�Para
qu� sirve escribir?
MANUEL TALENS
Hace muchos a�os, cuando a�n no era san Gabriel Garc�a M�rquez y carec�a de iglesia,
de fieles y de cr�ticos literarios que canonizaran cualquier papel que llevase su firma,
Gabriel Garc�a M�rquez pronunci� una frase que tuvo la fortuna de convertirse en un
lugar com�n: Yo escribo para que me quieran mis amigos.
El verbo escribir, como todas aquellas palabras que explican las actividades m�s nobles
de los seres humanos, define una sola cosa: el hecho de rese�ar el pensamiento. Pero su
praxis adquiere sentidos tan diversos como el abanico de actitudes pol�ticas y
econ�micas (�acaso ambas no son lo mismo?) que nos motivan. Se escribe para convencer,
para educar, para seducir, para enga�ar, para divertir, para negar el pasado, para
justificar el presente... o para denunciar las argucias que atentan contra el sentido
com�n.
El escritor que desee inspirarse en su entorno a la b�squeda de argumentos -que luego
plasmar� en una novela, en un ensayo o en un art�culo de dos p�ginas como �ste-, no
tiene m�s que abrir los ojos: las relaciones de poder entre fuerza y raz�n, que desde el
principio de los tiempos determinan si hay paz o discordia, siguen funcionando como
siempre, es decir, a contrapelo. Y puesto que a m� me interesa la cultura y estamos en el
Pa�s Valenci�, hablemos de una noticia que apareci� recientemente en la prensa:
Parece que el IVAJ negocia con la Confederaci�n de Cajas de Ahorros de esta Comunidad la
distribuci�n del diccionario que en 1992 edit� la esperp�ntica Academia de Cultura
Valenciana, organismo de firme raigambre desinformadora creado por el Bunquer Barraqueta
para meter ciza�a. Hasta ayer mismo, el objetivo primordial de dicha entelequia hab�a
sido �nicamente el numeroso bloque de valencianos que no pudieron estudiar su lengua
materna cuando iban a la escuela y resultaban, por lo tanto, presa f�cil. La estrategia
dio buenos dividendos pol�ticos: el anticatalanismo arrabalero de sus ac�litos -Uni�n
Valenciana- hizo el trabajo sucio. La Academia, mientras tanto, se proclam�
cient�fica, se fue rodeando de unos pocos autodenominados fil�logos en
lengua valenciana -�qu� universidad les dio el t�tulo?-, invent� reglas
ortogr�ficas de nuevo cu�o, destinadas a dar cuerpo al cisma de la catalanidad, y
malpari� el susodicho diccionario, aborto que dar�a risa si no fuese porque los ataques
contra la cultura no deben nunca tomarse a la ligera.
Pero los libros tienen que venderse para que salgan las cuentas, y poco negocio deben de
haber hecho los se�ores acad�micos con su diccionario, puesto que el
p�blico que los apoya es �grafo, cree firmemente que estudiar es cosa de rojos y
disfruta m�s organizando paellas. S�, ese p�blico conoce oralmente el valenciano
variedad dialectal del catal�n, mas cuando lee, lo hace s�lo en la lengua de Castilla,
de manera que no se gasta el dinero en cosas que no entiende.
Y as�, sospecho que la actual maniobra del IVAJ, controlado ahora por el
B�nquer Barraqueta, consiste en endosar a la parroquia de las cajas de ahorros el enorme excedente
de diccionarios invendibles que debe estar atiborrando los locales de la Academia. De
entre esa futura clientela involuntaria, quienes tengan las ideas claras los tirar�n
directamente a la basura -pajaritos a su nido- y, quienes no, los pondr�n a acumular
polvo en los anaqueles del mueble del comedor, entre el juego de caf� de las visitas, las
fotos de primera comuni�n, la estatu�lla kitsch de Lladr�, la enciclopedia Salvat que
les enchufaron a plazos en un descuido y los premios Planeta de saldo que nunca
abrieron... ni abrir�n.
Las cosas no cambian, red�u. Sin miedo equivocarme, s� que ma�ana el diario decano de
Valencia tocar� de nuevo la corneta, que el padre Apeles aparecer� en el Canal 9, que
Julio Insa asestar� espardenyades por la radio, que Monle�n alcanzar� la gloria
audiovisual y que la cultura se alejar� un poco m�s de esta tierra otrora capaz de
engendrar a Ausi�s March, a Joanot Martorell, a Juan Luis Vives o a Guillem de Castro.
Pero a pesar de todo, me sentar� frente al ordenador. Cuando pienso en la poca o nula
eficacia que tiene este ingenuo quehacer de Pepito Grillo al estrellarse blandamente
contra la armadura de quienes utilizan el mando seg�n sus intereses privados, me hago la
pregunta de todos los d�as: �Para qu� sirve escribir? Y como quiero encontrar la
respuesta, aprieto los dientes y sigo escribiendo.
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EL
PA�S-Comunidad Valenciana, s�bado 1 de marzo de 1997. |
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