Hooligans
MANUEL TALENS
La actual abundancia de terribles noticias televisivas ha hecho afirmar a algunos que
nuestro mundo es cada vez m�s violento. Se trata de una mera ilusi�n �ptica: en el
pasado, las im�genes no llamaban a la puerta. Lo que s� se ha recrudecido es la
satanizaci�n manipuladora de los violentos por parte de los Aparatos Institucionalizados
del Estado, que aprovechan el control doctrinario con que manejan los medios de
comunicaci�n para crear un manique�smo artificial de buenos y malos.
La violencia naci� con los humanos, pero no es exclusiva de un bando, como nos dicen:
emana de muchos frentes, tiene caras diversas y se expresa con m�ltiples lenguajes,
adem�s del de las armas. �Qui�n no ha escuchado durante el empacho futbol�stico de
este mes los comentarios veladamente racistas contra los ingleses, identificados en bloque
con hooligans salvajes? �O las mentadas de madre de Dunga y Sto�chkov contra sus
compa�eros de equipo cuando no jugaban bien? �Acaso la persecuci�n judicial de
Sogecable no fue una artima�a violenta para silenciar al que critica? �Y el veneno que
destila el poder? No me refiero aqu� a la miserable guerra sucia de los GAL, de todos
conocida, sino a la perfidia se�oril de tantos pol�ticos de hoy, que s�lo se distinguen
del gamberro revientalunas en que lucen corbata, est�n en la n�mina del Estado y
ametrallan con la palabra.
Para no ir m�s lejos, el vicepresidente primero �lvarez Cascos ha sido siempre el
paradigma del chulo de barrio, capaz de morder la yugular de quien se interponga en su
camino, sin que sea necesario que se trate de un adversario ideol�gico (aunque eso
ayuda), pues el objeto del odio puede ser alguien de su misma camada, como ha ocurrido en
el misterioso rifirrafe asturiano contra Sergio Marqu�s. �Qu� turba peligrosa la del
PP! En el fragor de las peleas dan tales dentelladas que m�s vale permanecer al margen si
no quiere uno perder la oreja.
El Pa�s Valenci� padece tambi�n de violencia irresponsable: la que escupe su honorable
presidente. El pulso tenaz que Eduardo Zaplana mantiene con la Universidad de Alicante en
general -y con el rector Pedre�o en particular- es una muestra m�s de que la agresi�n
gratuita se puede ejercer con la frente alta (para salir sin papada en la foto, claro,
mientras se clava el pu�al).
El Consell se pas� por la entrepierna la independencia universitaria con el demag�gico
argumento de que quien manda, manda, y como Pedre�o tuvo la audacia de resistir la
provocaci�n, se ha convertido desde entonces en blanco de violencias verbales procedentes
de Zaplana y compa��a, que legitiman sus golpes bajos con alusiones encendidas a la
democracia, como si el peso de las urnas diera patente de corso al autoritarismo, a la
acusaci�n mal�vola y al enga�o ininterrumpido desde los medios afines. Ahora ya no hace
falta fusilar a nadie, basta con dispararle un voto y sonre�r a las c�maras.
Tony Blair, un c�nico izquierdista de sal�n que no tuvo empacho hace seis meses en poner
sus bombas al servicio de las amenazas yanquis contra el pueblo iraqu�, calific� de
verg�enza nacional a los hinchas brit�nicos que perturbaron Marsella. Lo son, sin duda,
pero hooligans hay en todas partes, a veces tan refinados que utilizan cuchara de plata y
tienen l�nea directa con el palacio de la Zarzuela.
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EL
PA�S-Comunidad Valenciana, jueves 9 de julio de 1998. |
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