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ART�CULOS DE OPINI�N EN  El País

Sin novedad
MANUEL TALENS



El semanario Paraula, portavoz de la Iglesia cat�lica valenciana, publica en su n�mero del 30-4-2000 una carta pastoral del arzobispo, Agust�n Garc�a-Gasco, que lleva por t�tulo "La identidad de la Escuela Cat�lica". En ella el prelado acude a un ramillete de banalidades ret�ricas con el fin de promocionar la ense�anza privada, tradicionalmente en manos del clero.
Empieza constatando que la educaci�n est� en crisis y, sin m�s an�lisis, descarta de un plumazo las causas sociales, culturales, tecnol�gicas o econ�micas para afirmar que la ra�z del problema es antropol�gica, es decir "la confusi�n sobre en qu� consiste ser hombre".
Para paliar dicha crisis, contin�a, "es necesario que la escuela cat�lica se libere de vacilaciones y complejos (?) y funde su ser y su acci�n en la verdad del ser humano", es decir, en "la formaci�n del hombre para la vida presente y para la vida eterna". Por eso, "ha de propiciar que la educaci�n sea el resultado conjunto de tres sociedades: la familia, la comunidad pol�tica y la Iglesia". N�tese el fuerte aroma falangista de la �ltima frase.
Una vez subdividida la ciudadan�a en esta nueva Trinidad, Garc�a-Gasco sit�a al tercer componente del tr�o -la Iglesia- en el papel de "ayuda indispensable a los padres, para que puedan llevar adelante su responsabilidad de educar a los hijos" y, tras acusar al segundo ‹la sociedad pol�tica‹ de "rentabilizar el esfuerzo invertido en educaci�n para provecho propio", erige a la escuela cat�lica en "avanzadilla de la sociedad verdaderamente libre", y se queda tan ancho ante un sofisma de tama�os quilates, ya que no nos explica en qu� razones hist�ricas se basa al considerar que los curas han sido o son vanguardia de algo.
�Qu� hay debajo de tales nader�as? El final de la carta arzobispal lo deja claro: los poderes p�blicos -es decir, esos que acaba de descalificar-, "han de favorecer con toda decisi�n los modos de educaci�n que desarrollen integralmente a las personas" (l�ase la escuela cat�lica, "levadura de lo mejor de lo humano"). Lo cual, hablando en plata, significa dadnos el dinero, que nosotros haremos lo dem�s.
Tras leer dicha ep�stola, aut�ntica propaganda subliminal dirigida a Taranc�n para que siga subvencionando al Opus, a uno se le ocurre que el arzobispo podr�a mostrar al menos un poquito de rigor en sus argumentaciones, aunque s�lo fuese para acallar a los m�s cr�ticos con la Iglesia, pero dos mil a�os de existencia han demostrado que razonamiento cartesiano y discurso episcopal suelen ser incompatibles. Seguimos sin novedad en el Alc�zar.
Entre tanto, en vez de pontificar y atribuirle a su empresa unos m�ritos imaginarios, me gustar�a escuchar de Garc�a-Gasco alguna autocr�tica sobre el papel educador representado durante el franquismo por la Iglesia espa�ola en la formaci�n de la misma "comunidad pol�tica" que ahora �l denigra y, de paso, podr�a aclarar por qu� �nicamente le hace ascos a las "discusiones ideol�gicas o partidistas" cuando no le convienen. �O ser� que la educaci�n religiosa nacionalcat�lica, al igual que la complicidad en la cruzada, es tambi�n un asunto del que la Iglesia s�lo se examina ante Dios?
Los no creyentes lo tenemos crudo: adem�s de carecer de vida eterna, si metemos la pata hemos de responder ante los hombres.

 

EL PA�S-Comunidad Valenciana, martes 2 de mayo de 2000.

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