El escritorio de Manuel Talens

ART�CULOS DE OPINI�N EN  El País

Querido Alberto
MANUEL TALENS


Algunos amigos me han hecho descubrir la figura imponente de Alberto Garc�a Esteve. No tuve la suerte de conocerlo, pues en su �poca yo viv�a lejos del Pa�s Valenciano. Para quienes no sepan de �l, dir� que fue un abogado laboralista que ejerci� su oficio durante los a�os m�s duros del franquismo, defendiendo siempre al trabajador frente a los posibles abusos del patr�n. Era comunista, pero no sectario, de manera que aceptaba como cliente a todo aquel que ten�a una causa justa, aunque no perteneciese a su ideolog�a. Adem�s, fue periodista y narrador. Su casa de la calle Gorgos se convirti� en un oasis de tertulias, donde se hablaba de arte, teatro o poes�a, y eso en plena noche nacionalcat�lica, cuando ser culto significaba estar bajo sospecha de sedici�n.
Sufri� en sus carnes las represiones de la polic�a pol�tica del r�gimen, pag� con a�os de c�rcel la b�squeda de libertades ciudadanas y su despacho fue v�ctima de los ataques de la extrema derecha. Pero �l, imperturbable, puso su granito de arena para que a este pa�s llegase la democracia. Ya en ella, ejerci� de concejal en el Ayuntamiento de Valencia. Falleci� en 1997.
El a�o pasado, con el PP en el poder, el Consell Valenci� de Cultura al que perteneci� en vida reconoci� la val�a de Garc�a Esteve y edit� un libro-homenaje a su persona (que les recomiendo a ustedes), donde qued� plasmada su larga trayectoria y los m�ltiples homenajes recibidos. Su labor fue de hormiguita, sin la espectacularidad medi�tica de los pol�ticos que hoy sufrimos, pero mucho m�s humana y al alcance de todos.
�Por qu�, entonces, este hijo preclaro de Valencia no tiene su reconocimiento definitivo en un rinc�n de nuestra ciudad? Estamos en deuda con �l. En el barrio de San Jos�, donde viv�a, hay un parque junto a la calle Albalat dels Tarongers a�n por bautizar. La nueva avenida entre Ram�n Llull y Clariano tampoco tiene nombre… Quiz� las Universidades Literaria y Polit�cnica podr�an reclamar el del Laboralista Garc�a Esteve para su zona.
Pero no es f�cil. Me consta que la pasada primavera, en el Instituto del Caba�al, una vez decidido por el claustro el cambio de nombre del centro, las opciones fueron sometidas a votaci�n. Eran tres: La Carrasca, Els Tarongers y Alberto Garc�a Esteve. Aunque parezca incre�ble, a �ltima hora fue a�adido un cuarto contrincante: Caba�al, el mismo que iban a cambiar… que gan� la votaci�n. �Tanto miedo da la figura de un honrado comunista?
Por encima de sus convicciones ideol�gicas fue un hombre bueno, desprendido, defensor de pobres y pobre �l mismo por elecci�n personal. Vivi� y muri� modestamente, sin brillos artificiales, opci�n que se sit�a a a�os luz de las triqui�uelas y el constante chupar c�mara que exhiben los “progresistas” de sal�n que todos conocemos, y que hace pocas semanas acaban de hacer el rid�culo universal en un congreso.
Quienes no participamos en ese circo y somos muchos mantendremos la llama de tu ejemplo, querido Alberto. Alg�n d�a tu nombre ser� tan familiar para la gente como el de Joan Fuster. Es cuesti�n de paciencia.

 

EL PA�S-Comunidad Valenciana, martes 5 de octubre de 1999.

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