El
t� del taxista
MANUEL TALENS
Recuerdo que, en una ocasi�n, Lerma se burl� de Lizondo por un asunto de palabras. Creo
que tuvo algo que ver con aquello tan chusco de las Consellerias de Facenda y Mig
Ambient,
perlas que mostraban a la perfecci�n el estilo obtuso del finado. La sorna con que el
bar�n del PSOE trat� al dirigente regionalista dejaba claro el poco respeto que su
incultura despertaba en �l.
�Es a�n defendible hoy la pureza del lenguaje? Los ling�istas de aqu� se desga�itan
explic�ndole al personal que se dice aleshores, no entonces, o
servei, no servici. �Y de
qu� vale? La gente sigue hablando como le da la gana, pues el castellano ha contaminado
muchos aspectos del catal�n que Jaume I trajo al Pa�s Valenci�, y es probable que eso
ya no tenga remedio. Al castellano, a su vez, le est� sucediendo algo similar con el
ingl�s, y de la misma manera que las masas ignaras de Europa fueron corrompiendo el
lat�n, el mestizaje forzoso que hoy impone la televisi�n injerta expresiones y vocablos
ajenos en las culturas colonizadas.
El mes pasado me re�a yo en esta columna de que T�rsilo Piles quisiera organizar un
evento a nivel mundial. Pocos d�as despu�s, Forges dedicaba su chiste al
D�a ib�rico sin decir a nivel de.... Y es que ahora, para pol�ticos,
obispos, jueces, tertulianos, rockeros, jesulines y dem�s famosos, todo tiene un nivel,
ya sea el tr�fico, los garbanzos o la libido. Signo audiovisual de los tiempos: el
deterioro expresivo nos invade hoy a trav�s de la hermosa voz de indoctos locutores de
radio y televisi�n. En la posguerra el culpable fue el cine de
Hollywood, de la mano de
unos torpes doblajes. La lengua inglesa permite, por ejemplo, que cuando uno habla de s�
mismo, se tutee como si estuviera conversando con otra persona: When you cross the
street,
if you dont watch out, they hit you (Cuando vas por la calle, si te descuidas, te
atropellan), dir�a un neoyorquino. Pero el castellano tiene reglas precisas para eso, la
forma impersonal con verbos reflexivos o pronominales: �Cuando uno va por la calle, si se
descuida, lo atropellan.
Ese principio impersonal ya �nicamente lo emplean cuatro o cinco nost�lgicos de
Cervantes. Un amigo m�o, que se dedica a la ling��stica, me cont� que su maestro le
llamaba a dicha manera de hablar el t� del taxista, sin�cdoque un tanto
injusta que viene a condensar en esos profesionales un defecto verbal tan pegadizo que
suena en todas las bocas, incluso en las m�s insospechadas: Camilo Jos� Cela, el gran
palad�n del correcto hablar, lo utiliz� con prodigalidad el mes pasado en el programa de
la 2 Negro sobre blanco. Pero la mayor sorpresa me la llev� hace poco hojeando el libro
El dardo en la palabra de Fernando L�zaro Carreter, presidente de la RAE, que ha hecho
profesi�n de desfacedor de entuertos en esta materia. All�, en la p�gina 378, en el
art�culo Penalties, all� mismito estaba: Se admira a
Gaud�, pero no
se olvida al arquitecto que te mete un rascacielos en el ojo cuando contemplas un paisaje
donde no deb�a estar. Horror, me dije: �el cazador cazado? No, sencillamente una
prueba m�s de que las lenguas son algo vivo, ind�mito, y las Academias una construcci�n
posterior que siempre viene a remolque.
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EL
PA�S-Comunidad Valenciana, martes 24 de noviembre de 1998. |
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