Cada agresi�n que un hombre comete
contra otro se puede juzgar desde dos aspectos diferentes: el
�tico y el de la raz�n. Se supone que el juicio �tico decide
si dicha agresi�n era moralmente buena o mala. La valoraci�n
de si algo es moralmente bueno o malo implica el uso de las
facultades intuitivas y, por lo tanto, no puede dar lugar a
conclusiones netas. La raz�n, por otra parte, indaga las
causas que condujeron a la agresi�n, aplicando para ello
facultades racionales; estudia las pruebas disponibles, el
contexto psicol�gico, el sistema legal, los casos precedentes,
etc. La raz�n hace uso de consideraciones racionales y
anal�ticas y, por ello, se puede reducir a un argumento con
resultados irrefutables. Para establecer si la agresi�n estuvo
justificada debemos llegar a una s�ntesis del juicio �tico y
de la raz�n. Por lo general, se considera que dicha s�ntesis
constituye la justicia. Es importante se�alar que tal s�ntesis
est� lejos de ser perfecta o �libre de defectos�, pero es el
proceso m�s aceptable que los seres humanos pueden seguir para
alcanzar un juicio justo. A pesar de que las decisiones �ticas
y la raz�n pertenecen a categor�as muy diferentes de
pensamiento, el g�nero humano ha demostrado que es capaz de
sintetizar ambas.
Este proceso de s�ntesis puede
complicarse mucho si nos enfrentamos a una agresi�n a gran
escala, que revela claramente una obvia injusticia. Aqu� es
cuando se implica la pol�tica. En este ensayo tratar� de
escudri�ar el mecanismo pol�tico que se especializa en privar
al ser humano singular de su capacidad de llegar a un juicio
justo. Intentar� examinar grandes cr�menes contra humanidad y
evaluar el mecanismo pol�tico que da lugar a la transformaci�n
de su importancia en poder pol�tico. Intentar� argumentar que
el actual poder pol�tico occidental se basa en la degradaci�n
de la noci�n humana de la justicia en un modo �tico
desprovisto de raz�n. Asimismo, argumentar� que esta forma de
pensamiento da lugar a la �mentalidad de v�ctima�.
El 11 de septiembre
El ataque contra el World Trade Centre
fue una agresi�n a gran escala llevada a cabo por muy pocos
terroristas contra muchos civiles inocentes. Nadie puede
justificar un ataque as� desde el punto de vista moral. Por
eso, dicho ataque puede y deber ser evaluado como un acto de
agresi�n. En otras palabras, deber�a ser analizado tanto desde
la �tica como desde la raz�n.
Es l�cito preguntarse por la raz�n que
condujo al ataque: �Qu� es lo que llev� a diecisiete hombres
fieles a cometer una atrocidad suicida como aqu�lla? �Deber�a
ser considerado el ataque como una declaraci�n de guerra o
bien como una forma de venganza? �Se trata s�lo de un acto
desquiciado, diab�lico y cruel o bien de una lucha leg�tima
por la liberaci�n? Es importante plantear estas preguntas, no
porque sus respuestas sean claras, sino precisamente porque
sus respuestas podr�an ser muy vagas. Al menos podr�an
conducirnos a reconocer nuestros propios l�mites racionales.
Incluso podr�an llevarnos a admitir la posibilidad de una
racionalidad diferente, capaz de legitimar el que pongamos
nuestras vidas en gran peligro. Los estadounidenses deber�an
ser los primeros en hacerse tales preguntas, pero por
desgracia apenas se las plantean. La raz�n de ello es
evidente. En lo superficial cabe argumentar que tales
preguntas son redundantes, ya que ninguna explicaci�n racional
puede justificar un crimen completamente inhumano. Esta
argumentaci�n es muy popular e incluso se considera que tiene
una base moral, pero en realidad conduce a resultados
contraproducentes, ya que hace que la sociedad sea incapaz de
analizarse a s� misma. M�s a�n, impide por completo la
posibilidad de que la sociedad admita otras visiones
alternativas y contrarias del mundo.
Yo dir�a que el hecho de no buscar los
motivos de los cr�menes contra la humanidad es en s� mismo un
crimen fatal. Se trata de una sofisticada manipulaci�n
pol�tica que busca el mantenimiento del actual orden mundial,
en el que los ricos lo son cada vez m�s y los pobres son
pobres para siempre. Esta manera de pensar, que pronto
definir� como la �mentalidad de v�ctima�, es probablemente el
aut�ntico y �nico enemigo de la cultura occidental. Si
convenimos que el razonamiento racional y la argumentaci�n
apropiada est�n considerados como los ideales occidentales m�s
elevados, habremos de convenir que el hecho de privar al ser
humano de esas mismas facultades es una clara ofensa contra
dichos ideales occidentales.
La reacci�n de la administraci�n
estadounidense a la atrocidad del 11 de septiembre muestra una
anulaci�n intencional del mecanismo de cuestionamiento y de la
b�squeda de la raz�n. Se basa en la adopci�n de un enfoque
puramente �tico. El presidente G. W. Bush conden�
correctamente el ataque desde el punto de vista de la �tica,
pero al mismo tiempo impidi� que tanto �l como el pueblo
estadounidense afrontasen las razones que llevaron a aquel
ataque. G. W. Bush intent� claramente redefinir la noci�n de
justicia, que dej� de ser una s�ntesis entre el juicio �tico y
la raz�n para convertirse en un juicio puramente �tico. Como
dije antes, cuando uno se priva a s� mismo de la raz�n, la
idea de justicia se vuelve redundante y la justicia se
convierte en mera intuici�n. Ya no es necesaria jurisdicci�n
alguna y el sospechoso puede ahorrarse su defensa, puesto que
su crimen es, de entrada, completamente inaceptable.
Es f�cil explicar por qu� los pol�ticos
prefieren degradar la idea de la �justicia� en algo puramente
�tico. En primer lugar, puesto que la �tica aplica las
facultades intuitivas, permite que quienes practican la
pol�tica se comuniquen con las intuiciones de sus partidarios,
en vez de con su razonamiento. En segundo lugar, en la era de
los medios electr�nicos de comunicaci�n, los mensajes deben
ser fuertes, claros y concisos. Es mucho m�s f�cil y eficaz
estimular intuiciones con met�foras y lenguaje emotivo que
presentar un aburrido argumento racional �bien construido�. En
tercer lugar, los pol�ticos prefieren que la l�nea de
demarcaci�n entre la raz�n y la �tica siga siendo lo m�s
evasiva posible, porque esto les permite redefinir la noci�n
de justicia para que se ajuste a su propia agenda pol�tica (la
raz�n podr�a poner en peligro dicha agenda). En cuarto lugar,
el soslayo de la raz�n les ahorra a los pol�ticos la
obligaci�n de presentar cualquier prueba conclusiva a los
votantes.
Estas explicaciones podr�an lanzar
alguna luz sobre la extra�a ret�rica en que se basa la absurda
�guerra contra el terrorismo�. No tenemos que procesar a Ben
Laden, puesto que, de todos modos, es un gran criminal.
Describ�moslo simplemente como el �diablo en persona� y luego
intentemos capturarlo, incluso si para ello hay que matar a
miles de civiles inocentes. No tenemos por qu� demostrar que
Sadam posee un arsenal de �armas de destrucci�n masiva�, nos
bastar� con deshumanizarlo y luego con declarar una tercera
guerra mundial. La administraci�n estadounidense quiere que
sigamos nuestras intuiciones y asumamos que las de Bush deben
ser bastante buenas: no olvidemos que se trata de un
presidente �elegido� y que, por ello mismo, debe representar
las intuiciones del �democr�tico� pueblo estadounidense.
Tal como ya deber�amos habernos dado
cuenta, los resultados de la �guerra contra el terrorismo� son
hasta la fecha bastante mediocres. Los Estados Unidos de
Am�rica corren todav�a el mismo peligro de antes, si no uno
mucho mayor. Incluso se puede decir que, ahora, es el mundo
entero el que se encuentra bajo grave amenaza. A Israel, que
tambi�n declar� su propia �peque�a guerra contra el
terrorismo�, le pasa exactamente igual. Al parecer, los
palestinos est�n m�s determinados que nunca a liberarse, lo
cual ha dejado claro que las posibilidades de supervivencia de
Israel como Estado jud�o son muy tenues. La raz�n es sencilla:
la justicia de una sola dimensi�n, es decir, puramente �tica,
ciega a la gente y, cuando la gente est� ciega, comete muchos
errores, porque no logra ver a d�nde va.
Los or�genes de la �mentalidad
de v�ctima�
Las v�ctimas son personas que sufren a
pesar de ser inocentes (al menos a sus propios ojos y de
acuerdo con su opini�n personal o con la opini�n general).
Intentar� demostrar que la �mentalidad de v�ctima� tiene mucho
que ver con la negaci�n de la raz�n. En muchos casos, la
negaci�n de la raz�n es algo totalmente comprensible. Por
ejemplo, puede que una mujer que ha sido violada de forma
brutal no vea inter�s alguno en conocer las dificultades
personales que llevaron al acto al delincuente sexual. Como
v�ctima, es posible que desee evitar la raz�n para
concentrarse �nicamente en sus cicatrices emocionales y
f�sicas. Esto es perfectamente comprensible. De acuerdo con el
mismo modelo de pensamiento, es probable que una familia que
perdi� a su hijo cuando un conductor de cami�n borracho lo
atropell�, no desee saber nada de las dificultades personales
de �ste ni de la raz�n que lo empuj� a beber en exceso. Es
algo natural que las v�ctimas se sientan ajenas a los
acontecimientos y a la raz�n que cambi� el curso de su vidas.
No obstante, estos casos no establecen la �mentalidad de
v�ctima�, sino que son m�s bien un modelo psicol�gico normal
de represi�n. La �mentalidad de v�ctima� es una definici�n
pol�tica que abarca algo mucho m�s general. Se refiere a las
comunidades que adoptan un rechazo completo de la raz�n.
Podemos encontrar ligeros rastros de �mentalidad de v�ctima�
en grupos pol�ticos marginales como los movimientos feministas
y gays. De nuevo, es algo comprensible si se considera la
discriminaci�n que existe contra ellos. Pero resulta mucho m�s
interesante encontrar indicios claros de �mentalidad de
v�ctima� en el n�cleo de los grupos dominantes del mundo. Me
estoy refiriendo a los grupos de presi�n sionista y a la
actual administraci�n estadounidense. Estos grupos dominantes
consideran que los cr�menes que se cometen contra ellos son lo
bastante graves como para justificar totalmente el rechazo de
la raz�n.
El modelo de �v�ctima� adoptado por los
sionistas es �nico en la historia. El pueblo jud�o sufri�
definitivamente las experiencias m�s devastadoras durante su
larga andadura. El Holocausto es, sin duda, uno de los
cap�tulos m�s horrendos de la historia. Pero tambi�n debemos
recordar que los sionistas han sido m�s que inteligentes a la
hora de utilizar este episodio desastroso como catalizador
para su liberaci�n. El Holocausto fue de gran ayuda a los
sionistas para hacer que las Naciones Unidas apoyasen la
resoluci�n de partici�n (1947) que, eventualmente, condujo a
la declaraci�n del Estado de Israel (1948). En el �mbito
econ�mico, los jud�os recibieron la compensaci�n del gobierno
alem�n poco despu�s del final de la guerra. Pero si bien es
cierto que los jud�os ten�an mucha raz�n para considerarse
v�ctimas, ya han dejado de serlo. Hoy d�a tienen un estado, un
ej�rcito poderoso y un arsenal nuclear lo bastante grande como
para convertir nuestro planeta en un p�ramo. Curiosamente, los
israel�es y los jud�os de todo el mundo se siguen considerando
v�ctimas. M�s a�n, Israel, que naci� a la sombra del
Holocausto, ha convertido la �mentalidad de v�ctima� en una
industria floreciente, tanto en el turismo como en la
diplomacia. La manera de implantar por completo la �mentalidad
de v�ctima� ha consistido en la continua negaci�n de la raz�n,
en un rechazo absoluto de la raz�n que condujo al Holocausto
en primer lugar. Me atrevo a afirmar que los sionistas, si
lograran enfrentarse a la raz�n, llegar�an a entender por qu�
pierden popularidad hoy en d�a.
Incluso si se admite que los jud�os
ten�an muy buenas razones para considerarse v�ctimas en un
cierto momento hist�rico, es posible argumentar que los
sionistas podr�an ser los primeros en aprender de los motivos
que llevaron a su propia destrucci�n. Podr�an aprender del muy
cierto resquemor europeo acerca de su control del mundo de la
banca y de las finanzas. Podr�an aprender de las
preocupaciones burguesas y capitalistas en cuanto a la
participaci�n de los jud�os en movimientos proletarios
anarquistas y revolucionarios. Podr�an aprender del rechazo
xen�fobo del ost juden e incluso de las alegaciones nazis de
que estaban planeando controlar el mundo con �abstracciones�
(el marxismo, el psicoan�lisis e incluso la teor�a de la
relatividad y el catolicismo). Con independencia de la validez
de tales acusaciones, ni los israel�es ni los sionistas han
intentado nunca analizarlas. Muy al contrario, las han evitado
por completo etiquet�ndolas de �tonter�as antisemitas� y
estableciendo con ello una noci�n de justicia basada
�nicamente en su propio juicio �tico intuitivo. Para los
israel�es, el uso de la raz�n es viable con tal de que
coincida con su �nica intuici�n, que consiste en que los
jud�os tienen el derecho de vivir en Si�n, independientemente
de las consecuencias. Es esta forma de ignorancia la que
descalifica a los israel�es y a los sionistas para comprender
su propia realidad. Adem�s, dado que los israel�es ya no est�n
entrenados en el proceso de llegar a la s�ntesis de la raz�n y
del juicio �tico, su capacidad para establecer argumentos
s�lidos es escasa. Puede parecer gracioso (o muy triste), pero
muchos israel�es ya no son capaces de distinguir entre
criminales de guerra nazis e inocentes civiles palestinos.
Muchos israel�es y sionistas van incluso m�s lejos y tienden a
considerar el mundo de los gentiles como un enemigo perverso y
despiadado. Si el �mundo de los gentiles� significa la raza
humana, deberemos admitir que muchos jud�os se consideran en
guerra contra la raza humana (lo cual podr�a explicar el
enorme arsenal nuclear israel�). En general, el pueblo israel�
se toma incluso la condena diplom�tica de su pol�tica como un
ofensa antisemita. Despu�s de las �ltimas elecciones, que han
mostrado el auge de la derecha, ha quedado claro que la gran
mayor�a de la poblaci�n jud�a israel� apoya realmente la
opresi�n del pueblo palestino, pero ni siquiera eso les impide
considerarse v�ctimas. Yo suelo vincular este extra�o estado
de �nimo �el de ser al mismo tiempo opresor y v�ctima� al
claro deterioro del uso que los israel�es hacen de la raz�n y
creo que se debe al excesivo recuerdo del Holocausto. El
astronauta israel� Ilan Ramon, que falleci� en la reciente
tragedia de la nave Columbia, estaba orgulloso de llevar con
�l al espacio s�mbolos de v�ctimas y recuerdos del Holocausto.
Cuando supe por la prensa que la expedici�n de la nave
Columbia ten�a un car�cter puramente cient�fico, me pregunt�
si la misi�n cient�fica de Ramon consist�a en propagar la
�mentalidad de v�ctima� en el espacio. De todos modos, menos
de una hora despu�s de la explosi�n, Sharon anunci� que Ramon
era una �v�ctima de la ciencia�. Sin duda la noci�n
terminol�gica de v�ctima fluye de manera continua entre los
dedicados sionistas.
Lo sucedido en los Estados Unidos tras
el 11 de septiembre es muy similar. La administraci�n
estadounidense, al igual que los jud�os del Holocausto, adopt�
un modelo de pensamiento de v�ctima que le permite hacer
juicios intuitivos sin ofrecer a cambio aut�nticos argumentos
racionales. En estos momentos, los Estados Unidos bombardean
todo lo que no est� de acuerdo con los Estados Unidos. Todo
aquel que no est� de acuerdo con su pol�tica es un
�antiamericano� y �quien no est� con nosotros est� contra
nosotros�, dijo el presidente, copiando la intuici�n sionista
de que �o bien se apoya a Israel o se es un antisemita�. Este
comportamiento estadounidense es t�pico de la v�ctima que
niega la raz�n.
Cabe preguntarse si esto tiene alg�n
remedio �Podemos ayudar a los sionistas o a los
estadounidenses a evitar este callej�n sin salida? La
respuesta es no. No podemos hacer nada. �ste es el nacimiento
de una nueva tragedia.
No podemos ayudar a los israel�es ni a
la administraci�n estadounidense, porque viven secuestrados
por su propia �mentalidad de v�ctima�. Por desgracia, debemos
dejar a los israel�es que se destruyan, lo cual es algo que
hacen a la perfecci�n. S�lo podemos rezar para que la
presidencia de Bush se termine antes de que logre destruir
nuestro planeta. �Por qu� no podemos ayudarles? Porque tanto
los unos como los otros se han secuestrados a s� mismos. Si
otros nos encarcelan siempre ser� posible alcanzar la
libertad, pero cuando nos encarcelamos nosotros mismos podemos
permanecer tras las rejas para siempre.
Algunos casos interesantes para
la reflexi�n
1. El caso de Ivan John Demjanjuk
La historia de Ivan John Demjanjuk
comenz� en 1975, cuando en el senado de los Estados Unidos
empez� a circular una lista con los nombres de presuntos
criminales de guerra nazis. La lista proced�a del KGB, al
parecer de material capturado por el Ej�rcito Rojo. A Ivan
John Demjanjuk se le acusaba de ser �Iv�n el Terrible�, un
operador de c�mara de gas particularmente siniestro del campo
de exterminaci�n de Treblinka. A pesar de que los
estadounidenses hab�an identificado a Demjanjuk como guardi�n
en el geogr�ficamente lejano campo de Sobibor, fueron los
�testigos supervivientes� quienes lo situaron en el campo de
Treblinka. Para Demjanjuk, aquello represent� una batalla
legal de dieciocho a�os. En primer lugar, se le arrebat� la
ciudadan�a estadounidense (1985). Poco despu�s, fue
extraditado a Israel para ser procesado como criminal de
guerra. A lo largo de su batalla legal, Demjanjuk neg� los
cargos. Seg�n �l, nunca hab�a sido �Iv�n el Terrible�.
El 18 de abril de 1987, doce a�os
despu�s del inicio de la saga legal, Damjanjuk fue condenado a
muerte por un tribunal israel�.
En 1990, tras la ca�da de la Uni�n
Sovi�tica, los archivos del KGB fueron expuestos al gran
p�blico. S�lo entonces se revel� la espantosa verdad: el
�certificado Trawniki�, que condujo a las sospechas contra
Ivan John Demjanjuk, era una falsificaci�n sovi�tica (llevada
a cabo para inculpar ucranianos como partidarios de los
nazis).
Poco tiempo despu�s, el tribunal supremo
israel� tuvo que admitir que toda la historia de Demjanjuk era
una fabricaci�n de principio al fin. El 22 de septiembre de
1993, Demjanjuk fue liberado. El tribunal supremo israel� tuvo
que rechazar la �prueba de los testigos�.
La pregunta que uno deber�a hacerse es
c�mo es posible que un testigo se ponga delante de otro
anciano, al que nunca antes ha visto, y lo acuse de ser un
terrible asesino y un criminal de guerra.
He aqu� lo que los testigos oculares
confesaron ante el tribunal:
�Estoy convencido de que el hombre que
est� sentado frente a m� es Iv�n el Terrible de Treblinka� (Pinhas
Epstien, 23 de febrero de 1987).
�Este hombre es Iv�n, sin duda alguna,
Iv�n de Treblinka. El de las c�maras de gas, el hombre que
estoy mirando ahora.� (Eliyhau Rosenberg 25 de febrero de
1987).
�Qu� clase de mentalidad ps�quica
conduce a un funcionamiento as�? A menos que los se�ores
Epstien y Rosenberg fuesen dos aut�nticos bandidos, cosa que
dudo, asumo que la culpa se le debe echar a la �mentalidad de
v�ctima�, que da lugar a una forma de aborrecimiento que va
m�s all� de la raz�n. Tanto Epstien como Rosenberg se pusieron
frente a un hombre inofensivo e inocente pensando para ellos
mismos: �aunque usted no sea Iv�n el Terrible, lo es�. Como
puede verse, la mentalidad de v�ctima nos permite funcionar
seg�n una nueva l�gica, con la cual alguien puede ser �P� y no
ser �P�. �No importa si usted no es Iv�n el Terrible, mientras
que lo sea�. Esta obvia contradicci�n l�gica s�lo es posible
cuando el juicio �tico niega por completo la existencia de la
raz�n.
2. El caso del rabino Farhi
El 3 de enero de 2003, el rabino Farhi,
uno de los l�deres de la comunidad jud�a francesa, fue
apu�alado y su coche quemado. Seg�n el informe del rabino
Farhi a la polic�a, hab�a sido atacado por un hombre
enmascarado que grit�: �Al� hu Akbar�, Dios es grande. Esta
descripci�n no dejaba mucho espacio libre para la imaginaci�n.
El rabino Farhi delimit� claramente la orientaci�n religiosa
del sospechoso. El ataque fue considerado en el mundo entero
como un acto antisemita llevado a cabo por un militante
isl�mico. El revuelo que se organiz� en todo el mundo hizo que
el presidente franc�s Jacques Chirac denunciase p�blicamente
el ataque como un �acto odioso que llena de indignaci�n�.
Dos semanas m�s tarde, los peri�dicos
franceses Marianne y Le Figaro se�alaron que tanto la polic�a
como el experto m�dico que examin� al rabino poco despu�s del
acontecimiento dudaban de las descripciones que �ste hizo. Las
contradicciones entre la historia que cont� y las heridas de
su cuerpo eran demasiado grandes. Seg�n informaban los
peri�dicos, era m�s que probable que el rabino se apu�alara a
s� mismo y fingiese luego todo lo dem�s.
�Lo hizo o no lo hizo? Todav�a no existe
un veredicto y por eso no voy a pronunciarme. Lo que me
interesa es la idea de que la gente pueda herirse a s� misma.
Dentro de la realidad israel� esta clase de acontecimiento es
m�s que posible. Si la identidad sionista se asocia con el
sufrimiento, este mismo sufrimiento se convierte en algo
esencial para su existencia. En otras palabras, a menos que
los sionistas encuentren a alguien que les inflija dolor,
deben inflig�rselo ellos mismos. No es una coincidencia que la
historia jud�a sea una cadena infinita de holocaustos,
pogromos y discriminaci�n, porque el sufrimiento es crucial
para los jud�os, les ayuda a mantener su esencial mentalidad
de v�ctima. Los medios de comunicaci�n israel�es y sionistas
cubren cualquier ataque contra los jud�os en el mundo entero
asumiendo de entrada que est� racialmente motivado, es decir,
que es antisemita. La identidad jud�a se mezcla �ntimamente
con el antisemitismo. El jud�o necesita que lo odien.
La mayor�a de los analistas pol�ticos
israel�es y del Oriente Pr�ximo est�n de acuerdo con que el
poder de Sharon necesita los ataques palestinos contra civiles
israel�es. Las estad�sticas demuestran que ha habido m�s
ataques terroristas bajo Sharon que bajo cualquiera de sus
predecesores. Sharon sabe muy bien que se mantendr� en el
poder mientras los israel�es sufran ataques terroristas. Si
quiere conservar el poder, Sharon debe hacer lo posible para
que los palestinos ataquen, y la mejor manera de animarlos a
ello es aterrorizarlos. El ej�rcito israel� asesina l�deres
pol�ticos palestinos y civiles de manera regular y priva a la
poblaci�n palestina de alimentos y cuidados m�dicos. Por si
esto no fuera bastante, Sharon retrasa la construcci�n del
siniestro �muro de separaci�n� entre Israel y Cisjordania
�nicamente para asegurarse de que los terroristas palestinos
tienen un acceso f�cil a las poblaciones israel�es. De la
misma manera que la presunta historia del rabino Farhi, Sharon
es peligroso para �l mismo y para su pueblo, cuyas vidas pone
deliberadamente en peligro. En una sociedad basada en una
�tica descompuesta y en una clara negaci�n de la raz�n, tales
actividades parecen m�s que leg�timas. Por desgracia para el
pueblo estadounidense, Bush no va a la zaga de su mentor
israel�. Al igual que Sharon, Bush est� haciendo todo lo
posible para enfurecer a los �rabes del mundo. Los humilla y
los incrimina continuamente, apoya a sus mayores enemigos y a
las peores tiran�as. Como Sharon, Bush sabe que s�lo un enorme
ataque terrorista contra los Estados Unidos puede darle el
apoyo de la gente. Creo que ya podemos concluir que las
sociedades atrapadas en la �mentalidad de v�ctima� se
convierten en rehenes de sus peores enemigos. Entre nuestros
l�deres derechistas occidentales m�s crueles y los grupos
terroristas m�s despiadadas existe un v�nculo terrible: entre
Bush y Ben Laden y entre Sharon y los kamikazes suicidas.
La �nica pregunta que queda en el aire
es: �Qu� hace Tony Blair entre estos dos halcones fan�ticos e
inmorales? Al fin y al cabo, �l es el l�der del Partido del
Trabajo. Resulta horroroso admitirlo, pero en estos momentos
s�lo un ataque terrorista masivo contra el Reino Unido podr�a
evitar el hundimiento de la carrera pol�tica de Blair. Nuestro
primer ministro est� ya en las manos de Ben Laden. El pueblo
brit�nico debe ayudarle a escapar de ellas, justamente porque
dicho pueblo todav�a no se ha convertido en v�ctima.
*
Jazzman, escritor y activista
de izquierda, el polifac�tico Gilad Atzmon es una estrella
ascendente de la escena cultural brit�nica. Nacido y criado
dentro del juda�smo, apoya la liberaci�n del pueblo palestino,
se opone de manera rotunda al principio racial del Estado de
Israel y milita a favor de la creaci�n de un �nico estado
democr�tico, que acoger�a en su seno tanto a palestinos como a
israel�es. Su �ltimo CD, grabado con el multicultural The
Orient House Ensemble, se titula Exile. Gilad Atzmon ha
publicado una novela, Guide to the Perplexed, que
aparecer� pronto en castellano bajo el sello de Ediciones del
Bronce (Grupo Editorial Planeta). El lector puede visitar su
sitio web en el siguiente URL:
www.gilad.co.uk
Rebeli�n, 4 de marzo de 2003