Garc�a
anda suelto
MANUEL TALENS
Espa�a es diferente, rezaba el esl�gan publicitario en los sesenta. Y si
echamos una ojeada a aquellos a�os, sin duda lo era. Mucho m�s grave resulta comprobar
que, a las puertas del 2000, todav�a lo sigue siendo, pues junto a signos inequ�vocos de
que estamos de lleno en el futuro, con p�ginas web, telebasura, fusiones bancarias y
consumismo hasta en la sopa, es posible tropezarse aqu� con reliquias ancestrales,
verbigracia, el rid�culo orgullo machista de cualquier torero tras haber martirizado al
animal de turno o la aparici�n fantasmag�rica en plena calle de un cura vestido con
sotana preconciliar, capaz de darle un susto de muerte a cualquier ni�o posmoderno.
Pero el peligro, como siempre, est� menos en los signos exteriores que en el mensaje
vehiculizado por �stos. Y hablando de mensajes, veamos los dos �ltimos que la muy
cat�lica obisper�a espa�ola nos acaba de hisopear: el primero es la condonofobia del
cardenal Carles. A m� me parece estupendo que los dignatarios papales renuncien al
saludable impulso hormonal si as� lo prefieren, pero es repugnante que sigan emperrados
en limpiar almas de polvos y pajas, pecados mundanos en los que, por
principio, son analfabetos a causa del voto de castidad (y menos mal que existe el voto,
porque si adem�s de adoctrinar infieles, a estos fariseos les diera por reproducirse como
cualquier pobre, apa�ados estar�amos).
El segundo proviene de Agust�n Garc�a Gasc�, que ejerce de arzobispo de Valencia. En
junio del 98 comentaba yo su anterior gracieta, consistente en sacarles las perras a los
incautos para renovar la Bas�lica, en vez de vender las fetichistas y terrenales joyas de
la Virgen, que era lo que le aconsejaba un p�rroco con sentido com�n. Ahora, quiz�
sintiendo a�oranza de protagonismo medi�tico o tras tomar carrerilla impulsado por las
audacias preservativas de Carles, Garc�a vuelve al ataque. Si este art�culo m�o fuera
una pel�cula le pondr�a por t�tulo Arzobispadas II: El retorno, tal es el paralelismo
de las insufribles reincidencias de nuestro hombre con cualquier producto de
Hollywood.
Resulta, afirma citizen Garc�a, que el destino de las mujeres es la casa, cuidando ni�os
y desvalidos, pues de esa manera mejorar� el problema del paro. �Am�n! No contento con
cerrar los ojos para no ver y con sentarse a la mesa de rancios mercaderes (�Jesucristo!,
el templo sigue igual, �por qu� no vuelves con el l�tigo?), se ha metido a soci�logo y
a economista de v�a estrecha, con lo cual evita apoyar luchas populares que de verdad
inciden sobre el paro -como la plataforma para las 35 horas- y persiste en la castraci�n
simb�lica de la mujer, tan cara a la Iglesia.
Pero sigamos en el cine, ahora con Regreso al futuro: admito apuestas sobre el contenido
de su pr�xima ocurrencia (Arzobispadas III: La saga contin�a), pues me invade la certeza
de que dentro de unos meses -tradici�n obliga- har� que los medios se ocupen nuevamente
de �l. Por lo tanto, �temblad mujeres, herejes, izquierdistas y homosexuales!, porque
Garc�a anda suelto y podr�a aparecer ante vosotros de improviso, con el crucifijo en
ristre, y escupiros una homil�a pegajosa u otra carta pastoral decimon�nica, ambas
francamente desagradables para el body.
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