T'en
recordes?
MANUEL TALENS
En general, siento ojeriza por la televisi�n. Me molesta ese sofisticado artefacto con el
que los poderes pol�ticos y econ�micos controlan desde hace cuarenta a�os al com�n de
los mortales. Pero no soy completamente ajeno a su influencia y afirmar lo contrario
ser�a est�pido por mi parte. Guardo, no obstante, un naipe en la bocamanga que hasta
ahora me ha permitido vencerla: el consuelo de que, como dice Nanni
Moretti, cuando
quiero, la apago. Cada noche, durante la cena, en mi casa miramos las noticias y,
despu�s, si la tertulia decae, si los ni�os ya est�n en la cama y las p�ginas de un
libro no han logrado seducirnos, recorremos de arriba abajo los diferentes canales en
busca de una sorpresa que casi nunca aparece.
Fue de esta manera como descubr� el programa �T'en recordes...? en el Canal 9. Es cierto
que resulta poco profundo, que la realizaci�n es desigual y que el p�blico asistente
pierde credibilidad al aplaudir por decreto, como acostumbraban aquellos vulgares
diputados nacional-cat�licos de absurda memoria, pero tambi�n es verdad que la
presentadora, de sonrisa acariciante, le imprime un atractivo irresistible. Adem�s
-quiz�s por eso da en blando-, �T'en recordes...? est� concebido para gentes como yo,
carrozas que dejamos atr�s hace tiempo la edad del porvenir y que sentimos a�oranzas a
flor de piel al contemplar, en la pantalla, im�genes blanquinegras que fueron parte de
nuestros afanes juveniles. S�lo he visto unas pocas emisiones. La primera contaba con
Pepe Legr� y, la m�s reciente, con Jos� Luis, el creador de la inolvidable
Mariquilla.
Por lo ins�lito de su trayectoria vital, el antiguo cantante y hoy ingeniero t�cnico
afincado en C�rdoba me mueve ahora a hacer mis mementos. Los ciudadanos de este pa�s
estamos tan acostumbrados al espect�culo continuo de esos tah�res que pueblan el ruedo
art�stico, pol�tico y literario, para quienes el �nico faro que sirve de gu�a es el
grado de aceptaci�n populachera, que el hecho de encontrarnos de improviso con alguien
como Jos� Luis resulta poco menos que sorprendente.
Este andaluz nativo de Ja�n, un hombre que hace m�s de tres d�cadas, en plena gloria,
abandon� voluntariamente la canci�n para dedicarse a su familia, me record� que a�n
existen seres capaces de mantenerse al margen de las bambalinas. Sus palabras en
�T'en recordes...? demostraban un desprecio infinito por ese concepto generalizado de la vida
como un teatro en el que hay que destacar caiga quien caiga, en donde no importa el valor
intr�nseco del trabajo, sino subir lo m�s arriba posible y que hablen de uno,
aunque sea bien.
Presentando a Jos� Luis, y quiz�s sin buscarlo, �T'en recordes...? ha hecho m�s por la
dignificaci�n de nuestra escena social que todas las moralinas a las que los
editorialistas nos tienen �ltimamente acostumbrados. Al verlo de nuevo tal como es en la
actualidad, y al cotejarlo con la imagen que nos mostraban los discos de portadas a�ejas
que dej� grabados, comprob� que este jaen�s, como los patriarcas honestos, ha
envejecido lleno de nobleza. Reconforta saber que todav�a, con la figura sublimada por
los a�os y su voz calurosa que conserva inalterable la capacidad de enamorar, sigue
arrullando por las noches a Mariquilla bonita. Supo ser humilde y retirarse del ferial
cuando la l�gica imperante le indicaba lo contrario y, en esa zona gris del esfuerzo
cotidiano -el �nico que verdaderamente hace avanzar a los pueblos-, ha destinado los
mejores empe�os de su vida a repartir felicidad entre los suyos, porque a fin de cuentas,
seg�n reconoci� con firmeza, el amor es lo �nico que importa, la �nica raz�n.
Vanidad de vanidades, dijo el Eclesiast�s. Jos� Luis, con su ejemplo, ha dicho lo mismo.
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EL
PA�S-Comunidad Valenciana, viernes 24 de marzo de 1995. |
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