El
cruce de metralla completo
entre el pol�tico Blasco y Manuel Talens se encuentra en:
www.manueltalens.net/ultima_hora/50polemica.htm
�Voto a br�os!
RAFAEL BLASCO
�Voto a br�os! No desenfundar� mi espada para responder a quien
por boca de ganso lanza sus invectivas (Contra Blasco,
Manuel Talens 02.12.2003). Aunque tampoco silenciar� mi voz ante
sus alabardas. �Contra Blasco? �Contra nada? No hablar� de
educaci�n, ni siquiera a favor, cuando �sta se supone. Ni me
ruborizo por exponer cuanto pienso y defiendo, aunque sin el
desparpajo de responder con un simulacro a la deconstrucci�n,
llam�mosla heiddegeriana -�o deber�a denominarla talensniana?
Los
p�lpitos y tarimas exigen siempre una sobreelevaci�n desde la
que platicar. Y probablemente de ah� mi irritaci�n, que no es
tal cuando de ellos surgen argumentos en voz propia.
Tras
estas consideraciones previas me remito de nuevo a mis
argumentaciones que son compartidas por la mayor�a de nuestros
conciudadanos en cuanto a la necesidad del trasvase del Ebro
hacia la cuenca mediterr�nea meridional: 1. Esta Comunidad
necesita agua. 2. Todos los gobiernos democr�ticos han sido
conscientes del d�ficit h�drico. 3. El agua es necesaria en tres
�mbitos, a saber: recuperaci�n de zonas h�medas en el norte y el
sur de la Comunidad; mantenimiento del desarrollo socioecon�mico
de la Comunidad, y refuerzo de los est�ndares de sostenibilidad
establecidos por la Uni�n Europea. 4. El equilibrio entre la
Espa�a seca y la Espa�a h�meda es un bien com�n inaplazable en
su concreci�n. 5. El ahorro de agua debe acompa�ar el proyecto
de compartir recursos h�dricos.
Est�s son las necesidades. La respuesta un Plan Hidrol�gico
aprobado por el Parlamento espa�ol y puesto en marcha por un
gobierno, el del Partido Popular, que adem�s de ser consciente
del problema ha propuesto una soluci�n adecuada y ajustada a la
realidad como puede apreciarse, si alguien toma el riesgo de
leer -incluso tambi�n en xarxadelaiguaclara.org- el "An�lisis de
los informes realizados por 'expertos internacionales' sobre el
plan hidrol�gico nacional, presentados por la Diputaci�n General
de Arag�n", o si adem�s se documenta con las mejoras presentadas
por la propia Generalitat Valenciana al trazado existente o, a
mayor abundamiento, aunque sea a la contra, si lee el Informe
del Consejo Nacional del Agua.
Considero que una lectura atenta de tales documentos ofrece las
respuestas que exige a este quijote medioambiental. Vale la pena
el esfuerzo, aunque para su lectura tenga que descender algunos
pelda�os.
Pero
adem�s, y aunque no sea mi general actuar, le rogar�a que
actuase como ciudadano responsable y si considera que ha habido
un incumplimiento de la ley de incompatibilidades traspase el
umbral de la columna y acuda a la esfera correspondiente. O
ser�a l�cito responder que por el hecho de ser vox populi que
muchos premios literarios est�n ama�ados y por el hecho de usted
ser escritor, est� bajo sospecha. Seamos serios.
Buscar coartadas, sean estas "verdes" o "neoliberales", me
recuerda las palabras de J. Ramoneda en su ensayo Despu�s de
la pasi�n pol�tica, cuando afirma, "La cultura pol�tica es
una cultura del prejuicio. Los buenos y los malos est�n
previamente establecidos".
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Ciberespacio, martes 6 de diciembre de 2003 |
En los tiempos del c�lera
MANUEL TALENS
Era
inevitable: las respuestas de aquel pol�tico valenciano le
recordaban siempre el destino de las verdades contrariadas. En
una columna anterior, el escritor hab�a aceptado el reto de
batirse en duelo con �l sobre la falsa ecolog�a y el verdadero
trasfondo econ�mico del trasvase del Ebro, pero el escurridizo
Blasco persist�a en responder a sus preguntas mediante esl�ganes
publicitarios y sofismas, dise�ados por expertos en comunicaci�n
con el �nico objetivo de convencer a los consumidores de que
aquel gran negocio era una causa solidaria.
Este
di�logo de sordos sucedi� en los tiempos del c�lera ideol�gico,
a principios del tercer milenio, cuando buena parte de los
ciudadanos espa�oles sufr�an ya de diarrea mental tras la
victoria de las grandes multinacionales en su batalla contra el
Estado. En efecto, despu�s de una larga campa�a de creaci�n de
reflejos seg�n el m�todo de Pavlov, con la cual los ciudadanos
dejaron de serlo para convertirse en clientes, las ideas de
aquel pueblo anta�o orgulloso hab�an sido sustituidas por
blandas cagarrutas y, as�, el debate nacional trataba ahora
sobre f�tbol, cotilleos e historias del coraz�n; los telediarios
eran pleites�a gubernamental, las manifestaciones a favor del
trasvase meros banquetes donde se zampaba paella gratis y se
ahorraba el escaso dinero de fin de mes; los debates
parlamentarios se volvieron una comedia costumbrista y, desde el
palco principal del teatro de Espa�a, los banqueros, los altos
directivos de las empresas y el nuncio de Su Santidad George
Bush II se part�an de risa al ver lo bien que aquellos actores
secundarios, Aznar, Cascos, Rita, Blasco y tantos otros,
repet�an �rdenes como ventr�locuos y representaban su equ�voco
papel de protagonistas.
El
escritor lo intent� de nuevo, desenvain� las palabras y le busc�
las cosquillas al pol�tico, trat� de hacerle desembuchar con una
estocada de argumentos, pero �ste hizo una finta y volvi� a
escabullirse. Era listo: a�os y a�os viviendo del erario y
calentando bancos con sus posaderas en la Generalidad Valenciana
imprimen car�cter. Se neg� a hablar de la muerte del Ebro, del
modelo desarrollista a ultranza en que se basaba aquel expolio,
de los m�viles ocultos tras la ret�rica del discurso, de la
futura contaminaci�n del r�o J�car por el mejill�n cebra y otras
especies ex�ticas ajenas a Valencia, de la futura degradaci�n de
los humedales con un agua de baj�sima calidad, del trasvase de
faunas acu�ticas catalanas a la Albufera (Visca Catalunya!)...
En cambio, repiti� la consabida cantinela sobre democracia y
hermandad. El arte de perorar sin decir nada no ten�a secretos
para �l.
El
escritor, harto del contraataque diarreico, desesperado ante la
imposibilidad de llegar a un aut�ntico cuerpo a cuerpo en el
�mbito de las ideas y de contribuir con �l a la erradicaci�n de
aquellos tiempos malolientes del c�lera neoliberal, le pregunt�
por fin:
-�Y
hasta cu�ndo, don Rafael, cree vuesa merced que podemos seguir
en este ir y venir del carajo?
El
consejero Blasco ten�a la respuesta preparada desde hac�a
cincuenta y tres a�os, siete meses y once d�as con sus noches,
es decir, desde que aprendi� a fingir.
-Toda
la vida -dijo.
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...con todos mis
respetos, don Gabriel
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EL PA�S-Comunidad Valenciana, martes 16 de diciembre de 2003 |
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