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ART�CULOS DE OPINI�N / DIARIO EL PA�S

                                                                                                                                        

Manuel Talens

Regalo para Hugo
MANUEL TALENS


Hugo naci� en Valencia un d�a del pasado diciembre. En la sala de estar de su casa han puesto el bel�n de Navidad con un pesebre cuyas figuras de barro, que representan a la pareja, al ni�o Dios, a los reyes magos y a los animales, est�n rodeadas de tanques de pl�stico y amenazadores soldaditos con fusiles. El padre de Hugo, que tiene manos de artista, ha identificado este peque�o ej�rcito con banderas de Israel.

�Los belenes de pastorcillos felices son absurdos �les explica a los amigos que vienen a conocer al reci�n nacido��. Palestina es una tierra ocupada.

En el sur de Espa�a, mientras Hugo nac�a y las contracciones lo empujaban hacia la luz en el paritorio del Hospital La Fe, la corriente del estrecho de Gibraltar empuj� contra las rocas de Tarifa una patera con inmigrantes clandestinos. As�, Hugo respir� por primera vez mientras diecisiete de los treinta y dos africanos dejaban de hacerlo, ahogados sin saber nadar cuando ya divisaban en el horizonte el para�so terrenal. La vida est� llena de tales contrasentidos.

La televisi�n ofreci� im�genes de la noticia y luego pas� a ocuparse del f�tbol. Casi todos los supervivientes del naufragio fueron capturados en pocas horas por la Guardia Civil. S�lo uno de ellos logr� escapar, con la ayuda impagable de una tarife�a que lo recogi� de madrugada en la carretera. A sabiendas de que las autoridades espa�olas expulsar�an del pa�s a aquel hombre negro si llegaban a descubrirlo, la mujer cambi� su ruta habitual, perdi� una jornada de trabajo y lo llev� a Sevilla, lejos de los guardianes de la legalidad.

��Tienes alguna idea de ad�nde quieres ir? �le pregunt�.

�l, en un castellano sorprendentemente fluido, le dijo que a Valencia, de manera que ella le compr� un billete de autob�s y se despidieron en el and�n.

El hombre negro ya ha llegado a destino y, sin dudarlo, se dirige al domicilio predestinado. Nunca antes estuvo en la ciudad, pero no necesita preguntar. Conoce las calles. Sabe. Llama a la puerta, le abren. Sus ropas ra�das con olor a mar no causan sorpresa, los milagros son as�. Lo reciben en la sala de estar. Observa el bel�n y en los ojos se le dibuja una triste sonrisa. Los padres de Hugo lo acompa�an al cuartito. Se arrodilla junto a la cuna y deposita su regalo sobre la almohada del ni�o: un sonajero de semillas preciosas que en tiempos milenarios perteneci� a una princesa de la tribu hutu.

��Eres el rey Baltasar? �le preguntan.

�S�, pero ya no tengo reino ni camello y tu gobierno me proh�be venir, as� que tuve que colarme en patera.

��Te piensas quedar en Europa?

�No, he de regresar a mi lugar de resistencia. Adem�s, Europa es muy aburrida. Si estoy aqu� hoy es porque cada mes de enero me gusta revivir aquel viaje inici�tico y este a�o le toc� a vuestro hijo. La estrella me gui�, como siempre.

��Y tus dos compa�eros?

�S�lo quedo yo, Melchor muri� en Ramal� y Gaspar en Mosul, la guerra contra los invasores es cruel. �Puedo llamar por tel�fono?

Marca el n�mero de la Guardia Civil, se denuncia a s� mismo y pide por favor que vayan a buscarlo al bar de la esquina. Al colgar, les gui�a un ojo a los padres de Hugo:

�Las pateras son peligrosas, el regreso a �frica que me lo pague Zapatero.

El ni�o duerme en la cuna.

 


 

El País 

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EL PA�S-Comunidad Valenciana, martes 04 de enero de 2005

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