Lula y
Jos� Alencar
Celso Brant
Jornal Di�rio da Tarde (Brasil), 6 de febrero de 2004
Traducido por Manuel Talens
Puesto que Lula era el primer presidente surgido de la pobreza,
est�bamos convencidos de que ser�a el mayor enemigo del complejo
colonial. Pero no, es un presidente marcado por la absoluta
subordinaci�n a los poderosos. El pueblo brasile�o no esperaba
de Lula ning�n gesto de coraje. Dadas sus anteriores posiciones,
esperaba que comprendiese que nuestro mayor enemigo es el Fondo
Monetario Internacional, responsable de la transformaci�n de
Brasil en una colonia de los Estados Unidos. Nuestra dependencia
es el resultado de los acuerdos firmados con el Fondo y durar�
mientras duren tales acuerdos. Al final del mandato de Fernando
Henrique Cardoso, un gobierno que traicion� a nuestro pa�s,
Brasil ya hab�a cumplido sus compromisos con el FMI y, de no
haber sido por la presi�n que ejerci� Cardoso sobre Lula para
que firmara un nuevo acuerdo, hubiera podido transformarse en un
pa�s soberano. Ambos dec�an que Brasil no necesitaba la ayuda
del Fondo. De hecho, Brasil no necesitaba ese dinero. La �nica
finalidad del acuerdo fue el mantenimiento de Brasil como
colonia estadounidense. Al principio, se habl� de un pr�stamo de
15 billones de d�lares.
Brasil pidi� 15 billones y el Fondo le ofreci� 30. De los 30
billones que no necesitaba, Fernando Enrique Cardoso, a pesar de
estar al final de su mandato, recibi� seis y nunca rindi�
cuentas de ellos. �Hasta aqu�, todo bien! Fernando Henrique era
un traidor, lo inadmisible es que Lula, despu�s de su
investidura, recibiera una segunda cuota de 4,1 billones de
d�lares. Como no los necesitaba, los utiliz� para aumentar con
�l nuestro fondo de reservas internacionales, que pas� de 48 a
52 billones de d�lares.
El
dinero de los pr�stamos anteriores de Brasil con el Fondo
Monetario Internacional se utiliz� en operaciones bancarias y
comerciales. Pag�bamos deudas. Los pr�stamos de ahora se
destinan a garantizar nuestra absurda dependencia colonial de
los Estados Unidos. Estamos vendiendo nuestra soberan�a a cambio
de calderilla, ingresada a t�tulo de pr�stamo en nuestra cuenta
bancaria, en la que pagamos intereses.
Lula, que fue elegido presidente, para ayudar a que Brasil fuese
un pa�s soberano, por absurda ignorancia y mala fe, es hoy el
desacomplejado defensor del mantenimiento de nuestra situaci�n
de colonia. Incluso si logr� salir de la miseria, conserv�
plenamente el esp�ritu colonial. Su defensa de la subordinaci�n
colonial gratuita de nuestro pa�s a los Estados Unidos es de una
gran indignidad. El pueblo brasile�o no puede aceptarla.
Entre los postulados b�sicos de la democracia, se encuentra el
respeto de las promesas electorales. Un candidato que, tras su
elecci�n, traiciona sus compromisos, no puede y no debe
mantenerse en el poder. Antes de las elecciones, el PT se
resist�a a la candidatura de Jos� Alencar por considerarlo
demasiado conservador. Hoy, Jos� Alencar se ha quedado a la
izquierda de Lula, que representa a las fuerzas m�s retr�gradas
del pa�s. Nada ser�a m�s natural que Jos� Alencar sustituyese al
candidato que no supo o no quiso representar la voluntad de
cambio de la mayor�a del pueblo brasile�o.
Celso Brant, periodista y
profesor de Derecho, es presidente del movimiento A Nova
Inconfidencia (www.novainconfidencia.com.br).
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