Mes�as
MANUEL TALENS
Alegr�monos en el Se�or, hermanos, el camino hacia el reino de los cielos -que est� en
Madrid, m�s precisamente en La Moncloa- se vio allanado el jueves 3 de diciembre gracias
a los �mprobos esfuerzos de dios padre Jos� Mar�a y de su hijo adoptivo
Eduardito, que
al imponerse sobre las fuerzas del Mal, sin reparar en gastos y s�lo pensando en el Bien,
lograron regalarle al pueblo elegido la autov�a que lo har� libre por fin.
Era un primor ver a Eduardo Zaplana d�ndose importancia ante las c�maras y capitalizando
para su partido la totalidad de una autov�a que, en gran parte, fue obra de la anterior
administraci�n. No es que uno se haga muchas ilusiones sobre lo que hubiera pasado de
haber sido al rev�s (los pol�ticos son pol�ticos y tienen mal arreglo), pero es que hay
personajes capaces, en poco tiempo, de batir todas las marcas del
autobombo, de vender
futuro como si fuera presente y de empeque�ecer con sus palabras vanas al mejor anuncio
publicitario de Chanel.
El presidente de la Generalitat Valenciana es el paradigma actual del sacamuelas de feria:
aturde con su verbo -que es divino, puesto que requiere de la fe-, refuta al adversario
con un palique tangencial que incluye siempre elogios apasionados a la democracia,
responde astutamente con preguntas a las preguntas de la oposici�n (lo cual quiere decir
que nunca responde), defiende a los de su tribu por muy hasta el ga�ote que est�n en
chanchullos millonarios y, si eso fuera poco, al comp�s chispeante de su varita
milagrosa, todo lo que toca se convierte en oro virtual para los ciudadanos que lo votan y
en oro real para los que lo sostienen, esos numeros�simos empresarios que acudieron, cual
reba�o y sin pesta�ear bajo la lluvia helada que ca�a en la meseta, dispuestos a
escuchar de la boca del maestro el equivalente al serm�n de la monta�a, que aqu�
podr�amos llamar, si la blasfemia no es demasiado grande, el serm�n del embalse de
Contreras.
Comenta San Mateo en su evangelio, poco despu�s de las bienaventuranzas, que al
fin, habiendo Jes�s concluido este razonamiento, los pueblos que le o�an no acababan de
admirar su doctrina, porque su modo de instruirlos era con cierta autoridad (7: 28 y
29). Eso mismo podr�a afirmarse del mes�as que nos ha nacido en el Pa�s
Valenci�,
s�lo que �ste es m�s lagarto y no lo crucificar�n, porque utiliza la fuerza hipn�tica
de la televisi�n, pagada por todos pero puesta a su exclusivo servicio. Con vistas a la
ceremonia se llev� consigo la infraestructura completa de TVV y no ser�a de extra�ar
que ma�ana reviente las encuestas y deje a�n m�s lejos a Romero.
Tras hacer impunemente la higa a la roman�stica mundial y obtener que los criterios
cient�ficos del origen de una lengua pasaran a ser considerados asunto dirimible a
trav�s del voto, ya nada parece asustarle. Pero su reino no es de este mundo, no es el
Reino de Valencia. Su reino es el cielo. �Y d�nde est� eso? Pues ya lo he dicho al
principio, en Madrid, que es donde nuestro murciano piensa terminar el d�a de ma�ana:
Cartagena, Benidorm, Valencia y La Moncloa, y tiro porque me toca.
Adem�s, no ser� necesario, como con Jesucristo, decir que subi� a los cielos.
Simplemente que hizo el trayecto en coche oficial, viajando por su autov�a.
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EL
PA�S-Comunidad Valenciana, martes 8 de diciembre de 1998. |
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