El
sofisma es una figura ret�rica que consiste en llegar de forma
tramposa a conclusiones verdaderas a partir de argumentos
falsos. Las calles de Valencia est�n llenas estos d�as de
carteles oficiales con un sofisma publicitario que reza as�: �El
gas natural comprimido es un comBUStible silencioso, ecol�gico y
respetuoso con el medio ambiEMTe, aBUSe del BUS�. Con �l, la
Empresa Municipal de Transportes (EMT) proclama que ahora mueve
parte de su flota de autobuses urbanos con gas natural, se
apunta un gol pol�tico como administraci�n cuidadosa de la
calidad del aire y deduce alegremente que, por ello, se debe
utilizar el transporte p�blico.
Dado
que el lenguaje de la publicidad suele destacar lo innecesario
para vender lo inexistente, he decidido analizar aqu� el
susodicho eslogan, con el objetivo de desenmascararlo. Veamos:
Silencioso.- Es posible que los pistones de esos autobuses
hagan menos ruido, puesto que el gas es superior a la gasolina o
al gas�leo a la hora de engrasar, pero no mucho menos, porque el
motor sigue siendo de explosi�n. Falso.
Ecol�gico y respetuoso con el medio ambiente.- El gas
natural produce dos veces menos emisiones de CO2 que los
combustibles del petr�leo, pero de ninguna manera es inocuo ni
limpio ni respetuoso con la naturaleza, pues el di�xido de
carbono, se mire como se mire, es un veneno. As� que ya est�
bien de asociar el gas con fotos id�licas de hierba y florecillas. Falso.
Abuse del bus.- Seg�n la l�gica de todo silogismo, de las
dos premisas anteriores se deber�a colegir esta conclusi�n, que
juega con las palabras para exhortar al ciudadano a que�abuse
del bus�, pero dos mentiras no dan nunca lugar a una verdad. Por
eso se trata de un sofisma.
Si la EMT tuviese aut�ntico inter�s en
mejorar el medio ambiente y hacer m�s respirables las calles de
Valencia no pondr�a el �nfasis en el gas natural, que al fin y
al cabo es un contaminante, sino en el hecho de que, con
independencia del combustible que se use, lo �menos malo, menos
sucio, menos ruidoso y m�s barato� para ir de un sitio a otro es
el transporte p�blico. Pero en esto la EMT se enfrenta a un
problema insoluble, y es que debe promocionar sus servicios sin
enemistarse al mismo tiempo con la industria del autom�vil, de
cuyos productos obtienen los ayuntamientos y el Estado la mayor
parte de los impuestos. Por eso, los regentes municipales nadan
y guardan la ropa al mismo tiempo, mientras se gastan el dinero
de todos nosotros en campa�as publicitarias falaces que no
sirven para nada: la gente sigue abarrotando Valencia con sus
coches y los escasos ciclistas que se aventuran a circular se
juegan la vida.
M�s valdr�a, quiz�, que la EMT tomase
ejemplo de la ciudad francesa de Ch�teauroux, que en enero de
2002 instaur� la gratuidad total del transporte p�blico y desde
entonces ha aumentado sus usuarios en un 130%. La ecuaci�n se
explica as�: los beneficios que aquel ayuntamiento sacaba anta�o
del pago de cada billete individual s�lo cubr�an el 14% del
presupuesto dedicado al transporte, de manera que, con buen
criterio, se decidi� prescindir de ellos y buscarlos en otros
bolsillos. Las encuestas en Ch�teauroux muestran que la
poblaci�n aprueba mayoritariamente la medida, porque hoy en d�a
da gusto pasear all�.