El escritorio de Manuel Talens

El traductor activista

El poder de Si�n y la guerra: de Iraq a Ir�n

El abrazo del oso

James Petras, por Ben Heine

James Petras

Traducido por Sinfo Fern�ndez, S. Segu� y Manuel Talens. Revisado por Caty R.


Introducci�n

Las justificaciones del ataque de Estados Unidos a Iraq van desde los pretextos pol�tico-militares hasta los an�lisis en torno a intereses geopol�ticos y econ�micos.

La explicaci�n oficial original se bas� en el supuesto, cuya falsedad se ha demostrado sin lugar a dudas, de que Sadam Hussein pose�a armas de destrucci�n masiva qu�micas, biol�gicas y otras, que representaban una amenaza para Estados Unidos, Israel y Oriente Pr�ximo. Tras la ocupaci�n militar estadounidense no se pudo encontrar ninguna de dichas armas, por lo que Washington justific� la invasi�n y la ocupaci�n con la expulsi�n de un dictador y la creaci�n de una democracia pr�spera en el mundo �rabe. La imposici�n de un gobierno t�tere de tipo colonial, apuntalado por una fuerza de ocupaci�n imperial de m�s de 200.000 soldados y una serie de batallones de la muerte irregulares que han causado la muerte de cerca de un mill�n de civiles iraqu�es, han expulsado a m�s de cuatro millones al exilio y han empobrecido al 95% de la poblaci�n, demuestra la falsedad de esta argumentaci�n. El �ltimo modelo de justificaci�n gira en torno al concepto de que la ocupaci�n estadounidense es necesaria para �impedir una guerra civil�. La mayor�a de los iraqu�es y los expertos militares consideran que la presencia del ej�rcito colonial de ocupaci�n es la causa del violento conflicto, especialmente los devastadores ataques de los militares estadounidenses a los civiles, la financiaci�n de l�deres tribales rivales y mercenarios kurdos y la contrataci�n de polic�as militares locales para reprimir a la poblaci�n. Dado que la mayor parte de los estadounidenses �por no hablar del resto de la poblaci�n mundial� no se dejan convencer por estos pretextos enga�osos, el gobierno de Washington justifica la persistencia de la guerra y la ocupaci�n por la necesidad de una victoria militar colonial que le permita mantener su estatus mundial y regional de superpotencia y garantizar as� a sus reg�menes sat�lites de Oriente Pr�ximo que Washington es capaz de defender a sus camarillas gobernantes y a su aliado hegem�nico, Israel. La Casa Blanca de George Bush y los l�deres pro israel�es del Congreso aseguran que una victoria en Iraq potenciar� una imagen de Washington como un exitoso gobierno antiterrorista �anti insurgente� global. Estas justificaciones, a posteriori, han perdido su verosimilitud a medida que la guerra contin�a y la resistencia crece en Iraq, Afganist�n, Palestina, L�bano, Somalia, Tailandia, Filipinas, Pakist�n, etc�tera. Cuanto m�s dure la guerra, mayores ser�n el coste econ�mico y la desmoralizaci�n y agotamiento del personal militar y se har� m�s dif�cil la tarea de mantener la capacidad de intervenci�n defensora del imperio.

Si las justificaciones oficiales, pol�ticas y militares de las guerras coloniales estadounidenses en Iraq y Afganist�n suenan huecas y poco convincentes, �qu� decir de las otras justificaciones de la guerra que manejan en primer lugar, aunque no s�lo, los cr�ticos del gobierno de Bush?

El principal elemento que proponen los deterministas econ�micos de la guerra lo constituye el petr�leo y lo que denominan la �guerra por el petr�leo� (1). En torno a este punto se presentan algunas variantes: la primera y m�s popular es la de que las grandes corporaciones estadounidenses del petr�leo estaban detr�s de la guerra y que George Bush y Dick Cheney recibieron presiones de �las Grandes del Petr�leo� �Big Oil (2)� para que lanzaran el ataque con el fin de que las empresas estadounidenses pudieran apoderarse de los campos petrol�feros iraqu�es de propiedad estatal y sus refiner�as. Una segunda variante afirma que la Casa Blanca no sufri� las presiones de las Grandes del Petr�leo, sino que actu� en beneficio de �stas por un acto reflejo. Seg�n esta idea se explicar�a la llamativa ausencia de los portavoces de las transnacionales petroleras de los medios de comunicaci�n y del Congreso en los proleg�menos de la guerra.

Una tercera versi�n sostiene que Estados Unidos fue a la guerra para hacerse con el petr�leo necesario para su seguridad nacional, amenazada por Sadam Hussein. Esta explicaci�n cita el peligro de que �ste cerrase el estrecho de Ormuz, invadiese los estados del Golfo, provocase revueltas en Arabia Saud�, o redujese el flujo de petr�leo de Oriente Pr�ximo hacia EEUU y sus aliados. En otras palabras, la geopol�tica de Oriente Pr�ximo establec�a que un gobierno no sat�lite constitu�a una amenaza para el acceso de Estados Unidos, Europa y Jap�n al petr�leo. Aparentemente �ste es el �ltimo argumento que sostiene Alan Greenspan, quien antes defendi� la tesis propagand�stica de las armas de destrucci�n masiva.

Los principales defensores de la teor�a de la guerra por el petr�leo fracasan a la hora de aportar el soporte emp�rico de su teor�a: en efecto, las transnacionales del petr�leo no dieron un apoyo activo a la guerra ni mediante la propaganda, ni presionando en el Congreso ni por ning�n otro veh�culo pol�tico. En segundo lugar, los que proponen la teor�a de la guerra por el petr�leo no consiguen explicar las tentativas de las principales empresas petroleras de establecer v�nculos econ�micos con Iraq antes de la invasi�n, as� como tampoco explican que dichas empresas estaban, de hecho, operando clandestinamente por medio de terceros en la comercializaci�n del crudo iraqu�. En tercer lugar, todas las grandes empresas petroleras que operan en Oriente Pr�ximo ten�an como preocupaci�n principal la estabilidad pol�tica, la liberalizaci�n de las pol�ticas econ�micas de la regi�n y la apertura de los servicios petroleros a los inversores extranjeros. La estrategia de las Grandes del Petr�leo consist�a en hacer progresar sus intereses globales dentro del proceso efectivo de liberalizaci�n en Oriente Pr�ximo y en conquistar nuevos mercados y recursos petroleros por medio de su formidable fuerza de mercado, que consiste en inversiones y tecnolog�a.

El estallido de la invasi�n estadounidense de Iraq se contempl� con profundas reservas y preocupaci�n, en la medida en que una acci�n militar as� pod�a desestabilizar la regi�n, fomentar la hostilidad hacia sus intereses en todo el Golfo P�rsico y frenar el proceso de liberalizaci�n. Ni uno solo de los altos ejecutivos de la industria del petr�leo consider� en su momento que la invasi�n estadounidense fuese una medida positiva para la seguridad nacional. Todos ellos comprend�an que Sadam Hussein, despu�s de diez a�os de sanciones econ�micas y militares y frecuentes bombardeos de sus instalaciones militares e infraestructuras durante la presidencia de Bill Clinton, no estaba en situaci�n de lanzar agresiones contra empresas petroleras o estados del Golfo P�rsico. Adem�s las empresas petroleras ten�an unas perspectivas reales y efectivas de firmar lucrativos contratos de comercializaci�n y servicios petroleros con el gobierno de Sadam Hussein poco antes de la guerra. Fue el gobierno de Estados Unidos, presionado por la Zionist Power Configuration (Configuraci�n del Poder Sionista - ZPC) (3) quien impuls� la legislaci�n que bloque�, por medio de sanciones, los intentos de las Grandes del Petr�leo de conseguir dichos acuerdos econ�micos con Iraq.

El argumento de que las grandes corporaciones petroleras promovieron la guerra en beneficio propio no se sostiene en bases emp�ricas. Como corolario de todo ello, estas grandes corporaciones no se han podido beneficiar de la ocupaci�n estadounidense debido a la intensificaci�n del conflicto, los continuos sabotajes, la previsible resistencia de los trabajadores iraqu�es del petr�leo a la privatizaci�n, la inseguridad e inestabilidad generales y la hostilidad del pueblo iraqu�.

La izquierda estadounidense agarr� al vuelo la declaraci�n de Alan Greenspan de que la guerra de Iraq ten�a que ver con el petr�leo como una especie de confirmaci�n, pero sin ning�n tipo de pruebas. No obstante los hechos de cada d�a, desde el comienzo de la guerra hace ya cinco a�os, demuestran que las Grandes del Petr�leo no s�lo no promocionaron la invasi�n, sino que no han llegado a poner en seguridad ni uno solo de los campos petrol�feros a pesar de la presencia de 160.000 soldados estadounidenses, 30.000 mercenarios pagados por el Pent�gono y el Departamento de Estado y un gobierno sat�lite corrupto. El 19 de septiembre de 2007 el Financial Times de Londres public� un art�culo sobre la llamativa ausencia de las Grandes del Petr�leo en Iraq (4). Seg�n ese art�culo s�lo un pu�ado de peque�as empresas mantiene contratos en Iraq septentrional (Kurdist�n), que dispone del 3% de las reservas de todo Iraq. Asimismo, afirma que Big Oil no inici� la guerra de Iraq ni se ha beneficiado de ella. La raz�n por la que no apoy� la guerra ser�a la misma por la que no ha invertido tras la ocupaci�n: �El nivel de violencia sigue siendo inaceptablemente alto (...) y las perspectivas de acuerdo parecen disiparse a medida que crece la tensi�n entre las partes�. La peor pesadilla de estas Grandes del Petr�leo �una guerra inducida por los sionistas�� se ha visto confirmada. Mientras que las negociaciones de las Grandes y los acuerdos con terceros en el Iraq anterior a la guerra proporcionaban un flujo estable y consistente de crudo e ingresos, la guerra no s�lo ha reducido a cero dichos ingresos, sino que adem�s ha eliminado cualquier opci�n para el pr�ximo decenio.

Pese a la guerra, la liberalizaci�n en el resto de la regi�n ha proseguido y los intereses petroleros y financieros estadounidenses han progresado a pesar de los nuevos obst�culos y la creciente hostilidad derivados de la masacre de musulmanes propiciada por EEUU.

En lo tocante a la definici�n de la pol�tica de guerra en Oriente Pr�ximo ni Big Oil, ni los multimillonarios texanos, ni siquiera los grandes contribuyentes a las campa�as pol�ticas de la familia Bush han llegado a inquietar a la ZPC. Les falt� el poder, interno y externo; la disciplinada organizaci�n de base de las organizaciones jud�as a la hora de derrotar la propaganda belicista sionista y su influencia en el Congreso; su posici�n en las instancias ejecutivas estrat�gicas y su ej�rcito de escribas acad�micos de Harvard, Yale y Johns Hopkins, que han llenado de propaganda belicista los medios de comunicaci�n estadounidenses. .

Lo m�s llamativo de los documentos program�ticos y los art�culos de opini�n del Daily Alert (5) es el riguroso alineamiento con las posturas belicistas oficiales de Israel. Tanto si se trata de la matanza de ni�os en Yenin, el bombardeo de centros urbanos de L�bano o el bombardeo artillero de una familia �rabe cuando celebraba una merienda en la playa de Gaza, el Daily Alert siempre se hace eco de la versi�n oficial israel� y sus clamorosas mentiras sobre escudos humanos, accidentes, pistoleros escondidos entre los ni�os o atrocidades autoinfligidas. Nunca, en todo el periodo analizado, aparece un solo art�culo cr�tico que cuestione el desplazamiento masivo por parte de Israel de cientos de miles de palestinos. No hay crimen contra la humanidad suficientemente atroz a los ojos de los presidentes de las organizaciones jud�as estadounidenses que merezca su rechazo. Es una obediencia sumisa a la pol�tica oficial israel�, que indica que la ZPC es algo m�s que un simple lobby, como afirman sus propios apologistas de izquierda, incluyendo a Stephen Walt y John Mearsheimer. Es una estructura mucho m�s siniestra, en tanto que correa de transmisi�n de pol�ticas e intereses de una potencia colonial ciegamente dispuesta a dominar Oriente Pr�ximo y que adem�s es la amenaza m�s seria para nuestras libertades democr�ticas: ninguna persona que se atreva a criticarla puede escapar del largo brazo de los autoritarios pro israel�es. Los libreros tienen que hacer frente a piquetes, los jefes de redacci�n reciben intimidaciones, amenaza a las prensas y los distribuidores universitarios, los rectores de las universidades son objeto de chantajes, los candidatos locales y nacionales son v�ctimas de injurias y difamaciones, se cancelan actos y se presiona a los responsables de los locales que los acogen, a los acad�micos se les niega la promoci�n o se les despide, se hacen listas negras de empresas, los fondos de pensiones sindicales sufren ataques hostiles, se anulan representaciones teatrales y conciertos, etc�tera. La lista de actos de represi�n que realizan estas organizaciones sionistas autoritarias a escala nacional y local es m�s larga y genera miedo en algunos, enfado en muchos m�s y un violento resentimiento y una concienciaci�n creciente en la mayor�a silenciosa.

La segunda versi�n geopol�tica de la guerra por el petr�leo se centra en aspectos relativos a la seguridad nacional. Tras la primera Guerra del Golfo en 1991 y despu�s de once a�os de sanciones econ�micas y desarme militar, Iraq era un pa�s empobrecido y d�bil, parcialmente desmembrado por la existencia de un enclave kurdo en el norte que gozaba del apoyo de EEUU, y v�ctima de constantes bombardeos estadounidenses a cargo de aviones que sobrevolaban el pa�s. Iraq sufri� varios bombardeos graves durante los a�os del gobierno de Bill Clinton y m�s de un mill�n de sus ciudadanos, entre ellos unos 500.000 ni�os, murieron prematuramente de enfermedades relacionadas con el bloqueo de la entrada de alimentos y asistencia m�dica b�sica impuesto por Estados Unidos, y la imposibilidad de reparar los sistemas de tratamiento de agua destruidos.

Antes de la invasi�n de 2003 Iraq no pod�a ni siquiera mantener el control de sus costas, su espacio a�reo y un tercio de su territorio. Como se demostr� en la invasi�n estadounidense, el ej�rcito de Sadam Hussein no dispon�a ni de la m�s b�sica capacidad de defensa para una guerra convencional ni de ning�n avi�n de combate que pudiese suponer una amenaza para los estados sat�lite de EEUU en su vecindad o para el estrecho de Ormuz. La fuerte resistencia a las tropas estadounidenses vino despu�s en forma de fuerzas irregulares que adoptaron t�cticas de guerrilla al margen de cualquier unidad organizada creada por el r�gimen baazista. En otras palabras, por mucho que estiremos el concepto de �seguridad nacional� hasta incluir las bases militares estadounidenses, las instalaciones petroleras, los gobiernos sat�lites y las v�as mar�timas de Oriente Pr�ximo, Sadam Hussein no constitu�a, claramente, ninguna amenaza. Si, no obstante, el concepto de seguridad nacional se define de nuevo como el medio para conseguir la eliminaci�n f�sica de cualquier oponente potencial a la dominaci�n de EEUU e Israel en la regi�n, entonces Sadam Hussein podr�a considerarse una amenaza a la seguridad nacional. Pero entonces el debate sobre la explicaci�n de la guerra de EEUU contra Iraq se sit�a en otro terreno, el del debate sobre las fuerzas pol�ticas que manipularon el asunto de las armas de destrucci�n masiva y la propaganda de la guerra por el petr�leo con el fin de justificar una guerra por la hegemon�a de Estados Unidos e Israel en Oriente Pr�ximo. Incluso es m�s importante hoy d�a aclarar la responsabilidad de la invasi�n y ocupaci�n de Iraq ante el aluvi�n propagand�stico que nos est� empujando a una guerra contra Ir�n.

Del enga�o de la guerra contra Iraq a la propaganda de la guerra contra Ir�n

La ZPC despliega su propaganda belicista para que se ataque a Ir�n e induce al Congreso dem�crata y a los candidatos a la presidencia, as� como a la Casa Blanca republicana, a �poner sobre la mesa la opci�n militar�. En paralelo a esta propaganda abierta a favor de la guerra, algunos progresistas cr�ticos de la guerra contra Iraq han publicado art�culos en los que defienden que Israel �realmente se opon�a a la guerra de Iraq�. Articulistas tan diversos como Gareth Porter; el ex analista de la CIA Ray McGovern; el coronel Wilkerson, ayudante de Colin Powell y el ziocon �conservador ultrasionista- Michael Ledeen, entre otros, aseguran que Israel se opuso a la guerra porque deseaba que EEUU atacase Ir�n. Otros afirman ahora que Israel hab�a prevenido a EEUU de que la invasi�n de Iraq tendr�a graves consecuencias para Oriente Pr�ximo, desequilibrando la balanza a favor de Ir�n. Los que exculpan a Israel se�alan a otros culpables: Bush-Cheney-Rumsfeld o los neocons estadounidenses (m�s conocidos como ziocons ) que, insisten, han actuado sin tener en cuenta a Israel o al margen de las prioridades de este pa�s en la regi�n.

Hay otra opini�n alternativa que afirma que Israel promovi� el ataque de EEUU a Iraq y utiliz� todos sus medios, a trav�s de sus seguidores pro israel�es, para dise�ar, promover y planificar la guerra. Este punto de vista alternativo mantiene que en ning�n momento actuaron los ziocons en contra de los intereses estatales israel�es. De hecho, altos funcionarios israel�es trabajaron d�a a d�a en colaboraci�n con sus agentes en el Gobierno de Washington, en particular en la Oficina de Planes Especiales del Pent�gono, a fin de proporcionar desinformaci�n que justificase el ataque militar. Si, como vamos a mostrar aqu�, Israel utiliz� todos sus medios para que Estados Unidos atacase a Iraq y se halla detr�s de la actual campa�a de desinformaci�n destinada a provocar una guerra de EEUU contra Ir�n, entonces las fuerzas que se oponen a la guerra y la opini�n p�blica estadounidense tienen que hacer frente abiertamente al �factor israel��.

Intentaremos establecer que la exoneraci�n de Israel es principalmente un intento de desviar la hostilidad p�blica estadounidense del grupo Israel First �Primero, Israel�, que nos meti� en esta sangrienta y costosa guerra sin fin. La exoneraci�n de la responsabilidad israel� en la invasi�n de Iraq permite al estado jud�o y a sus agentes en Estados Unidos quedar libres de culpa por la degradaci�n de las fuerzas estadounidenses en Iraq, a la vez que les da carta blanca moral para lanzar un nuevo y sangriento ataque contra Ir�n. En vez de mostrar c�mo Israel nos inocula una doble dosis de su incurable enfermedad colonial, la exoneraci�n permite a este pa�s y sus agentes seguir el mismo patr�n de manipulaci�n y duplicidad utilizado para la invasi�n de Iraq y llevarnos a la guerra contra Ir�n. La Casa Blanca y el Congreso dem�crata, haci�ndose eco de las afirmaciones israel�es, utilizan amenazas desproporcionadas de ataque nuclear, satanizan a los l�deres de Ir�n, financian la guerra de baja intensidad mediante la creaci�n y subvenci�n de violentos grupos sat�lites formados por exilados iran�es y esgrimen sanciones econ�micas y maniobras diplom�ticas �fallidas�, todo con el fin de conducirnos a una nueva guerra. Aprovechando la exoneraci�n que le ofrecen los liberales de orientaci�n sionista por la invasi�n de Iraq, la ZPC, a trav�s de portavoces tan leales como el senador Joseph Lieberman, culpan a los iran�es de la muerte de soldados estadounidenses en Iraq. As� pues, seg�n esta argumentaci�n, no son los funcionarios sionistas favorables a la guerra dentro de nuestro gobierno y fuera de �l los que env�an a los j�venes soldados estadounidenses a la muerte en Iraq, a petici�n del estado israel�, ni es a ellos a quienes el p�blico de Estados Unidos deber�a dirigir su furia, sino m�s bien a los iran�es, a los que acusan de armar y entrenar a los combatientes de la resistencia iraqu�. Al dejar a Israel fuera del debate y meter a Ir�n en el mismo, se fomentan los intereses de Israel a la vez que se incita a los estadounidenses a una nueva aventura militar contra un pa�s como Ir�n, mucho mayor y mejor armado.

Los que exoneran a Israel no tienen antecedentes pol�ticos u objetivos homog�neos. Algunos progresistas, temerosos de atraer sobre s� las iras de los poderosos sionistas, pretenden encubrir a los operadores del lobby israel� en Estados Unidos, como modo de conseguir la simpat�a de los congresistas dem�cratas pro israel�es y el apoyo financiero de progresistas jud�os ricos opuestos a la guerra de Iraq. El presidente del Partido Dem�crata Howard Dean, siguiendo el nuevo gui�n israel�, declar� durante una visita a Tel Aviv en 2006 que Estados Unidos hab�a invadido el pa�s equivocado.

El precio de la estrategia de exoneraci�n de Israel supone hacer la vista gorda sobre el poderoso papel que el lobby israel� est� desarrollando para meternos en una nueva guerra contra Ir�n, como parte de una secuencia de invasiones promovida por los estrategas israel�es. Estas arteras estratagemas est�n teniendo resultados nefastos. La aceptaci�n de los prejuicios de los liberales pro israel�es del Partido Dem�crata ha conducido a la actual ausencia de cualquier tipo de movimiento significativo contra la guerra, contra la propaganda sionista y contra la propaganda belicista anti Ir�n.

No cabe duda de que algunos sionistas progresistas contrarios a la guerra est�n intentando distanciarse de los responsables ziocon-israel�es y de las pol�ticas que promovieron la invasi�n de Iraq. Pero esto no significa ninguna oposici�n a otra nueva y m�s peligrosa aventura militar. Al contrario, los sionistas progresistas critican la desacreditada pol�tica de Bush-Cheney en Iraq en favor de una pol�tica nueva y m�s agresiva contra Ir�n. Al exonerar a Israel y sus correas de transmisi�n de las organizaciones jud�as y fundamentalistas cristianas a escala local y nacional, los liberales no han conseguido aliados en favor de la paz. En cambio, han dado nueva vida a la poderosa influencia de Israel y su aparato dentro de EEUU, que cada vez era m�s rechazada por la opini�n p�blica estadounidense y por algunos elementos del establishment militar estadounidense. Al descargar la culpa de la debacle de Iraq exclusivamente sobre las espaldas de Bush, Cheney y sus aliados de las Grandes del Petr�leo y dejar de lado el papel de Israel, la ZPC y sus ac�litos dem�cratas del Congreso, los exoneradores liberales est�n abriendo el camino para un nuevo ciclo de guerra en Oriente Pr�ximo. Si queremos prevenir un futuro ataque estadounidense contra Ir�n, orquestado por sionistas e israel�es, debemos tener perfectamente claro qui�n maniobr� para llevar a Estados Unidos a atacar Iraq.

Israel, la ZPC y la preparaci�n de la invasi�n de Iraq

Como demuestra el an�lisis, las pol�ticas del estado israel� y las de las principales organizaciones sionistas de Estados Unidos son, con raras excepciones, pr�cticamente id�nticas. La preparaci�n de la guerra de Estados Unidos contra Iraq es un ejemplo evidente. A partir de los �ltimos a�os de la d�cada de 1980 y a lo largo de la primera Guerra del Golfo, las sanciones del gobierno de Clinton, los bombardeos cotidianos y la escisi�n territorial del Kurdist�n iraqu� del resto del pa�s, hasta la invasi�n de Iraq en 2003, el gobierno israel� presion� a los miembros del Congreso de Estados Unidos y a los principales responsables de las pol�ticas de este pa�s para que adoptasen pol�ticas de guerra contra los �enemigos� de Israel. La pol�tica estatal israel�, que instaba a EEUU a una mayor degradaci�n de Iraq, se transmit�a por medio de las grandes organizaciones sionistas y los altos funcionarios sionistas principales de los gobiernos de Bill Clinton y, m�s tarde, de George Bush. Dennis Ross, Martin Indyk, Madeleine Albright, Richard Holbrook, Sandy Berger, William Cohen y otros eran los principales art�fices de las pol�ticas de nuestro gobierno relativas a Oriente Pr�ximo y planearon y aplicaron sanciones, bombardeos y el desmembramiento territorial de Iraq. Al finalizar sus mandatos en puestos gubernativos, los principales sionistas de Bill Clinton pasaron a trabajar para los think tanks pro israel�es de Washington. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, los principales ziocons del gobierno de Bush (Ari Fleischer, Paul Wolfowitz, David Frum, Richard Perle, Douglas Feith, Eliott Abrams, Irving Scooter Libby, David Wurmser y otros) y algunos se�alados sionistas del Congreso, como el senador Joseph Lieberman, instaron a un ataque contra Iraq, como parte de una serie de guerras secuenciales que incluir�an a Siria e Ir�n. Sus voces eran ecos de las pol�ticas del estado de Israel y especialmente de las del primer ministro, Ariel Sharon.

Los funcionarios del estado de Israel no expresaron en ning�n momento reserva o diferencia alguna con las belicosas iniciativas de sus agentes colocados en el seno del gobierno de Bush, o con su servil lobby, el AIPAC (6), ni con los editorialistas favorables a Israel de los principales peri�dicos y medios de radiodifusi�n. Los ide�logos sionistas prevalecieron en todas partes, llegando a rega�ar a los funcionarios del gobierno de Estados Unidos por su t�mida actitud. Israel, consecuente con sus pol�ticas desde finales de la d�cada de 1980, instaba al gobierno a una invasi�n y ocupaci�n de Iraq en todas sus reuniones de alto nivel con Donald Rumsfeld, Colin Powell, Condoleezza Rice y George Bush. Los medios de comunicaci�n israel�es, con raras excepciones, satanizaban a Sadam, inflaban su supuesta amenaza sobre todo Oriente Pr�ximo y la seguridad de Israel, vinculaban los bombardeos suicidas palestinos con el apoyo iraqu� a las aspiraciones nacionales del pueblo de Palestina y hac�an todo lo posible para que sus amigos fundamentalistas cristianos de Estados Unidos se sumasen a sus exigencias de la invasi�n de Iraq.

Un an�lisis de las relaciones entre el estado de Israel y los funcionarios sionistas colocados en los niveles m�s altos del gobierno de Bush pone de relieve en primer lugar y de manera destacada que Tel Aviv cre� las pol�ticas estrat�gicas de eliminaci�n de los gobiernos de Oriente Pr�ximo opuestos a su limpieza �tnica de los territorios ocupados y opuestos tambi�n a la ilimitada expansi�n de los asentamientos coloniales en la Palestina ocupada, as� como a la consolidaci�n de la hegemon�a de Israel en todo Oriente Pr�ximo. La elite sionista del gobierno de Bush invent� el pretexto y la propaganda para la guerra, y, m�s importante, el exitoso dise�o y ejecuci�n de la invasi�n de Iraq. Esta �divisi�n del trabajo� incluy� a los ziocon del Ejecutivo respaldados por los presidentes de las organizaciones jud�as estadounidenses (incluida la AIPAC) y las federaciones regionales estatales y locales de organizaciones jud�as mediante su influencia en el Congreso.

El testimonio de una ex analista del Pent�gono, la teniente coronel del ej�rcito del aire estadounidense Karen Kwiatkowski, hoy retirada, confirma que durante todo el per�odo anterior a la guerra de Iraq, oficiales militares, funcionarios de inteligencia y otros funcionarios de alto nivel israel�es ten�an acceso diario a los funcionarios sionistas del Pent�gono, como por ejemplo el subsecretario de Defensa, Douglas Feith. Las consultas frecuentes, la coordinaci�n en asuntos de inteligencia y la planificaci�n conjunta entre los principales ziocon del Pent�gono y los operadores militares israel�es de m�s alto nivel en Estados Unidos, indican que hab�a un riguroso acuerdo para dirigir a EEUU hacia la invasi�n de Iraq. Hab�a un acuerdo entre Israel y los ziocon, como qued� confirmado inmediatamente despu�s de la exitosa ocupaci�n inicial de Iraq como la primera de una serie de invasiones en Oriente Pr�ximo que ser�an los ataques a Ir�n y Siria. En esos momentos circulaba el siguiente chiste israel�: �Cualquiera puede tomar Bagdad, los hombres de verdad van a por Teher�n�. En noviembre de 2002 Ariel Sharon, en una entrevista en el The Times de Londres pidi� el bombardeo de Ir�n �al d�a siguiente de la invasi�n de Iraq por Estados Unidos�.

El plan ziocon-israel� de llevar a cabo guerras secuenciales qued� firme y expl�citamente establecido en el documento de pol�tica Project for a New American Century (Proyecto para un nuevo siglo americano), una especie de Mein Kampf israelo-estadounidense para la dominaci�n del mundo, seg�n el cual Israel se beneficiar�a del poder y el tesoro militar estadounidense. La mayor parte de los planificadores y ejecutores ziocon de la pol�tica de guerra estadounidense para Oriente Pr�ximo figuraban como autores o patrocinadores del citado documento, y muchos de ellos contribuyeron tambi�n a un documento de pol�tica del l�der del Likud, Benjamin Netanyahu, en el que se ped�a expl�citamente la divisi�n de Iraq en una serie de enclaves �tnicos f�cilmente dirigibles.

La desinformaci�n elaborada por los servicios secretos de Israel sobre la amenaza de Sadam Hussein para la regi�n fue maquillada y adaptada a las necesidades propagand�sticas de la Casa Blanca. Mientras que la propaganda israel� insist�a en presentar a Sadam Hussein como un moderno Hitler, el jefe de la propaganda sionista y autor de los discursos de George Bush, David Frum, repet�a el mismo tema en el infame discurso sobre el Eje del Mal, en el que Bush declar� ante el mundo su intenci�n de atacar preventivamente a otras naciones. Teniendo en cuenta la propaganda belicista del gobierno de Israel, se comprende que la opini�n p�blica israel� estuviera mayoritariamente a favor de la guerra del mismo modo que lo estaban los l�deres de las principales organizaciones jud�as estadounidenses, aunque no la mayor�a de los jud�os estadounidenses, especialmente los j�venes y los que no eran miembros de ninguna de las organizaciones sionistas de primera l�nea, como Israel First.

Los asesores israel�es y los ziocon del gobierno de Estados Unidos tuvieron una gran influencia en el desmantelamiento de todas las estructuras administrativas civiles y militares de Iraq, en lo que calificaron de campa�a de desbaatificaci�n, con el fin de debilitar de manera decisiva cualquier intento de reconstrucci�n de Iraq como estado laico moderno que pudiera oponerse a la hegemon�a regional israel�. La pol�tica israel� desarrollada por los ziocon consist�a en fragmentar el estado iraqu� y su sociedad en entidades religiosas premodernas dirigidas por exilados iraqu�es pro israel�es (como, por ejemplo, Ahmed Chalabi, que ten�a negocios con Douglas Feith), incapaces de llegar a cuestionarse las pol�ticas de Israel en Oriente Pr�ximo.

La pol�tica israel� y ziocon ha tenido hasta ahora �xito en la medida en que ha conseguido la destrucci�n del estado iraqu�, pero en cambio ha fracasado en su intento de conseguir una r�pida victoria como paso previo a una segunda fase de invasi�n de Ir�n, debido a la masiva resistencia armada de los iraqu�es. En su ciego racismo contra los �rabes, los altos cargos israel�es y sus agentes estadounidenses descartaron cualquier posibilidad de que los iraqu�es organizasen una guerra popular contra la destrucci�n de su pa�s. A medida que la resistencia iraqu� ha ido tomando fuerza y las p�rdidas econ�micas y militares estadounidenses se han multiplicado, la opini�n p�blica de Estados Unidos se ha vuelto contra la guerra y ha comenzado a preguntarse qui�n ha sido el responsable de esa debacle militar. Ante esta pregunta, potencialmente peligrosa, la propaganda sionista ha cambiado el paso a fin de cubrir sus huellas. Los principales funcionarios sionistas que organizaron la guerra desaparecieron r�pidamente de escena, empezando por los perpetradores m�s conocidos: Paul Wolfowitz, Douglas Feith y Shumsky en el Pent�gono y David Frum y Ari Fleischer en la Casa Blanca. Los partidarios de la l�nea dura en el Departamento de Estado, que ten�an un perfil menos visible, siguieron durante un tiempo m�s: Elliot Abrams, Scooter Libby o David Wurmser. De �stos, Libby tuvo que comparecer m�s tarde ante un tribunal penal por su papel en el descubrimiento de la identidad de una agente de la CIA, esposa del embajador Joseph Wilson, en represalia por la demostraci�n de �ste de la manipulaci�n de algunas de las �pruebas� que condujeron a la guerra.

Guerra con Ir�n: la prioridad para la ZPC (y para Israel)

La campa�a de Israel para destruir Ir�n ya ha originado dos acciones de guerra: en junio de 2006, Israel atac� a L�bano persiguiendo, sin �xito, destruir la organizaci�n pol�tico militar chi� Hezbol�, aliada de Ir�n. Poco m�s de medio a�o m�s tarde (6 de septiembre de 2007), Israel emprendi� un acto a�n m�s provocador, una misi�n de bombardeo sobre territorio sirio sin que mediara provocaci�n, destruyendo una instalaci�n militar. Al tener Siria e Ir�n un pacto de defensa mutua, la acci�n israel� se dise�� para poner a prueba la capacidad de esos pa�ses para responder a un ataque militar imprevisto.

El arma de propaganda de los servicios de inteligencia israel�es prepar� una noticia de desinformaci�n comparable a la anterior mentira de las armas de destrucci�n masiva: proclamaron que hab�an bombardeado un emplazamiento nuclear que Corea del Norte estaba construyendo y dotando de material nuclear. La desinformaci�n israel� se reprodujo inmediatamente, palabra por palabra, en los principales peri�dicos estadounidenses: Los Angeles Times, Washington Post, Wall Street Journal y New York Times, as� como en todas las cadenas importantes de televisi�n. Los expertos en propaganda pro Israel justificaron el ataque y a su vez tambi�n fueron citados en el Washington Post (20 de septiembre de 2007). El Post cit� a Bruce Riedel, en otros tiempos �experto� en inteligencia en el pro israel� Saban Center for Middle East Policy (integrado en el ahora desacreditado Instituto Brookings): �No hay duda de que fue una incursi�n seria. Era un objetivo extremadamente importante. Se produjo en un momento en que los israel�es estaban muy preocupados por la guerra con Siria y quer�an calmar las perspectivas de guerra (sic). La decisi�n se tom� a pesar de esas preocupaciones (sic). La decisi�n refleja cu�n importante era ese objetivo para los planificadores militares israel�es�. Es decir, que como Israel �est� preocupado por la guerra�, �va y desencadena un acto b�lico para el que no ha mediado provocaci�n alguna y del que sus propagandistas ni siquiera conocen la naturaleza del objetivo!

El 21 de septiembre de 2007 el Daily Alert reproduc�a la propaganda pro b�lica orquestada a trav�s del Washington Post, envi�ndosela a todos los altos funcionarios y congresistas en Washington y en todo el pa�s, activando a sus lobbys del AIPAC para asegurar el apoyo estadounidense a la evidente acci�n de guerra israel�. Fiel a su funci�n de difundir propaganda enga�osa, el Daily Alert public� un extracto extremadamente desorientador de un art�culo del Financial Times (21 de septiembre de 2007) que combinaba la l�nea propagand�stica israel� con un potencial v�nculo nuclear Siria-Corea del Norte pero exclu�a varios p�rrafos que desacreditaban la campa�a de desinformaci�n sionista-israel�. El art�culo del Financial Times cita a Joseph Circcione, director de Pol�tica Nuclear del Center for American Progress: �Es muy improbable que el ataque israel� tuviera algo que ver con una cooperaci�n nuclear significativa entre Siria y Corea del Norte. El hecho b�sico, y bien documentado, es que el programa de investigaci�n nuclear sirio, de 40 a�os de duraci�n, es demasiado elemental para que pueda servir de apoyo para desarrollar capacidad armament�stica. Las universidades tienen instalaciones nucleares m�s importantes que Siria� (Financial Times, 21 de septiembre de 2007). Un antiguo alto consejero asi�tico del presidente Bush y experto en Corea del Norte, ahora en el Center for Strategic and International Studies, tambi�n desacredit� la trama sionista-israel� sobre las armas nucleares: �Me sorprender�a enormemente que los norcoreanos tuvieran el nivel suficiente como para transferir material de fisi�n a Siria o estuvieran intentando trabajar fuera de Corea del Norte en un lugar como Siria�. De la misma forma, da�ando la propaganda b�lica sionista-israel�, la administraci�n Bush nunca plante� la supuesta implicaci�n de Corea del Norte con Siria en ninguna de todas las series de reuniones celebradas durante 2007, a pesar del hecho de que era en gran medida hostil a Siria y buscaba cualquier excusa para atacarla. A diferencia de las anteriores provocaciones israel�es en las que la Administraci�n Bush se apresur� a dar la cara por los pretextos de Israel, Bush declin� hacer cualquier comentario sobre los ataques israel�es contra Siria, probablemente informado por sus jefes de inteligencia de que era un acto israel� de provocaci�n para el que confiaba en arrastrar a Estados Unidos.

El ataque israel� contra Siria y su defensa y promoci�n por la ZPC estadounidense es el paso m�s reciente del intento de llevar a EEUU a una guerra conjunta contra Ir�n y Siria. Una investigaci�n sobre el Daily Alert de enero a septiembre de 2007 (180 n�meros), revela una media de tres art�culos en cada n�mero pidiendo que EEUU se comprometa en actos de guerra, imponga sanciones econ�micas estrictas y un bloqueo naval, y se prepare para una amplia confrontaci�n con Ir�n. No hay una sola voz o art�culo que cuestionen la postura favorable de Israel a la guerra. Cada n�mero del Daily Alert repite la l�nea israel� como un papagayo, incluso cuando se refiere al apoyo al brutal corte de electricidad, gas y agua potable a m�s de un mill�n de civiles atrapados en Gaza: un crimen de guerra seg�n el derecho internacional. En palabras del Daily Alert, los asesinos israel�es de los adolescentes palestinos, chicos y chicas desarmados, son etiquetados como �militantes� o �pistoleros�. Tambi�n el Daily Alert describe que las negociaciones de paz se est�n llevando a cabo de buena fe, a pesar del continuo saqueo de tierras y de los asesinatos de decenas de palestinos, incluidos ni�os peque�os. �Desde el momento en el que el presidente de EEUU George Bush anunci� la reuni�n de paz (Annapolis) el 16 de julio de 2007 y el 15 de octubre de 2007, el ej�rcito israel� ha asesinado a 104 palestinos, incluidos 12 ni�os�. Financial Times (18 de octubre de 2007)

Despu�s de la victoria del Partido Dem�crata en el Congreso en noviembre de 2006, gracias a los votantes cada vez m�s indignados por la guerra de Iraq, la ministra de Asuntos Exteriores Tzipi Livni asisti� a la reuni�n del AIPAC en Washington para urgir a los miles de activistas sionistas y a un gran contingente de congresistas estadounidenses republicanos y dem�cratas para que continuaran apoyando la ocupaci�n de Iraq de la Administraci�n Bush, incit�ndoles a otra nueva guerra contra Ir�n. En un tono muy agresivo se despach� a gusto sobre la imaginaria �amenaza existencial� de la capacidad nuclear iran�. Todo el lobby jud�o tom� nota y se puso inmediatamente en marcha.

El alcance, profundidad y estructura centralizada de la ZPC excede con mucho a cualquier estructura que pueda ser concebida como lobby. En ese sentido, Mearsheimer y Walt, en su estudio sobre el lobby israel� subestiman el poder y la influencia pol�tica de las fuerzas pro israel�es. En segundo lugar hay que tener en cuenta varios factores a la hora de medir el poder de la ZPC. Entre dichos factores se incluir�an tanto su poder directo como el indirecto. El poder de la ZPC se ejerce directamente sobre consejeros pol�ticos, acad�micos y culturales para asegurar que sus pol�ticas beneficien a Israel y a los intereses sionistas. Una expresi�n incluso m�s directa de poder es cuando los sionistas ocupan altos puestos de decisi�n y elaboran pol�ticas en nombre de los intereses militares y econ�micos israel�es. Elliot Abrams, consejero clave para Oriente Medio del presidente Bush en el Consejo de Seguridad Nacional, es uno de tantos ejemplos, como lo es tambi�n el director de la Seguridad Interior Michael Chertoff, que destina alrededor de las tres cuartas partes de los fondos disponibles para la seguridad de organizaciones jud�as privadas.

Igualmente formidable es el ejercicio del poder indirecto de la ZPC a trav�s de varios mecanismos:

La influencia parlamentaria, por medio de un peque�o grupo de congresistas sobre una gran mayor�a. Por ejemplo, el AIPAC escribi� el informe presentado por el Senador Lieberman, firmado tambi�n por el Senador Kyl, calificando como terroristas a los Guardias Revolucionarios Iran�es, preparando as� el camino para que Bush lance un ataque. Ese informe fue asumido por el 80% del Congreso.

Poder acumulativo , que es la convergencia de los diferentes sectores de la ZPC sobre un �nico tema. Por ejemplo, los escritores pro Israel y los dirigentes jud�os de todas las organizaciones y esferas m�s importantes en los medios desde la izquierda hasta la extrema derecha, se unieron para denunciar el ensayo de Mearsheimer y Walt y su posterior libro, recurriendo la mayor�a de ellos a ataques falaces �antisemitas� o a argumentos il�gicos o enrevesados, ignorando los datos emp�ricos.

La propaganda de los hechos es la herramienta de poder favorita de la ZPC. Esto implica dar la m�xima publicidad a los castigos infligidos a los cr�ticos de Israel y la ZPC, a fin de intimidar a los pol�ticos actuales y futuros. Un ejemplo es c�mo el profesor fascista-sionista Alan Dershowitz, de la Escuela de Derecho de Harvard, hizo campa�a con total �xito, con el respaldo de la ZPC, para lograr que expulsaran al Profesor Norman Finkelstein de su puesto en la universidad, sirviendo as� de �castigo ejemplar� para cualquier futura cr�tica acad�mica contra Israel. La campa�a de Dershowitz lleg� hasta a calumniar a la fallecida madre del profesor Finkelstein, superviviente de los campos de la muerte nazis, etiquet�ndola de �kapo� jud�a o colaboradora nazi.

La ZPC tiene m�ltiples recursos que se refuerzan unos a otros, tanto en la esfera p�blica como en la privada. La financiaci�n electoral a gran escala y a largo plazo de los partidos sirve para comprar influencia en el Congreso. Esto a su vez aumenta el poder de la importante minor�a de congresistas sionistas a la hora de ganar control en las nominaciones del partido y en las asignaciones a los comit�s en el Congreso, supone una mayor influencia para la ZPC a la hora de moldear la pol�tica exterior de EEUU hacia Oriente Medio y facilita el acceso de escritores pro Israel a las p�ginas de art�culos de opini�n de los diarios y semanarios m�s importantes y a otras ramas de los medios corporativos.

El poder sionista tambi�n es el resultado de una dominante campa�a de propaganda de larga duraci�n, totalmente tendenciosa, que se dedica a satanizar a los �rabes de Israel, especialmente a los cr�ticos palestinos, y describe a Israel (el cuarto poder nuclear mayor del mundo y �nico de Oriente Medio) como una fortaleza democr�tica rodeada de gobiernos autoritarios hostiles. A trav�s del acceso y control parcial sobre la mayor parte de los medios importantes, la ZPC proporciona informes muy sesgados sobre sucesos tales como los terror�ficos bombardeos israel�es de centros de poblaci�n en L�bano, Gaza y otros lugares. El poder de opini�n proyectado por la ZPC en EEUU contrarresta la realidad de Oriente Medio hasta el extremo de que las v�ctimas palestinas de todas las edades y g�neros que llevan padeciendo 40 a�os de gobierno militar israel�, expropiaci�n de la tierra y constantes asaltos violentos, se convierten en agresores y los verdugos israel�es se representan como v�ctimas virtuosas y pac�ficas.

�Lobby israel� o �configuraci�n del poder sionista�?

Mearsheimer y Walt describen la configuraci�n del poder pro israel� como �un lobby igual a cualquier otro lobby estadounidense�, una �colecci�n suelta de individuos y grupos� fuera del gobierno que act�an en nombre de Israel. Nada m�s lejos de la realidad. El poder de Israel en Estados Unidos se manifiesta a trav�s de una multiplicidad de estructuras altamente organizadas, bien financiadas y centralmente dirigidas a lo largo y ancho de Estados Unidos. La ZPC incluye varias decenas de comit�s de acci�n pol�tica de nombre inocuo, al menos una docena de maquinarias de propaganda, think tank, que emplean a decenas de antiguos altos cargos pol�ticos con muy buenos contactos, la mayor�a de ellos en Washington y la Costa Este, y a las 52 principales organizaciones jud�as estadounidenses, agrupadas bajo el paraguas �Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Jud�as Estadounidenses� (CPMAJO). El AIPAC y otras organizaciones nacionales (ADL, AJC, etc�tera) tienen una gran capacidad de presi�n nacional, en el ejecutivo y en el Congreso. Pero igualmente, o incluso m�s importantes a la hora de censurar y purgar a los cr�ticos, controlar los medios locales y moldear la opini�n a trav�s de ciudades y pueblos, son las federaciones y organizaciones de comunidades jud�as locales que se dedican a intimidar a programadores culturales locales, editores, bibliotecas, universidades, iglesias y grupos c�vicos para que nieguen cualquier plataforma p�blica a portavoces, escritores, artistas y otras figuras cr�ticas con Israel y sus disc�pulos sionistas.

La base del poder de la ZPC est� en los m�dicos, dentistas, abogados, comerciales de inmobiliarias y terratenientes activistas locales que presiden las confederaciones locales y a sus varios cientos de miles de afiliados. Son ellos quienes acosan, presionan, intimidan, recaban fondos y organizan viajes de lujo de propaganda para funcionarios elegidos, aseguran su apoyo en las guerras israel�es e incrementan los paquetes de ayuda hacia Israel. La estructura de poder sionista local organiza campa�as exitosas forzando que se destinen fondos de pensiones de estado a comprar miles de millones de d�lares en desvalorizados bonos del estado de Israel y a retirar inversiones de compa��as implicadas en transacciones econ�micas a las que Israel describe como �adversarios terroristas de estado�. Son las organizaciones de estudiantes pro Israel de base jud�a las que se dedican a espiar a profesores estadounidenses, que pueden ser o no cr�ticos hacia Israel, a desprestigiarlos en hojas informativas locales y nacionales y a presionar a las administraciones para que los despidan. Incluso en lugares en los que menos del 1% de la poblaci�n local es jud�a, los fan�ticos jud�os pueden presionar a peque�os colegios privados cristianos para que prohiban que hable en su campus a un te�logo ganador del Premio Nobel de la Paz como el obispo Desmond Tutu. El pulpo sionista ha extendido sus tent�culos m�s all� de los centros tradicionales de poder de la pol�tica nacional y de las grandes capitales, alcanzando ciudades y esferas culturales remotas. Ni siquiera se libran las p�ginas de obituarios de peque�as poblaciones estadounidenses: Cuando un peri�dico de Connecticut public� un art�culo conmemorativo de una influyente abuela palestina dirigente comunitaria de Hebr�n (mayo de 2003), de 61 a�os de edad, Shadin Abu Hijleh, a quien soldados israel�es dispararon en su casa, los miembros de la confederaci�n jud�a local expresaron su indignaci�n por la revelaci�n de los cr�menes del ej�rcito israel� y censuraron el homenaje de una p�gina conmovedora de obituario que hab�an escrito sus amigos y familiares estadounidenses.

Redes y estructuras centralizadas: pol�ticas coordinadas, objetivos, cuotas, aumentos de la financiaci�n, campa�as especiales a gran escala, listas negras (antisemitas y jud�os que se odian a s� mismos), todo forma parte integral de la ZPC. Mearsheimer y Walt no acertaron a analizar las relaciones organizativas entre la oficina central y las organizaciones locales y los equipos regionales de las organizaciones jud�as pro Israel m�s importantes y con cuanta rapidez pueden ser movilizadas para estigmatizar, censurar o apoyar a un determinado portavoz, actividad o a alguien dedicado a conseguir fondos que favorezcan los intereses israel�es.

Por todo el pa�s, los boletines informativos de los Consejos de Relaciones Comunitarias Jud�as han repetido como loros esa l�nea, reimprimiendo los bulos y difamaciones de sus oficinas nacionales en los que se denunciaba el libro de Mearsheimer y Walt The Israel Lobby con caricaturas que desconocen de tal modo la discusi�n de M. y W., que lo �nico que dejan claro es que apenas han ido m�s all� de una lectura de la cubierta del libro.

Hay una cosa clara en las, en gran parte, eyaculaciones emocionales de los ataques de los intelectuales jud�os contra el libro y es que el nivel intelectual de los pensadores jud�os contempor�neos se ha deteriorado seriamente hasta el punto de que la envidia, el despecho comunal y el vitriolo partisano han sustituido lo mejor de una revisi�n razonada de datos y l�gica. Los esfuerzos literarios de Abraham Foxman, del ADL, para responder a M. y H. son reminiscencias de las diatribas estalinistas que se produjeron durante los juicios-espect�culos de Mosc� de la d�cada de 1930 (nuestra versi�n jud�a de Andrei Vishinsky). Lo que importa en la influencia de esos mediocres intelectuales no son los vapores diab�licos que emanan de su maligna escritura, ni su llamamiento a la raz�n, ya que algunos progresistas sionistas pretenden que es un debate razonado �si es que tal debate existe- sino que es incontestable el hecho de que su repetitivo mensaje circula a trav�s de todos los medios de masas.

La ZPC al organizar la guerra mediante datos falsificados a trav�s de dos altos funcionarios del Pent�gono (Wolfowitz y Doublas Feith), la oficina de los Vicepresidentes (Wurmser e Irving Scooter Libby) y el Consejo de Seguridad Nacional (Elliot Abrams), que organiz� la oficina del Presidente (Ari Fleischer) y escribi� el discurso de Bush de la guerra preventiva (David Frum), ahora tiene miedo de tener que enfrentarse a la ira del pueblo estadounidense que ha sufrido la p�rdida de miles de soldados hasta un punto no experimentado por los autores y ejecutores de esta guerra por Israel. Para evitar que se les identifique con esta guerra desastrosa, los planificadores y propagandistas b�licos de la ZPC han acudido a las mentiras (negando el papel crucial de Israel que llev� a EEUU a la guerra) y algunos operarios m�s inteligentes, como Alan Greenspan, se han unido a los descerebrados estadounidenses que todav�a siguen repitiendo el viejo bulo de la �guerra por el petr�leo�.

Guerra por el petr�leo o guerra por Israel: el archivo p�blico

El apoyo de la ZPC a la guerra de Iraq fue una campa�a de propaganda abierta e implacable de conocidos escritores, publicistas y dirigentes comunitarios as� como de las 52 principales organizaciones jud�as. No hubo conspiraci�n ni intriga: la campa�a sionista fue descaradamente p�blica, agresiva y reiterativa.

Una revisi�n sistem�tica del Daily Alert desde 2002 hasta septiembre de 2007 -1.760 n�meros-, nos proporciona una muestra cient�fica de la opini�n de la ZPC. Como media, cada n�mero conten�a cinco art�culos a favor de la guerra o de movimientos hacia la guerra con Iraq y/o Ir�n. En Daily Alert se destacaban los art�culos de opini�n de los escritores y acad�micos liberales, conservadores y fascistas-sionistas m�s importantes que aparec�an regularmente en el Washington Post, Wall Street Journal, New York Sun, New York, Los Angeles Times, el Daily Telegraph y el Times de Londres, YNet y otros. Es decir, en el periodo crucial previo a la guerra y posterior a la invasi�n, las principales organizaciones jud�as estadounidenses produjeron aproximadamente 8.800 textos de propaganda a favor de la guerra de Iraq y los hicieron circular a todos los miembros de sus organizaciones, a todos los congresistas, a todos los principales miembros del poder ejecutivo, con seguimiento por parte de activistas locales y con un ej�rcito de integrantes de los lobbys en Washington (150 s�lo del AIPAC), m�s varios cientos de activistas con dedicaci�n total en las oficinas locales y regionales.

Una investigaci�n parecida del principal peri�dico financiero y comercial anglo-estadounidense Financial Times, entre 2002 y septiembre de 2007, acerca de la pol�tica de las Grandes del Petr�leo hacia la guerra con Iraq y ahora hacia Ir�n es bastante reveladora. He revisado las p�ginas de cartas, editoriales y art�culos de opini�n de 1.872 n�meros del Financial Times y no hay ni un solo art�culo o carta de ning�n portavoz o representante de una compa��a petrol�fera importante (o menos importante) que llamara a la invasi�n y ocupaci�n de Iraq o a bombardear Ir�n. No hubo ning�n lobby del petr�leo ni organizaci�n de nivel local que le pidiera al Congreso o a la administraci�n de Bush que fuera a la guerra en defensa de los intereses petrol�feros estadounidenses. Pero la ZPC fue muy activa a la hora de promover la mentira de que el desarmado y embargado Iraq representaba una amenaza existencial para el Israel dotado de armas nucleares.

Una comparaci�n similar de la propaganda sionista y de las Grandes del Petr�leo sobre la confrontaci�n militar estadounidense con Ir�n refuerza el argumento de la importancia de las principales organizaciones jud�as a la hora de promover la implicaci�n de EEUU en las guerras de Oriente Pr�ximo a favor de Israel. Entre 2004 y septiembre de 2007 (tres a�os y nueve meses) la hoja de propaganda sionista Daily Alert, public� 960 n�meros en los que hab�a una media de seis art�culos por n�mero defendiendo un ataque militar preventivo inmediato o a corto plazo contra Ir�n por parte de EEUU o Israel, sanciones econ�micas m�s duras de las que el Consejo de Seguridad estaba dispuesto a asumir, retirada de inversiones y boicot organizados contra Ir�n. Una investigaci�n del Financial Times durante el mismo per�odo, 1.053 n�meros (el FT se imprime seis d�as a la semana, el Daily Alert cinco veces), no logra encontrar una sola carta, art�culo de opini�n o editorial de ning�n representante o portavoz de las Grandes del Petr�leo apoyando la guerra contra Ir�n. Al contrario, igual que en el caso de Iraq, dirigentes importantes del petr�leo expresaron ansiedad y temor de que una guerra instigada por Israel desestabilizara todo la zona y llevara a la destrucci�n de instalaciones petrol�feras vitales, socavara rutas de transporte y l�neas mar�timas y cancelara lucrativos contratos de servicios. Muy al contrario de la propaganda reciente sionista, las Grandes del Petr�leo quieren que EEUU levante sus sanciones contra la inversi�n en Ir�n, ya que est�n procurando negocios muy lucrativos a los competidores.

En completa contradicci�n con el izquierdista dedo sionista-trotskista que apunta a las grandes petroleras como el principal elemento impulsor hacia la guerra, la gran petrolera de Texas estaba trabajando provechosamente con el Iraq de Sadam Hussein, firmando cientos de millones de d�lares en contratos ilegales con el ahora ejecutado gobernante. Oscar Wyatt, un multimillonario del petr�leo de Texas acusado recientemente de haber pagado sobornos a Sadam Hussein, fue uno de los muchos comerciantes de las grandes petroleras implicado en el lucrativo comercio petrolero de antes de la guerra con Iraq (Financial Times, 2 de octubre de 2007).

Belicismo sionista: temores y venenos

Al aumentar las presiones de Israel para que se desencadene un ataque militar contra Ir�n respaldado por EEUU, y como altos oficiales militares estadounidenses y el p�blico general van incrementando su hostilidad hacia las violentas presiones del brazo sionista y la grosera manipulaci�n de los pol�ticos, la ZPC se vuelve agresivamente autoritaria en su esfuerzo por silenciar a la oposici�n que intenta desenmascarar su papel de actor desleal que busca beneficiar a un poder extranjero. En el pasado, una vez detectados los agentes de un poder extranjero, se les aplicaba normalmente una sanci�n severa o algo peor. En la actualidad, las numerosas personas que disponen de informaci�n privilegiada en el interior del sistema saben que est�n jugando un juego cada vez m�s arriesgado al aumentar la percepci�n de los costes que supondr�a una nueva guerra contra Ir�n y al presionar sus manipuladores israel�es cada vez m�s para que un ataque contra Ir�n sea lo que figure en el primer lugar de su agenda.

En �ltima instancia, la ZPC, a pesar de sus riquezas y su actual dominio de la pol�tica estadounidense hacia Oriente Pr�ximo, sabe que representa a menos del 1% de la poblaci�n: Son una elite sin masas en la base. Tienen poder s�lo en tanto en cuanto el otro 99% de la poblaci�n se muestre inactivo, est� manipulado o se sienta intimidado para servir a los intereses de Israel. Pero como el creciente flujo de libros, art�culos y discursos empieza a atraer la atenci�n hacia la ZPC dirigida por Israel y sus destructivas actividades belicistas, las im�genes, promovidas por ellos mismos, de sus miembros como profesionales brillantes, l�deres de �xito en el mundo de los negocios y las finanzas y pol�ticos compasivos al servicio de los intereses de EEUU, empiezan a verse erosionadas. El lado oscuro de su servil lealtad hacia Israel, una racista y arrogante potencia colonial que no para de provocar guerras v�a EEUU a fin de establecerse como incuestionable poder regional, ha entrado ya en el debate p�blico estadounidense.

La ZPC est� en la cima, o muy cerca, de su poder pol�tico en el Congreso, en el ejecutivo, en la Oficina de Seguridad Interior y en el futuro Fiscal General, en la cultura y en la propaganda de los medios de masas. Pero, parad�jicamente, cuanto m�s cerca de la cumbre est� la ZPC, tambi�n va destap�ndose m�s, mucho m�s de lo que quisiera, ante el pueblo estadounidense.

Incluso los chillones e imprudentes sionistas dedicados a la pol�mica, que se esconden en las prestigiosas universidades y think tanks, est�n empezando a sentir ansiedad en p�blico e incluso, quiz�, preocupaci�n en privado. Mientras hacen todo eso, regresan sobre las pistas tratando de tapar sus huellas en todos los planes de guerra y propaganda que conducen a la ahora masivamente impopular invasi�n de Iraq. Recurren a mentiras descaradas en forma de desmentidos de complicidad o belicismo. �Abundan las mentiras inauditas! El descubrimiento del desleal papel de la ZPC y su complicidad provoca r�plicas feroces en los m�s agresivos y obstinados ziocon, con un lenguaje barriobajero revestido de academicismo que abusa de las falacias y refleja pobremente sus cacareadas posiciones acad�micas. La ZPC, sus escribas, operarios y caciques son vulnerables: han cometido grandes cr�menes contra los intereses del pueblo estadounidense. Sus acciones han causado la muerte y mutilaci�n de decenas de miles de soldados estadounidenses, el 99,9% de los cuales no tiene ninguna lealtad a los intereses del gran Israel o a sus agentes estadounidenses, que tienen a sus propios hijos ejerciendo lucrativas carreras civiles. Estimaciones recientes hallaron que menos del 0,2% de los soldados estadounidenses que luchan sobre el terreno en Iraq son jud�os estadounidenses, algunos de ellos inmigrantes jud�os de la extinta Uni�n Sovi�tica. Esto a pesar de las fuertes presiones sionistas para invadir y destruir Iraq e Ir�n. Las manipulaciones de la ZPC al empujar a la administraci�n Bush a invadir y ocupar Iraq han llevado al ej�rcito estadounidense a un estado de verg�enza y desmoralizaci�n sin precedentes, con miles de oficiales solicitando el retiro anticipado, miles de soldados desertando y enfrent�ndose a una corte marcial, y un creciente n�mero de antiguos oficiales retirados que expresan su indignaci�n. No sorprende que el Secretario de Defensa Robert Gates obtuviera el apoyo de los altos oficiales militares en Oriente Pr�ximo en su oposici�n a una inmediata invasi�n de Ir�n.

Las invectivas sionistas contra sus cr�ticos expresan los temores de que se desenmascare su doble discurso, su falsa fusi�n de las pol�ticas coloniales israel�es con los valores democr�ticos del pueblo estadounidense. Nada m�s puede explicar los estridentes ataques personales verbales que persiguen matar al mensajero antes que enfrentar realidades desagradables y trabajar para la rectificaci�n de una situaci�n desastrosa. No obstante, aunque el estado de Israel ha colocado a sus promotores estadounidenses en una posici�n inc�moda mientras la ocupaci�n de Iraq se desmorona y los estadounidenses resisten los hist�ricos llamamientos a atacar Ir�n, ha resultado ser el ganador real a corto plazo porque ha conseguido destruir la rep�blica laica y unificada de Iraq.

Del ara�azo a la gangrena: la transici�n del sionismo al fascismo sionista

Los conservadores sionistas dominantes pusieron de manifiesto enseguida sus pol�ticas autoritarias mediante su apoyo sin reservas ni condiciones a las brutales campa�as de Israel que han expulsado a cientos de miles de palestinos de sus casas y de sus tierras. Posteriormente, los conservadores sionistas apoyaron totalmente y sin ninguna objeci�n la matanza y encarcelamiento de miles de civiles palestinos que protestaban por la ocupaci�n militar israel� y la conversi�n de Cisjordania y Gaza en campos de concentraci�n al aire libre por medio de unos 500 puestos fronterizos militares y bloqueos de carreteras. M�s recientemente el liderazgo al completo de las principales organizaciones jud�as, que engloban tanto a conservadores como liberales sionistas, defendi� la construcci�n por parte de Israel de un muro de hormig�n de 30 metros de altura que encierra en guetos, con una eficacia indiscutible, a toda la poblaci�n palestina, a semejanza de los muros construidos por los nazis alrededor de la inmensa poblaci�n jud�a de Varsovia. El muro y los puestos fronterizos militares estrangulan el comercio y el movimiento de alimentos y personas desde los territorios ocupados a los mercados, colegios y hospitales, impidiendo incluso que los campesinos puedan cultivar sus tierras.

El 10 de octubre de 2007, el Jerusalem Post citaba a Aron Soffer, director de investigaci�n y profesor en el Colegio de la Defensa Nacional del ej�rcito israel� (IDF), padre de cuatro hijos y abuelo de ocho nietos, de 71 a�os, hab�a declarado el 21 de mayo de 2004: �El hecho de que 2,5 millones de personas vivan encerradas en Gaza provocar� una cat�strofe humana. Esas personas se volver�n mucho m�s animales de lo que ya son hoy, con la ayuda de un Islam fundamentalista demente. Las presiones en la frontera ser�n horribles. Habr� una guerra terrible. Por eso, si queremos seguir con vida, tendremos que matar y matar y matar. Todos y cada uno de los d�as�.

Este es, literalmente, el mensaje asesino que se ense�a a los oficiales israel�es en las escuelas m�s avanzadas, por eminentes profesionales fascistas sionistas. Esto nos ayuda a entender la brutalidad manifiesta y la conducta homicida de los soldados israel�es en los territorios ocupados.

Un estudio israel� reciente realizado por dos importantes psic�logos ilustra la profunda tendencia de sadismo y racismo que se inculca en las academias militares de Israel y que est� apoyada por los altos cargos pol�ticos israel�es, incluida la Oficina del Primer Ministro. Seg�n el Haaretz del 21 de septiembre de 2007, dos psic�logos israel�es entrevistaron a 21 soldados israel�es, que expresaron �sus m�s �ntimas emociones sobre los horrendos cr�menes en los que tomaban parte: asesinar, fracturar huesos a ni�os palestinos, actos de humillaci�n, destrucci�n de propiedades, saqueos y robo�. Uno de los psic�logos israel�es, mujer, se mostr� �impresionada al encontrar que los soldados disfrutaban con la intoxicaci�n de poder y que sent�an placer al utilizar la violencia�. Y declar�: �La mayor�a de mis entrevistados disfrutaban exacerbando su propia violencia durante la ocupaci�n�. La dominaci�n colonial absoluta saca a la luz las tendencias psicop�ticas de un ej�rcito de ocupaci�n. El soldado C testific�: �Si no entro en Rafah (ciudad palestina de Gaza) al menos una vez a la semana para sofocar una rebeli�n, es como si me volviera loco�. Como otros ocupantes coloniales, los soldados israel�es asumen un �complejo de raza superior� totalitario. El soldado D declar�: �Es fant�stico cuando no tienes que respetar ninguna ley ni norma. Sientes que t� eres la ley. Una vez que entras en los Territorios Ocupados, �eres Dios!�. La interiorizaci�n de los soldados de la poderosa ideolog�a fascista sionista los justifica a los ojos de los entrevistadores por castrar a un hombre, golpear en la cara a una mujer que protesta, disparar a un peat�n indefenso, romperle el brazo a un ni�o de cuatro a�os y otros actos de violencia gratuita e indiscriminada.

Los Presidentes de las Principales Organizaciones Jud�as Estadounidenses ni siquiera mencionan, y mucho menos critican, la conducta psicop�tica diaria de las IDF. Importantes fil�ntropos jud�os multimillonarios contribuyen con cientos de millones a apoyar la violenta ocupaci�n y represi�n de los civiles palestinos por las IDF, descritas con cruel placer por los soldados objeto del estudio israel�. De hecho, el mayor contribuyente sionista al Partido Dem�crata, Haim Saban (12,3 millones de d�lares en 2002), �siente debilidad por los soldados de combate israel�es�. Seg�n Haaretz (12 de septiembre de 2006), Saban declar�: �No puedo tratar con los soldados de combate, cada vez que tengo que interactuar con ellos� lloro�. Existe un poderoso lazo emocional entre el fascismo sionista israel� y sus hom�logos estadounidenses. Saban se refiere con arrogancia a la primac�a de su lealtad hacia Israel: �Me siento como un pavo real en EEUU declarando que soy estadounidense-israel�. Lo que oyen� un estadounidense-israel��, (Haaretz, 14 de octubre de 2007). El antes respetable Instituto Brookings ahora alberga el Saban Center, financiado por Haim Saban, que lo ha convertido en otro m�s de la docena de molinos propagand�sticos que fabrican sin parar apolog�as sobre las pr�cticas totalitarias de las IDF para sus principales directores de investigaci�n y su Primer Ministro. El mort�fero sentimentalismo de los multimillonarios estadounidenses-israel�es hacia los psic�patas de las IDF no llega a los j�venes estadounidenses que sirven a los intereses de Israel como soldados en Iraq y que est�n sufriendo el peso de una guerra que busca extender el poder regional de Israel. Saban, como la gran mayor�a de los altos dirigentes de las organizaciones sionistas m�s influyentes, est� presionando para una nueva guerra: esta vez con Ir�n. Seg�n Saban: �Tratar�a de hacer primero otras cosas, pero si no funcionan, entonces hay que atacar� Llegar hasta Ir�n y destruir completamente todas sus estructuras. Hundirlos en el abismo. Cortarles el agua� (Haaretz, 14 de octubre de 2007). Esas no son invectivas homicidas de un fan�tico colono jud�o que golpea a un ni�o pastor palestino, Saban es el dirigente m�s importante del AIPAC, amigo �ntimo y financiador pol�tico de los Clinton y de todo el actual liderazgo israel�. Sus 2.800 millones de d�lares compran la aduladora atenci�n de todos los candidatos importantes a la presidencia estadounidense que cortejan el apoyo jud�o (MSNBC, 14 de octubre de 2007).

La ZPC ha logrado enterrar tres iniciativas pol�ticas de alto nivel dise�adas para llegar a una soluci�n de la ocupaci�n colonial israel� de Palestina. Una declaraci�n enviada al presidente Bush y a la Secretaria de Estado Rice por anteriores altos cargos pol�ticos de ambos partidos, incluidos Brzezinski, Lee Hamilton, Brent Scowcroft y otros, llamando a Israel a cumplir las Resoluciones 242, 338 y otras del Consejo de Seguridad, fue totalmente descartada por el Congreso Dem�crata y la Casa Blanca Republicana, una vez que la ZPC intervino y llam� a Brzezinski �persona hostil a Israel� tras el absoluto rechazo de la declaraci�n por el estado israel�. Los esfuerzos de Tony Blair al frente de la Misi�n de Paz del Cuarteto han cosechado un fracaso absoluto a la hora de resolver siquiera la terrible situaci�n humanitaria de los palestinos, frente a la intransigencia israel� y el rechazo de hasta la m�s banal de las conversaciones con el ahora sometido (aunque anteriormente tan fren�tico) ex Primer Ministro brit�nico (Guardian, 13 de octubre de 2007). Los esfuerzos de la Secretaria Rice para organizar una conferencia de paz sobre Oriente Medio a finales de noviembre en Annapolis, Maryland, se han diluido en los pronunciamientos israel�es. Israel rechaza cualquier acuerdo sobre fronteras, calendarios, Jerusal�n, asentamientos, territorio, etc�tera. Insiste en que la conferencia se centre en acuerdos generales insignificantes que no le comprometen a nada. En una acci�n planeada para humillar todav�a m�s a la Secretaria de Estado Rice, el gobierno israel� se apoder� ilegalmente de varios cientos de acres de tierra palestina, un claro ejemplo de ampliaci�n de asentamientos (Aljazeera, 14 de octubre de 2007). Intentando parecer lista y no la torpe de la clase, la Secretaria Rice respondi� que la nueva confiscaci�n israel� de tierra palestina pod�a �erosionar la confianza en el compromiso de las partes hacia la soluci�n de dos estados� (BBC, 14 de octubre de 2007).

Al reconocer que la ZPC ha logrado inmovilizar su posici�n en las negociaciones y que no puede pedirle nada sustancial a Israel, la Secretaria Rice est� indicando la futilidad de la reuni�n de Annapolis al pedir �que se rebajen las expectativas�, que no habr� acuerdos importantes. Hay buenas razones para creer que Israel y su quinta columna han hundido eficazmente la iniciativa de Annapolis de Bush. Incluso estados clientelistas de EEUU como Egipto, Arabia Saud�, Jordania y hasta el t�tere palestino Abbas han expresado dudas al no establecerse acuerdos sustantivos sobre l�mites fronterizos, anatema para Israel y la ZPC. Si la conferencia se aplaza o tiene lugar, el evento promete constituirse en otro gesto sin consecuencias, otra derrota de EEUU en Oriente Pr�ximo, otra victoria para el statu quo colonial de Israel y otra raz�n para que aumente la resistencia �rabe en Oriente Pr�ximo.

Lo que resulta de peor ag�ero es que es probable que Israel y la ZPC entiendan que su exitoso sabotaje de la Conferencia de Paz de Annapolis de la Casa Blanca les anima a continuar con m�s confiscaciones violentas en los Territorios Ocupados, nuevas incursiones m�s mort�feras en L�bano y Siria y crecientes presiones para la guerra contra Ir�n. El fascismo sionista se alimenta del poder imbatible que disfruta en la pol�tica de EEUU hacia Oriente Pr�ximo frente a cualquier otra fuerza importante institucional estadounidense, que fracasa al seguir dicha pol�tica la l�nea israel�.

Junto a la radicalizaci�n derechista de la ideolog�a conservadora sionista con respecto a las presiones de Israel hacia soluciones totalitarias, est�n tambi�n apareciendo patentes manifestaciones de discursos y pr�cticas racistas antiisl�micas, anti�rabes y antipersas por parte de importantes portavoces conservadores sionistas y, especialmente, por parte de los propagandistas acad�micos en Estados Unidos.

La propaganda de guerra y las soluciones militares dominan la ret�rica conservadora sionista: en primer lugar, contra Palestina, despu�s, contra Afganist�n, Iraq, L�bano, Siria, Somalia y Sud�n. Acompa�ando la radicalizaci�n de la ret�rica conservadora sionista tambi�n se est�n produciendo crecientes actos represivos en el interior de la sociedad estadounidense.

La ZPC y la negaci�n del holocausto armenio: al servicio de Israel

Los dirigentes dem�cratas sionistas, bajo �rdenes israel�es, tuvieron un papel muy importante a la hora de socavar una resoluci�n del Congreso que condenaba como genocidio el asesinato de 1,5 millones de armenios por parte de los turcos. Durante muchos a�os el estado de Israel y sus especialistas acad�micos, tanto en Israel como en EEUU, han negado el genocidio de Turqu�a contra los armenios en su patria ancestral entre 1915 y 1917 a pesar del voluminoso corpus de documentaci�n aportado por eruditos de todo el mundo. Una raz�n para esto es que la industria jud�a del Holocausto exige la exclusividad en el genocidio del siglo XX con el fin de incrementar su recaudaci�n de fondos y sus esfuerzos de propaganda. Otra raz�n contempor�nea mucho m�s importante para la negaci�n en Israel y EEUU del holocausto armenio es la estrecha colaboraci�n militar entre el estado sionista y Turqu�a y, en fechas m�s recientes, la nutrida presencia de consejeros militares y agentes secretos israel�es (del Mossad) en el norte de Iraq controlado por los turcos, el denominado Kurdist�n.

El congresista Rahm Emanuel, ex miembro del ej�rcito israel� y hoy presidente del Comit� Pol�tico del Partido Dem�crata en la C�mara de Representantes, se opuso a la resoluci�n desde el principio y convenci� a un grupo de veteranos representantes de su partido para que exigieran la anulaci�n de los planes de votar esta medida en el Congreso. Profundamente conectado con los intereses de Israel, Emanuel tiene los pies bien plantados en una realidad de Oriente Pr�ximo definida seg�n la l�gica israel�. El congresista Emanuel justific� c�nicamente su servicio al estado de Israel con una retorcida declaraci�n: �Este voto (sobre el genocidio armenio) se dio de bruces con la realidad sobre el terreno en esa regi�n del mundo� (New York Times, 16 de octubre de 2007). La quinta columna de Israel en el Congreso de EEUU ha expandido sus objetivos m�s all� del estrecho marco de la b�squeda israel� del control regional de Oriente Pr�ximo para ocuparse de asuntos hist�ricos que afectan a pueblos que no son ni �rabes ni musulmanes y que tocan indirectamente a los intereses estrat�gicos israel�es. Los estrategas israel�es consideran que la resoluci�n del Congreso sobre el genocidio armenio originar�a la hostilidad de Turqu�a contra EEUU, lo que incrementar�a la probabilidad de una invasi�n turca del Kurdist�n iraqu�, hoy bajo la influencia de EEUU e Israel. Agentes israel�es han estado entrenando y armando a comandos kurdos para que �stos participen en actividades terroristas en Ir�n y en otras zonas de la frontera turca, iran� y siria. Una invasi�n turca por tierra y aire destruir�a, o como m�nimo desarticular�a, estas bases terroristas, con la consiguiente movilizaci�n kurda generalizada en defensa de sus tropas irregulares. Los kurdos son clientes leales y sus milicias pershmergas cumplen una funci�n esencial en la limpieza �tnica de minor�as en el norte iraqu�, as� como en la salvaje represi�n de la resistencia en el centro del pa�s por parte de los mercenarios financiados por EEUU. Una invasi�n turca probablemente dar�a lugar a la transferencia de los ej�rcitos kurdos hacia su frontera con Turqu�a, amortiguando el control de Estados Unidos en Iraq y debilitando sus agresiones contra Ir�n. Los israel�es tendr�an que escoger entre su alianza con Turqu�a, su �nico aliado importante en Oriente Pr�ximo, retirando a sus agentes y cancelando sus ventas de armas a los kurdos iraqu�es o su apoyo a los separatistas kurdos.

Las alarmas de la ZPC se encendieron para bloquear o frustrar la resoluci�n sobre el genocidio armenio y mostrarle al Primer Ministro turco Erdogan que Israel est� utilizando su poder sobre el Congreso de EEUU en beneficio de Turqu�a. En el conflicto que se entabl�, por un lado, entre millones de estadounidenses que aborrecen el genocidio -ocurra donde ocurra y sean quienes sean las v�ctimas- y el grupo de presi�n armenio y, por el otro, entre una docena de congresistas pro israel�es bien situados y sus multimillonarios contribuyentes sionistas, triunfaron los segundos. Incluso en un asunto tan palpable como el genocidio, la ZPC no tiene ni miedo ni verg�enza de oponerse a una resoluci�n simb�lica que reconozca un crimen hist�rico del mundo.

La victoria sionista en el Congreso en la resoluci�n sobre el genocidio armenio ilustra gr�ficamente de qu� manera los intereses israel�es degradan nuestras instituciones y nuestros valores. El hecho de que muchos congresistas, incluida la mayor�a del Partido Dem�crata, estuviesen inicialmente convencidos de la justicia de aprobar dicha resoluci�n y de que m�s tarde, bajo las presiones de la direcci�n sionista en el Congreso, se retractaran de su apoyo, indica hasta qu� punto el Congreso ha degenerado para convertirse en una instituci�n sionista colonizada. No s�lo el Congreso hace caso omiso de su electorado, de los valores de las personas que los votaron, sino que tambi�n entrega sus propios valores y su conciencia a eso que Seymour Hersh acertadamente define como el �dinero de la Nueva York jud�a�.

El esfuerzo israel� por evitar un ataque turco contra sus clientes kurdos est� estrechamente relacionado con sus esfuerzos por socavar las defensas iran�es y por acrecentar su capacidad de inteligencia mediante operaciones de comandos terroristas por parte de soldados irregulares kurdos.

La principal actividad de todas las organizaciones jud�as pro israel�es de importancia -nacionales estatales y locales- es aislar y destruir Ir�n por medio de sanciones econ�micas y de un ataque masivo por parte de EEUU. No tienen la menor consideraci�n por los millones de iran�es que morir�an, resultar�an heridos o perder�an sus hogares a causa del esfuerzo estadounidense o israel� para �borrar a Ir�n del mapa�.

Quien m�s recibe del dinero de la Nueva York jud�a (y de Los �ngeles, Miami y Chicago) es Hillary Clinton, la halc�n dem�crata m�s belicista en la campa�a electoral para las elecciones presidenciales de 2008 y, de hecho, la dem�crata m�s halc�n desde la era de Vietnam. En un reciente art�culo publicado en Foreign Affairs, a Hillary Clinton s�lo le falt� precisar la fecha y las armas con las que Estados Unidos atacar� a Ir�n. En �l mantiene que �Ir�n representa un desaf�o estrat�gico a largo plazo contra EEUU y sus aliados y no se le debe permitir que desarrolle o adquiera armas nucleares... Si Ir�n no obedece, todas las opciones deben permanecer sobre la mesa� (The Guardian, 15 de octubre de 2007).

Israel sabe hasta qu� punto los candidatos a la presidencia de EEUU son serviles a sus intereses y obedientes a los dictados de su grupo de presi�n. De lejos, Hillary Clinton es la elegida por los sionistas entre los candidatos dem�cratas a la presidencia. Le han perdonado que besase a Suha Arafat hace diez a�os, porque ha besado las dos mejillas de todos y cada uno de los cabilderos sionistas masculinos y femeninos y de los funcionarios israel�es en Washington, y adem�s ha aplaudido la represi�n de los palestinos. Hillary Clinton despert� la pasi�n y el placer de los presidentes de las principales organizaciones jud�as estadounidenses y es la �nica entre los candidatos dem�cratas a la presidencia que apoya la resoluci�n del Senado en la que se exige que el gobierno de EEUU declare que los guardianes revolucionarios del gobierno iran�, una divisi�n de elite del ej�rcito de Teher�n, es una �entidad terrorista�, lo que proporciona una justificaci�n a la Administraci�n Bush para un ataque preventivo masivo contra Ir�n y sus infraestructuras.

En lo que respecta a las resoluciones sobre la financiaci�n de la guerra y las campa�as de sanciones contra Ir�n; a la legislaci�n proveniente de su grupo de presi�n y a los discursos en el Congreso; a las horas dedicadas a la campa�a para atacar Ir�n; a las columnas de opini�n publicadas y a los comentarios de expertos en los medios, la ZPC supera por diez a uno a cualquier otro grupo que est� a favor de la guerra contra Ir�n. No s�lo los sionistas monopolizan la propaganda de �Atacar Ir�n�, sino que lideran a todos los dem�s grupos autoritarios en la tarea de acallar a los cr�ticos de esta agresiva alternativa militar estadounidense.

Quiero dejar perfectamente claro que la ZPC, los presidentes de las principales organizaciones jud�as estadounidenses, los Rahm Emanuel (israel�es o estadounidenses) que controlan el Comit� Pol�tico Dem�crata de la C�mara de Representantes... No hablan siempre y en cualquier sitio en nombre de la mayor�a de los jud�os estadounidenses, sobre todo en lo relativo a la negaci�n del genocidio armenio por parte de los turcos. Abraham Foxman, el belicoso presidente de la ADL, descubri� en Watham (Massachusetts) que tanto la comunidad local de origen armenio como sus compatriotas y vecinos de origen jud�o no toleran la negaci�n del genocidio armenio, ni siquiera por parte de la ADL. Bastantes sectores de jud�os estadounidenses se oponen al belicismo de Hillary Clinton y encuentran servil, incluso obsceno, su sometimiento a la ofensiva de los funcionarios israel�es. Las encuestas sionistas revelan que la mayor�a de los jud�os estadounidenses j�venes de alto nivel cultural cada vez est�n menos interesados en Israel y su quinta columna local, lo que contrar�a a los sedicentes l�deres de la comunidad. Sin embargo, el hecho de afirmar que una minor�a de jud�os no habla en nombre de una mayor�a mal dispuesta no disminuye su poder y su control sobre las instituciones pol�ticas de Estados Unidos y de la opini�n p�blica en lo que respecta a la pol�tica, las apropiaciones relativas a Oriente Pr�ximo o los intereses definidos por Israel.

�Odiador de jud�os� se convirti� en el lema de agitaci�n de los ultraconservadores sionistas para sus purgas en foros p�blicos y en una llamada a la acci�n masiva directa por parte de cientos de importantes personajes jud�os locales y concejos comunitarios. Incluso miembros del consejo presbiteriano fueron intimidados por sionistas jud�os debido a su tibia posici�n de retirar sus inversiones de compa��as estadounidenses involucradas en la opresi�n de los palestinos.

No ha habido ning�n acontecimiento trascendente que marque el momento en el que el conservadurismo sionista se transform� en fascismo sionista. La transici�n fue un proceso evolutivo durante el cual el racismo, el militarismo y el autoritarismo desarrollaron una base comunitaria masiva que se arraig� con el tiempo hasta convertirse en el modus operandi definitivo de la ZPC.

Al igual que los movimientos fascistas anteriores, el fascismo sionista suscribe las doctrinas racistas del conocimiento: seg�n la epistemolog�a sionista s�lo los jud�os pueden criticar a los jud�os (si se atreven), pues el conocimiento de la judeidad est� monopolizado por un pueblo definido como comunidad cerrada. Esta teor�a �siofascista� del conocimiento se ve reforzada por las frecuentes amonestaciones de sionistas progresistas o izquierdistas que con frecuencia desacreditan o advierten a autores no jud�os que se adentran en los debates jud�os por su cuenta y riesgo.

El fascismo sionista no es s�lo una expresi�n ideol�gica de un grupo marginal de extremistas tendenciosos. Su ideolog�a y su pr�ctica, en todo o en parte, han sido adoptadas por organizaciones jud�as convencionales.

El autoritarismo sionista en marcha

El autoritarismo sionista popular, que practica a un ritmo acelerado la coerci�n, la represi�n y el chantaje econ�mico en defensa de Israel y la ZPC, es un hecho en cada regi�n, en cada c�rculo de vida social, cultural y acad�mica de Estados Unidos. Mas abajo citamos una peque�a muestra de casos que han tenido eco nacional e incluso internacional y que ilustran una tendencia mucho m�s amplia. No existe una base de datos integral que cubra los cientos de incidentes de intimidaci�n sionista y de control de las ideas que ocurren semanalmente sin que sus v�ctimas los denuncien por miedo a las represalias o porque no lograr�an una atenci�n comprensiva del p�blico a causa de los prejuicios de los medios. En conversaciones informales, escritores y periodistas me han contado las visitas de personajes importantes jud�os y miembros de concejos comunitarios jud�os a editores de peri�dicos locales para exigir el despido de columnistas que se hab�an atrevido a criticar, por ejemplo, la horrenda invasi�n de L�bano por parte de Israel. Despu�s de una de tales �visitas y charlas�, un columnista local nunca m�s se atrevi� a criticar o a escribir sobre Oriente Pr�ximo. Esto no ocurre s�lo en Estados Unidos. En 2004, tras haber escrito un art�culo para el diario de Ciudad de M�xico La Jornada en el que critiqu� la despiadada represi�n de los palestinos en Jena y la disculpa de los sionistas estadounidenses por los asesinatos masivos, el embajador israel� en M�xico visit� a los editores del diario para exigirles que dejasen de publicar mis art�culos. El editor se neg� a acceder en aquel momento, pero poco despu�s La Jornada public� feroces ataques personales escritos por sus columnistas regulares (uno de ellos trotskista y el otro un dentista jud�o) en los que etiquetaban mis cr�ticas como �propaganda nazi�, similar a la de los Protocolos de Si�n. Esto sucedi� en un presunto peri�dico progresista independiente.

Las visitas confidenciales, las llamadas telef�nicas insultantes de sionistas fan�ticos, incluidas las amenazas de muerte, no son pr�cticas poco habituales entre siofascistas �respetables�. Un incidente implic� a una doctora que recibi� una visita en su consulta de un colega sionista fan�tico que se quej� de su carta al peri�dico local en la que criticaba el papel que representaron los sionistas al financiar la derrota electoral de Cynthia McKinney, la congresista de Georgia, por haber criticado la pol�tica israel�. Fue �advertida� de que criticar las actividades de organizaciones jud�as destinadas destruir a pol�ticos -sobre todo pol�ticos negros- por su apoyo a los derechos civiles palestinos, era antisemita. Los estadounidenses de origen africano, le dijeron, eran cada vez m�s desagradecidos con los jud�os estadounidenses, que hab�an dirigido y financiado la lucha por los derechos civiles y, por lo tanto, hab�a que darles una lecci�n de historia. Un grupo de patricios locales hab�a escogido a su colega sionista -ex estudiante de Harvard- para que le comunicara este mensaje. Cuando se declar� a s� mismo �jud�o y sionista�, ella le replic� que era �antifascista y antisionista� y le se�al� la puerta con el dedo, no sin antes preguntarle c�mo un hombre de su elevado prestigio profesional pod�a soportar la tarea degradante de tratar de censurar a una colega. Estas visitas de sionistas respetables intimidan a otros con menos arrojo y fortaleza intestinal que ella.

Cuando leyeron el manuscrito de mi libro The Power of Israel in the United States (El poder de Israel en Estados Unidos), muchos de mis antiguos editores me notificaron que era un texto fenomenal... pero... no quer�an sufrir las consecuencias, las amenazas y los vituperios que ser�an de esperar de la ZPC, de universitarios jud�os, de escritores contratados y de editores. Incluso el editor que por fin acept� publicar mi libro expres� el miedo leg�timo que sent�a de la hostilidad sionista y al final una docena de profesores jud�os cancelaron sus pedidos del libro para sus clases.

Una muestra de los casos m�s conocidos de los esfuerzos sionistas por acallar y purgar de cr�ticos de la sociedad estadounidense con Israel y el ZPC, incluye el de m�s de mil antiguos alumnos sionistas del Barnard College que hicieron una campa�a para impedir que la profesora Nadia Abu Hajel obtuviese la c�tedra en propiedad por haber publicado Facts on the Ground (Hechos sobre el terreno), una cr�tica destructora de los esfuerzos arqueol�gicos israel�es por borrar los siglos de continua presencia palestina en Tierra Santa (Chronicle of Higher Education, 5 de agosto de 2007).

En fechas m�s cercanas tuvo lugar la campa�a p�blica para anular la invitaci�n de la Universidad de Columbia al primer ministro iran� Mahmud Ahmedineyad, que dio lugar a la inaudita y ofensiva presentaci�n de �ste por parte del presidente de la universidad.

La prohibici�n de la exitosa obra de teatro brit�nica My name is Rachel Corrie (Mi nombre es Rachel Corrie), basada en los escritos de la activista estadounidense asesinada, cuya puesta en escena estaba programada en Nueva York, Miami y Toronto, caus� consternaci�n entre aficionados al teatro y actores en ambos lados del Atl�ntico. El soldado israel� que asesin� a la joven fue absuelto en Israel, mientras que las palabras de Rachel fueron prohibidas en la capital cultural de su propio pa�s.

En fechas todav�a m�s recientes, el Chicago Council of Global Affairs cedi� a las presiones de los cabilderos sionistas y cancel� una conferencia de los respetados catedr�ticos de ciencias pol�ticas John Mearsheimer y Stephan Walt, debido a su ensayo cr�tico The Israel Lobby (El lobby israel�).

La lista es larga e incluye las cancelaciones de un concierto de Marcel Khalife en San Diego (California) y de una invitaci�n al obispo sudafricano Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz, debido a su cr�tica de las pol�ticas de apartheid israel�es en los territorios ocupados.

Otra campa�a que se sald� con �xito fue la que impidi� a la escritora Susan Abulhawa que presentara su apasionante novela The Scar of David (La cicatriz de David) (7) en una librer�a de Barnes & Noble de Bayside (Nueva York). Esto se sigui� de un ataque a trav�s del ciberespacio contra la autora para desacreditar una gira publicitaria programada. Este ataque a favor de Israel fue dirigido por catorce rabinos y el presidente de la comunidad de concejos jud�os de Queens (Nueva York).

La distribuidora University of Michigan Press recibi� presiones para que retirase la distribuci�n de Overcoming Zionism (Superando el sionismo), de Joel Kovel, en violaci�n de un contrato con la editorial Pluto Press que la obligaba a hacerlo. La distribuidora amenaz� entonces con parar la distribuci�n de todos libros publicados por Pluto Press.

Las recientes audiencias de un comit� selecto del Congreso, que investig� el ataque militar israel� contra la fragata USS Liberty (al cabo de 40 a�os, durante los cuales el lobby israel� hab�a impedido con �xito una investigaci�n oficial) dictamin� que Israel es culpable del asesinato y la mutilaci�n deliberados de m�s de 100 estadounidenses de la tripulaci�n. Sus escandalosas conclusiones, publicadas en el Diario del Congreso, nunca aparecieron en la prensa ni en los medios audiovisuales.

En violaci�n de las resoluciones de las Naciones Unidas, la agresi�n militar de Israel contra L�bano, Siria y Palestina fue recompensada por el Congreso de Estados Unidos con 30.000 millones de d�lares adicionales de ayuda militar durante los pr�ximos diez a�os, lo cual hizo que el �tributo anual a Israel� sobrepasase los 6.000 millones de d�lares por a�o (New York Times, 16 de agosto de 2007). En un tiempo de d�ficits r�cord y de reducciones en los programas nacionales de servicios educativos y de salud para ni�os pobres, el voto que otorg� los 30.000 millones de d�lares a Israel pas� pr�cticamente sin discusi�n por parte del partido de la oposici�n.

El periodista y documentalista australiano John Pilger produjo una cr�tica mordaz de Israel titulada Palestine is Still the Issue (La cuesti�n sigue siendo Palestina) que se hab�a visto en todo el mundo. Su exhibici�n, que estaba programada en el canal educativo p�blico de San Francisco, fue bloqueada tras una campa�a dirigida por los concejos de relaciones de la comunidad jud�a.

La escuela secundaria p�blica biling�e �rabe-ingl�s Kahil Gibran de Nueva York (llamada as� en honor del poeta cristiano liban�s del mismo nombre), fue vilipendiada por la ZPC (New York Times, 11 de agosto de 2007), lo que llev� al despido de su directora, una estadounidense de origen �rabe. Su crimen fue que hab�a traducido con exactitud la palabra �rabe intifada como �desembarazarse�, en vez de vociferar contra el movimiento de derechos palestinos en los territorios ocupados. La federaci�n de profesores, controlada por sionistas, apoy� activamente la flagrante purga de uno de sus propios miembros por sus �cr�menes ideol�gicos�.

En el San Francisco State College hubo una campa�a dirigida por el Director Ejecutivo de los concejos de relaciones de la comunidad jud�a de la ciudad para prohibir un mural que mostraba a un famoso personaje palestino de dibujos infantiles, un desafiante ni�o peque�o que hace frente a las fuerzas de ocupaci�n israel�es. El problema en cuesti�n, seg�n los l�deres jud�os locales, era que el ni�o ten�a una llave en su mano, lo que constitu�a una �referencia encubierta al derecho de los palestinos al retorno a Israel� (Jewish Forum, 10 de agosto de 2007).

Una de las m�s duras y pr�speras campa�as de purga sionista fue la que impidi� que el muy respetado profesor y erudito Norman Finkelstein obtuviese en propiedad su c�tedra de la Universidad De Paul, de Chicago. La purga, liderada por Alan Dershowitz, profesor de Derecho en Harvard, fue una respuesta directa a los numerosos estudios acad�micos de Finkelstein, cr�ticos con Israel y con la explotaci�n del Holocausto como medio de promover los objetivos de la ZPC.

A pesar de las recomendaciones de tres comit�s acad�micos de la Universidad de Yale, los millonarios fil�ntropos sionistas lograron bloquear el nombramiento al cargo de catedr�tico de Juan Cole, un renombrado especialista en Oriente Pr�ximo. Los millonarios amenazaron con retirar sus contribuciones y algunos catedr�ticos sionistas prepararon un ataque difamatorio contra Cole (1 de junio de 2006).

Se organiz� una campa�a para ejercer presi�n y lograr que algunos fondos de pensiones del Estado retirasen su dinero de cualquier compa��a que tuviese relaciones con Ir�n y los invirtieran en bonos de Israel. Hasta ahora ha dado resultado en Texas, Florida, Nueva York y Nueva Jersey. Varios gobernadores fueron �persuadidos� durante viajes sionistas a Israel pagados con fondos p�blicos (Houston Chronicle, 18 de julio de 2007). Durante uno de estos viajes pagados con fondos p�blicos, el gobernador McGreevy, de Nueva Jersey, hoy ca�do en desgracia, conoci� a un agente israel� con el que tuvo una relaci�n homosexual y luego hizo que lo nombrasen jefe de seguridad del estado de Nueva Jersey, hasta que el FBI intervino. McGreevy renunci� a su cargo tras denunciar al israel�, un tal Golan Cipal, por chantaje.

La Liga Antidifamaci�n, que es una correa de transmisi�n pro israel�, forz� al �nico congresista musulm�n, Keith Ellison, a que se retractara y humillara por atreverse a comparar las t�cticas de la administraci�n Bush con las de los nazis (Jewish Telegraph Agency, 20 de julio de 2007). Como en el caso de la congresista McKinney, el castigo sionista contra los pol�ticos afroestadounidenses es particularmente vehemente.

Las principales organizaciones sionistas, lideradas por el American Jewish Committee, movilizaron con �xito a los bur�cratas del principal sindicato de EEUU para que denunciasen los boicots a Israel del militante sindicato del Reino Unido (Jerusalem Post, 22 de julio de 2007). Los sindicatos CIO-AFL est�n bajo el control de la ZPC y han comprado fondos de pensiones en bonos de Israel -por valor de m�s de 5.000 millones de d�lares- que constantemente registran bajos �ndices de rendimiento, lo cual provoca todos los a�os p�rdidas de cientos de millones de d�lares en beneficios a sus 12 millones de afiliados.

El decano de religi�n Barry Levin, un activista profesional de Israel en la Universidad McGill, despidi� recientemente al profesor Norman Cornelt, despu�s de 15 a�os de ense�anza, por su apoyo a los derechos humanos de los palestinos (Montreal Gazette, 2 de junio de 2007).

Todos los peri�dicos importantes han publicado editoriales y rese�as difamatorias atacando el estudio cr�tico del antiguo presidente Jimmy Carter, Palestine: Peace not Apartheid (Palestina: la paz, no el apartheid). Esto formaba parte de una campa�a de propaganda de alta prioridad, coordinada por organizaciones sionistas muy importantes e inclu�a al profesor Alan Dershowitz (Washington Report on Middle East Affairs, abril 2007).

El ilustre autor jud�o Tony Judt, catedr�tico de la Universidad de Nueva York, vio cancelada su invitaci�n a una charla programada en el consulado polaco debido a la oposici�n sionista contra su cr�tica de la pol�tica israel�.

B�nai Brith, de Vancouver (Canad�), atac� un sitio web canadiense llamado Peace, Earth and Justice y le oblig� a retirar 18 art�culos cr�ticos con Israel.

A principios de 2007 la ZPC intervino en la Comisi�n estadounidense de derechos civiles e introdujo una secci�n que equipara el antisionismo con el antisemitismo y difam� docenas de programas de estudios acad�micos sobre Oriente Pr�ximo como centros universitarios de �antisemitismo�. La Asociaci�n de Estudios de Oriente Pr�ximo de Am�rica del Norte, el principal grupo acad�mico, escribi� una refutaci�n razonada el 11 de junio de 2007.

Los planes para construir una mezquita destinada a la comunidad musulmana de Roxbury (Massachusetts) fueron atacados en una campa�a del �Proyecto de David�, un grupo sionista afiliado a los concejos de la comunidad jud�a de Boston y sus suburbios.

Bas�ndose en el testimonio confidencial de agentes de inteligencia israel�es y con el apoyo de la ZPC, se presentaron cargos de terrorismo contra 16 miembros de una sociedad ben�fica isl�mica de EEUU. Un tribunal de Texas los conden� por cr�menes contra Israel, incluso si muchos de los acusados eran ciudadanos estadounidenses y no tuvieron posibilidad de carearse con sus acusadores encapuchados, agentes secretos israel�es que operaban en EEUU. El acusado principal, el doctor Rafil Dhofer, fue condenado a 22 a�os por un crimen israel�, incluso si nunca hab�a sido condenado por ning�n crimen cometido en Estados Unidos. Ni a los acusados ni a sus abogados se les permiti� interrogar a los testigos extranjeros secretos.

Las organizaciones siofascistas universitarias, dirigidas por su �peque�o Fuhrer� David Horowitz, acosan regularmente a negros, latinos y �rabes estadounidenses elogiando los beneficios obtenidos por la trata de esclavos africanos y defienden el uso de la tortura y el asesinato por parte de los israel�es y de sus hom�logos estadounidenses en Iraq y Guant�namo. Adem�s difaman a catedr�ticos no suficientemente favorables al sionismo, esp�an a instructores, interrumpen clases, interponen demandas judiciales contra profesores, otros estudiantes y administradores de universidades por prejuicios antisionistas en todo el �mbito de Estados Unidos.

A pesar del giro sionista hacia t�cticas fascistas y de su adopci�n de medidas coercitivas autoritarias, el hecho es que todav�a s�lo controlan parcialmente la sociedad civil y el poder pol�tico. Algunas de sus jugadas siofascistas de poder han salido derrotadas en circunstancias espec�ficas, al menos por el momento. La obra de teatro My name is Rachel Corrie fue representada en salas repletas en Londres, Seattle y otras valientes ciudades, a pesar de que fue prohibida en Nueva York, Toronto y Miami.

Norman Finkelstein fue despedido, pero consigui� un fuerte apoyo en todo el mundo acad�mico y pudo negociar una compensaci�n econ�mica por la cobarde traici�n del cuerpo docente de la Universidad De Paul. Pero, sobre todo, el profesor Finkelstein est� contraatacando.

La Universidad de Michigan fue obligada a distribuir el libro de Kovel, a pesar de que amenaz� con cancelar su contrato con la editorial Pluto Press.

La lecci�n est� clara: el aumento del judeofascismo representa un peligro claro y actual para nuestras libertades democr�ticas en Estados Unidos. Sus miembros no se presentan con camisas negras ni saludan con el brazo extendido. Sus rostros p�blicos son los de un abogado, un fil�ntropo de bienes ra�ces o un profesor de universidad prestigiosa, todos ellos bien afeitados, con corbata y mejillas sonrosadas. Trabajan duro para enviar a los miembros de familias no sionistas a luchar a las guerras en Oriente Pr�ximo en defensa del Gran Israel. Y nos dicen que guardemos silencio, so pena de difamaci�n, de exclusi�n fuera de nuestras comunidades, de la p�rdida de nuestro empleo o de algo peor... El castigo ejemplar de muchas voces peque�as es lo que ha venido manteniendo bajo el n�mero de cr�ticos ruidosos... hasta hace poco. En Estados Unidos hay una c�lera y una hostilidad cada vez mayores contra la ZPC, contra sus arrogantes y autoritarios ataques a nuestros valores democr�ticos. Tarde o temprano habr� una reacci�n muy importante contra aquellos que, por vocaci�n o convicci�n, participaron en los despidos, la censura y las campa�as de intimidaci�n contra la mayor�a estadounidense. El pueblo de este pa�s no recordar� sus gritos de antisemitismo, sino su responsabilidad al enviar a miles de soldados estadounidenses a morir en Oriente Pr�ximo por los intereses de Israel.

Es de esperar que quienes piden justicia no utilicen leyes autoritarias como la Patriot Act ni las rigurosas y degradantes t�cnicas de interrogatorio (la tortura), ni tampoco las pr�cticas anti�rabes y antimusulmanas promovidas por los sionistas del Pent�gono, del Congreso y de los departamentos de Justicia y Seguridad. Quienes se oponen al sionismo tienen que cumplir estrictamente con los m�s altos patrones morales.

Notas

(1) V�anse las recientes manifestaciones (septiembre y octubre) del ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan y del general estadounidense John Abizaid, entre otros).

(2) Big Oil es un t�rmino usado para describir a las transnacionales del petr�leo m�s importantes, as� como su poder e influencia en la pol�tica, particularmente en la de Estados Unidos. Las principales corporaciones que se suelen incluir en Big Oil son: ExxonMobil, Chevron Corporation, BP, Royal Dutch Shell y ConocoPhillips. [N. de los T.]

(3) �La Configuraci�n del Poder Sionista (ZPC) cuenta con m�s de 2.000 funcionarios a tiempo completo, m�s de 250.000 activistas, m�s de 1.000 multimillonarios donantes pol�ticos que contribuyen con sus recursos a los dos partidos estadounidenses en el Congreso. La ZPC proporciona el 20% del presupuesto de ayuda militar exterior estadounidense destinado a Israel, m�s del 95% del apoyo del Congreso al boicot israel� y las incursiones de su ej�rcito en Gaza, L�bano y la opci�n militar preventiva contra Ir�n. La invasi�n estadounidense y la pol�tica de ocupaci�n en Iraq, incluida la falsificaci�n de las pruebas que justificaban la invasi�n, estuvieron fuertemente influenciadas por altos funcionarios devotamente leales y vinculados a Israel�. Cf. J.Petras en http://xymphora.blogspot.com/2007/07/zionist-power-configuration.htm

(4) �Big Oil Plays a Waiting Game over Iraq �s Reserves�, Financial Times, 19 de septiembre de 2007.

(5) �rgano informativo de la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Jud�as Estadounidenses (PMAJO), lobby sionista estadounidense. [N. de los T.]

(6) The American Israel Public Affairs Committee, principal lobby israel� en Estados Unidos. [N. de los T.]

(7) El t�tulo de esta obra en ingl�s juega con la similitud fon�tica entre scar, cicatriz, y star, estrella. [N. de los T.]

 


Fuente: http://axisoflogic.com/artman/publish/article_25444.shtml

Los �ltimos libros del profesor James Petras incluyen The Power of Israel in the United States (Clarity Press 2006) y Rulers and Rules (Clarity Press 2007).

Sinfo Fern�ndez y S. Segu� son traductores de Rebeli�n. Manuel Talens y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebeli�n, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducci�n se puede reproducir libremente a condici�n de mencionar al autor, a los traductores y la fuente.

 

James Petras en espa�ol (15 de noviembre de 2007)

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Manuel Talens 2007