El escritorio de Manuel Talens

El traductor activista

Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba

 James Petras

James Petras

Traducido para Rebeli�n por Manuel Talens

 

Introducci�n

El ejemplo viviente de Cuba y sus cuarenta y cinco a�os de exitosa resistencia ante la agresi�n militar estadounidense y el boicot econ�mico es sumamente perjudicial para el objetivo de imperio global acariciado por Washington, y ello por varias razones. En primer lugar, el �xito de Cuba refuta la noci�n sostenida por el �centro izquierda� de que los pa�ses �peque�os� o �subdesarrollados� no pueden oponerse a los poderes imperiales ni mantener una revoluci�n frente a la �globalizaci�n�. En segundo lugar, la supervivencia de la revoluci�n cubana contradice la idea la de que los pa�ses caribe�os o latinoamericanos situados cerca de EEUU deben someterse a los dictados de Washington. En tercer lugar, Cuba demuestra que el imperio de Estados Unidos no es invencible, pues la isla ha derrotado casi todos sus grandes ataques militares, pol�ticos y diplom�ticos.

Desde el punto de vista diplom�tico, casi todos los pa�ses del mundo han reconocido a Cuba y 150 de ellos la apoyan en la Naciones Unidas (contra s�lo 3 a EEUU) en su oposici�n al embargo. Econ�micamente, Cuba mantiene relaciones comerciales y de inversi�n con todas las naciones importantes europeas, asi�ticas, africanas, latinoamericanas y de Am�rica del Norte (excepto EEUU). Militarmente, las fuerzas armadas cubanas y sus servicios de inteligencia no s�lo han derrotado todos los ataques terroristas patrocinados por EEUU en la isla durante las pasadas d�cadas, sino que adem�s han elevado el coste pol�tico de cualquier posible invasi�n. En respuesta a medio siglo de fracasos, la Administraci�n de Bush ha intensificado su agresi�n al eliminar pr�cticamente todos los viajes de estadounidenses a Cuba, al bloquear casi todos los giros monetarios familiares y al incrementar las restricciones comerciales de alimentos y medicinas. A pesar de que estas duras medidas han tenido efectos negativos sobre Cuba, tambi�n han provocado la oposici�n entre algunos sectores conservadores de la opini�n estadounidense. Muchos cubanos exiliados que normalmente apoyaban a Bush est�n molestos porque ahora no pueden proporcionar ayuda econ�mica a familiares de edad avanzada dentro de la isla. Los intereses agr�colas (de 38 estados), que sol�an apoyar a Bush, est�n furiosos ante los nuevos impedimentos contra el comercio. Los enemigos liberales y conservadores de la revoluci�n cubana, que esperaban derribarla por medio de la penetraci�n cultural e ideol�gica, est�n hartos de las restricciones culturales y de viajes.

En otras palabras, cuanto m�s duras y m�s extremas se vuelven las medidas adoptadas por la Administraci�n de Bush contra Cuba, mayor es el aislamiento de Washington. Esto es verdad tanto fuera como dentro de EEUU. Veamos ahora varios ejemplos.

Estados Unidos explot� la condena a prisi�n en Cuba de m�s de setenta propagandistas a sueldo del Pent�gono, a los que etiqueta de �disidentes pol�ticos�, y se asegur� en un principio el apoyo de la Uni�n Europea. Un a�o despu�s, la Uni�n Europea ha roto con esta pol�tica de Washington y ha renovado y ampliado sus v�nculos culturales y econ�micos con Cuba.

Mientras que EEUU incrementa su embargo comercial, los lazos cubanos comerciales y de inversi�n con China y el resto de Asia, Venezuela y el resto de Am�rica Latina, Canad� y Europa se han ampliado y se han vuelto m�s profundos. Las restricciones contra los giros monetarios familiares no han surtido el efecto esperado, toda vez que ahora se hacen a trav�s de �pa�ses terceros� (M�xico, Canad�, Rep�blica Dominicana. etc.). El turismo canadiense, europeo, latinoamericano y asi�tico sobrepasa los dos millones de visitantes por a�o y las nuevas afluencias inversoras han compensado la mayor parte del d�ficit de las restricciones contra los giros monetarios.

Por �ltimo, los intentos de Washington por limitar el acceso de Cuba a fuentes de energ�a tras la ca�da de la URSS han sido derrotados por los acuerdos comerciales y de inversi�n de gran alcance alcanzados con el gobierno venezolano del presidente Ch�vez. El r�gimen de Ch�vez provee a Cuba de petr�leo a precios subvencionados a cambio de que Cuba le proporcione un vasto programa de salud y educaci�n para los pobres de Venezuela. Los lazos pol�ticos y econ�micos cubanovenezolanos han debilitado los esfuerzos estadounidenses para obligar a los pa�ses caribe�os y latinoamericanos a romper con Cuba. A causa del fracaso de las pol�ticas pasadas y presentes de atacar directamente a Cuba, la Administraci�n de Bush ha decidido intentar la destrucci�n de la alianza estrat�gica de Cuba con el r�gimen chavista.

 

La estrategia en dos etapas

La estrategia estadounidense para destruir la revoluci�n cubana adopta cada vez m�s el modelo �en dos etapas�: en primer lugar, el derrocamiento del gobierno de Ch�vez en Venezuela, el corte de los suministros de energ�a y de los lazos comerciales con vistas al estrangulamiento econ�mico y, en segundo, el ataque militar. La estrategia �en dos etapas� contra Cuba implica la elaboraci�n de un plan de acci�n calibrada para derrocar el gobierno de Ch�vez.

Los esfuerzos de Washington contra Ch�vez hasta 2005 se han saldado con estrepitosas derrotas. Tales esfuerzos se basaron en gran parte en una �estrategia interna�, para la cual utiliz� para ello a la clase dirigente nacional, a sectores del ej�rcito y de la corrupta burocracia sindical. No s�lo dichos instrumentos nacionales de Washington fueron derrotados, sino que han sido gravemente debilitados para su uso en el futuro. El apoyo de Washington al fracasado golpe militar provoc� la p�rdida de varios centenares de oficiales contrarrevolucionarios, que fueron obligados a dimitir. El apoyo de Bush al lock-out petrolero de la elite llev� a la expulsi�n de miles de funcionarios del petr�leo aliados con Washington. La derrota del refer�ndum para expulsar a Ch�vez, moviliz�, politiz� y radicaliz� a millones de venezolanos pobres y desmoraliz� a la clase media partidaria de Washington. El resultado de estos fracasos ha obligado a Washington a buscar una �estrategia externa�, cuya clave se basa en una intervenci�n militar cada vez mayor en asociaci�n con el r�gimen terrorista de Uribe en Colombia.

La estrategia contra Cuba implica un ataque conjunto de EEUU y Colombia contra Venezuela, apoyados por terroristas internos y por la clase dirigente. Este ataque indirecto contra Cuba necesita una compleja preparaci�n externa en cooperaci�n con Colombia. En primer lugar, Washington y Uribe han reforzado enormemente las bases militares que rodean la frontera venezolana. En segundo, las incursiones militares destinadas a �probar� la capacidad de defensa venezolana, en las que participan tanto militares colombianos como fuerzas paramilitares, tienen lugar de manera regular. En 2004 murieron asesinados seis soldados venezolanos, un cierto n�mero de funcionarios venezolanos fueron sobornados para secuestrar a un l�der de la resistencia colombiana y, a lo largo de la frontera de Venezuela, tuvieron lugar numerosos ataques con asesinatos y secuestros de refugiados colombianos. En tercer lugar, EEUU le ha proporcionado a Colombia casi tres mil millones de d�lares en ayuda militar, ha triplicado el tama�o de sus fuerzas armadas (hasta m�s de 275,000 hombres), ha aumentado enormemente sus unidades de combate a�reo (helic�pteros, cazabombarderos), le ha suministrado avanzada tecnolog�a militar y varios miles de oficiales especialistas militares y �contratados�. En cuarto lugar, Washington ha reclutado al r�gimen de Guti�rrez, en Ecuador, ha invadido Hait�, ha establecido bases militares en Per� y en la Rep�blica Dominicana y ha iniciado maniobras navales cerca de la costa venezolana, en preparaci�n de un militar ataque. En quinto lugar, Colombia (bajo la tutela estadounidense) firm� un acuerdo conjunto de cooperaci�n de inteligencia militar el 18 de diciembre de 2004 con el Ministerio venezolano de la Defensa Nacional, proporcion�ndole a EEUU �informaci�n interna� y sirviendo como una posible fuente de infiltraci�n de las Fuerzas Armadas venezolanas para contrarrestar a los oficiales procubanos.

 

La estrategia triangular

EEUU conf�a en una �estrategia triangular� para derrocar el r�gimen de Ch�vez: una invasi�n militar desde Colombia, la intervenci�n estadounidense (ataques a�reos y por mar, m�s fuerzas especiales para asesinar a funcionarios claves) y un levantamiento interno por medio de terroristas infiltrados y militares traidores, apoyados por las elites claves de los medios de comunicaci�n, de las finanzas y del petr�leo. La estrategia implica la toma del poder estatal, la expulsi�n de las misiones de ayuda cubanas y la ruptura de todos los acuerdos con Cuba.

Antes de esta concertada estrategia militar, Washington ha dise�ado una campa�a de propaganda contra la alianza cubanovenezolana, contra los intentos de Venezuela por rectificar el enorme d�ficit militar con respecto a Colombia mediante la compra de armas defensivas y haciendo correr el rumor de que Venezuela propaga la �subversi�n� entre los reg�menes latinoamericanos. La clave de esta pol�tica estadounidense consiste en impedir que Venezuela se una a Cuba en calidad de r�gimen alternativo de bienestar social a los clientes neoliberales de EEUU en Am�rica Latina. La agresi�n estadounidense se intensifica conforme se ampl�a la reforma agraria, Venezuela prepara su defensa y Ch�vez diversifica lazos comerciales y de inversi�n. El poderoso apoyo de Cuba a los programas de ayuda social de Venezuela ha consolidado el apoyo de las masas hacia el r�gimen de Ch�vez y es una base fundamental de defensa para la radicalizaci�n del proceso.

Al mismo tiempo que Venezuela hace frente a las amenazas de Washington, consolida sus v�nculos con Cuba, de tal manera que el destino de ambos proyectos se entrelaza y los convierte en uno solo, de car�cter antiimperialista, y ello a pesar de las diferencias de sistemas sociales y de composici�n pol�tica.

 

Fortalezas de la alianza cubanovenezolana

La �estrategia externa� estadounidense hacia Venezuela y su m�todo �en dos etapas� con respecto a Cuba adolecen de enormes limitaciones.

La primera de ellas es que el r�gimen colombiano se enfrenta a una poderosa oposici�n interna: 20,000 veteranos guerrilleros y millones de colombianos que simpatizan con el programa de reforma agraria, con la pol�tica exterior independiente y con las libertades pol�ticas del r�gimen de Ch�vez. Para Uribe ser�a muy peligroso lanzarse a una �guerra en dos frentes�, que podr�a abrir la v�a a ataques contra las principales ciudades, incluida Bogot�.

La segunda es que EEUU est� enormemente atado militarmente en Irak y los sionistas le otorgan una mayor prioridad a la guerra contra Ir�n/Siria que a Venezuela. La intervenci�n estadounidense se ver�a limitada a ataques a�reos y por mar y a las Fuerzas Especiales.

La tercera es que el ataque movilizar�a a millones de venezolanos en una guerra de liberaci�n nacional para defender su propia tierra, sus hogares, sus barrios, sus familias y amigos. Adem�s, las guerras populares de liberaci�n radicalizan a la poblaci�n y, con frecuencia, conducen a la confiscaci�n de las propiedades burguesas contrarrevolucionarias. Una invasi�n fracasada podr�a empujar a Venezuela hacia una mayor socializaci�n de la econom�a y hacia la eliminaci�n de la elite nacional.

La cuarta es que la econom�a estadounidense y las multinacionales perder�an un suministro estable de petr�leo en un mercado cada vez m�s dif�cil, as� como mil millones de d�lares en inversiones, lo cual debilitar�a la posici�n de EEUU en el mercado de la energ�a global.

La quinta es que una invasi�n sin duda conducir�a a un pacto conjunto de defensa militar entre Venezuela y Cuba, lo cual ir�a contra la pol�tica estadounidense en el Caribe.

La sexta es que una invasi�n probablemente provocar�a enorme malestar e inestabilidad en toda Am�rica Latina, amenazando a los clientes estadounidenses y socavando los reg�menes y la pol�tica de credo neoliberal.

 

Conclusi�n

Por todas estas razones, los intentos de Washington para implementar la pol�tica exterior, en dos etapas, contra Venezuela y Cuba, aparte de ser sumamente peligrosos para ambos pa�ses, pueden tener un efecto de bumer�n, iniciando una nueva ola de luchas revolucionarias antiimperialistas en toda la regi�n.

Hasta ahora, la escalada de agresi�n diplom�tica y econ�mica estadounidense contra Cuba ha conducido a un aislamiento cada vez mayor de EEUU en Europa y en todas partes del Tercer Mundo. Una escalada de agresi�n militar contra Venezuela como parte de una estrategia �en dos etapas� contra Cuba puede tener consecuencias todav�a m�s graves: la extensi�n de la poderosa lucha revolucionaria en Colombia y en el resto de Am�rica Latina.

 

 

Rebeli�n, 22 de marzo de 2005

 


Rebelión

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