"Un fantasma recorre Europa: el
fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se
han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y
el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los
polizontes alemanes". As�, con una met�fora admirable, arranca
el Manifiesto de Marx, que ya ha cumplido 155 a�os.
Como soy de los que piensan que en cuesti�n de trenzar
palabras nadie puede ya inventar, sino s�lo rejuvenecer lo que
fue dicho por otros, iniciar� mi columna de hoy con una
imitaci�n del venerable texto: "Un fantasma recorre Europa: el
fantasma del antibelicismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa
se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: Blair
y Aznar, Berlusconi y los dem�s lacayos del emperador George W.
Bush".
Disiento, como se desprende de lo anterior, del halc�n Donald
Rumfeld cuando califica de vieja Europa a dos pa�ses -Alemania y
Francia- cuyos dirigentes por fin han entrado en raz�n y
defienden lo que toca: la paz. No, las instituciones de la vieja
Europa pendenciera no est�n hoy representadas por Chirac o
Schr�der, sino por un pirata ingl�s que se dice socialista, por
un enano saltar�n surgido del franquismo y por un inmundo hombre
de negocios. Nunca, durante la corta vida de la Uni�n Europea,
la pol�tica oficial de Bruselas estuvo m�s a punto de reventar
que este mes, y al gobierno de Espa�a le corresponde el dudoso
honor de haber contribuido a una situaci�n tan lamentable: la
carta que Jos� Mar�a Aznar firm� con otros siete "viejos
europeos" para proclamar su solidaridad con el ardor guerrero
yanqui es algo tan grave que los ocho autores merecer�an que les
pegasen hostias hasta en el carnet de identidad.
Paso ahora a comentar las incidencias verbales que tuvieron
lugar la semana pasada en Valencia en relaci�n con el previsible
genocidio del pueblo iraqu�: Jos� Luis Olivas, presidente
interino de la Generalitat Valenciana, defendi� como fiel
subalterno a su jefe de Madrid (el del bigote) al afirmar en las
Cortes que respalda de manera absoluta el acuerdo alcanzado por
la Uni�n Europea tras la dichosa cartita, con lo cual se sali�
por la tangente, pues est� claro que ese "acuerdo un�nime" no ha
sido sino un remiendo mal cosido del desgarro gratuito provocado
por Aznar.
El debate sobre Irak que tuvo lugar entre los pol�ticos
valencianos fue bastante insulso, esta gente no da para m�s.
Olivas, eso s�, hizo diana una vez -desde la �ptica pazguata del
circo parlamentario, claro- al acusar al PSOE de ir a la guerra
cuando gobierna y de repudiarla cuando est� en la oposici�n,
algo que, mal que les pese a algunos, es la pura verdad. En
cualquier caso, bienvenido sea cualquier antibelicismo.
Durante la �ltima d�cada los Estados Unidos de Am�rica han
promovido ya tres guerras santas, la cuarta ser� en Irak y la
quinta (�contra Ir�n?) le corresponde estad�sticamente al 2005.
Y como nadie duda que los socia(lis)tas desbancar�n al PP en los
pr�ximos comicios, podr�n demostrarnos entonces, desde el poder,
si su pacifismo reci�n estrenado es real o s�lo una artima�a
buscavotos de Zapatero. Entretanto, el fantasma de la paz de la
nueva Europa seguir� incordiando erre que erre desde nuestro
parlamento, la calle.