Introducci�n
Las justificaciones del ataque de
Estados Unidos a Iraq van desde los pretextos
pol�tico-militares hasta los an�lisis en torno a intereses
geopol�ticos y econ�micos.
La explicaci�n oficial original
se bas� en el supuesto, cuya falsedad se ha demostrado sin
lugar a dudas, de que Sadam Hussein pose�a armas de
destrucci�n masiva qu�micas, biol�gicas y otras, que
representaban una amenaza para Estados Unidos, Israel y
Oriente Pr�ximo. Tras la ocupaci�n militar estadounidense
no se pudo encontrar ninguna de dichas armas, por lo que
Washington justific� la invasi�n y la ocupaci�n con la
expulsi�n de un dictador y la creaci�n de una democracia
pr�spera en el mundo �rabe. La imposici�n de un gobierno
t�tere de tipo colonial, apuntalado por una fuerza de
ocupaci�n imperial de m�s de 200.000 soldados y una serie
de batallones de la muerte irregulares que han causado la
muerte de cerca de un mill�n de civiles iraqu�es, han
expulsado a m�s de cuatro millones al exilio y han
empobrecido al 95% de la poblaci�n, demuestra la falsedad
de esta argumentaci�n. El �ltimo modelo de justificaci�n
gira en torno al concepto de que la ocupaci�n
estadounidense es necesaria para �impedir una guerra
civil�. La mayor�a de los iraqu�es y los expertos
militares consideran que la presencia del ej�rcito
colonial de ocupaci�n es la causa del violento conflicto,
especialmente los devastadores ataques de los militares
estadounidenses a los civiles, la financiaci�n de l�deres
tribales rivales y mercenarios kurdos y la contrataci�n de
polic�as militares locales para reprimir a la poblaci�n.
Dado que la mayor parte de los estadounidenses �por no
hablar del resto de la poblaci�n mundial� no se dejan
convencer por estos pretextos enga�osos, el gobierno de
Washington justifica la persistencia de la guerra y la
ocupaci�n por la necesidad de una victoria militar
colonial que le permita mantener su estatus mundial y
regional de superpotencia y garantizar as� a sus reg�menes
sat�lites de Oriente Pr�ximo que Washington es capaz de
defender a sus camarillas gobernantes y a su aliado
hegem�nico, Israel. La Casa Blanca de George Bush y los
l�deres pro israel�es del Congreso aseguran que una
victoria en Iraq potenciar� una imagen de Washington como
un exitoso gobierno antiterrorista �anti insurgente�
global. Estas justificaciones, a posteriori, han perdido
su verosimilitud a medida que la guerra contin�a y la
resistencia crece en Iraq, Afganist�n, Palestina, L�bano,
Somalia, Tailandia, Filipinas, Pakist�n, etc�tera. Cuanto
m�s dure la guerra, mayores ser�n el coste econ�mico y la
desmoralizaci�n y agotamiento del personal militar y se
har� m�s dif�cil la tarea de mantener la capacidad de
intervenci�n defensora del imperio.
Si las justificaciones oficiales,
pol�ticas y militares de las guerras coloniales
estadounidenses en Iraq y Afganist�n suenan huecas y poco
convincentes, �qu� decir de las otras justificaciones de
la guerra que manejan en primer lugar, aunque no s�lo, los
cr�ticos del gobierno de Bush?
El principal elemento que
proponen los deterministas econ�micos de la guerra lo
constituye el petr�leo y lo que denominan la �guerra por
el petr�leo� (1). En torno a este punto se presentan
algunas variantes: la primera y m�s popular es la de que
las grandes corporaciones estadounidenses del petr�leo
estaban detr�s de la guerra y que George Bush y Dick
Cheney recibieron presiones de �las Grandes del Petr�leo�
�Big Oil (2)� para que lanzaran el ataque con el
fin de que las empresas estadounidenses pudieran
apoderarse de los campos petrol�feros iraqu�es de
propiedad estatal y sus refiner�as. Una segunda variante
afirma que la Casa Blanca no sufri� las presiones de las
Grandes del Petr�leo, sino que actu� en beneficio de �stas
por un acto reflejo. Seg�n esta idea se explicar�a la
llamativa ausencia de los portavoces de las
transnacionales petroleras de los medios de comunicaci�n y
del Congreso en los proleg�menos de la guerra.
Una tercera versi�n sostiene que
Estados Unidos fue a la guerra para hacerse con el
petr�leo necesario para su seguridad nacional, amenazada
por Sadam Hussein. Esta explicaci�n cita el peligro de que
�ste cerrase el estrecho de Ormuz, invadiese los estados
del Golfo, provocase revueltas en Arabia Saud�, o redujese
el flujo de petr�leo de Oriente Pr�ximo hacia EEUU y sus
aliados. En otras palabras, la geopol�tica de Oriente
Pr�ximo establec�a que un gobierno no sat�lite constitu�a
una amenaza para el acceso de Estados Unidos, Europa y
Jap�n al petr�leo. Aparentemente �ste es el �ltimo
argumento que sostiene Alan Greenspan, quien antes
defendi� la tesis propagand�stica de las armas de
destrucci�n masiva.
Los principales defensores de la
teor�a de la guerra por el petr�leo fracasan a la hora de
aportar el soporte emp�rico de su teor�a: en efecto, las
transnacionales del petr�leo no dieron un apoyo activo a
la guerra ni mediante la propaganda, ni presionando en el
Congreso ni por ning�n otro veh�culo pol�tico. En segundo
lugar, los que proponen la teor�a de la guerra por el
petr�leo no consiguen explicar las tentativas de las
principales empresas petroleras de establecer v�nculos
econ�micos con Iraq antes de la invasi�n, as� como tampoco
explican que dichas empresas estaban, de hecho, operando
clandestinamente por medio de terceros en la
comercializaci�n del crudo iraqu�. En tercer lugar, todas
las grandes empresas petroleras que operan en Oriente
Pr�ximo ten�an como preocupaci�n principal la estabilidad
pol�tica, la liberalizaci�n de las pol�ticas econ�micas de
la regi�n y la apertura de los servicios petroleros a los
inversores extranjeros. La estrategia de las Grandes del
Petr�leo consist�a en hacer progresar sus intereses
globales dentro del proceso efectivo de liberalizaci�n en
Oriente Pr�ximo y en conquistar nuevos mercados y recursos
petroleros por medio de su formidable fuerza de mercado,
que consiste en inversiones y tecnolog�a.
El estallido de la invasi�n
estadounidense de Iraq se contempl� con profundas reservas
y preocupaci�n, en la medida en que una acci�n militar as�
pod�a desestabilizar la regi�n, fomentar la hostilidad
hacia sus intereses en todo el Golfo P�rsico y frenar el
proceso de liberalizaci�n. Ni uno solo de los altos
ejecutivos de la industria del petr�leo consider� en su
momento que la invasi�n estadounidense fuese una medida
positiva para la seguridad nacional. Todos ellos
comprend�an que Sadam Hussein, despu�s de diez a�os de
sanciones econ�micas y militares y frecuentes bombardeos
de sus instalaciones militares e infraestructuras durante
la presidencia de Bill Clinton, no estaba en situaci�n de
lanzar agresiones contra empresas petroleras o estados del
Golfo P�rsico. Adem�s las empresas petroleras ten�an unas
perspectivas reales y efectivas de firmar lucrativos
contratos de comercializaci�n y servicios petroleros con
el gobierno de Sadam Hussein poco antes de la guerra. Fue
el gobierno de Estados Unidos, presionado por la
Zionist Power Configuration (Configuraci�n del Poder
Sionista - ZPC) (3) quien impuls� la legislaci�n que
bloque�, por medio de sanciones, los intentos de las
Grandes del Petr�leo de conseguir dichos acuerdos
econ�micos con Iraq.
El argumento de que las grandes
corporaciones petroleras promovieron la guerra en
beneficio propio no se sostiene en bases emp�ricas. Como
corolario de todo ello, estas grandes corporaciones no se
han podido beneficiar de la ocupaci�n estadounidense
debido a la intensificaci�n del conflicto, los continuos
sabotajes, la previsible resistencia de los trabajadores
iraqu�es del petr�leo a la privatizaci�n, la inseguridad e
inestabilidad generales y la hostilidad del pueblo iraqu�.
La izquierda estadounidense
agarr� al vuelo la declaraci�n de Alan Greenspan de que la
guerra de Iraq ten�a que ver con el petr�leo como una
especie de confirmaci�n, pero sin ning�n tipo de pruebas.
No obstante los hechos de cada d�a, desde el comienzo de
la guerra hace ya cinco a�os, demuestran que las Grandes
del Petr�leo no s�lo no promocionaron la invasi�n, sino
que no han llegado a poner en seguridad ni uno solo de los
campos petrol�feros a pesar de la presencia de 160.000
soldados estadounidenses, 30.000 mercenarios pagados por
el Pent�gono y el Departamento de Estado y un gobierno
sat�lite corrupto. El 19 de septiembre de 2007 el
Financial Times de Londres public� un art�culo sobre
la llamativa ausencia de las Grandes del Petr�leo en Iraq
(4). Seg�n ese art�culo s�lo un pu�ado de peque�as
empresas mantiene contratos en Iraq septentrional (Kurdist�n),
que dispone del 3% de las reservas de todo Iraq. Asimismo,
afirma que Big Oil no inici� la guerra de Iraq ni
se ha beneficiado de ella. La raz�n por la que no apoy� la
guerra ser�a la misma por la que no ha invertido tras la
ocupaci�n: �El nivel de violencia sigue siendo
inaceptablemente alto (...) y las perspectivas de acuerdo
parecen disiparse a medida que crece la tensi�n entre las
partes�. La peor pesadilla de estas Grandes del Petr�leo
�una guerra inducida por los sionistas�� se ha visto
confirmada. Mientras que las negociaciones de las Grandes
y los acuerdos con terceros en el Iraq anterior a la
guerra proporcionaban un flujo estable y consistente de
crudo e ingresos, la guerra no s�lo ha reducido a cero
dichos ingresos, sino que adem�s ha eliminado cualquier
opci�n para el pr�ximo decenio.
Pese a la guerra, la
liberalizaci�n en el resto de la regi�n ha proseguido y
los intereses petroleros y financieros estadounidenses han
progresado a pesar de los nuevos obst�culos y la creciente
hostilidad derivados de la masacre de musulmanes
propiciada por EEUU.
En lo tocante a la definici�n de
la pol�tica de guerra en Oriente Pr�ximo ni Big Oil,
ni los multimillonarios texanos, ni siquiera los grandes
contribuyentes a las campa�as pol�ticas de la familia Bush
han llegado a inquietar a la ZPC. Les falt� el poder,
interno y externo; la disciplinada organizaci�n de base de
las organizaciones jud�as a la hora de derrotar la
propaganda belicista sionista y su influencia en el
Congreso; su posici�n en las instancias ejecutivas
estrat�gicas y su ej�rcito de escribas acad�micos de
Harvard, Yale y Johns Hopkins, que han llenado de
propaganda belicista los medios de comunicaci�n
estadounidenses. .
Lo m�s llamativo de los
documentos program�ticos y los art�culos de opini�n del
Daily Alert (5) es el riguroso alineamiento con las
posturas belicistas oficiales de Israel. Tanto si se trata
de la matanza de ni�os en Yenin, el bombardeo de centros
urbanos de L�bano o el bombardeo artillero de una familia
�rabe cuando celebraba una merienda en la playa de Gaza,
el Daily Alert siempre se hace eco de la versi�n
oficial israel� y sus clamorosas mentiras sobre escudos
humanos, accidentes, pistoleros escondidos entre los ni�os
o atrocidades autoinfligidas. Nunca, en todo el periodo
analizado, aparece un solo art�culo cr�tico que cuestione
el desplazamiento masivo por parte de Israel de cientos de
miles de palestinos. No hay crimen contra la humanidad
suficientemente atroz a los ojos de los presidentes de las
organizaciones jud�as estadounidenses que merezca su
rechazo. Es una obediencia sumisa a la pol�tica oficial
israel�, que indica que la ZPC es algo m�s que un simple
lobby, como afirman sus propios apologistas de izquierda,
incluyendo a Stephen Walt y John Mearsheimer. Es una
estructura mucho m�s siniestra, en tanto que correa de
transmisi�n de pol�ticas e intereses de una potencia
colonial ciegamente dispuesta a dominar Oriente Pr�ximo y
que adem�s es la amenaza m�s seria para nuestras
libertades democr�ticas: ninguna persona que se atreva a
criticarla puede escapar del largo brazo de los
autoritarios pro israel�es. Los libreros tienen que hacer
frente a piquetes, los jefes de redacci�n reciben
intimidaciones, amenaza a las prensas y los distribuidores
universitarios, los rectores de las universidades son
objeto de chantajes, los candidatos locales y nacionales
son v�ctimas de injurias y difamaciones, se cancelan actos
y se presiona a los responsables de los locales que los
acogen, a los acad�micos se les niega la promoci�n o se
les despide, se hacen listas negras de empresas, los
fondos de pensiones sindicales sufren ataques hostiles, se
anulan representaciones teatrales y conciertos, etc�tera.
La lista de actos de represi�n que realizan estas
organizaciones sionistas autoritarias a escala nacional y
local es m�s larga y genera miedo en algunos, enfado en
muchos m�s y un violento resentimiento y una
concienciaci�n creciente en la mayor�a silenciosa.
La segunda versi�n geopol�tica de
la guerra por el petr�leo se centra en aspectos relativos
a la seguridad nacional. Tras la primera Guerra del Golfo
en 1991 y despu�s de once a�os de sanciones econ�micas y
desarme militar, Iraq era un pa�s empobrecido y d�bil,
parcialmente desmembrado por la existencia de un enclave
kurdo en el norte que gozaba del apoyo de EEUU, y v�ctima
de constantes bombardeos estadounidenses a cargo de
aviones que sobrevolaban el pa�s. Iraq sufri� varios
bombardeos graves durante los a�os del gobierno de Bill
Clinton y m�s de un mill�n de sus ciudadanos, entre ellos
unos 500.000 ni�os, murieron prematuramente de
enfermedades relacionadas con el bloqueo de la entrada de
alimentos y asistencia m�dica b�sica impuesto por Estados
Unidos, y la imposibilidad de reparar los sistemas de
tratamiento de agua destruidos.
Antes de la invasi�n de 2003 Iraq
no pod�a ni siquiera mantener el control de sus costas, su
espacio a�reo y un tercio de su territorio. Como se
demostr� en la invasi�n estadounidense, el ej�rcito de
Sadam Hussein no dispon�a ni de la m�s b�sica capacidad de
defensa para una guerra convencional ni de ning�n avi�n de
combate que pudiese suponer una amenaza para los estados
sat�lite de EEUU en su vecindad o para el estrecho de
Ormuz. La fuerte resistencia a las tropas estadounidenses
vino despu�s en forma de fuerzas irregulares que adoptaron
t�cticas de guerrilla al margen de cualquier unidad
organizada creada por el r�gimen baazista. En otras
palabras, por mucho que estiremos el concepto de
�seguridad nacional� hasta incluir las bases militares
estadounidenses, las instalaciones petroleras, los
gobiernos sat�lites y las v�as mar�timas de Oriente
Pr�ximo, Sadam Hussein no constitu�a, claramente, ninguna
amenaza. Si, no obstante, el concepto de seguridad
nacional se define de nuevo como el medio para conseguir
la eliminaci�n f�sica de cualquier oponente potencial a la
dominaci�n de EEUU e Israel en la regi�n, entonces Sadam
Hussein podr�a considerarse una amenaza a la seguridad
nacional. Pero entonces el debate sobre la explicaci�n de
la guerra de EEUU contra Iraq se sit�a en otro terreno, el
del debate sobre las fuerzas pol�ticas que manipularon el
asunto de las armas de destrucci�n masiva y la propaganda
de la guerra por el petr�leo con el fin de justificar una
guerra por la hegemon�a de Estados Unidos e Israel en
Oriente Pr�ximo. Incluso es m�s importante hoy d�a aclarar
la responsabilidad de la invasi�n y ocupaci�n de Iraq ante
el aluvi�n propagand�stico que nos est� empujando a una
guerra contra Ir�n.
Del enga�o de la guerra
contra Iraq a la propaganda de la guerra contra Ir�n
La ZPC despliega su propaganda
belicista para que se ataque a Ir�n e induce al Congreso
dem�crata y a los candidatos a la presidencia, as� como a
la Casa Blanca republicana, a �poner sobre la mesa la
opci�n militar�. En paralelo a esta propaganda abierta a
favor de la guerra, algunos progresistas cr�ticos de la
guerra contra Iraq han publicado art�culos en los que
defienden que Israel �realmente se opon�a a la guerra de
Iraq�. Articulistas tan diversos como Gareth Porter; el ex
analista de la CIA Ray McGovern; el coronel Wilkerson,
ayudante de Colin Powell y el ziocon �conservador
ultrasionista- Michael Ledeen, entre otros, aseguran que
Israel se opuso a la guerra porque deseaba que EEUU
atacase Ir�n. Otros afirman ahora que Israel hab�a
prevenido a EEUU de que la invasi�n de Iraq tendr�a graves
consecuencias para Oriente Pr�ximo, desequilibrando la
balanza a favor de Ir�n. Los que exculpan a Israel se�alan
a otros culpables: Bush-Cheney-Rumsfeld o los neocons
estadounidenses (m�s conocidos como ziocons ) que,
insisten, han actuado sin tener en cuenta a Israel o al
margen de las prioridades de este pa�s en la regi�n.
Hay otra opini�n alternativa que
afirma que Israel promovi� el ataque de EEUU a Iraq y
utiliz� todos sus medios, a trav�s de sus seguidores pro
israel�es, para dise�ar, promover y planificar la guerra.
Este punto de vista alternativo mantiene que en ning�n
momento actuaron los ziocons en contra de los
intereses estatales israel�es. De hecho, altos
funcionarios israel�es trabajaron d�a a d�a en
colaboraci�n con sus agentes en el Gobierno de Washington,
en particular en la Oficina de Planes Especiales del
Pent�gono, a fin de proporcionar desinformaci�n que
justificase el ataque militar. Si, como vamos a mostrar
aqu�, Israel utiliz� todos sus medios para que Estados
Unidos atacase a Iraq y se halla detr�s de la actual
campa�a de desinformaci�n destinada a provocar una guerra
de EEUU contra Ir�n, entonces las fuerzas que se oponen a
la guerra y la opini�n p�blica estadounidense tienen que
hacer frente abiertamente al �factor israel��.
Intentaremos establecer que la
exoneraci�n de Israel es principalmente un intento de
desviar la hostilidad p�blica estadounidense del grupo
Israel First �Primero, Israel�, que nos meti� en esta
sangrienta y costosa guerra sin fin. La exoneraci�n de la
responsabilidad israel� en la invasi�n de Iraq permite al
estado jud�o y a sus agentes en Estados Unidos quedar
libres de culpa por la degradaci�n de las fuerzas
estadounidenses en Iraq, a la vez que les da carta blanca
moral para lanzar un nuevo y sangriento ataque contra
Ir�n. En vez de mostrar c�mo Israel nos inocula una doble
dosis de su incurable enfermedad colonial, la exoneraci�n
permite a este pa�s y sus agentes seguir el mismo patr�n
de manipulaci�n y duplicidad utilizado para la invasi�n de
Iraq y llevarnos a la guerra contra Ir�n. La Casa Blanca y
el Congreso dem�crata, haci�ndose eco de las afirmaciones
israel�es, utilizan amenazas desproporcionadas de ataque
nuclear, satanizan a los l�deres de Ir�n, financian la
guerra de baja intensidad mediante la creaci�n y
subvenci�n de violentos grupos sat�lites formados por
exilados iran�es y esgrimen sanciones econ�micas y
maniobras diplom�ticas �fallidas�, todo con el fin de
conducirnos a una nueva guerra. Aprovechando la
exoneraci�n que le ofrecen los liberales de orientaci�n
sionista por la invasi�n de Iraq, la ZPC, a trav�s de
portavoces tan leales como el senador Joseph Lieberman,
culpan a los iran�es de la muerte de soldados
estadounidenses en Iraq. As� pues, seg�n esta
argumentaci�n, no son los funcionarios sionistas
favorables a la guerra dentro de nuestro gobierno y fuera
de �l los que env�an a los j�venes soldados
estadounidenses a la muerte en Iraq, a petici�n del estado
israel�, ni es a ellos a quienes el p�blico de Estados
Unidos deber�a dirigir su furia, sino m�s bien a los
iran�es, a los que acusan de armar y entrenar a los
combatientes de la resistencia iraqu�. Al dejar a Israel
fuera del debate y meter a Ir�n en el mismo, se fomentan
los intereses de Israel a la vez que se incita a los
estadounidenses a una nueva aventura militar contra un
pa�s como Ir�n, mucho mayor y mejor armado.
Los que exoneran a Israel no
tienen antecedentes pol�ticos u objetivos homog�neos.
Algunos progresistas, temerosos de atraer sobre s� las
iras de los poderosos sionistas, pretenden encubrir a los
operadores del lobby israel� en Estados Unidos, como modo
de conseguir la simpat�a de los congresistas dem�cratas
pro israel�es y el apoyo financiero de progresistas jud�os
ricos opuestos a la guerra de Iraq. El presidente del
Partido Dem�crata Howard Dean, siguiendo el nuevo gui�n
israel�, declar� durante una visita a Tel Aviv en 2006 que
Estados Unidos hab�a invadido el pa�s equivocado.
El precio de la estrategia de
exoneraci�n de Israel supone hacer la vista gorda sobre el
poderoso papel que el lobby israel� est� desarrollando
para meternos en una nueva guerra contra Ir�n, como parte
de una secuencia de invasiones promovida por los
estrategas israel�es. Estas arteras estratagemas est�n
teniendo resultados nefastos. La aceptaci�n de los
prejuicios de los liberales pro israel�es del Partido
Dem�crata ha conducido a la actual ausencia de cualquier
tipo de movimiento significativo contra la guerra, contra
la propaganda sionista y contra la propaganda belicista
anti Ir�n.
No cabe duda de que algunos
sionistas progresistas contrarios a la guerra est�n
intentando distanciarse de los responsables ziocon-israel�es
y de las pol�ticas que promovieron la invasi�n de Iraq.
Pero esto no significa ninguna oposici�n a otra nueva y
m�s peligrosa aventura militar. Al contrario, los
sionistas progresistas critican la desacreditada pol�tica
de Bush-Cheney en Iraq en favor de una pol�tica nueva y
m�s agresiva contra Ir�n. Al exonerar a Israel y sus
correas de transmisi�n de las organizaciones jud�as y
fundamentalistas cristianas a escala local y nacional, los
liberales no han conseguido aliados en favor de la paz. En
cambio, han dado nueva vida a la poderosa influencia de
Israel y su aparato dentro de EEUU, que cada vez era m�s
rechazada por la opini�n p�blica estadounidense y por
algunos elementos del establishment militar
estadounidense. Al descargar la culpa de la debacle de
Iraq exclusivamente sobre las espaldas de Bush, Cheney y
sus aliados de las Grandes del Petr�leo y dejar de lado el
papel de Israel, la ZPC y sus ac�litos dem�cratas del
Congreso, los exoneradores liberales est�n abriendo el
camino para un nuevo ciclo de guerra en Oriente Pr�ximo.
Si queremos prevenir un futuro ataque estadounidense
contra Ir�n, orquestado por sionistas e israel�es, debemos
tener perfectamente claro qui�n maniobr� para llevar a
Estados Unidos a atacar Iraq.
Israel, la ZPC y la
preparaci�n de la invasi�n de Iraq
Como demuestra el an�lisis, las
pol�ticas del estado israel� y las de las principales
organizaciones sionistas de Estados Unidos son, con raras
excepciones, pr�cticamente id�nticas. La preparaci�n de la
guerra de Estados Unidos contra Iraq es un ejemplo
evidente. A partir de los �ltimos a�os de la d�cada de
1980 y a lo largo de la primera Guerra del Golfo, las
sanciones del gobierno de Clinton, los bombardeos
cotidianos y la escisi�n territorial del Kurdist�n iraqu�
del resto del pa�s, hasta la invasi�n de Iraq en 2003, el
gobierno israel� presion� a los miembros del Congreso de
Estados Unidos y a los principales responsables de las
pol�ticas de este pa�s para que adoptasen pol�ticas de
guerra contra los �enemigos� de Israel. La pol�tica
estatal israel�, que instaba a EEUU a una mayor
degradaci�n de Iraq, se transmit�a por medio de las
grandes organizaciones sionistas y los altos funcionarios
sionistas principales de los gobiernos de Bill Clinton y,
m�s tarde, de George Bush. Dennis Ross, Martin Indyk,
Madeleine Albright, Richard Holbrook, Sandy Berger,
William Cohen y otros eran los principales art�fices de
las pol�ticas de nuestro gobierno relativas a Oriente
Pr�ximo y planearon y aplicaron sanciones, bombardeos y el
desmembramiento territorial de Iraq. Al finalizar sus
mandatos en puestos gubernativos, los principales
sionistas de Bill Clinton pasaron a trabajar para los
think tanks pro israel�es de Washington. Tras los
ataques del 11 de septiembre de 2001, los principales
ziocons del gobierno de Bush (Ari Fleischer, Paul
Wolfowitz, David Frum, Richard Perle, Douglas Feith,
Eliott Abrams, Irving Scooter Libby, David Wurmser
y otros) y algunos se�alados sionistas del Congreso, como
el senador Joseph Lieberman, instaron a un ataque contra
Iraq, como parte de una serie de guerras secuenciales que
incluir�an a Siria e Ir�n. Sus voces eran ecos de las
pol�ticas del estado de Israel y especialmente de las del
primer ministro, Ariel Sharon.
Los funcionarios del estado de
Israel no expresaron en ning�n momento reserva o
diferencia alguna con las belicosas iniciativas de sus
agentes colocados en el seno del gobierno de Bush, o con
su servil lobby, el AIPAC (6), ni con los editorialistas
favorables a Israel de los principales peri�dicos y medios
de radiodifusi�n. Los ide�logos sionistas prevalecieron en
todas partes, llegando a rega�ar a los funcionarios del
gobierno de Estados Unidos por su t�mida actitud. Israel,
consecuente con sus pol�ticas desde finales de la d�cada
de 1980, instaba al gobierno a una invasi�n y ocupaci�n de
Iraq en todas sus reuniones de alto nivel con Donald
Rumsfeld, Colin Powell, Condoleezza Rice y George Bush.
Los medios de comunicaci�n israel�es, con raras
excepciones, satanizaban a Sadam, inflaban su supuesta
amenaza sobre todo Oriente Pr�ximo y la seguridad de
Israel, vinculaban los bombardeos suicidas palestinos con
el apoyo iraqu� a las aspiraciones nacionales del pueblo
de Palestina y hac�an todo lo posible para que sus amigos
fundamentalistas cristianos de Estados Unidos se sumasen a
sus exigencias de la invasi�n de Iraq.
Un an�lisis de las relaciones
entre el estado de Israel y los funcionarios sionistas
colocados en los niveles m�s altos del gobierno de Bush
pone de relieve en primer lugar y de manera destacada que
Tel Aviv cre� las pol�ticas estrat�gicas de eliminaci�n de
los gobiernos de Oriente Pr�ximo opuestos a su limpieza
�tnica de los territorios ocupados y opuestos tambi�n a la
ilimitada expansi�n de los asentamientos coloniales en la
Palestina ocupada, as� como a la consolidaci�n de la
hegemon�a de Israel en todo Oriente Pr�ximo. La elite
sionista del gobierno de Bush invent� el pretexto y la
propaganda para la guerra, y, m�s importante, el exitoso
dise�o y ejecuci�n de la invasi�n de Iraq. Esta �divisi�n
del trabajo� incluy� a los ziocon del Ejecutivo
respaldados por los presidentes de las organizaciones
jud�as estadounidenses (incluida la AIPAC) y las
federaciones regionales estatales y locales de
organizaciones jud�as mediante su influencia en el
Congreso.
El testimonio de una ex analista
del Pent�gono, la teniente coronel del ej�rcito del aire
estadounidense Karen Kwiatkowski, hoy retirada, confirma
que durante todo el per�odo anterior a la guerra de Iraq,
oficiales militares, funcionarios de inteligencia y otros
funcionarios de alto nivel israel�es ten�an acceso diario
a los funcionarios sionistas del Pent�gono, como por
ejemplo el subsecretario de Defensa, Douglas Feith. Las
consultas frecuentes, la coordinaci�n en asuntos de
inteligencia y la planificaci�n conjunta entre los
principales ziocon del Pent�gono y los operadores
militares israel�es de m�s alto nivel en Estados Unidos,
indican que hab�a un riguroso acuerdo para dirigir a EEUU
hacia la invasi�n de Iraq. Hab�a un acuerdo entre Israel y
los ziocon, como qued� confirmado inmediatamente
despu�s de la exitosa ocupaci�n inicial de Iraq como la
primera de una serie de invasiones en Oriente Pr�ximo que
ser�an los ataques a Ir�n y Siria. En esos momentos
circulaba el siguiente chiste israel�: �Cualquiera puede
tomar Bagdad, los hombres de verdad van a por Teher�n�. En
noviembre de 2002 Ariel Sharon, en una entrevista en el
The Times de Londres pidi� el bombardeo de Ir�n �al
d�a siguiente de la invasi�n de Iraq por Estados Unidos�.
El plan ziocon-israel� de
llevar a cabo guerras secuenciales qued� firme y
expl�citamente establecido en el documento de pol�tica
Project for a New American Century (Proyecto para un
nuevo siglo americano), una especie de Mein Kampf
israelo-estadounidense para la dominaci�n del mundo, seg�n
el cual Israel se beneficiar�a del poder y el tesoro
militar estadounidense. La mayor parte de los
planificadores y ejecutores ziocon de la pol�tica
de guerra estadounidense para Oriente Pr�ximo figuraban
como autores o patrocinadores del citado documento, y
muchos de ellos contribuyeron tambi�n a un documento de
pol�tica del l�der del Likud, Benjamin Netanyahu,
en el que se ped�a expl�citamente la divisi�n de Iraq en
una serie de enclaves �tnicos f�cilmente dirigibles.
La desinformaci�n elaborada por
los servicios secretos de Israel sobre la amenaza de Sadam
Hussein para la regi�n fue maquillada y adaptada a las
necesidades propagand�sticas de la Casa Blanca. Mientras
que la propaganda israel� insist�a en presentar a Sadam
Hussein como un moderno Hitler, el jefe de la propaganda
sionista y autor de los discursos de George Bush, David
Frum, repet�a el mismo tema en el infame discurso sobre el
Eje del Mal, en el que Bush declar� ante el mundo su
intenci�n de atacar preventivamente a otras naciones.
Teniendo en cuenta la propaganda belicista del gobierno de
Israel, se comprende que la opini�n p�blica israel�
estuviera mayoritariamente a favor de la guerra del mismo
modo que lo estaban los l�deres de las principales
organizaciones jud�as estadounidenses, aunque no la
mayor�a de los jud�os estadounidenses, especialmente los
j�venes y los que no eran miembros de ninguna de las
organizaciones sionistas de primera l�nea, como Israel
First.
Los asesores israel�es y los
ziocon del gobierno de Estados Unidos tuvieron una
gran influencia en el desmantelamiento de todas las
estructuras administrativas civiles y militares de Iraq,
en lo que calificaron de campa�a de desbaatificaci�n,
con el fin de debilitar de manera decisiva cualquier
intento de reconstrucci�n de Iraq como estado laico
moderno que pudiera oponerse a la hegemon�a regional
israel�. La pol�tica israel� desarrollada por los
ziocon consist�a en fragmentar el estado iraqu� y su
sociedad en entidades religiosas premodernas dirigidas por
exilados iraqu�es pro israel�es (como, por ejemplo, Ahmed
Chalabi, que ten�a negocios con Douglas Feith), incapaces
de llegar a cuestionarse las pol�ticas de Israel en
Oriente Pr�ximo.
La pol�tica israel� y ziocon
ha tenido hasta ahora �xito en la medida en que ha
conseguido la destrucci�n del estado iraqu�, pero en
cambio ha fracasado en su intento de conseguir una r�pida
victoria como paso previo a una segunda fase de invasi�n
de Ir�n, debido a la masiva resistencia armada de los
iraqu�es. En su ciego racismo contra los �rabes, los altos
cargos israel�es y sus agentes estadounidenses descartaron
cualquier posibilidad de que los iraqu�es organizasen una
guerra popular contra la destrucci�n de su pa�s. A medida
que la resistencia iraqu� ha ido tomando fuerza y las
p�rdidas econ�micas y militares estadounidenses se han
multiplicado, la opini�n p�blica de Estados Unidos se ha
vuelto contra la guerra y ha comenzado a preguntarse qui�n
ha sido el responsable de esa debacle militar. Ante esta
pregunta, potencialmente peligrosa, la propaganda sionista
ha cambiado el paso a fin de cubrir sus huellas. Los
principales funcionarios sionistas que organizaron la
guerra desaparecieron r�pidamente de escena, empezando por
los perpetradores m�s conocidos: Paul Wolfowitz, Douglas
Feith y Shumsky en el Pent�gono y David Frum y Ari
Fleischer en la Casa Blanca. Los partidarios de la l�nea
dura en el Departamento de Estado, que ten�an un perfil
menos visible, siguieron durante un tiempo m�s: Elliot
Abrams, Scooter Libby o David Wurmser. De �stos, Libby
tuvo que comparecer m�s tarde ante un tribunal penal por
su papel en el descubrimiento de la identidad de una
agente de la CIA, esposa del embajador Joseph Wilson, en
represalia por la demostraci�n de �ste de la manipulaci�n
de algunas de las �pruebas� que condujeron a la guerra.
Guerra con Ir�n: la
prioridad para la ZPC (y para Israel)
La campa�a de Israel para
destruir Ir�n ya ha originado dos acciones de guerra: en
junio de 2006, Israel atac� a L�bano persiguiendo, sin
�xito, destruir la organizaci�n pol�tico militar chi�
Hezbol�, aliada de Ir�n. Poco m�s de medio a�o m�s tarde
(6 de septiembre de 2007), Israel emprendi� un acto a�n
m�s provocador, una misi�n de bombardeo sobre territorio
sirio sin que mediara provocaci�n, destruyendo una
instalaci�n militar. Al tener Siria e Ir�n un pacto de
defensa mutua, la acci�n israel� se dise�� para poner a
prueba la capacidad de esos pa�ses para responder a un
ataque militar imprevisto.
El arma de propaganda de los
servicios de inteligencia israel�es prepar� una noticia de
desinformaci�n comparable a la anterior mentira de las
armas de destrucci�n masiva: proclamaron que hab�an
bombardeado un emplazamiento nuclear que Corea del Norte
estaba construyendo y dotando de material nuclear. La
desinformaci�n israel� se reprodujo inmediatamente,
palabra por palabra, en los principales peri�dicos
estadounidenses: Los Angeles Times, Washington
Post, Wall Street Journal y New York Times,
as� como en todas las cadenas importantes de televisi�n.
Los expertos en propaganda pro Israel justificaron el
ataque y a su vez tambi�n fueron citados en el
Washington Post (20 de septiembre de 2007). El Post
cit� a Bruce Riedel, en otros tiempos �experto� en
inteligencia en el pro israel� Saban Center for
Middle East Policy (integrado en el ahora
desacreditado Instituto Brookings): �No hay duda de que
fue una incursi�n seria. Era un objetivo extremadamente
importante. Se produjo en un momento en que los israel�es
estaban muy preocupados por la guerra con Siria y quer�an
calmar las perspectivas de guerra (sic). La decisi�n se
tom� a pesar de esas preocupaciones (sic). La decisi�n
refleja cu�n importante era ese objetivo para los
planificadores militares israel�es�. Es decir, que como
Israel �est� preocupado por la guerra�, �va y desencadena
un acto b�lico para el que no ha mediado provocaci�n
alguna y del que sus propagandistas ni siquiera conocen la
naturaleza del objetivo!
El 21 de septiembre de 2007 el
Daily Alert reproduc�a la propaganda pro b�lica
orquestada a trav�s del Washington Post,
envi�ndosela a todos los altos funcionarios y congresistas
en Washington y en todo el pa�s, activando a sus lobbys
del AIPAC para asegurar el apoyo estadounidense a la
evidente acci�n de guerra israel�. Fiel a su funci�n de
difundir propaganda enga�osa, el Daily Alert
public� un extracto extremadamente desorientador de un
art�culo del Financial Times (21 de septiembre de
2007) que combinaba la l�nea propagand�stica israel� con
un potencial v�nculo nuclear Siria-Corea del Norte pero
exclu�a varios p�rrafos que
desacreditaban la campa�a de desinformaci�n
sionista-israel�. El art�culo del Financial Times
cita a Joseph Circcione, director de Pol�tica Nuclear del
Center for American Progress: �Es muy improbable
que el ataque israel� tuviera algo que ver con una
cooperaci�n nuclear significativa entre Siria y Corea del
Norte. El hecho b�sico, y bien documentado, es que el
programa de investigaci�n nuclear sirio, de 40 a�os de
duraci�n, es demasiado elemental para que pueda servir de
apoyo para desarrollar capacidad armament�stica. Las
universidades tienen instalaciones nucleares m�s
importantes que Siria� (Financial Times, 21 de
septiembre de 2007). Un antiguo alto consejero asi�tico
del presidente Bush y experto en Corea del Norte, ahora en
el Center for Strategic and International Studies,
tambi�n desacredit� la trama sionista-israel� sobre las
armas nucleares: �Me sorprender�a enormemente que los
norcoreanos tuvieran el nivel suficiente como para
transferir material de fisi�n a Siria o estuvieran
intentando trabajar fuera de Corea del Norte en un lugar
como Siria�. De la misma forma, da�ando la propaganda
b�lica sionista-israel�, la administraci�n Bush nunca
plante� la supuesta implicaci�n de Corea del Norte con
Siria en ninguna de todas las series de reuniones
celebradas durante 2007, a pesar del hecho de que era en
gran medida hostil a Siria y buscaba cualquier excusa para
atacarla. A diferencia de las anteriores provocaciones
israel�es en las que la Administraci�n Bush se apresur� a
dar la cara por los pretextos de Israel, Bush declin�
hacer cualquier comentario sobre los ataques israel�es
contra Siria, probablemente informado por sus jefes de
inteligencia de que era un acto israel� de provocaci�n
para el que confiaba en arrastrar a Estados Unidos.
El ataque israel� contra Siria y
su defensa y promoci�n por la ZPC estadounidense es el
paso m�s reciente del intento de llevar a EEUU a una
guerra conjunta contra Ir�n y Siria. Una investigaci�n
sobre el Daily Alert de enero a septiembre de 2007
(180 n�meros), revela una media de tres art�culos en cada
n�mero pidiendo que EEUU se comprometa en actos de guerra,
imponga sanciones econ�micas estrictas y un bloqueo naval,
y se prepare para una amplia confrontaci�n con Ir�n. No
hay una sola voz o art�culo que cuestionen la postura
favorable de Israel a la guerra. Cada n�mero del Daily
Alert repite la l�nea israel� como un papagayo,
incluso cuando se refiere al apoyo al brutal corte de
electricidad, gas y agua potable a m�s de un mill�n de
civiles atrapados en Gaza: un crimen de guerra seg�n el
derecho internacional. En palabras del Daily Alert,
los asesinos israel�es de los adolescentes palestinos,
chicos y chicas desarmados, son etiquetados como
�militantes� o �pistoleros�. Tambi�n el Daily Alert
describe que las negociaciones de paz se est�n llevando a
cabo de buena fe, a pesar del continuo saqueo de tierras y
de los asesinatos de decenas de palestinos, incluidos
ni�os peque�os. �Desde el momento en el que el presidente
de EEUU George Bush anunci� la reuni�n de paz (Annapolis)
el 16 de julio de 2007 y el 15 de octubre de 2007, el
ej�rcito israel� ha asesinado a 104 palestinos, incluidos
12 ni�os�. Financial Times (18 de octubre de 2007)
Despu�s de la victoria del
Partido Dem�crata en el Congreso en noviembre de 2006,
gracias a los votantes cada vez m�s indignados por la
guerra de Iraq, la ministra de Asuntos Exteriores Tzipi
Livni asisti� a la reuni�n del AIPAC en Washington para
urgir a los miles de activistas sionistas y a un gran
contingente de congresistas estadounidenses republicanos y
dem�cratas para que continuaran apoyando la ocupaci�n de
Iraq de la Administraci�n Bush, incit�ndoles a otra nueva
guerra contra Ir�n. En un tono muy agresivo se despach� a
gusto sobre la imaginaria �amenaza existencial� de la
capacidad nuclear iran�. Todo el lobby jud�o tom� nota y
se puso inmediatamente en marcha.
El alcance, profundidad y
estructura centralizada de la ZPC excede con mucho a
cualquier estructura que pueda ser concebida como lobby.
En ese sentido, Mearsheimer y Walt, en su estudio sobre el
lobby israel� subestiman el poder y la influencia pol�tica
de las fuerzas pro israel�es. En segundo lugar hay que
tener en cuenta varios factores a la hora de medir el
poder de la ZPC. Entre dichos factores se incluir�an tanto
su poder directo como el indirecto. El poder de la ZPC se
ejerce directamente sobre consejeros pol�ticos, acad�micos
y culturales para asegurar que sus pol�ticas beneficien a
Israel y a los intereses sionistas. Una expresi�n incluso
m�s directa de poder es cuando los sionistas ocupan altos
puestos de decisi�n y elaboran pol�ticas en nombre de los
intereses militares y econ�micos israel�es. Elliot Abrams,
consejero clave para Oriente Medio del presidente Bush en
el Consejo de Seguridad Nacional, es uno de tantos
ejemplos, como lo es tambi�n el director de la Seguridad
Interior Michael Chertoff, que destina alrededor de las
tres cuartas partes de los fondos disponibles para la
seguridad de organizaciones jud�as privadas.
Igualmente formidable es el
ejercicio del poder indirecto de la ZPC a trav�s de varios
mecanismos:
La influencia
parlamentaria, por medio de un peque�o grupo de
congresistas sobre una gran mayor�a. Por ejemplo, el AIPAC
escribi� el informe presentado por el Senador Lieberman,
firmado tambi�n por el Senador Kyl, calificando como
terroristas a los Guardias Revolucionarios Iran�es,
preparando as� el camino para que Bush lance un ataque.
Ese informe fue asumido por el 80% del Congreso.
Poder acumulativo
, que es la convergencia de los diferentes sectores de la
ZPC sobre un �nico tema. Por ejemplo, los escritores pro
Israel y los dirigentes jud�os de todas las organizaciones
y esferas m�s importantes en los medios desde la izquierda
hasta la extrema derecha, se unieron para denunciar el
ensayo de Mearsheimer y Walt y su posterior libro,
recurriendo la mayor�a de ellos a ataques falaces
�antisemitas� o a argumentos il�gicos o enrevesados,
ignorando los datos emp�ricos.
La propaganda de los
hechos es la herramienta de poder favorita de la
ZPC. Esto implica dar la m�xima publicidad a los castigos
infligidos a los cr�ticos de Israel y la ZPC, a fin de
intimidar a los pol�ticos actuales y futuros. Un ejemplo
es c�mo el profesor fascista-sionista Alan Dershowitz, de
la Escuela de Derecho de Harvard, hizo campa�a con total
�xito, con el respaldo de la ZPC, para lograr que
expulsaran al Profesor Norman Finkelstein de su puesto en
la universidad, sirviendo as� de �castigo ejemplar� para
cualquier futura cr�tica acad�mica contra Israel. La
campa�a de Dershowitz lleg� hasta a calumniar a la
fallecida madre del profesor Finkelstein, superviviente de
los campos de la muerte nazis, etiquet�ndola de �kapo�
jud�a o colaboradora nazi.
La ZPC tiene m�ltiples recursos
que se refuerzan unos a otros, tanto en la esfera p�blica
como en la privada. La financiaci�n electoral a gran
escala y a largo plazo de los partidos sirve para comprar
influencia en el Congreso. Esto a su vez aumenta el poder
de la importante minor�a de congresistas sionistas a la
hora de ganar control en las nominaciones del partido y en
las asignaciones a los comit�s en el Congreso, supone una
mayor influencia para la ZPC a la hora de moldear la
pol�tica exterior de EEUU hacia Oriente Medio y facilita
el acceso de escritores pro Israel a las p�ginas de
art�culos de opini�n de los diarios y semanarios m�s
importantes y a otras ramas de los medios corporativos.
El poder sionista tambi�n es el
resultado de una dominante campa�a de propaganda de larga
duraci�n, totalmente tendenciosa, que se dedica a
satanizar a los �rabes de Israel, especialmente a los
cr�ticos palestinos, y describe a Israel (el cuarto poder
nuclear mayor del mundo y �nico de Oriente Medio) como una
fortaleza democr�tica rodeada de gobiernos autoritarios
hostiles. A trav�s del acceso y control parcial sobre la
mayor parte de los medios importantes, la ZPC proporciona
informes muy sesgados sobre sucesos tales como los
terror�ficos bombardeos israel�es de centros de poblaci�n
en L�bano, Gaza y otros lugares. El poder de opini�n
proyectado por la ZPC en EEUU contrarresta la realidad de
Oriente Medio hasta el extremo de que las v�ctimas
palestinas de todas las edades y g�neros que llevan
padeciendo 40 a�os de gobierno militar israel�,
expropiaci�n de la tierra y constantes asaltos violentos,
se convierten en agresores y los verdugos israel�es se
representan como v�ctimas virtuosas y pac�ficas.
�Lobby israel� o
�configuraci�n del poder sionista�?
Mearsheimer y Walt describen la
configuraci�n del poder pro israel� como �un lobby igual a
cualquier otro lobby estadounidense�, una �colecci�n
suelta de individuos y grupos� fuera del gobierno que
act�an en nombre de Israel. Nada m�s lejos de la realidad.
El poder de Israel en Estados Unidos se manifiesta a
trav�s de una multiplicidad de estructuras altamente
organizadas, bien financiadas y centralmente dirigidas a
lo largo y ancho de Estados Unidos. La ZPC incluye varias
decenas de comit�s de acci�n pol�tica de nombre inocuo, al
menos una docena de maquinarias de propaganda, think
tank, que emplean a decenas de antiguos altos cargos
pol�ticos con muy buenos contactos, la mayor�a de ellos en
Washington y la Costa Este, y a las 52 principales
organizaciones jud�as estadounidenses, agrupadas bajo el
paraguas �Conferencia de Presidentes de las Principales
Organizaciones Jud�as Estadounidenses� (CPMAJO). El AIPAC
y otras organizaciones nacionales (ADL, AJC, etc�tera)
tienen una gran capacidad de presi�n nacional, en el
ejecutivo y en el Congreso. Pero igualmente, o incluso m�s
importantes a la hora de censurar y purgar a los cr�ticos,
controlar los medios locales y moldear la opini�n a trav�s
de ciudades y pueblos, son las federaciones y
organizaciones de comunidades jud�as locales que se
dedican a intimidar a programadores culturales locales,
editores, bibliotecas, universidades, iglesias y grupos
c�vicos para que nieguen cualquier plataforma p�blica a
portavoces, escritores, artistas y otras figuras cr�ticas
con Israel y sus disc�pulos sionistas.
La base del poder de la ZPC est�
en los m�dicos, dentistas, abogados, comerciales de
inmobiliarias y terratenientes activistas locales que
presiden las confederaciones locales y a sus varios
cientos de miles de afiliados. Son ellos quienes acosan,
presionan, intimidan, recaban fondos y organizan viajes de
lujo de propaganda para funcionarios elegidos, aseguran su
apoyo en las guerras israel�es e incrementan los paquetes
de ayuda hacia Israel. La estructura de poder sionista
local organiza campa�as exitosas forzando que se destinen
fondos de pensiones de estado a comprar miles de millones
de d�lares en desvalorizados bonos del estado de Israel y
a retirar inversiones de compa��as implicadas en
transacciones econ�micas a las que Israel describe como
�adversarios terroristas de estado�. Son las
organizaciones de estudiantes pro Israel de base jud�a las
que se dedican a espiar a profesores estadounidenses, que
pueden ser o no cr�ticos hacia Israel, a desprestigiarlos
en hojas informativas locales y nacionales y a presionar a
las administraciones para que los despidan. Incluso en
lugares en los que menos del 1% de la poblaci�n local es
jud�a, los fan�ticos jud�os pueden presionar a peque�os
colegios privados cristianos para que prohiban que hable
en su campus a un te�logo ganador del Premio Nobel de la
Paz como el obispo Desmond Tutu. El pulpo sionista ha
extendido sus tent�culos m�s all� de los centros
tradicionales de poder de la pol�tica nacional y de las
grandes capitales, alcanzando ciudades y esferas
culturales remotas. Ni siquiera se libran las p�ginas de
obituarios de peque�as poblaciones estadounidenses: Cuando
un peri�dico de Connecticut public� un art�culo
conmemorativo de una influyente abuela palestina dirigente
comunitaria de Hebr�n (mayo de 2003), de 61 a�os de edad,
Shadin Abu Hijleh, a quien soldados israel�es dispararon
en su casa, los miembros de la confederaci�n jud�a local
expresaron su indignaci�n por la revelaci�n de los
cr�menes del ej�rcito israel� y censuraron el homenaje de
una p�gina conmovedora de obituario que hab�an escrito sus
amigos y familiares estadounidenses.
Redes y estructuras
centralizadas: pol�ticas coordinadas, objetivos, cuotas,
aumentos de la financiaci�n, campa�as especiales a gran
escala, listas negras (antisemitas y jud�os que se odian a
s� mismos), todo forma parte integral de la ZPC.
Mearsheimer y Walt no acertaron a analizar las relaciones
organizativas entre la oficina central y las
organizaciones locales y los equipos regionales de las
organizaciones jud�as pro Israel m�s importantes y con
cuanta rapidez pueden ser movilizadas para estigmatizar,
censurar o apoyar a un determinado portavoz, actividad o a
alguien dedicado a conseguir fondos que favorezcan los
intereses israel�es.
Por todo el pa�s, los boletines
informativos de los Consejos de Relaciones Comunitarias
Jud�as han repetido como loros esa l�nea, reimprimiendo
los bulos y difamaciones de sus oficinas nacionales en los
que se denunciaba el libro de Mearsheimer y Walt The
Israel Lobby con caricaturas que desconocen de tal
modo la discusi�n de M. y W., que lo �nico que dejan claro
es que apenas han ido m�s all� de una lectura de la
cubierta del libro.
Hay una cosa clara en las, en
gran parte, eyaculaciones emocionales de los ataques de
los intelectuales jud�os contra el libro y es que el nivel
intelectual de los pensadores jud�os contempor�neos se ha
deteriorado seriamente hasta el punto de que la envidia,
el despecho comunal y el vitriolo partisano han sustituido
lo mejor de una revisi�n razonada de datos y l�gica. Los
esfuerzos literarios de Abraham Foxman, del ADL,
para responder a M. y H. son reminiscencias de las
diatribas estalinistas que se produjeron durante los
juicios-espect�culos de Mosc� de la d�cada de 1930
(nuestra versi�n jud�a de Andrei Vishinsky). Lo que
importa en la influencia de esos mediocres intelectuales
no son los vapores diab�licos que emanan de su maligna
escritura, ni su llamamiento a la raz�n, ya que algunos
progresistas sionistas pretenden que es un debate razonado
�si es que tal debate existe- sino que es incontestable el
hecho de que su repetitivo mensaje circula a trav�s de
todos los medios de masas.
La ZPC al organizar la guerra
mediante datos falsificados a trav�s de dos altos
funcionarios del Pent�gono (Wolfowitz y Doublas Feith), la
oficina de los Vicepresidentes (Wurmser e Irving Scooter
Libby) y el Consejo de Seguridad Nacional (Elliot Abrams),
que organiz� la oficina del Presidente (Ari Fleischer) y
escribi� el discurso de Bush de la guerra preventiva
(David Frum), ahora tiene miedo de tener que enfrentarse a
la ira del pueblo estadounidense que ha sufrido la p�rdida
de miles de soldados hasta un punto no experimentado por
los autores y ejecutores de esta guerra por Israel. Para
evitar que se les identifique con esta guerra desastrosa,
los planificadores y propagandistas b�licos de la ZPC han
acudido a las mentiras (negando el papel crucial de Israel
que llev� a EEUU a la guerra) y algunos operarios m�s
inteligentes, como Alan Greenspan, se han unido a los
descerebrados estadounidenses que todav�a siguen
repitiendo el viejo bulo de la �guerra por el petr�leo�.
Guerra por el petr�leo o
guerra por Israel: el archivo p�blico
El apoyo de la ZPC a la guerra de
Iraq fue una campa�a de propaganda abierta e implacable de
conocidos escritores, publicistas y dirigentes
comunitarios as� como de las 52 principales organizaciones
jud�as. No hubo conspiraci�n ni intriga: la campa�a
sionista fue descaradamente p�blica, agresiva y
reiterativa.
Una revisi�n sistem�tica del
Daily Alert desde 2002 hasta septiembre de 2007 -1.760
n�meros-, nos proporciona una muestra cient�fica de la
opini�n de la ZPC. Como media, cada n�mero conten�a cinco
art�culos a favor de la guerra o de movimientos hacia la
guerra con Iraq y/o Ir�n. En Daily Alert se
destacaban los art�culos de opini�n de los escritores y
acad�micos liberales, conservadores y fascistas-sionistas
m�s importantes que aparec�an regularmente en el
Washington Post, Wall Street Journal, New York Sun,
New York, Los Angeles Times, el Daily
Telegraph y el Times de Londres, YNet y
otros. Es decir, en el periodo crucial previo a la guerra
y posterior a la invasi�n, las principales organizaciones
jud�as estadounidenses produjeron aproximadamente 8.800
textos de propaganda a favor de la guerra de Iraq y los
hicieron circular a todos los miembros de sus
organizaciones, a todos los congresistas, a todos los
principales miembros del poder ejecutivo, con seguimiento
por parte de activistas locales y con un ej�rcito de
integrantes de los lobbys en Washington (150 s�lo del
AIPAC), m�s varios cientos de activistas con dedicaci�n
total en las oficinas locales y regionales.
Una investigaci�n parecida del
principal peri�dico financiero y comercial
anglo-estadounidense Financial Times, entre 2002 y
septiembre de 2007, acerca de la pol�tica de las Grandes
del Petr�leo hacia la guerra con Iraq y ahora hacia Ir�n
es bastante reveladora. He revisado las p�ginas de cartas,
editoriales y art�culos de opini�n de 1.872 n�meros del
Financial Times y no hay ni un solo art�culo o carta
de ning�n portavoz o representante de una compa��a
petrol�fera importante (o menos importante) que llamara a
la invasi�n y ocupaci�n de Iraq o a bombardear Ir�n. No
hubo ning�n lobby del petr�leo ni organizaci�n de nivel
local que le pidiera al Congreso o a la administraci�n de
Bush que fuera a la guerra en defensa de los intereses
petrol�feros estadounidenses. Pero la ZPC fue muy activa a
la hora de promover la mentira de que el desarmado y
embargado Iraq representaba una amenaza existencial para
el Israel dotado de armas nucleares.
Una comparaci�n similar de la
propaganda sionista y de las Grandes del Petr�leo sobre la
confrontaci�n militar estadounidense con Ir�n refuerza el
argumento de la importancia de las principales
organizaciones jud�as a la hora de promover la implicaci�n
de EEUU en las guerras de Oriente Pr�ximo a favor de
Israel. Entre 2004 y septiembre de 2007 (tres a�os y nueve
meses) la hoja de propaganda sionista Daily Alert,
public� 960 n�meros en los que hab�a una media de seis
art�culos por n�mero defendiendo un ataque militar
preventivo inmediato o a corto plazo contra Ir�n por parte
de EEUU o Israel, sanciones econ�micas m�s duras de las
que el Consejo de Seguridad estaba dispuesto a asumir,
retirada de inversiones y boicot organizados contra Ir�n.
Una investigaci�n del Financial Times durante el
mismo per�odo, 1.053 n�meros (el FT se imprime seis
d�as a la semana, el Daily Alert cinco veces), no
logra encontrar una sola carta, art�culo de opini�n o
editorial de ning�n representante o portavoz de las
Grandes del Petr�leo apoyando la guerra contra Ir�n. Al
contrario, igual que en el caso de Iraq, dirigentes
importantes del petr�leo expresaron ansiedad y temor de
que una guerra instigada por Israel desestabilizara todo
la zona y llevara a la destrucci�n de instalaciones
petrol�feras vitales, socavara rutas de transporte y
l�neas mar�timas y cancelara lucrativos contratos de
servicios. Muy al contrario de la propaganda reciente
sionista, las Grandes del Petr�leo quieren que EEUU
levante sus sanciones contra la inversi�n en Ir�n, ya que
est�n procurando negocios muy lucrativos a los
competidores.
En completa contradicci�n con el
izquierdista dedo sionista-trotskista que apunta a las
grandes petroleras como el principal elemento impulsor
hacia la guerra, la gran petrolera de Texas estaba
trabajando provechosamente con el Iraq de Sadam Hussein,
firmando cientos de millones de d�lares en contratos
ilegales con el ahora ejecutado gobernante. Oscar Wyatt,
un multimillonario del petr�leo de Texas acusado
recientemente de haber pagado sobornos a Sadam Hussein,
fue uno de los muchos comerciantes de las grandes
petroleras implicado en el lucrativo comercio petrolero de
antes de la guerra con Iraq (Financial Times, 2 de
octubre de 2007).
Belicismo sionista:
temores y venenos
Al aumentar las presiones de
Israel para que se desencadene un ataque militar contra
Ir�n respaldado por EEUU, y como altos oficiales militares
estadounidenses y el p�blico general van incrementando su
hostilidad hacia las violentas presiones del brazo
sionista y la grosera manipulaci�n de los pol�ticos, la
ZPC se vuelve agresivamente autoritaria en su esfuerzo por
silenciar a la oposici�n que intenta desenmascarar su
papel de actor desleal que busca beneficiar a un poder
extranjero. En el pasado, una vez detectados los agentes
de un poder extranjero, se les aplicaba normalmente una
sanci�n severa o algo peor. En la actualidad, las
numerosas personas que disponen de informaci�n
privilegiada en el interior del sistema saben que est�n
jugando un juego cada vez m�s arriesgado al aumentar la
percepci�n de los costes que supondr�a una nueva guerra
contra Ir�n y al presionar sus manipuladores israel�es
cada vez m�s para que un ataque contra Ir�n sea lo que
figure en el primer lugar de su agenda.
En �ltima instancia, la ZPC, a
pesar de sus riquezas y su actual dominio de la pol�tica
estadounidense hacia Oriente Pr�ximo, sabe que representa
a menos del 1% de la poblaci�n: Son una elite sin masas en
la base. Tienen poder s�lo en tanto en cuanto el otro 99%
de la poblaci�n se muestre inactivo, est� manipulado o se
sienta intimidado para servir a los intereses de Israel.
Pero como el creciente flujo de libros, art�culos y
discursos empieza a atraer la atenci�n hacia la ZPC
dirigida por Israel y sus destructivas actividades
belicistas, las im�genes, promovidas por ellos mismos, de
sus miembros como profesionales brillantes, l�deres de
�xito en el mundo de los negocios y las finanzas y
pol�ticos compasivos al servicio de los intereses de EEUU,
empiezan a verse erosionadas. El lado oscuro de su servil
lealtad hacia Israel, una racista y arrogante potencia
colonial que no para de provocar guerras v�a EEUU a fin de
establecerse como incuestionable poder regional, ha
entrado ya en el debate p�blico estadounidense.
La ZPC est� en la cima, o muy
cerca, de su poder pol�tico en el Congreso, en el
ejecutivo, en la Oficina de Seguridad Interior y en el
futuro Fiscal General, en la cultura y en la propaganda de
los medios de masas. Pero, parad�jicamente, cuanto m�s
cerca de la cumbre est� la ZPC, tambi�n va destap�ndose
m�s, mucho m�s de lo que quisiera, ante el pueblo
estadounidense.
Incluso los chillones e
imprudentes sionistas dedicados a la pol�mica, que se
esconden en las prestigiosas universidades y think
tanks, est�n empezando a sentir ansiedad en p�blico e
incluso, quiz�, preocupaci�n en privado. Mientras hacen
todo eso, regresan sobre las pistas tratando de tapar sus
huellas en todos los planes de guerra y propaganda que
conducen a la ahora masivamente impopular invasi�n de
Iraq. Recurren a mentiras descaradas en forma de
desmentidos de complicidad o belicismo. �Abundan las
mentiras inauditas! El descubrimiento del desleal papel de
la ZPC y su complicidad provoca r�plicas feroces en los
m�s agresivos y obstinados ziocon, con un lenguaje
barriobajero revestido de academicismo que abusa de las
falacias y refleja pobremente sus cacareadas posiciones
acad�micas. La ZPC, sus escribas, operarios y caciques son
vulnerables: han cometido grandes cr�menes contra los
intereses del pueblo estadounidense. Sus acciones han
causado la muerte y mutilaci�n de decenas de miles de
soldados estadounidenses, el 99,9% de los cuales no tiene
ninguna lealtad a los intereses del gran Israel o a sus
agentes estadounidenses, que tienen a sus propios hijos
ejerciendo lucrativas carreras civiles. Estimaciones
recientes hallaron que menos del 0,2% de los soldados
estadounidenses que luchan sobre el terreno en Iraq son
jud�os estadounidenses, algunos de ellos inmigrantes
jud�os de la extinta Uni�n Sovi�tica. Esto a pesar de las
fuertes presiones sionistas para invadir y destruir Iraq e
Ir�n. Las manipulaciones de la ZPC al empujar a la
administraci�n Bush a invadir y ocupar Iraq han llevado al
ej�rcito estadounidense a un estado de verg�enza y
desmoralizaci�n sin precedentes, con miles de oficiales
solicitando el retiro anticipado, miles de soldados
desertando y enfrent�ndose a una corte marcial, y un
creciente n�mero de antiguos oficiales retirados que
expresan su indignaci�n. No sorprende que el Secretario de
Defensa Robert Gates obtuviera el apoyo de los altos
oficiales militares en Oriente Pr�ximo en su oposici�n a
una inmediata invasi�n de Ir�n.
Las invectivas sionistas contra
sus cr�ticos expresan los temores de que se desenmascare
su doble discurso, su falsa fusi�n de las pol�ticas
coloniales israel�es con los valores democr�ticos del
pueblo estadounidense. Nada m�s puede explicar los
estridentes ataques personales verbales que persiguen
matar al mensajero antes que enfrentar realidades
desagradables y trabajar para la rectificaci�n de una
situaci�n desastrosa. No obstante, aunque el estado de
Israel ha colocado a sus promotores estadounidenses en una
posici�n inc�moda mientras la ocupaci�n de Iraq se
desmorona y los estadounidenses resisten los hist�ricos
llamamientos a atacar Ir�n, ha resultado ser el ganador
real a corto plazo porque ha conseguido destruir la
rep�blica laica y unificada de Iraq.
Del ara�azo a la
gangrena: la transici�n del sionismo al fascismo sionista
Los conservadores sionistas
dominantes pusieron de manifiesto enseguida sus pol�ticas
autoritarias mediante su apoyo sin reservas ni condiciones
a las brutales campa�as de Israel que han expulsado a
cientos de miles de palestinos de sus casas y de sus
tierras. Posteriormente, los conservadores sionistas
apoyaron totalmente y sin ninguna objeci�n la matanza y
encarcelamiento de miles de civiles palestinos que
protestaban por la ocupaci�n militar israel� y la
conversi�n de Cisjordania y Gaza en campos de
concentraci�n al aire libre por medio de unos 500 puestos
fronterizos militares y bloqueos de carreteras. M�s
recientemente el liderazgo al completo de las principales
organizaciones jud�as, que engloban tanto a conservadores
como liberales sionistas, defendi� la construcci�n por
parte de Israel de un muro de hormig�n de 30 metros de
altura que encierra en guetos, con una eficacia
indiscutible, a toda la poblaci�n palestina, a semejanza
de los muros construidos por los nazis alrededor de la
inmensa poblaci�n jud�a de Varsovia. El muro y los puestos
fronterizos militares estrangulan el comercio y el
movimiento de alimentos y personas desde los territorios
ocupados a los mercados, colegios y hospitales, impidiendo
incluso que los campesinos puedan cultivar sus tierras.
El 10 de octubre de 2007, el
Jerusalem Post citaba a Aron Soffer, director de
investigaci�n y profesor en el Colegio de la Defensa
Nacional del ej�rcito israel� (IDF), padre de cuatro hijos
y abuelo de ocho nietos, de 71 a�os, hab�a declarado el 21
de mayo de 2004: �El hecho de que 2,5 millones de personas
vivan encerradas en Gaza provocar� una cat�strofe humana.
Esas personas se volver�n mucho m�s animales de lo que ya
son hoy, con la ayuda de un Islam fundamentalista demente.
Las presiones en la frontera ser�n horribles. Habr� una
guerra terrible. Por eso, si queremos seguir con vida,
tendremos que matar y matar y matar. Todos y cada uno de
los d�as�.
Este es, literalmente, el mensaje
asesino que se ense�a a los oficiales israel�es en las
escuelas m�s avanzadas, por eminentes profesionales
fascistas sionistas. Esto nos ayuda a entender la
brutalidad manifiesta y la conducta homicida de los
soldados israel�es en los territorios ocupados.
Un estudio israel� reciente
realizado por dos importantes psic�logos ilustra la
profunda tendencia de sadismo y racismo que se inculca en
las academias militares de Israel y que est� apoyada por
los altos cargos pol�ticos israel�es, incluida la Oficina
del Primer Ministro. Seg�n el Haaretz del 21 de
septiembre de 2007, dos psic�logos israel�es entrevistaron
a 21 soldados israel�es, que expresaron �sus m�s �ntimas
emociones sobre los horrendos cr�menes en los que tomaban
parte: asesinar, fracturar huesos a ni�os palestinos,
actos de humillaci�n, destrucci�n de propiedades, saqueos
y robo�. Uno de los psic�logos israel�es, mujer, se mostr�
�impresionada al encontrar que los soldados disfrutaban
con la intoxicaci�n de poder y que sent�an placer al
utilizar la violencia�. Y declar�: �La mayor�a de mis
entrevistados disfrutaban exacerbando su propia violencia
durante la ocupaci�n�. La dominaci�n colonial absoluta
saca a la luz las tendencias psicop�ticas de un ej�rcito
de ocupaci�n. El soldado C testific�: �Si no entro en
Rafah (ciudad palestina de Gaza) al menos una vez a la
semana para sofocar una rebeli�n, es como si me volviera
loco�. Como otros ocupantes coloniales, los soldados
israel�es asumen un �complejo de raza superior�
totalitario. El soldado D declar�: �Es fant�stico cuando
no tienes que respetar ninguna ley ni norma. Sientes que
t� eres la ley. Una vez que entras en los Territorios
Ocupados, �eres Dios!�. La interiorizaci�n de los soldados
de la poderosa ideolog�a fascista sionista los justifica a
los ojos de los entrevistadores por castrar a un hombre,
golpear en la cara a una mujer que protesta, disparar a un
peat�n indefenso, romperle el brazo a un ni�o de cuatro
a�os y otros actos de violencia gratuita e indiscriminada.
Los Presidentes de las
Principales Organizaciones Jud�as Estadounidenses ni
siquiera mencionan, y mucho menos critican, la conducta
psicop�tica diaria de las IDF. Importantes fil�ntropos
jud�os multimillonarios contribuyen con cientos de
millones a apoyar la violenta ocupaci�n y represi�n de los
civiles palestinos por las IDF, descritas con cruel placer
por los soldados objeto del estudio israel�. De hecho, el
mayor contribuyente sionista al Partido Dem�crata, Haim
Saban (12,3 millones de d�lares en 2002), �siente
debilidad por los soldados de combate israel�es�. Seg�n
Haaretz (12 de septiembre de 2006), Saban declar�: �No
puedo tratar con los soldados de combate, cada vez que
tengo que interactuar con ellos� lloro�. Existe un
poderoso lazo emocional entre el fascismo sionista israel�
y sus hom�logos estadounidenses. Saban se refiere con
arrogancia a la primac�a de su lealtad hacia Israel: �Me
siento como un pavo real en EEUU declarando que soy
estadounidense-israel�. Lo que oyen� un
estadounidense-israel��, (Haaretz, 14 de octubre de
2007). El antes respetable Instituto Brookings ahora
alberga el Saban Center, financiado por Haim Saban,
que lo ha convertido en otro m�s de la docena de molinos
propagand�sticos que fabrican sin parar apolog�as sobre
las pr�cticas totalitarias de las IDF para sus principales
directores de investigaci�n y su Primer Ministro. El
mort�fero sentimentalismo de los multimillonarios
estadounidenses-israel�es hacia los psic�patas de las IDF
no llega a los j�venes estadounidenses que sirven a los
intereses de Israel como soldados en Iraq y que est�n
sufriendo el peso de una guerra que busca extender el
poder regional de Israel. Saban, como la gran mayor�a de
los altos dirigentes de las organizaciones sionistas m�s
influyentes, est� presionando para una nueva guerra: esta
vez con Ir�n. Seg�n Saban: �Tratar�a de hacer primero
otras cosas, pero si no funcionan, entonces hay que
atacar� Llegar hasta Ir�n y destruir completamente todas
sus estructuras. Hundirlos en el abismo. Cortarles el
agua� (Haaretz, 14 de octubre de 2007). Esas
no son invectivas homicidas de un fan�tico colono jud�o
que golpea a un ni�o pastor palestino, Saban es el
dirigente m�s importante del AIPAC, amigo �ntimo y
financiador pol�tico de los Clinton y de todo el actual
liderazgo israel�. Sus 2.800 millones de d�lares compran
la aduladora atenci�n de todos los candidatos importantes
a la presidencia estadounidense que cortejan el apoyo
jud�o (MSNBC, 14 de octubre de 2007).
La ZPC ha logrado enterrar tres
iniciativas pol�ticas de alto nivel dise�adas para llegar
a una soluci�n de la ocupaci�n colonial israel� de
Palestina. Una declaraci�n enviada al presidente Bush y a
la Secretaria de Estado Rice por anteriores altos cargos
pol�ticos de ambos partidos, incluidos Brzezinski, Lee
Hamilton, Brent Scowcroft y otros, llamando a Israel a
cumplir las Resoluciones 242, 338 y otras del Consejo de
Seguridad, fue totalmente descartada por el Congreso
Dem�crata y la Casa Blanca Republicana, una vez que la ZPC
intervino y llam� a Brzezinski �persona hostil a Israel�
tras el absoluto rechazo de la declaraci�n por el estado
israel�. Los esfuerzos de Tony Blair al frente de la
Misi�n de Paz del Cuarteto han cosechado un fracaso
absoluto a la hora de resolver siquiera la terrible
situaci�n humanitaria de los palestinos, frente a la
intransigencia israel� y el rechazo de hasta la m�s banal
de las conversaciones con el ahora sometido (aunque
anteriormente tan fren�tico) ex Primer Ministro brit�nico
(Guardian, 13 de octubre de 2007). Los esfuerzos de
la Secretaria Rice para organizar una conferencia de paz
sobre Oriente Medio a finales de noviembre en Annapolis,
Maryland, se han diluido en los pronunciamientos
israel�es. Israel rechaza cualquier acuerdo sobre
fronteras, calendarios, Jerusal�n, asentamientos,
territorio, etc�tera. Insiste en que la conferencia se
centre en acuerdos generales insignificantes que no le
comprometen a nada. En una acci�n planeada para humillar
todav�a m�s a la Secretaria de Estado Rice, el gobierno
israel� se apoder� ilegalmente de varios cientos de acres
de tierra palestina, un claro ejemplo de ampliaci�n de
asentamientos (Aljazeera, 14 de octubre de 2007).
Intentando parecer lista y no la torpe de la clase, la
Secretaria Rice respondi� que la nueva confiscaci�n
israel� de tierra palestina pod�a �erosionar la confianza
en el compromiso de las partes hacia la soluci�n de dos
estados� (BBC, 14 de octubre de 2007).
Al reconocer que la ZPC ha
logrado inmovilizar su posici�n en las negociaciones y que
no puede pedirle nada sustancial a Israel, la Secretaria
Rice est� indicando la futilidad de la reuni�n de
Annapolis al pedir �que se rebajen las expectativas�, que
no habr� acuerdos importantes. Hay buenas razones para
creer que Israel y su quinta columna han hundido
eficazmente la iniciativa de Annapolis de Bush. Incluso
estados clientelistas de EEUU como Egipto, Arabia Saud�,
Jordania y hasta el t�tere palestino Abbas han expresado
dudas al no establecerse acuerdos sustantivos sobre
l�mites fronterizos, anatema para Israel y la ZPC. Si la
conferencia se aplaza o tiene lugar, el evento promete
constituirse en otro gesto sin consecuencias, otra derrota
de EEUU en Oriente Pr�ximo, otra victoria para el statu
quo colonial de Israel y otra raz�n para que aumente la
resistencia �rabe en Oriente Pr�ximo.
Lo que resulta de peor ag�ero es
que es probable que Israel y la ZPC entiendan que su
exitoso sabotaje de la Conferencia de Paz de Annapolis de
la Casa Blanca les anima a continuar con m�s
confiscaciones violentas en los Territorios Ocupados,
nuevas incursiones m�s mort�feras en L�bano y Siria y
crecientes presiones para la guerra contra Ir�n. El
fascismo sionista se alimenta del poder imbatible que
disfruta en la pol�tica de EEUU hacia Oriente Pr�ximo
frente a cualquier otra fuerza importante institucional
estadounidense, que fracasa al seguir dicha pol�tica la
l�nea israel�.
Junto a la radicalizaci�n
derechista de la ideolog�a conservadora sionista con
respecto a las presiones de Israel hacia soluciones
totalitarias, est�n tambi�n apareciendo patentes
manifestaciones de discursos y pr�cticas racistas
antiisl�micas, anti�rabes y antipersas por parte de
importantes portavoces conservadores sionistas y,
especialmente, por parte de los propagandistas acad�micos
en Estados Unidos.
La propaganda de guerra y las
soluciones militares dominan la ret�rica conservadora
sionista: en primer lugar, contra Palestina, despu�s,
contra Afganist�n, Iraq, L�bano, Siria, Somalia y Sud�n.
Acompa�ando la radicalizaci�n de la ret�rica conservadora
sionista tambi�n se est�n produciendo crecientes actos
represivos en el interior de la sociedad estadounidense.
La ZPC y la negaci�n del
holocausto armenio: al servicio de Israel
Los dirigentes dem�cratas
sionistas, bajo �rdenes israel�es, tuvieron un papel muy
importante a la hora de socavar una resoluci�n del
Congreso que condenaba como genocidio el asesinato de 1,5
millones de armenios por parte de los turcos. Durante
muchos a�os el estado de Israel y sus especialistas
acad�micos, tanto en Israel como en EEUU, han negado el
genocidio de Turqu�a contra los armenios en su patria
ancestral entre 1915 y 1917 a pesar del voluminoso
corpus de documentaci�n aportado por eruditos de todo
el mundo. Una raz�n para esto es que la industria jud�a
del Holocausto exige la exclusividad en el genocidio del
siglo XX con el fin de incrementar su recaudaci�n de
fondos y sus esfuerzos de propaganda. Otra raz�n
contempor�nea mucho m�s importante para la negaci�n en
Israel y EEUU del holocausto armenio es la estrecha
colaboraci�n militar entre el estado sionista y Turqu�a y,
en fechas m�s recientes, la nutrida presencia de
consejeros militares y agentes secretos israel�es (del
Mossad) en el norte de Iraq controlado por los turcos, el
denominado Kurdist�n.
El congresista Rahm Emanuel, ex
miembro del ej�rcito israel� y hoy presidente del Comit�
Pol�tico del Partido Dem�crata en la C�mara de
Representantes, se opuso a la resoluci�n desde el
principio y convenci� a un grupo de veteranos
representantes de su partido para que exigieran la
anulaci�n de los planes de votar esta medida en el
Congreso. Profundamente conectado con los intereses de
Israel, Emanuel tiene los pies bien plantados en una
realidad de Oriente Pr�ximo definida seg�n la l�gica
israel�. El congresista Emanuel justific� c�nicamente su
servicio al estado de Israel con una retorcida
declaraci�n: �Este voto (sobre el genocidio armenio) se
dio de bruces con la realidad sobre el terreno en esa
regi�n del mundo� (New York Times, 16 de octubre de
2007). La quinta columna de Israel en el Congreso de EEUU
ha expandido sus objetivos m�s all� del estrecho marco de
la b�squeda israel� del control regional de Oriente
Pr�ximo para ocuparse de asuntos hist�ricos que afectan a
pueblos que no son ni �rabes ni musulmanes y que tocan
indirectamente a los intereses estrat�gicos israel�es. Los
estrategas israel�es consideran que la resoluci�n del
Congreso sobre el genocidio armenio originar�a la
hostilidad de Turqu�a contra EEUU, lo que incrementar�a la
probabilidad de una invasi�n turca del Kurdist�n iraqu�,
hoy bajo la influencia de EEUU e Israel. Agentes israel�es
han estado entrenando y armando a comandos kurdos para que
�stos participen en actividades terroristas en Ir�n y en
otras zonas de la frontera turca, iran� y siria. Una
invasi�n turca por tierra y aire destruir�a, o como m�nimo
desarticular�a, estas bases terroristas, con la
consiguiente movilizaci�n kurda generalizada en defensa de
sus tropas irregulares. Los kurdos son clientes leales y
sus milicias pershmergas cumplen una funci�n
esencial en la limpieza �tnica de minor�as en el norte
iraqu�, as� como en la salvaje represi�n de la resistencia
en el centro del pa�s por parte de los mercenarios
financiados por EEUU. Una invasi�n turca probablemente
dar�a lugar a la transferencia de los ej�rcitos kurdos
hacia su frontera con Turqu�a, amortiguando el control de
Estados Unidos en Iraq y debilitando sus agresiones contra
Ir�n. Los israel�es tendr�an que escoger entre su alianza
con Turqu�a, su �nico aliado importante en Oriente
Pr�ximo, retirando a sus agentes y cancelando sus ventas
de armas a los kurdos iraqu�es o su apoyo a los
separatistas kurdos.
Las alarmas de la ZPC se
encendieron para bloquear o frustrar la resoluci�n sobre
el genocidio armenio y mostrarle al Primer Ministro turco
Erdogan que Israel est� utilizando su poder sobre el
Congreso de EEUU en beneficio de Turqu�a. En el conflicto
que se entabl�, por un lado, entre millones de
estadounidenses que aborrecen el genocidio -ocurra donde
ocurra y sean quienes sean las v�ctimas- y el grupo de
presi�n armenio y, por el otro, entre una docena de
congresistas pro israel�es bien situados y sus
multimillonarios contribuyentes sionistas, triunfaron los
segundos. Incluso en un asunto tan palpable como el
genocidio, la ZPC no tiene ni miedo ni verg�enza de
oponerse a una resoluci�n simb�lica que reconozca un
crimen hist�rico del mundo.
La victoria sionista en el
Congreso en la resoluci�n sobre el genocidio armenio
ilustra gr�ficamente de qu� manera los intereses israel�es
degradan nuestras instituciones y nuestros valores. El
hecho de que muchos congresistas, incluida la mayor�a del
Partido Dem�crata, estuviesen inicialmente convencidos de
la justicia de aprobar dicha resoluci�n y de que m�s
tarde, bajo las presiones de la direcci�n sionista en el
Congreso, se retractaran de su apoyo, indica hasta qu�
punto el Congreso ha degenerado para convertirse en una
instituci�n sionista colonizada. No s�lo el Congreso hace
caso omiso de su electorado, de los valores de las
personas que los votaron, sino que tambi�n entrega sus
propios valores y su conciencia a eso que Seymour Hersh
acertadamente define como el �dinero de la Nueva York
jud�a�.
El esfuerzo israel� por evitar un
ataque turco contra sus clientes kurdos est� estrechamente
relacionado con sus esfuerzos por socavar las defensas
iran�es y por acrecentar su capacidad de inteligencia
mediante operaciones de comandos terroristas por parte de
soldados irregulares kurdos.
La principal actividad de todas
las organizaciones jud�as pro israel�es de importancia
-nacionales estatales y locales- es aislar y destruir Ir�n
por medio de sanciones econ�micas y de un ataque masivo
por parte de EEUU. No tienen la menor consideraci�n por
los millones de iran�es que morir�an, resultar�an heridos
o perder�an sus hogares a causa del esfuerzo
estadounidense o israel� para �borrar a Ir�n del mapa�.
Quien m�s recibe del dinero de la
Nueva York jud�a (y de Los �ngeles, Miami y Chicago) es
Hillary Clinton, la halc�n dem�crata m�s belicista en la
campa�a electoral para las elecciones presidenciales de
2008 y, de hecho, la dem�crata m�s halc�n desde la era de
Vietnam. En un reciente art�culo publicado en Foreign
Affairs, a Hillary Clinton s�lo le falt� precisar la
fecha y las armas con las que Estados Unidos atacar� a
Ir�n. En �l mantiene que �Ir�n representa un desaf�o
estrat�gico a largo plazo contra EEUU y sus aliados y no
se le debe permitir que desarrolle o adquiera armas
nucleares... Si Ir�n no obedece, todas las opciones deben
permanecer sobre la mesa� (The Guardian, 15 de
octubre de 2007).
Israel sabe hasta qu� punto los
candidatos a la presidencia de EEUU son serviles a sus
intereses y obedientes a los dictados de su grupo de
presi�n. De lejos, Hillary Clinton es la elegida por los
sionistas entre los candidatos dem�cratas a la
presidencia. Le han perdonado que besase a Suha Arafat
hace diez a�os, porque ha besado las dos mejillas de todos
y cada uno de los cabilderos sionistas masculinos y
femeninos y de los funcionarios israel�es en Washington, y
adem�s ha aplaudido la represi�n de los palestinos.
Hillary Clinton despert� la pasi�n y el placer de los
presidentes de las principales organizaciones jud�as
estadounidenses y es la �nica entre los candidatos
dem�cratas a la presidencia que apoya la resoluci�n del
Senado en la que se exige que el gobierno de EEUU declare
que los guardianes revolucionarios del gobierno iran�, una
divisi�n de elite del ej�rcito de Teher�n, es una �entidad
terrorista�, lo que proporciona una justificaci�n a la
Administraci�n Bush para un ataque preventivo masivo
contra Ir�n y sus infraestructuras.
En lo que respecta a las
resoluciones sobre la financiaci�n de la guerra y las
campa�as de sanciones contra Ir�n; a la legislaci�n
proveniente de su grupo de presi�n y a los discursos en el
Congreso; a las horas dedicadas a la campa�a para atacar
Ir�n; a las columnas de opini�n publicadas y a los
comentarios de expertos en los medios, la ZPC supera por
diez a uno a cualquier otro grupo que est� a favor de la
guerra contra Ir�n. No s�lo los sionistas monopolizan la
propaganda de �Atacar Ir�n�, sino que lideran a todos los
dem�s grupos autoritarios en la tarea de acallar a los
cr�ticos de esta agresiva alternativa militar
estadounidense.
Quiero dejar perfectamente claro
que la ZPC, los presidentes de las principales
organizaciones jud�as estadounidenses, los Rahm Emanuel
(israel�es o estadounidenses) que controlan el Comit�
Pol�tico Dem�crata de la C�mara de Representantes... No
hablan siempre y en cualquier sitio en nombre de la
mayor�a de los jud�os estadounidenses, sobre todo en lo
relativo a la negaci�n del genocidio armenio por parte de
los turcos. Abraham Foxman, el belicoso presidente de la
ADL, descubri� en Watham (Massachusetts) que tanto la
comunidad local de origen armenio como sus compatriotas y
vecinos de origen jud�o no toleran la negaci�n del
genocidio armenio, ni siquiera por parte de la ADL.
Bastantes sectores de jud�os estadounidenses se oponen al
belicismo de Hillary Clinton y encuentran servil, incluso
obsceno, su sometimiento a la ofensiva de los funcionarios
israel�es. Las encuestas sionistas revelan que la mayor�a
de los jud�os estadounidenses j�venes de alto nivel
cultural cada vez est�n menos interesados en Israel y su
quinta columna local, lo que contrar�a a los sedicentes
l�deres de la comunidad. Sin embargo, el hecho de afirmar
que una minor�a de jud�os no habla en nombre de una
mayor�a mal dispuesta no disminuye su poder y su control
sobre las instituciones pol�ticas de Estados Unidos y de
la opini�n p�blica en lo que respecta a la pol�tica, las
apropiaciones relativas a Oriente Pr�ximo o los intereses
definidos por Israel.
�Odiador de jud�os� se convirti�
en el lema de agitaci�n de los ultraconservadores
sionistas para sus purgas en foros p�blicos y en una
llamada a la acci�n masiva directa por parte de cientos de
importantes personajes jud�os locales y concejos
comunitarios. Incluso miembros del consejo presbiteriano
fueron intimidados por sionistas jud�os debido a su tibia
posici�n de retirar sus inversiones de compa��as
estadounidenses involucradas en la opresi�n de los
palestinos.
No ha habido ning�n
acontecimiento trascendente que marque el momento en el
que el conservadurismo sionista se transform� en fascismo
sionista. La transici�n fue un proceso evolutivo durante
el cual el racismo, el militarismo y el autoritarismo
desarrollaron una base comunitaria masiva que se arraig�
con el tiempo hasta convertirse en el modus operandi
definitivo de la ZPC.
Al igual que los movimientos
fascistas anteriores, el fascismo sionista suscribe las
doctrinas racistas del conocimiento: seg�n la
epistemolog�a sionista s�lo los jud�os pueden criticar a
los jud�os (si se atreven), pues el conocimiento de la
judeidad est� monopolizado por un pueblo definido como
comunidad cerrada. Esta teor�a �siofascista� del
conocimiento se ve reforzada por las frecuentes
amonestaciones de sionistas progresistas o izquierdistas
que con frecuencia desacreditan o advierten a autores no
jud�os que se adentran en los debates jud�os por su cuenta
y riesgo.
El fascismo sionista no es s�lo
una expresi�n ideol�gica de un grupo marginal de
extremistas tendenciosos. Su ideolog�a y su pr�ctica, en
todo o en parte, han sido adoptadas por organizaciones
jud�as convencionales.
El autoritarismo sionista
en marcha
El autoritarismo sionista
popular, que practica a un ritmo acelerado la coerci�n, la
represi�n y el chantaje econ�mico en defensa de Israel y
la ZPC, es un hecho en cada regi�n, en cada c�rculo de
vida social, cultural y acad�mica de Estados Unidos. Mas
abajo citamos una peque�a muestra de casos que han tenido
eco nacional e incluso internacional y que ilustran una
tendencia mucho m�s amplia. No existe una base de datos
integral que cubra los cientos de incidentes de
intimidaci�n sionista y de control de las ideas que
ocurren semanalmente sin que sus v�ctimas los denuncien
por miedo a las represalias o porque no lograr�an una
atenci�n comprensiva del p�blico a causa de los prejuicios
de los medios. En conversaciones informales, escritores y
periodistas me han contado las visitas de personajes
importantes jud�os y miembros de concejos comunitarios
jud�os a editores de peri�dicos locales para exigir el
despido de columnistas que se hab�an atrevido a criticar,
por ejemplo, la horrenda invasi�n de L�bano por parte de
Israel. Despu�s de una de tales �visitas y charlas�, un
columnista local nunca m�s se atrevi� a criticar o a
escribir sobre Oriente Pr�ximo. Esto no ocurre s�lo en
Estados Unidos. En 2004, tras haber escrito un art�culo
para el diario de Ciudad de M�xico La Jornada en el
que critiqu� la despiadada represi�n de los palestinos en
Jena y la disculpa de los sionistas estadounidenses por
los asesinatos masivos, el embajador israel� en M�xico
visit� a los editores del diario para exigirles que
dejasen de publicar mis art�culos. El editor se neg� a
acceder en aquel momento, pero poco despu�s La Jornada
public� feroces ataques personales escritos por sus
columnistas regulares (uno de ellos trotskista y el otro
un dentista jud�o) en los que etiquetaban mis cr�ticas
como �propaganda nazi�, similar a la de los Protocolos de
Si�n. Esto sucedi� en un presunto peri�dico progresista
independiente.
Las visitas confidenciales, las
llamadas telef�nicas insultantes de sionistas fan�ticos,
incluidas las amenazas de muerte, no son pr�cticas poco
habituales entre siofascistas �respetables�. Un incidente
implic� a una doctora que recibi� una visita en su
consulta de un colega sionista fan�tico que se quej� de su
carta al peri�dico local en la que criticaba el papel que
representaron los sionistas al financiar la derrota
electoral de Cynthia McKinney, la congresista de Georgia,
por haber criticado la pol�tica israel�. Fue �advertida�
de que criticar las actividades de organizaciones jud�as
destinadas destruir a pol�ticos -sobre todo pol�ticos
negros- por su apoyo a los derechos civiles palestinos,
era antisemita. Los estadounidenses de origen africano, le
dijeron, eran cada vez m�s desagradecidos con los jud�os
estadounidenses, que hab�an dirigido y financiado la lucha
por los derechos civiles y, por lo tanto, hab�a que darles
una lecci�n de historia. Un grupo de patricios locales
hab�a escogido a su colega sionista -ex estudiante de
Harvard- para que le comunicara este mensaje. Cuando se
declar� a s� mismo �jud�o y sionista�, ella le replic� que
era �antifascista y antisionista� y le se�al� la puerta
con el dedo, no sin antes preguntarle c�mo un hombre de su
elevado prestigio profesional pod�a soportar la tarea
degradante de tratar de censurar a una colega. Estas
visitas de sionistas respetables intimidan a otros con
menos arrojo y fortaleza intestinal que ella.
Cuando leyeron el manuscrito de
mi libro The Power of Israel in the United States
(El poder de Israel en Estados Unidos), muchos de mis
antiguos editores me notificaron que era un texto
fenomenal... pero... no quer�an sufrir las consecuencias,
las amenazas y los vituperios que ser�an de esperar de la
ZPC, de universitarios jud�os, de escritores contratados y
de editores. Incluso el editor que por fin acept� publicar
mi libro expres� el miedo leg�timo que sent�a de la
hostilidad sionista y al final una docena de profesores
jud�os cancelaron sus pedidos del libro para sus clases.
Una muestra de los casos m�s
conocidos de los esfuerzos sionistas por acallar y purgar
de cr�ticos de la sociedad estadounidense con Israel y el
ZPC, incluye el de m�s de mil antiguos alumnos sionistas
del Barnard College que hicieron una campa�a para impedir
que la profesora Nadia Abu Hajel obtuviese la c�tedra en
propiedad por haber publicado Facts on the Ground
(Hechos sobre el terreno), una cr�tica destructora de los
esfuerzos arqueol�gicos israel�es por borrar los siglos de
continua presencia palestina en Tierra Santa (Chronicle
of Higher Education, 5 de agosto de 2007).
En fechas m�s cercanas tuvo lugar
la campa�a p�blica para anular la invitaci�n de la
Universidad de Columbia al primer ministro iran� Mahmud
Ahmedineyad, que dio lugar a la inaudita y ofensiva
presentaci�n de �ste por parte del presidente de la
universidad.
La prohibici�n de la exitosa obra
de teatro brit�nica My name is Rachel Corrie (Mi
nombre es Rachel Corrie), basada en los escritos de la
activista estadounidense asesinada, cuya puesta en escena
estaba programada en Nueva York, Miami y Toronto, caus�
consternaci�n entre aficionados al teatro y actores en
ambos lados del Atl�ntico. El soldado israel� que asesin�
a la joven fue absuelto en Israel, mientras que las
palabras de Rachel fueron prohibidas en la capital
cultural de su propio pa�s.
En fechas todav�a m�s recientes,
el Chicago Council of Global Affairs cedi� a las presiones
de los cabilderos sionistas y cancel� una conferencia de
los respetados catedr�ticos de ciencias pol�ticas John
Mearsheimer y Stephan Walt, debido a su ensayo cr�tico
The Israel Lobby (El lobby israel�).
La lista es larga e incluye las
cancelaciones de un concierto de Marcel Khalife en San
Diego (California) y de una invitaci�n al obispo
sudafricano Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz, debido a
su cr�tica de las pol�ticas de apartheid israel�es en los
territorios ocupados.
Otra campa�a que se sald� con
�xito fue la que impidi� a la escritora Susan Abulhawa que
presentara su apasionante novela The Scar of David
(La cicatriz de David) (7) en una librer�a de Barnes &
Noble de Bayside (Nueva York). Esto se sigui� de un ataque
a trav�s del ciberespacio contra la autora para
desacreditar una gira publicitaria programada. Este ataque
a favor de Israel fue dirigido por catorce rabinos y el
presidente de la comunidad de concejos jud�os de Queens
(Nueva York).
La distribuidora University of
Michigan Press recibi� presiones para que retirase la
distribuci�n de Overcoming Zionism (Superando el
sionismo), de Joel Kovel, en violaci�n de un contrato con
la editorial Pluto Press que la obligaba a hacerlo. La
distribuidora amenaz� entonces con parar la distribuci�n
de todos libros publicados por Pluto Press.
Las recientes audiencias de un
comit� selecto del Congreso, que investig� el ataque
militar israel� contra la fragata USS Liberty (al cabo de
40 a�os, durante los cuales el lobby israel� hab�a
impedido con �xito una investigaci�n oficial) dictamin�
que Israel es culpable del asesinato y la mutilaci�n
deliberados de m�s de 100 estadounidenses de la
tripulaci�n. Sus escandalosas conclusiones, publicadas en
el Diario del Congreso, nunca aparecieron en la prensa ni
en los medios audiovisuales.
En violaci�n de las resoluciones
de las Naciones Unidas, la agresi�n militar de Israel
contra L�bano, Siria y Palestina fue recompensada por el
Congreso de Estados Unidos con 30.000 millones de d�lares
adicionales de ayuda militar durante los pr�ximos diez
a�os, lo cual hizo que el �tributo anual a Israel�
sobrepasase los 6.000 millones de d�lares por a�o (New
York Times, 16 de agosto de 2007). En un tiempo de
d�ficits r�cord y de reducciones en los programas
nacionales de servicios educativos y de salud para ni�os
pobres, el voto que otorg� los 30.000 millones de d�lares
a Israel pas� pr�cticamente sin discusi�n por parte del
partido de la oposici�n.
El periodista y documentalista
australiano John Pilger produjo una cr�tica mordaz de
Israel titulada Palestine is Still the Issue (La
cuesti�n sigue siendo Palestina) que se hab�a visto en
todo el mundo. Su exhibici�n, que estaba programada en el
canal educativo p�blico de San Francisco, fue bloqueada
tras una campa�a dirigida por los concejos de relaciones
de la comunidad jud�a.
La escuela secundaria p�blica
biling�e �rabe-ingl�s Kahil Gibran de Nueva York (llamada
as� en honor del poeta cristiano liban�s del mismo
nombre), fue vilipendiada por la ZPC (New York Times,
11 de agosto de 2007), lo que llev� al despido de su
directora, una estadounidense de origen �rabe. Su crimen
fue que hab�a traducido con exactitud la palabra �rabe
intifada como �desembarazarse�, en vez de vociferar contra
el movimiento de derechos palestinos en los territorios
ocupados. La federaci�n de profesores, controlada por
sionistas, apoy� activamente la flagrante purga de uno de
sus propios miembros por sus �cr�menes ideol�gicos�.
En el San Francisco State College
hubo una campa�a dirigida por el Director Ejecutivo de los
concejos de relaciones de la comunidad jud�a de la ciudad
para prohibir un mural que mostraba a un famoso personaje
palestino de dibujos infantiles, un desafiante ni�o
peque�o que hace frente a las fuerzas de ocupaci�n
israel�es. El problema en cuesti�n, seg�n los l�deres
jud�os locales, era que el ni�o ten�a una llave en su
mano, lo que constitu�a una �referencia encubierta al
derecho de los palestinos al retorno a Israel� (Jewish
Forum, 10 de agosto de 2007).
Una de las m�s duras y pr�speras
campa�as de purga sionista fue la que impidi� que el muy
respetado profesor y erudito Norman Finkelstein obtuviese
en propiedad su c�tedra de la Universidad De Paul, de
Chicago. La purga, liderada por Alan Dershowitz, profesor
de Derecho en Harvard, fue una respuesta directa a los
numerosos estudios acad�micos de Finkelstein, cr�ticos con
Israel y con la explotaci�n del Holocausto como medio de
promover los objetivos de la ZPC.
A pesar de las recomendaciones de
tres comit�s acad�micos de la Universidad de Yale, los
millonarios fil�ntropos sionistas lograron bloquear el
nombramiento al cargo de catedr�tico de Juan Cole, un
renombrado especialista en Oriente Pr�ximo. Los
millonarios amenazaron con retirar sus contribuciones y
algunos catedr�ticos sionistas prepararon un ataque
difamatorio contra Cole (1 de junio de 2006).
Se organiz� una campa�a para
ejercer presi�n y lograr que algunos fondos de pensiones
del Estado retirasen su dinero de cualquier compa��a que
tuviese relaciones con Ir�n y los invirtieran en bonos de
Israel. Hasta ahora ha dado resultado en Texas, Florida,
Nueva York y Nueva Jersey. Varios gobernadores fueron
�persuadidos� durante viajes sionistas a Israel pagados
con fondos p�blicos (Houston Chronicle, 18 de julio
de 2007). Durante uno de estos viajes pagados con fondos
p�blicos, el gobernador McGreevy, de Nueva Jersey, hoy
ca�do en desgracia, conoci� a un agente israel� con el que
tuvo una relaci�n homosexual y luego hizo que lo nombrasen
jefe de seguridad del estado de Nueva Jersey, hasta que el
FBI intervino. McGreevy renunci� a su cargo tras denunciar
al israel�, un tal Golan Cipal, por chantaje.
La Liga Antidifamaci�n, que es
una correa de transmisi�n pro israel�, forz� al �nico
congresista musulm�n, Keith Ellison, a que se retractara y
humillara por atreverse a comparar las t�cticas de la
administraci�n Bush con las de los nazis (Jewish
Telegraph Agency, 20 de julio de 2007). Como en el
caso de la congresista McKinney, el castigo sionista
contra los pol�ticos afroestadounidenses es
particularmente vehemente.
Las principales organizaciones
sionistas, lideradas por el American Jewish Committee,
movilizaron con �xito a los bur�cratas del principal
sindicato de EEUU para que denunciasen los boicots a
Israel del militante sindicato del Reino Unido (Jerusalem
Post, 22 de julio de 2007). Los sindicatos CIO-AFL
est�n bajo el control de la ZPC y han comprado fondos de
pensiones en bonos de Israel -por valor de m�s de 5.000
millones de d�lares- que constantemente registran bajos
�ndices de rendimiento, lo cual provoca todos los a�os
p�rdidas de cientos de millones de d�lares en beneficios a
sus 12 millones de afiliados.
El decano de religi�n Barry Levin,
un activista profesional de Israel en la Universidad
McGill, despidi� recientemente al profesor Norman Cornelt,
despu�s de 15 a�os de ense�anza, por su apoyo a los
derechos humanos de los palestinos (Montreal Gazette,
2 de junio de 2007).
Todos los peri�dicos importantes
han publicado editoriales y rese�as difamatorias atacando
el estudio cr�tico del antiguo presidente Jimmy Carter,
Palestine: Peace not Apartheid (Palestina: la paz, no
el apartheid). Esto formaba parte de una campa�a de
propaganda de alta prioridad, coordinada por
organizaciones sionistas muy importantes e inclu�a al
profesor Alan Dershowitz (Washington Report on Middle
East Affairs, abril 2007).
El ilustre autor jud�o Tony Judt,
catedr�tico de la Universidad de Nueva York, vio cancelada
su invitaci�n a una charla programada en el consulado
polaco debido a la oposici�n sionista contra su cr�tica de
la pol�tica israel�.
B�nai Brith, de Vancouver
(Canad�), atac� un sitio web canadiense llamado Peace,
Earth and Justice y le oblig� a retirar 18 art�culos
cr�ticos con Israel.
A principios de 2007 la ZPC
intervino en la Comisi�n estadounidense de derechos
civiles e introdujo una secci�n que equipara el
antisionismo con el antisemitismo y difam� docenas de
programas de estudios acad�micos sobre Oriente Pr�ximo
como centros universitarios de �antisemitismo�. La
Asociaci�n de Estudios de Oriente Pr�ximo de Am�rica del
Norte, el principal grupo acad�mico, escribi� una
refutaci�n razonada el 11 de junio de 2007.
Los planes para construir una
mezquita destinada a la comunidad musulmana de Roxbury (Massachusetts)
fueron atacados en una campa�a del �Proyecto de David�, un
grupo sionista afiliado a los concejos de la comunidad
jud�a de Boston y sus suburbios.
Bas�ndose en el testimonio
confidencial de agentes de inteligencia israel�es y con el
apoyo de la ZPC, se presentaron cargos de terrorismo
contra 16 miembros de una sociedad ben�fica isl�mica de
EEUU. Un tribunal de Texas los conden� por cr�menes contra
Israel, incluso si muchos de los acusados eran ciudadanos
estadounidenses y no tuvieron posibilidad de carearse con
sus acusadores encapuchados, agentes secretos israel�es
que operaban en EEUU. El acusado principal, el doctor
Rafil Dhofer, fue condenado a 22 a�os por un crimen
israel�, incluso si nunca hab�a sido condenado por ning�n
crimen cometido en Estados Unidos. Ni a los acusados ni a
sus abogados se les permiti� interrogar a los testigos
extranjeros secretos.
Las organizaciones siofascistas
universitarias, dirigidas por su �peque�o Fuhrer� David
Horowitz, acosan regularmente a negros, latinos y �rabes
estadounidenses elogiando los beneficios obtenidos por la
trata de esclavos africanos y defienden el uso de la
tortura y el asesinato por parte de los israel�es y de sus
hom�logos estadounidenses en Iraq y Guant�namo. Adem�s
difaman a catedr�ticos no suficientemente favorables al
sionismo, esp�an a instructores, interrumpen clases,
interponen demandas judiciales contra profesores, otros
estudiantes y administradores de universidades por
prejuicios antisionistas en todo el �mbito de Estados
Unidos.
A pesar del giro sionista hacia
t�cticas fascistas y de su adopci�n de medidas coercitivas
autoritarias, el hecho es que todav�a s�lo controlan
parcialmente la sociedad civil y el poder pol�tico.
Algunas de sus jugadas siofascistas de poder han salido
derrotadas en circunstancias espec�ficas, al menos por el
momento. La obra de teatro My name is Rachel Corrie
fue representada en salas repletas en Londres, Seattle y
otras valientes ciudades, a pesar de que fue prohibida en
Nueva York, Toronto y Miami.
Norman Finkelstein fue despedido,
pero consigui� un fuerte apoyo en todo el mundo acad�mico
y pudo negociar una compensaci�n econ�mica por la cobarde
traici�n del cuerpo docente de la Universidad De Paul.
Pero, sobre todo, el profesor Finkelstein est�
contraatacando.
La Universidad de Michigan fue
obligada a distribuir el libro de Kovel, a pesar de que
amenaz� con cancelar su contrato con la editorial Pluto
Press.
La lecci�n est� clara: el aumento
del judeofascismo representa un peligro claro y actual
para nuestras libertades democr�ticas en Estados Unidos.
Sus miembros no se presentan con camisas negras ni saludan
con el brazo extendido. Sus rostros p�blicos son los de un
abogado, un fil�ntropo de bienes ra�ces o un profesor de
universidad prestigiosa, todos ellos bien afeitados, con
corbata y mejillas sonrosadas. Trabajan duro para enviar a
los miembros de familias no sionistas a luchar a las
guerras en Oriente Pr�ximo en defensa del Gran Israel. Y
nos dicen que guardemos silencio, so pena de difamaci�n,
de exclusi�n fuera de nuestras comunidades, de la p�rdida
de nuestro empleo o de algo peor... El castigo ejemplar de
muchas voces peque�as es lo que ha venido manteniendo bajo
el n�mero de cr�ticos ruidosos... hasta hace poco. En
Estados Unidos hay una c�lera y una hostilidad cada vez
mayores contra la ZPC, contra sus arrogantes y
autoritarios ataques a nuestros valores democr�ticos.
Tarde o temprano habr� una reacci�n muy importante contra
aquellos que, por vocaci�n o convicci�n, participaron en
los despidos, la censura y las campa�as de intimidaci�n
contra la mayor�a estadounidense. El pueblo de este pa�s
no recordar� sus gritos de antisemitismo, sino su
responsabilidad al enviar a miles de soldados
estadounidenses a morir en Oriente Pr�ximo por los
intereses de Israel.
Es de esperar que quienes piden
justicia no utilicen leyes autoritarias como la Patriot
Act ni las rigurosas y degradantes t�cnicas de
interrogatorio (la tortura), ni tampoco las pr�cticas
anti�rabes y antimusulmanas promovidas por los sionistas
del Pent�gono, del Congreso y de los departamentos de
Justicia y Seguridad. Quienes se oponen al sionismo tienen
que cumplir estrictamente con los m�s altos patrones
morales.
Notas
(1) V�anse las
recientes manifestaciones (septiembre y octubre) del ex
presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan y del
general estadounidense John Abizaid, entre otros).
(2) Big Oil es un t�rmino
usado para describir a las transnacionales del petr�leo
m�s importantes, as� como su poder e influencia en la
pol�tica, particularmente en la de Estados Unidos. Las
principales corporaciones que se suelen incluir en Big
Oil son: ExxonMobil, Chevron Corporation, BP, Royal
Dutch Shell y ConocoPhillips. [N. de los T.]
(3) �La Configuraci�n del Poder
Sionista (ZPC) cuenta con m�s de 2.000 funcionarios a
tiempo completo, m�s de 250.000 activistas, m�s de 1.000
multimillonarios donantes pol�ticos que contribuyen con
sus recursos a los dos partidos estadounidenses en el
Congreso. La ZPC proporciona el 20% del presupuesto de
ayuda militar exterior estadounidense destinado a Israel,
m�s del 95% del apoyo del Congreso al boicot israel� y las
incursiones de su ej�rcito en Gaza, L�bano y la opci�n
militar preventiva contra Ir�n. La invasi�n estadounidense
y la pol�tica de ocupaci�n en Iraq, incluida la
falsificaci�n de las pruebas que justificaban la invasi�n,
estuvieron fuertemente influenciadas por altos
funcionarios devotamente leales y vinculados a Israel�.
Cf. J.Petras en
http://xymphora.blogspot.com/2007/07/zionist-power-configuration.htm
(4) �Big Oil Plays a Waiting Game
over Iraq �s Reserves�, Financial Times, 19 de
septiembre de 2007.
(5) �rgano informativo de la
Conferencia de Presidentes de las Principales
Organizaciones Jud�as Estadounidenses (PMAJO), lobby
sionista estadounidense. [N. de los T.]
(6) The American Israel Public
Affairs Committee, principal lobby israel� en Estados
Unidos. [N. de los T.]
(7) El t�tulo de esta obra en
ingl�s juega con la similitud fon�tica entre scar,
cicatriz, y star, estrella. [N. de los T.]