El escritorio de Manuel Talens

El traductor activista

James Petras analiza el a�o que comienza desde el materialismo hist�rico

2003: UN A�O DE GUERRAS IMPERIALES, CRISIS ECON�MICA Y LEVANTAMIENTOS POPULARES

 James Petras

James Petras

Traducido para Rebeli�n por Manuel Talens

 

Las luchas pol�ticas y sociales a lo largo de la d�cada pasada han probado una vez m�s que los �profetas� de ciclos largos, basados en proyecciones econ�micas, son incapaces de comprender los acontecimientos m�s profundos del devenir contempor�neo. No son �los medios de producci�n� lo que constituye el motor de la historia, sino �las relaciones sociales de producci�n�, entendidas en sentido amplio como el poder estatal, los sistemas productivos y las relaciones de clase.

Esencialmente, el sistema no es un amorfo �capitalismo mundial � o �imperio�, sino un sistema imperialista, que no est� controlado por un �centro� sociol�gicamente vac�o y su �periferia� sino, de forma concreta, por un estado estadounidense imperial que ha vuelto a colonizar el Tercer Mundo y ha subordinado a sus rivales imperiales en Europa y Asia. El estado imperial no es s�lo un producto de �fuerzas de mercado�, sino el resultado del poder militar y pol�tico ejercido por las clases dominantes en las principales econom�as imperiales. El comportamiento de las clases dominantes es menos un subproducto de �ciclos largos� que el resultado de su pol�tica estrat�gica y de sus alianzas pol�ticas. Para poder entender los trascendentales acontecimientos del pasado, del presente y del futuro es necesario teorizar a partir de fuerzas pol�ticas claramente identificadas, que act�an en circunstancias concretas, no de proyecciones a largo plazo, basadas en f�rmulas abstractas y ajenas a las principales luchas pol�ticas y sociales.

En el sistema imperialista existen cuatro luchas mundiales simult�neas. La primera es la del imperialismo estadounidense para conquistar el mundo a trav�s de la guerra (Irak, Afganist�n), la presencia militar (Colombia), los bloqueos econ�micos (Venezuela), las amenazas con armas de destrucci�n masiva (Corea del Norte) y el chantaje diplom�tico (Europa y Jap�n). La segunda se encuentra en los movimientos nacionales y sociales de liberaci�n, en su resistencia al imperialismo y en su capacidad de conquistar el espacio pol�tico en las calles, en el campo, en las junglas y en los parlamentos de todo el mundo. La tercera enfrenta a las clases dominantes de EE.UU., Europa y Jap�n, que buscan ampliar inversiones, negociar y conquistar mercados en todo el mundo, y a los trabajadores asalariados y en paro, que sufren las consecuencias del r�pido deterioro de sus econom�as nacionales. La cuarta tiene lugar entre los reg�menes imperiales de guerra y conquista y los movimientos antiimperialistas y pacifistas de Europa, Oriente Medio, Am�rica Latina, Asia, �frica del Norte y Norteam�rica. Los resultados de su pugna tendr�n un profundo impacto sobre el futuro de la humanidad durante la pr�xima d�cada.

A corto plazo, el estado imperialista estadounidense est� preparado para llevar a cabo una serie de guerras de conquista, en principio contra Afganist�n, Irak y Corea del Norte y, despu�s, contra Venezuela, Ir�n y otros pa�ses ricos en petr�leo. El desenlace reforzar� probablemente la posici�n geopol�tica, geopetrolera y militar de EE.UU. en la econom�a mundial.

No obstante, su econom�a interior sufre al mismo tiempo una profunda recesi�n que debilitar� las bases financieras y fiscales del imperio y ejercer� un intenso impacto negativo sobre las econom�as de los reg�menes proimperialistas en todo el mundo, ya que dependen de los mercados y de las inversiones estadounidenses.

El impacto combinado de las guerras imperialistas de conquista y una recesi�n mundial refuerza la posici�n de los movimientos de liberaci�n en el Tercer Mundo: el declive del neoliberalismo, el fracaso del �libre comercio� y el debilitamiento de la clientela proyanqui, as� como de los reg�menes de centro izquierda, favorecen los movimientos extraparlamentarios de izquierda. En el mundo �rabe es probable que estallen importantes disturbios y, en Am�rica Latina, el impulso podr�a derrocar los reg�menes de Argentina, Bolivia, Ecuador y otros pa�ses. En Venezuela, Brasil, Uruguay y Per� aumentar� la presi�n pol�tica a favor de transformaciones sociales. Los efectos combinados de guerras imperiales, crisis econ�mica y poderosos movimientos de liberaci�n ser�n un est�mulo importante para el crecimiento de movimientos de masas en Europa y, en un grado menor, en Jap�n y Norteam�rica. En particular en Francia, Italia y Espa�a, la lucha ser� substancial y desafiar� la complicidad de sus reg�menes con las guerras estadounidenses de conquista. El creciente desempleo, que es el resultado de la recesi�n y de los recortes salariales y de los servicios sociales, podr�a radicalizar los movimientos europeos.

Los efectos pol�ticos de las guerras imperiales, la recesi�n mundial y el auge de los movimientos de liberaci�n en todo el mundo probablemente har�n irrupci�n en la pol�tica interna de los EE.UU. Sin embargo, la propaganda del terror en todos los medios de comunicaci�n, la vigilancia a gran escala del estado policial, un liderazgo sindicalista corrupto e impotente y un bipartidismo c�mplice del estado imperialista limitar�n la influencia pol�tica directa de los crecientes movimientos antiglobales y pacifistas en los EE.UU.

Los estados europeos, a pesar de sus conflictos comerciales con EE.UU. y de sus �reservas� simb�licas e inconsecuentes sobre las guerras estadounidenses de conquista, no ofrecen ninguna aut�ntica oposici�n. El �debate� de las Naciones Unidas sobre la guerra estadounidense lo ilustra bien: los EE.UU. fueron capaces de obtener una resoluci�n que les asegura un pretexto para la guerra; la arbitraria incautaci�n estadounidense de los documentos iraqu�es sometidos al Consejo de Seguridad de la ONU y la purga de ocho mil de sus once mil p�ginas no encontr� gran oposici�n. Sin presentar prueba alguna de que Irak hab�a infringido la resoluci�n de las Naciones Unidas, los EE.UU. han programado una invasi�n de dicho pa�s, que tendr� lugar en febrero de 2003. Europa protest�, pero ha terminado por plegarse a la voluntad de los EE.UU.

En el Extremo Oriente, Washington rompi� su acuerdo para suministrar energ�a a Corea del Norte, acus� a dicho pa�s de ser una amenaza terrorista y prepara una guerra de agresi�n. Corea del Sur y Jap�n se quejan de la agresi�n estadounidense, pero la aceptan. La oposici�n proviene de los millones de coreanos del sur, que temen m�s a EE.UU. que los del norte.

El a�o 2003 ser� decisivo para el resto de la d�cada: a corto plazo, el imperialismo estadounidense conquistar� Irak haciendo uso de la informaci�n de los inspectores sobre las armas de destrucci�n masiva. El hecho de que los equipos anteriores de inspecci�n de las Naciones Unidas destruyesen la mayor parte de armas iraqu�es facilitar� la conquista militar. El apoyo de estados clientes de los EE.UU. en Oriente Medio (Kuwait, Turqu�a, Om�n) y de su aliado Israel asegurar� el �xito imperial. La ofensiva militar se basa en el monopolio por parte de Washington de las armas de destrucci�n masiva y en sus esfuerzos para impedir que otros pa�ses las desarrollen. La campa�a para desarmar y destruir la capacidad militar de Irak forma parte de la estrategia imperial de debilitar a los pa�ses que son futuros objetivos y en impedirles que obtengan armas disuasorias. Las amenazas de Rumsfeld de declarar la guerra a Corea del Norte buscan impedir el desarrollo de medios militares para oponerse a la invasi�n estadounidense. La ideolog�a de la guerra �contra el terror� y �contra las armas de destrucci�n masiva� es un instrumento de propaganda para permitir que la conquista imperial tenga lugar con impunidad, con pocas v�ctimas estadounidenses, con un m�nimo de gastos pol�ticos interiores y con un m�ximo de p�rdidas f�sicas en el pa�s considerado como objetivo.

Sin embargo, el �xito militar a corto plazo del estado imperial no impedir� que la recesi�n se incremente, sino que m�s bien la exacerbar�. El aumento del los precios del petr�leo, el declive del d�lar y el d�ficit cada vez mayor pondr�n a prueba la econom�a estadounidense. Los gastos de las conquistas imperiales ser�n sufragados por los trabajadores de EE.UU. y, lo que es peor, por los del Tercer Mundo, sobre todo en Am�rica Latina. Esto dar� lugar a transferencias de riqueza cada vez m�s cuantiosas y a un aumento de la militarizaci�n. Los reg�menes clientes de Am�rica Latina se ver�n forzados a aceptar las reglas del imperio a trav�s del ALCA. Washington exigir� la privatizaci�n de los recursos petroleros estatales en Ecuador, Venezuela y M�xico, el pago total de la deuda y una disminuci�n todav�a mayor de las barreras comerciales.

La imposici�n a Am�rica Latina de gastos adicionales para la construcci�n del edificio del imperio tiene lugar en un momento en que Colombia, Venezuela, Argentina y Bolivia est�n sometidas a grandes confrontaciones sociopol�ticas y en que el modelo neoliberal existente se derrumba o est� al borde del colapso en Brasil, Paraguay y Per�.

Para Washington ser� sumamente dif�cil obtener m�s recursos econ�micos de la empobrecida pero combativa gente de Am�rica Latina. A medio plazo, el conflicto entre el costo militar del imperio y su declinante econom�a interior, el auge de los movimientos de liberaci�n y el colapso de las econom�as neoliberales latinoamericanas probablemente ejercer�n una enorme presi�n sobre los reg�menes �de centro izquierda�, que intentan navegar entre dos aguas combinando los acuerdos internacionales con el imperio y las reformas sociales en la pol�tica interior. El eslab�n m�s d�bil de la cadena del imperio mundial de Washington se encuentra en Am�rica Latina.

El desigual desarrollo de los movimientos sociopol�ticos en Am�rica Latina, su fragmentaci�n y la ausencia de mando nacional es la debilidad estrat�gica m�s seria ante el centralizado poder militar y econ�mico del estado estadounidense imperial. A pesar de que el Foro Social Mundial es �til como punto de encuentro para debates y reuniones, no proporciona la cohesi�n program�tica y estrat�gica necesaria para impedir el avance de imperio y la descomposici�n de los reg�menes clientes. Son de esperar cambios profundos en el �mbito de los estados-naci�n, que a su vez puedan servir como eje pol�tico o �eje del Bien� para proporcionar apoyo pol�tico a los movimientos de liberaci�n que surjan en otros pa�ses.

Nadie puede predecir las consecuencias totales de las guerras imperiales estadounidenses en 2003, porque todo depender� de la respuesta subjetiva de los pueblos del mundo a muchas preguntas pol�ticas: �Precipitar� la guerra un levantamiento en Arabia Saudita, lo cual provocar�a una intervenci�n estadounidense todav�a mayor y una escalada del conflicto? �Expulsar� Israel a millones de palestinos durante la invasi�n estadounidense de Irak, lo cual dar�a lugar a una nueva ronda de conflictos entre �rabes e israel�es? �Provocar�n los acuerdos del Fondo Monetario Internacional con Brasil un levantamiento de grandes proporciones, una crisis en el r�gimen y una mayor radicalizaci�n? �Podr�n los reg�menes europeos seguir siendo c�mplices de los EE.UU. frente a una crisis econ�mica cada vez m�s profunda, al aumento de los movimientos de masas y a la posible escasez en el suministro de petr�leo? Las f�rmulas econ�micas abstractas no sirven para explicar la �crisis del capitalismo mundial�. Las respuestas depender�n del grado de conciencia de clase y de conciencia nacional, expresado a trav�s de la intervenci�n pol�tica.

Rebeli�n, 7 de enero de 2003

 


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