�SANIDAD? PREG�NTENLE A CUBA
          
          
          
          Nicholas D. Kristof
        
        
        Traducido
        
        para
        Rebeli�n por Manuel Talens
        
        
        
        
        
          
          
          Hay un 
          hecho incuestionable: si los Estados Unidos tuviesen una tasa de 
          mortalidad infantil tan buena como Cuba, salvar�amos 2,212 beb�s 
          estadounidenses adicionales por a�o.
          
          S�, he 
          dicho Cuba. Es menos probable que los beb�s sobrevivan en los Estados 
          Unidos, con un sistema de asistencia m�dica que suponemos el mejor al 
          mundo, que en la empobrecida y autocr�tica Cuba. Seg�n el �ltimo 
          World Factbook de la CIA, Cuba es uno de los 41 pa�ses que tienen 
          mejor tasa de mortalidad infantil que los Estados Unidos.
          
          Y lo 
          m�s preocupante es que la tasa ha empeorado aqu� en los �ltimos 
          tiempos.
          
          Desde 
          1958, la tasa de mortalidad infantil de los Estados Unidos fue 
          mejorando a�o tras a�o o al menos se mantuvo estable. Pero en 2002 
          empeor�: de cada mil nacimientos vivos 7 beb�s fallecieron, mientras 
          que el a�o anterior la tasa hab�a sido de 6,8 fallecimientos.
          
          Estas 
          cifras, sepultadas en un reciente informe de los Centers for Disease 
          Control and Prevention, no llamaron mucho la atenci�n. Pero forman 
          parte de un modelo estad�stico proveniente del gobierno federal que 
          sugiere que la vida de nuestros ciudadanos m�s desfavorecidos es cada 
          vez m�s cruel en nuestra nueva Edad de Oro.
          
          �Los 
          ni�os estadounidenses corren hoy mayor riesgo que hace una d�cada�, ha 
          dicho el doctor Irwin Redlener, decano asociado de la Mailman School 
          of Public Health de la Universidad Columbia y presidente del Children�s 
          Health Fund. �El aumento de la tasa de mortalidad infantil es una 
          advertencia anticipada de que vamos por el mal camino, sin mejoras a 
          la vista�.
          
          Es 
          demasiado pronto para conocer el impacto de este aumento de la 
          mortalidad infantil de los beb�s estadounidenses en 2002. Todav�a no 
          disponemos de datos fiables sobre los a�os 2003 y 2004. Sandy Smith, 
          de los Centers for Disease Control, ha afirmado que los estad�sticos 
          est�n bastante seguros de que en 2003 no continu� la tendencia al 
          deterioro, pero a�n no se puede saber si hubo una mejora o s�lo un 
          estancamiento en la tasa m�s elevada.
          
          
          Singapur posee la mejor tasa de mortalidad infantil en el mundo: de 
          cada 1,000 nacimientos vivos, 2,3 beb�s mueren antes de cumplir 1 a�o 
          de edad. Suecia, Jap�n e Islandia poseen una tasa inferior a la mitad 
          de la nuestra.
          
          Si 
          tuvi�ramos una tasa tan buena como Singapur salvar�amos a 18,900 beb�s 
          cada a�o. O, dicho de otra manera, puede que nuestros fracasos 
          pol�ticos en Irak est�n matando estadounidenses a una tasa de 
          aproximadamente 800 por a�o, pero nuestros fracasos en la asistencia 
          m�dica dentro del pa�s producen incomparablemente m�s muertes� de 
          lactantes. Y tambi�n de sus madres, porque las mujeres tienen un 70 
          por ciento m�s de probabilidad de morir en el parto en los Estados 
          Unidos que en Europa.
          
          Por 
          supuesto, las muertes en los paritorios ocurren una por una y no 
          generan la atenci�n, la pena o la alarma nacional de una explosi�n en 
          Faluya o de un maremoto en Shri-Lanka, pero son mucho m�s frecuentes: 
          cada d�a, una media de 77 beb�s mueren en los Estados Unidos y una 
          mujer muere durante el parto.
          
          El 
          mantenimiento de la salud p�blica no es tan espectacular como el 
          presupuesto de 300 millones de d�lares para un solo cazabombardero 
          F/A-22, pero puede ser una manera mucho m�s eficiente de proteger a 
          los estadounidenses.
          
          Por 
          ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial el auge del empleo 
          signific� que muchos estadounidenses pobres disfrutaron por primera 
          vez de una asistencia m�dica regular. As�, incluso si 405,000 
          estadounidenses murieron en la guerra, la esperanza de vida en los 
          Estados Unidos aument� entre 1940 y 1945, prolong�ndose tres a�os e el 
          caso de los blancos y cinco en el de los negros.
          
          Es 
          verdad que la mortalidad infantil y muchos otros problemas sanitarios 
          estadounidenses se deben en gran parte a la pobreza y la experiencia 
          sugiere que ni la izquierda ni la derecha tienen soluciones f�ciles 
          para la pobreza m�s extrema. Pero algunos pasos que el gobierno est� 
          tomando o dice que va a tomar �tales como la reducci�n de los derechos 
          a las prestaciones de ayuda social, en particular las que dan acceso a 
          los ni�os a la asistencia m�dica� van a agravar la situaci�n. El a�o 
          pasado, un estudio del Institute of Medicine, que depende de la 
          Nacional Academy of Sciences, estim� que la carencia de cobertura del 
          seguro m�dico causa 18,000 fallecimientos innecesarios por a�o. 
          
          
          Los 
          lectores saben que suelo quejarme con frecuencia de la brutalidad del 
          gobierno chino en el encarcelamiento de disidentes, cristianos y, hace 
          poco, de Zhao Yan, un colega del New York Times en Beijing. 
          Pero a pesar de su crueldad, los dictadores chinos han logrado rebajar 
          la tasa de mortalidad infantil en Beijing a 4,6 por mil; por el 
          contrario, la tasa de la ciudad de Nueva York es de 6,5.
          
          Deber�amos celebrar esta libertad de la que disfrutamos en los Estados 
          Unidos protestando y tratando de subsanar las bolsas existentes de 
          pobreza y los fracasos de nuestro sistema de asistencia m�dica. Es 
          sencillamente inaceptable que cualquier beb� tenga menos probabilidad 
          de sobrevivir en los Estados Unidos que en Beijing o en La Habana.
          The New 
          York Times, 12 de enero de 2005