El escritorio de Manuel Talens

ART�CULOS DE OPINI�N EN  El País

Adivina, adivinanza
MANUEL TALENS


Los cineastas cubanos Tom�s Guti�rrez Alea y Juan Carlos Tab�o introducen en su pel�cula Guantanamera un chiste universal que yo he escuchado en varios pa�ses y en lenguas distintas: resulta que el viejo Orlando establece en su testamento que, caso de morir en C�rdenas, deber�n enterrarlo en Sancti-Sp�ritus y viceversa. “�Y eso por qu�?”, pregunta con extra�eza el encargado del transporte. “Ganas de joder”, le responden.
Hace poco, el diario que fundara Teodor Llorente aire� un extenso reportaje proclamando un hallazgo que, al parecer y seg�n expone el periodista que lo firma, revolucionar� y confirmar� “m�s a�n las tesis de la identidad propia, espec�fica e independiente de la lengua valenciana”: se trata, dec�a, de un texto redactado en lat�n y en roman� pla del siglo XII, anterior a la conquista del rey don Jaime y por lo tanto ajeno a catalanismos, que un catedr�tico gallego de la Complutense “acaba de descubrir” en los archivos de la catedral de Valencia, donde habr�a pasado desapercibido hasta ahora.1 La respuesta cient�fica a semejante alegato no se hizo esperar, mostrando con citas prolijas y bien documentadas que el susodicho texto es s�lo una de las nueve copias que existen de la Ep�stola farcida de St. Esteve, escrita en un catal�n antiguo plagado de provenzalismos.2 Estos datos, conocidos y publicados por los estudiosos desde hace m�s de un siglo, han puesto de nuevo en evidencia la incultura y la endeblez intelectual de los secesionistas valencianos. Tambi�n es mala suerte la suya: para una vez que deciden apoyarse en alguien que procede de la Universidad -a la que suelen negar jurisdicci�n, acus�ndola de catalanista-, eligen a un incompetente, que tambi�n los hay en medios acad�micos, como en la vi�a del Se�or.
Aquellas personas de orden que en los a�os del salvapatrias hablaban castellano a sus hijos porque “lo otro” era de pueblerinos, suelen ser las mismas que, ahora, abogan por la discordia idiom�tica, las que ensucian muros con pintadas h�bridas de Fora Cacalu�a o las que tachan en r�tulos p�blicos las palabras servei y platja, reemplaz�ndolas por servici y plaja, ignorantes y felices en su batiburrillo gramatical. Por fortuna, son aqu� m�s numerosos -y m�s j�venes, que de ellos es el futuro- los que tienen las ideas claras y no dudan en echarse a la calle cada vez que se hace necesario reivindicar la sensatez, como ocurri� el pasado 27 de abril durante la manifestaci�n en defensa de la lengua y el homenaje popular que se rindi� en la plaza de toros al cantautor alicantino Ovidi Montllor. Entre las cosas a destacar que all� sucedieron, quisiera referirme al gesto del primer mandatario de Barcelona, que afirm� ser un “valenciano del norte”. Y es que los l�mites territoriales se desdibujan como algo ficticio cuando se trata de compartir el legado com�n de Ausi�s March.
Valencianos del norte, catalanes del sur o baleares de levante, los que apoyamos la unidad ling��stica de los Paisos Catalans sabemos que dicho clan min�sculo es s�lo una fastidiosa piedra en el zapato, cuya �nica huella en a�os venideros consistir� en ser recordado como una anecd�tica parroquia que logr� sacar provecho en el confuso circo electoral, utilizando su f�cil populismo derechista para medrar en las cercan�as del poder.
En cierto modo la estrategia les est� dando resultado, al menos por ahora: este grupo obsesionado con separar el catal�n de una ilusoria lengua de l’horta tiene hoy la llave de la gobernabilidad, y quienes mandan en la Generalitat Valenciana, para ten�rselas tiesas, se ven en la desdichada obligaci�n de mirar hacia otro lado y digerir con bicarbonato las sandeces que va elucubrando su inc�modo socio, aunque a la hora de la verdad nunca romper�n de forma clara con las normas ortogr�ficas de Castell�n, pues eso significar�a hacer un rid�culo de proporciones monumentales, y no est� el horno para bollos.
Dicho lo cual, adivina, adivinanza: Qu� volen aquesta gent? �Qu� impulso los conduce?
La respuesta, desocupado lector, la encontrar�s en Guantanamera.


1 Baltasar Bueno, “Hallan un documento del S. XII en romance valenciano”, Las Provincias, Domingo, 21 de abril de 1996.
2 Albert G. Hauf, “Encara m�s roman�os sobre el �romance valenciano�”, Levante - El Mercantil Valenciano, S�bado, 27 de abril de 1996.

 

EL PA�S-Comunidad Valenciana, s�bado 18 de mayo de 1996.

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