El escritorio de Manuel Talens

ART�CULOS DE OPINI�N / DIARIO EL PA�S

                                                                                                                                        

Manuel Talens (fotografía de González Molero, peródico IDEAL, Granada)

Olivos
MANUEL TALENS

Dos noticias de los �ltimos d�as se han cruzado en la calle de mi mente donde guardo la memoria y, despu�s de saludarse, me llevaron de visita a la c�rcel de un poeta y a unas tierras b�blicas hoy regadas de sangre.

La primera de ellas se refer�a al Presidente de la Generalidad Valenciana, Francisco Camps, que se reuni� en un lujoso despacho institucional con los representantes del mundo empresarial, aquellos mismos que, en la reciente campa�a electoral, invitaron a comer al entonces candidato y luego emitieron una controvertida declaraci�n de apoyo a la pol�tica econ�mica del Partido Popular, pol�tica de la que Camps es el heredero y continuador.

La segunda de las noticias se refiere a la venta y expolio de olivos milenarios en la Comunidad Valenciana. Al parecer, el pasado mes de junio un ricach�n le compr� a un agricultor de la comarca castellonense de El Maestrat un olivo de m�s de 2.500 a�os de antig�edad, para ponerlo en su jard�n privado.

El tr�fico de estos �rboles venerables, que ya echaban ra�ces y daban su fruto antes de que las columnas romanas pusieran sus pies en la pen�nsula Ib�rica, tiene lugar con total impunidad ante la desidia de un gobierno que se comprometi� a adoptar medidas protectoras de este patrimonio com�n, pero que no ha cumplido la promesa.

Los olivos son �rboles que le imponen respeto a cualquier andaluz. Crec� junto a ellos y aprend� a amarlos todav�a m�s cuando en 1996 traduje un libro de Mort Rosenblum, La aceituna (Tusquets Editores), que describe toda su historia a lo largo y a lo ancho del Mediterr�neo. Me duele, por lo tanto, que un nuevo rico se apropie de ellos con la fuerza corruptora de su cuenta bancaria, y tambi�n me duele que un gobierno colonizador, el de Israel, castigue a sus colonizados arrancando en tierras palestinas unos olivos que quiz� contemplaron pasar o dieron sombra hace veinte siglos a doce pescadores y a un hombre que afirmaba ser el hijo de Dios. He aqu� un �rbol noble y generoso utilizado, en un caso, como mercanc�a de lujo y, en el otro, como arma de guerra.

Y, de hilo en ovillo, la fotograf�a del presidente Camps junto a los emisarios de la riqueza valenciana, todos ellos con la sonrisa en los labios, llev� mi pensamiento de la mano hasta la c�rcel franquista del poeta alicantino Miguel Hern�ndez. Entonces, reson� en mi memoria la cadencia inconfundible de unos versos que Paco Ib��ez contribuy� a difundir con su voz al cantarlos a finales de los sesenta: Andaluces de Ja�n, aceituneros altivos, decidme en el alma de qui�n, de qui�n son esos olivos.

El gobierno neoliberal que controla nuestras vidas, tan propenso a privatizar lo que antes era com�n, a retirarse de sus obligaciones p�blicas, a multiplicar la propaganda para convencernos de lo bien fundado de su actitud y a sentarse a la mesa del patr�n, ha respondido ya con su pol�tica a la pregunta ret�rica de Miguel Hern�ndez, que pag� con su vida el atrevimiento de haberse alzado contra el orden de las cosas. �De qui�n son esos olivos? �De qui�n el cemento que ha destruido nuestras playas? �De qui�n ser�n dentro de poco las escuelas, los hospitales, el transporte, las comunicaciones, las semillas, el agua de beber, el aire, el sol que nos calienta?

 

 


 

El País

Rebelión

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EL PA�S-Comunidad Valenciana, martes 15 de julio de 2003

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Manuel Talens 2003