Por las razones que se detallan aqu� abajo,
la poetisa
Sharon Olds ha
rehusado asistir al Festival Nacional del Libro en Washington
que, sea o no por casualidad, tiene lugar el 24 de septiembre,
el mismo d�a que se celebra una manifestaci�n pac�fista en la
capital. Olds, ganadora de un Premio del National Book Critics
Circle y profesora de escritura creativa en la Universidad de
Nueva York, fue invitada junto con otros escritores por la
Primera Dama Laura Bush para una lectura de sus obras. Hace
tres a�os el artista Julius Feiffer se neg� a asistir al
desayuno que se ofrec�a en la Casa Blanca durante el festival
como protesta contra la Guerra de Irak (v�ase "Mr. Feiffer
Regrets", del 11 de noviembre de 2002). Sugerimos que los
invitados al acontecimiento de este a�o consideren la
posibilidad de seguir su ejemplo.- Los editores de
The Nation.
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Laura
Bush
Primera Dama
La Casa Blanca
Querida
se�ora Bush,
Le
escribo para hacerle saber por qu� no puedo aceptar su amable
invitaci�n para una lectura el 24 de septiembre en el Festival
Nacional del Libro ni asistir a su cena en la Biblioteca del
Congreso ni tampoco al desayuno en la Casa Blanca.
En
cierto modo se trata de una invitaci�n muy apetecible. �La
idea de poder hablar en un festival al que asisten 85 000
personas es tentadora! La posibilidad de encontrar a nuevos
lectores es apasionante para una poetisa desde el punto de
vista personal y, asimismo, por el deseo de que la poes�a
sirva a sus electores, a todos aquellos de entre nosotros que
necesitamos el placer y la inspiraci�n interior y exterior que
proporciona.
Adem�s,
el concepto de una comunidad de lectores y escritores hace
tiempo que me alegra el coraz�n. Como profesora de escritura
creativa en la facultad de una importante universidad he
tenido la suerte de participar en algunos magn�ficos talleres
de escritura, en los que nuestros estudiantes se convirtieron
en profesores. Durante a�os, ellos han dado clases en sitios
diversos: una prisi�n de mujeres, diversos institutos p�blicos
de la ciudad de Nueva York, una sala de oncolog�a infantil.
Hace ya veinte a�os que funciona nuestro programa inicial en
un hospital estatal de 900 camas para personas gravemente
discapacitadas, lo cual ha permitido el nacimiento de amistades
duraderas entre j�venes candidatos al doctorado en Bellas
Artes y sus estudiantes, residentes cr�nicos hospitalarios que
con su humor, su coraje y su sabidur�a se convirtieron en
profesores nuestros.
Cuando
se ha sido testigo de c�mo alguien que no puede hablar ni casi
moverse explica detalladamente su nuevo poema con un dedo del
pie, letra a letra, en un gran tablero alfab�tico de pl�stico,
se ha conocido de cerca la pasi�n y la esencia de la
escritura. Cuando se ha sostenido un peque�o tablero
alfab�tico de cartulina ante una escritora que no puede hablar
y s�lo puede mover los ojos, y se�ala para ella primero la A,
luego la B, despu�s la C, la D, hasta llegar a la primera
letra de la primera palabra de la primera l�nea del poema que
la mujer ha estado componiendo en su cabeza toda la semana, y
ella alza sus ojos para decir que s� cuando se toca dicha
letra, se ha sentido con tibia inmediatez el deseo humano de
la creaci�n, de la expresi�n personal, de la exactitud, de la
honradez y del ingenio, as� como la importancia de la
escritura, que celebra el valor de la historia �nica y de la
m�sica interior de cada persona.
Por eso
la perspectiva de un festival de libros me pareci�
maravillosa. Pens� en la oportunidad que se me ofrec�a para
hablar sobre c�mo iniciar un programa m�s vasto. Pens� en la
posibilidad de vender algunos libros, de firmar algunos libros
y conocer a algunos ciudadanos de Washington, DC. Pens� que
podr�a intentar encontrar la manera, incluso como su invitada,
con respeto, de hablar sobre mi profunda convicci�n de que no
deber�amos haber invadido Irak, y declarar mi convencimiento
de que el deseo de invadir otra cultura y otro pa�s -con el
consiguiente resultado de p�rdidas de vidas y amputaciones
entre nuestros valientes soldados y entre los no combatientes
en su propio territorio- no surgi� de nuestra democracia, sino
que fue en cambio una decisi�n tomada �desde lo alto� e
impuesta al pueblo con un lenguaje deformado y con falsedades.
Esperaba expresar el miedo de que hayamos empezado a vivir en
las sombras de la tiran�a y del chovinismo religioso, la
ant�tesis de la libertad, la tolerancia y la diversidad a que
aspira nuestra naci�n.
Trat�
de ver el camino libre para asistir al festival y dar
testimonio -como estadounidense que ama a su pa�s y sus
principios y su escritura- contra esta guerra no declarada y
devastadora.
Pero no
podr�a soportar la idea de compartir el pan con usted. S� que
si me sentara a comer a su lado sentir�a como si estuviese
perdonando lo que considero acciones salvajes y arbitrarias de
la Administraci�n de Bush.
Lo que
se me ven�a a la mente era que yo estar�a tomando los
alimentos de la mano de la Primera Dama, que representa a la
Administraci�n que desencaden� esta guerra y que desea su
continuaci�n, incluso hasta el punto de permitir la �rendici�n
extraordinaria�: el transporte de personas a otros pa�ses,
donde ser�n torturadas para nosotros.
Muchos
estadounidenses que se sent�an orgullosos en nuestro pa�s
ahora sienten angustia y verg�enza por el actual r�gimen de
sangre, mutilaciones y fuego. Pens� en los limpios manteles de
su mesa, en los cuchillos brillantes y en las llamas de las
velas, y yo no pude aguantarlo.
Afectuosamente,
Sharon
Olds
www.thenation.com/doc/20051010/olds