenos bendecidos por la plusval�a a que me refiero
le pertenezcan de antemano.
�Le suena esto al lector? Los antiguos
campos de cultivo donde hoy se ubica la Avenida de Francia
-justo al lado del Oceanogr�fic- han visto crecer edificios como
hongos desde que �ste apareci� en el horizonte y el precio del
metro cuadrado de apartamento es all� de infarto. Mientras
tanto, los ni�os que van a colegios p�blicos reciben las clases
en barracones y la medicina est� cada vez m�s privatizada. Pero,
eso s�, la Ciudad de las Artes y las Ciencias es un prodigio de
arquitectura futurista, orgullo imperecedero de todos los
valencianos. En cuanto a esa minucia de que nos hayan
quitado el primer puesto en acuarios, no hay problema: se van a
enterar los americanos, porque aqu� est� Camps para fundar otro
parque tem�tico ladrillero tan grande, tan grande, tan grande
que ocupar� todo el territorio a�n virgen de la Comunidad. Para
que aprendan, ea.