ART�CULOS DE OPINI�N

Rebelión

Retrato del descre�do que, sin saberlo, era un hombre de fe
Manuel Talens


 

Living is easy with eyes closed

Misunderstanding all you see [1].

 

John Lennon

 

introducci�n: cultura de masas, apocal�pticos e integrados

En su comentario al libro de Frances Stonor Saunders Who Paid the Piper: The CIA and the Cultural Cold War [Qui�n pag�: La CIA y la guerra fr�a cultural] (Granta Books, London 1999), el soci�logo marxista estadounidense James Petras se�ala que durante las d�cadas de la guerra fr�a �la CIA jug� un papel decisivo en la financiaci�n del Congreso por la Libertad de la Cultura, una especie de OTAN cultural que agrup� a toda clase de izquierdistas y derechistas �antiestalinistas�. Ten�an plena libertad para defender los valores culturales y pol�ticos occidentales, atacar al �totalitarismo estalinista� y andaban con mucho cuidado cuando se trataba del racismo o el imperialismo de los EEUU. Ocasionalmente, los peri�dicos subvencionados por la CIA publicaban una opini�n marginalmente cr�tica de la cultura de masas estadounidense [2].� Entre los intelectuales financiados y ascendidos por la CIA se encontraban Irving Kristol, Melvian Lasky, Isaiah Berlin, Stephen Spender, Sydney Hook, Daniel Bell, Dwight MacDonald, Robert Lowell, Hannah Arendt, Mary McCarthy. Fue justamente Dwight MacDonald quien populariz� el concepto de cultura de masas en su influyente ensayo de 1963 �Masscult and Midcult� [3], donde se situaba en la estela del fil�sofo espa�ol Ortega y Gasset con su concepci�n aristocr�tica de la cultura, que consideraba a las masas como destructoras de la civilizaci�n y a las elites como las guardianas del templo.

Dos a�os despu�s, ya en 1965, en el pr�logo de su hoy legendaria recopilaci�n de ensayos Apocal�pticos e integrados (1965) [4], el semi�tico italiano Umberto Eco afront� con humor el an�lisis de estos dos tipos de personajes en su relaci�n con la cultura de masas. Si la cultura, dice Eco, es un hecho aristocr�tico y refinado que se opone a la vulgaridad de la muchedumbre, la mera idea de la cultura compartida por todos, y elaborada a la medida de todos, es un contrasentido monstruoso. Pero la cultura de masas, contin�a, nace en el momento en que la presencia de las masas en la vida social se convierte en el fen�meno m�s evidente de un contexto hist�rico y, por ello, no es un signo de una aberraci�n transitoria y limitada, sino el de una ca�da irrecuperable ante la que el hombre de cultura, �ltimo superviviente de la prehistoria, no puede m�s que expresarse en t�rminos de Apocalipsis.

Frente a ese ser apocal�ptico, que observa con pavor c�mo se termina el mundo en que ejerc�a de privilegiado cultural, se situar�a el integrado. Para �l, puesto que los medios globales ponen hoy los bienes culturales a disposici�n de todos y hacen amable y liviana su absorci�n, estar�amos viviendo el florecimiento de una aut�ntica cultura popular. Por supuesto �sigue Eco�, el hecho de que esa cultura surja de lo bajo o sea confeccionada desde arriba para consumidores indefensos es un problema que el integrado no se plantea. Por decirlo en pocas palabras, ante la difusi�n de la cultura de masas los apocal�pticos ser�an quienes disienten y los integrados quienes no disienten. Sin embargo, apostilla Eco a continuaci�n como para rebajar tales certezas, �hasta qu� punto los textos apocal�pticos no representan el producto m�s sofisticado que se ofrece al consumo de masas y la f�rmula �apocal�pticos e integrados� no ser�a sino la predicaci�n de dos adjetivos complementarios, es decir, ambas caras de una misma moneda?

Dejo aqu� al semi�tico bolo��s, pues para la argumentaci�n de este trabajo me basta con el resumen de aqu� arriba, y ello incluso si �l a�ade en su pr�logo bastantes matices m�s. Todo lo anterior viene a cuento de un texto que Rebeli�n public� el pasado 27 de febrero, �La ca�da del imperio: �algo m�s que un deseo?� [5], en el que Carlos Alonso Romero rebat�a mi ensayo �Visiones del Apocalipsis� [6] y le achacaba diversas insuficiencias, b�sicamente debidas a mi fe en la econom�a, a mi fe en el Apocalipsis y a mi pensamiento ideol�gicamente orientado: �Lo que Talens desea, lo que tiene ganas de que suceda, se convierte �por esta pura condici�n de �deseado�� en probable y futuro�.

Heme aqu�, a mi pesar, convertido en apocal�ptico macdonaldiano. Dado el car�cter paternalista y ambiguo que adopta la cr�tica de Alonso Romero, aparecida originalmente el 25 de febrero en su blog personal �la patata de la libertad� [sic] [7], y dado que no suelo rehusar la sana pol�mica que puedan suscitar mis opiniones (de hecho, las considero propuestas de discusi�n que lanzo como una botella al mar, no sermones ex c�thedra), las l�neas que siguen me servir�n, a mi vez, para criticar al cr�tico y tratar de demostrarle no ya que se equivoca, puesto que yo no parto de posiciones dogm�ticas y admito de antemano que puedo estar en el error, sino m�s bien que ambos disparamos desde trincheras diferentes, y ello por mucho que los dos podamos definirnos como ciudadanos de izquierda. Al fin y al cabo, de tanto manipular el lenguaje hay palabras que ya no significan nada e izquierda es una de ellas.

En honor a la verdad, debo aclarar que buena parte de los conceptos incluidos en �Visiones del Apocalipsis� proced�an de mi amigo Pedro Prieto, que es el editor del sitio www.crisisenergetica.org y que me abri� hace tiempo el camino del conocimiento en asuntos energ�ticos. De la misma manera que suelo darle a leer todos mis textos period�sticos que se ocupan de la energ�a antes de publicarlos, puesto que conf�o en su competencia, he consensuado con Prieto los aspectos t�cnicos de esta respuesta y si �l no firma aqu� como coautor se debe a la siguiente raz�n: por pura urbanidad, uno debe abstenerse siempre de intervenir oficialmente en las discrepancias ajenas. Tras esto, la patata caliente de la diferencia de opiniones entre Carlos Alonso Romero y yo se encuentra ahora entre las manos del creador de la patata de la libertad. Es curioso c�mo el destino reduce a veces los asuntos m�s serios ��ste del posible batacazo del Imperio lo es� a una simple cuesti�n de patatas.

 

fe, econom�a y pensamiento ideol�gico

Empezar� por impugnar mi supuesta fe en el Apocalipsis. El hecho de utilizar como recurso ret�rico el texto y la simbolog�a de San Juan �en especial la famosa cifra 666 de la Bestia� no significa de ninguna manera que yo crea en el pensamiento m�gico de los relatos b�blicos y s� en cambio que los considero tan fundamentales desde los puntos de vista literario y sociocultural �son la base de nuestra civilizaci�n judeocristiana, e incluso del capitalismo, como he tratado de demostrar a trav�s de la ficci�n en mi �ltima novela, todav�a in�dita� que los utilizo con suma frecuencia en mis escritos a modo de referente. La iron�a del azar hace que hoy me vea obligado a la extra�a tarea de negar una fe que, dios me libre, no poseo, y todo porque alguien que no me ha le�do mucho, poco o nada me acaba de colgar el muerto. La religi�n, ya lo dijo don Karl en su introducci�n a la cr�tica de la filosof�a hegeliana del Derecho, es el opio del pueblo y yo no tengo m�s que a�adir, a lo sumo quitarme el sombrero ante su sabidur�a. En cambio, acepto gustoso que se me endilgue una fe en la econom�a y un pensamiento ideol�gicamente orientado, a condici�n de que tengamos claro lo que significa la palabra fe. El marxismo es el an�lisis cient�fico de la pol�tica como edificio que se alza sobre una base econ�mica. Mi fe en la econom�a no es m�s que la convicci�n materialista de que Marx dio en el clavo y mi pensamiento ideol�gicamente orientado es una consecuencia de dicha convicci�n. Lo curioso es que Carlos Alonso Romero, izquierdista confeso, me lo lance a modo de reproche, lo cual permite ya vislumbrar por qu�, como muy bien podr�a decir la compa�era Bel�n Gopegui, hay izquierdas e izquierdas. Se me viene a la memoria en este momento una columna de Eduardo Haro Tecglen (que por desgracia ahora no he podido localizar) en la que contaba que Felipe Gonz�lez le ech� en cara una vez que era muy radical. Los socialdem�cratas tienen eso, tras haber tirado a Marx a la basura lo siguiente que se les ocurre es criticar que quienes no se apearon del carro tengan ideolog�a, como si ellos viviesen en estado de gracia, impolutos y neutrales en este perro mundo. Y puesto que hemos llegado a la econom�a, que parece ser la asignatura fuerte de Carlos Alonso Romero, ya va siendo hora de analizar sus ideas.

 

el incr�dulo que termin� confesando su fe

Desde su posici�n de descre�do, el improvisado cr�tico de la patata de la libertad inicia su ataque con una larga cita de �Visiones del Apocalipsis�:

 

�dado que el sistema capitalista en que vivimos se basa en el cr�dito de capital ficticio, bajo la premisa de que el crecimiento econ�mico continuado generar� plusval�a para que todo deudor devuelva los pr�stamos con sus intereses y que, a su vez, dicho crecimiento continuado se fundamenta por completo en la energ�a obtenida de los combustibles f�siles, la ca�da del petr�leo �si antes no ha llegado el Apocalipsis, como veremos m�s abajo� significar� en primer lugar el fin del crecimiento, luego el crecimiento negativo, el desempleo generalizado, las quiebras espectaculares, la volatilizaci�n del papel moneda y, consecuencia l�gica, la desaparici�n pura y simple de la afluencia cotidiana de capital exterior que ahora sostiene la econom�a estadounidense.

 

Pero nuestro bloguero, lejos de considerar que lo anterior eran s�lo conclusiones econ�micas materiales deducidas de una cadena de hechos objetivos, las rebaja de un plumazo a consideraciones espirituales, es decir, a un puro deseo por mi parte. Y como necesita un arma para combatir mi supuesta fe, en vez de echar mano de la dial�ctica busca en el caj�n de su sapiencia otros ejemplos de fe, seg�n �l tan inconsistentes como la m�a, pero que sirven para mantener en pie el capitalismo. As�, de regreso al pensamiento m�gico, como si Marx no hubiera existido, para mi cr�tico todo se reducir�a a una cuesti�n de fes de distinto signo, salvo que la que yo profeso (?) es m�s d�bil y, por lo tanto, perdedora. Sin embargo, nada m�s iniciar su lista de ejemplos se le atascan las neuronas:

 

Nuestra moneda de cambio no es s�lo la representaci�n del dinero sino la fe misma en que ese papel encarna algo, algo canjeable por materia �til (bienes, comida, energ�a); y los que me argumenten sobre su convertibilidad f�sica �como una supuesta reserva de oro escondida bajo diez mil pies de tierra en Iowa�, tambi�n deber�an considerar que esta equiparaci�n se sustenta s�lo en la fe de que un material amarillo brillante sea algo valioso por su belleza y por su escasez, lo cual no deja de ser un dogma f�cilmente desmontable, sobre todo si se argumenta como un marxista con la teor�a del valor como arma discursiva. (La cursiva es m�a)

 

La realidad es que s� existe una diferencia fundamental entre el papel moneda y el oro, que este hombre no acierta a discriminar, quiz� porque conoce el marxismo s�lo de o�das. El marxismo valora el trabajo como fuente de transformaci�n de la naturaleza y creaci�n de bienes. En otras palabras, lo que convierte a los hombres en sociedad colectiva y grupal es el intercambio de trabajo en cooperaci�n: yo fabrico una silla y ello me toma siete horas de trabajo; t� fabricas unos zapatos y ello te toma siete horas tambi�n; si yo te doy la silla y t� me das los zapatos, lo que estamos intercambiando es el sudor de nuestras frentes de una forma justa. Dado que el sudor de que hablo resulta dif�cil de contabilizar en bienes materiales diversos, el dinero surgi� entre los hombres como met�fora objetiva del trabajo para agilizar el trueque y la forma m�s racional que encontraron de hacerlo fue a trav�s de un metal que era apetitoso a la vista, objeto de regalo y escaso en la naturaleza. Adem�s, y esto es fundamental, el esfuerzo humano necesario para obtener un solo gramo de ese metal equival�a a muchas horas de labor con vistas a que, en su calidad de elemento de mediaci�n en intercambios voluminosos o distantes, fuera f�cil de transportar. Me estoy refiriendo, claro est�, al oro: un gramo de oro pueden ser varios caballos o mesas de madera o paredes de adobe en �equivalente� de esfuerzo humano; un kilo de oro, de incalculable valor en bienes materiales, se puede llevar en los bolsillos. No se trata de fe, sino de pura materia palpable y valiosa, duradera y resistente a la corrosi�n. Estas cosas, en mis tiempos, las aprend�amos en la escuela, y eso que yo estudi� con los maristas, que eran gente m�s bien reaccionaria. Pero se ve que a algunos les cuesta entenderlas por muy elementales que sean.

El papel, sin embargo, s� que es fe, pues se trata de una met�fora de segunda categor�a: la met�fora subjetiva de aquella otra met�fora objetiva que era el oro. Inventado por los chinos y tra�do por Marco Polo a Occidente, el papel moneda es la fe en la palabra de quien firma y asegura que existe algo material en su poder �oro contante y sonante� que equivale a lo que est� escrito en un peque�o paralelogramo de celulosa. En t�rminos cristianos, es un dogma tan et�reo como el de la Sant�sima Trinidad. El oro no, el oro es puro trueque ventajoso y concentrado. Pero es que, adem�s, a partir de la Conferencia de Bretton Woods [8] la cosa es a�n peor, un doble acto de fe, porque el billete verde del In God We Trust (...that all others pay cash, dicen algunos con sorna) es una pura entelequia que ni siquiera est� respaldada por nada f�sico equivalente al trabajo humano concentrado en ning�n sitio lejano, diga lo que diga el papel. Y as� nos va desde entonces. La fe no empieza con el oro, amigo m�o, sino con el papel.

El �incr�dulo� Carlos Alonso Romero contin�a apuntalando su verborrea sobre la fe con otro ejemplo:

 

Y sigamos con la fe, dirigiendo nuestra mirada hacia el occidente m�s �progresado�: �no puede considerarse como la consagraci�n definitiva de la econom�a en la fe el reciente traslado del grueso de la econom�a de sector primario y secundario hacia el sector terciario? El sector terciario (servicios), a grandes rasgos, est� basado en la creaci�n de necesidades ficticias y no se asienta sobre ninguna utilidad necesaria para la supervivencia. Lo �nico que regula este sector es el propio mercado y el flujo financiero, que son a su vez, otras �fes�.

 

Me pregunto en qu� demonios contradice esto de aqu� arriba lo que yo expuse en �Visiones del Apocalipsis�. �Acaso no es precisamente el espectacular desarrollo del sector terciario, sobre todo en los pa�ses con alta generaci�n de excedentes por acumulaci�n capitalista, lo que demuestra que el sistema se basa exclusivamente en una fe sin base f�sica y con la sola creencia en el desarrollo ilimitado para posibilitar el cobro del cr�dito con el engorde del futuro?

Pero este cr�tico improvisado, deseoso de llevar el agua a su molino, a�ade a la lista otros dogmas que tambi�n podr�an derrumbarse y, sin embargo, seg�n �l, no lo hacen gracias a la fe: los ciudadanos que siguen soportando instituciones arcaicas como la monarqu�a, las masas que no atacan a unos pocos polic�as represores, los consumidores que no dejan de consumir cosas innecesarias, los bancos que prestan un dinero que no les pertenece� y concluye:

 

Y siendo estas �fes� tan d�biles y tan evidentes �por qu� debe derrumbarse primero la fe en el d�lar y no cualquiera de estas otras que persisten en nuestro eterno d�a a d�a?

 

Tal como yo lo veo, la principal debilidad de estos ejemplos es que no se postulan de manera diferente a la que propuse en mi ensayo, con lo cual se convierten en una suerte de perorata innecesaria. Sin embargo, lo que sorprende es la conclusi�n que de ellos saca el inquilino de la patata de la libertad, conclusi�n que contradice por completo su supuesta incredulidad inicial y descubre su verdadero rostro de hombre de fe inquebrantable en el d�lar. Yo ofrec�a un an�lisis materialista de posibilismo econ�mico y �l lo niega con argumentos de fe. �C�mo negar sin rubor que los ciudadanos se oponen y a veces incluso derrumban instituciones arcaicas u opresivas? A lo largo de los �ltimos siglos �qu� fueron la Revoluci�n Francesa, la de los soviets, la cubana, la sandinista, la lucha del Vietcong �por citar s�lo unos pocos ejemplos�, sino actos de rebeld�a contra la fe en el poder establecido? �Qu� son hoy los zapatistas, la intifada palestina o la resistencia del pueblo iraqu� contra su obsceno invasor? �Qui�n ha dicho que las masas no atacan a las fuerzas represoras de la polic�a, si s�lo basta con ver en el telediario las manifestaciones antiglobales para comprobar que no es as�? �Qui�n que los consumidores no dejan de consumir? Hay cientos de miles de personas en el mundo que desde hace a�os, de forma voluntaria, no han pisado un MacDonald�s, no han bebido una coca-cola ni compran ninguna de las idioteces que les ofrece el capitalismo. El hecho de que sean minor�a frente a la gran masa de adictos no significa que no existan ni que en un futuro no puedan ser mayor�a, sobre todo si ocurriese un acontecimiento espectacular, como la ca�da del d�lar. Porque el d�lar, no lo olvidemos, es apenas una moneda fiat o de referencia. �C�mo afirmar que los bancos no se derrumban a veces? En Argentina cayeron en s�lo 24 horas, y ello por falta de fe. Pero, a pesar de todo, la aut�ntica santab�rbara del entramado financiero mundial no es ni siquiera el Bank of America o el mayor banco japon�s que pueda andar con el agua al cuello; es el d�lar, la referencia mundial de cambio y de transacci�n. Cuando su p�lvora estalle, el barco se hundir�.

Confesar� que, por el momento, no entiendo a este hombre, cuya fe en el d�lar y en la fortaleza del sistema capitalista, malgr� lui, supera a la de los propios capitalistas, que s� andan asustados ante lo que se les viene encima [9]. Con gente as� no hay manera de avanzar, porque de entrada izan la bandera blanca y admiten la derrota.

 

el hombre que habla a trav�s del sombrero

Y esta fe, desde su sacrosanta certeza, le autoriza al cr�tico a imaginar la eternidad del capitalismo:

 

En definitiva, y siendo pesimista dentro de este atuendo de cr�tico que llevo puesto: �no puede pensarse en que el capitalismo nos sorprenda con un nuevo viraje haciendo gala de su capacidad de adaptaci�n? �No puede ser que se creen nuevas parcelas de negocio ��mbitos de producci�n y consumo� que no tengan relaci�n directa con la producci�n y distribuci�n de la energ�a? �No puede reducirse el consumo de combustibles f�siles evitando las actividades pesadas de transformaci�n mediante un incremento del sector terciario basado en la venta de bienes inmateriales: espacio, aire, diversi�n, fe, futuribles? �No se podr� �y ahora me sit�o con un ejemplo en un Apocalipsis cercano� terminar de privatizar todo el suelo y convertir, por ejemplo, los �huertos urbanos� en lo m�s nuevo, lo m�s �ltimo y, por lo tanto, lo m�s caro (y propiedad en su mayor�a de Horting Co., sita en Massachussets)?

 

Pues no, eso es teorizar en el vac�o. El problema que muchos �expertos� en econom�a se niegan a ver es que, adem�s del trabajo humano en s� mismo o ayudado por animales (el hombre no deja de ser una m�quina de una potencia promedio de apenas 100 vatios) como fuente de valor de todas las cosas (las cosas est�n en la naturaleza, pero s�lo tienen valor cuando el hombre las transforma en �tiles con su trabajo, es decir, gastando energ�a), �nicamente existe el trabajo humano amplificado por las m�quinas, que se han convertido en los principales dispositivos de transformaci�n de la naturaleza y son responsables del agotamiento de sus recursos f�siles en apenas un siglo y medio (desde 1850, m�s o menos), con absoluto desprecio del importante y ecol�gico papel que hab�an representado los animales de tiro durante los �ltimos 7.000 a�os, pues no da�aban el medio ambiente, si bien apenas amplificaban el trabajo humano desde 100 a entre 300 y 1000 vatios.

En siglo y medio, el homo industrialis pas� de los 100 vatios de los cazadores recolectores durante los �ltimos dos millones de a�os y de los 300-1000 vatios del hombre agr�cola primitivo o avanzado, a ser un organismo de una potencia transformadora (creativa y sobre todo, destructiva) de entre 3.000 vatios en la Alemania del XIX y los 12.000 vatios de los estadounidenses de hoy en d�a [10]. Un cambio tan descomunal s�lo ha sido posible por la intensa utilizaci�n y desgaste de las reservas de hidrocarburos del mundo. Los hidrocarburos �la energ�a f�sil� no son por lo tanto un bien de consumo m�s, tal como siguen pensando los denominados economistas de la tierra plana [11]. Son el �prerrequisito ineludible� para que existan todos los dem�s bienes de consumo. La adaptaci�n de la raza humana durante estos �ltimos ciento cincuenta a�os al aumento continuado del consumo de combustibles f�siles y la aparici�n de sociedades opulentas ha permitido, sin ning�n g�nero de dudas, que el patr�n de multiplicaci�n exponencial de la reproducci�n se haya podido materializar, con lo cual en ese tiempo hemos crecido de mil a m�s de seis mil millones de personas. Dicho crecimiento ha corrido parejas con el incremento de combustibles f�siles. Por eso, el hombre actual es el homo hidrocarburus.

Por supuesto, el d�a no tan lejano en que falte el petr�leo la existencia del hombre no correr� peligro. En cambio, el futuro del Imperio y de su capitalismo made in USA es m�s impredecible. Por supuesto, tambi�n, tras la debacle seguir� habiendo listos, tontos, aprovechados y explotados. Pero no habr� seis mil millones de personas, lo cual disminuir� la capacidad de quien mande en ese entonces para explotar a la gente. El doctor David Pimentel, profesor de entomolog�a de la neoyorquina Cornell University y especialista mundial en alimentos relacionados con la energ�a, afirma que de cada diez calor�as que un estadounidense ingiere hoy en forma de comida nueve provienen de la utilizaci�n de combustibles f�siles y apenas una del sol, de la fotos�ntesis. En Europa, la cifra es de una de cada siete [12]. �se es el mundo que hemos creado. Pimentel asegura que, sin petr�leo, este planeta no podr� alimentar a m�s de mil o mil quinientos millones de personas. Si se acaba la energ�a f�sil, se acaba la fiesta (The Party�s Over, tal es el t�tulo del recomendable libro del profesor californiano Richard Heinberg [13]). Y no ser� posible decir, tal como pretende este cr�tico de pacotilla: pues ahora que no hay petr�leo, comercio con galletas o con aire o con huertecitos en el balc�n. No. As� no se alimenta a seis mil millones de personas. No hay m�s que pregunt�rselo a los cubanos, que se convirtieron a la fuerza en expertos mundiales en huertos urbanos cuando la antigua URSS dej� de suministrarles, de la noche a la ma�ana, la mitad del petr�leo que consum�an. A pesar de que siguieron contando con la otra mitad de producci�n propia, lo pasaron muy mal. Los coreanos del norte, con un problema similar, han ca�do en mortandades masivas e incluso han practicado la antropofagia [14]. Otra cosa, muy distinta, es utilizar el petr�leo actual con sentido com�n, no en plan despilfarro, lo cual permitir�a alargar su existencia. El caso de Cuba es ejemplar: los cien millones de barriles del yacimiento que acaban de descubrir frente a sus costas y que en Estados Unidos servir�an apenas para alimentar al monstruo durante cinco d�as, al gobierno cubano le durar�n varios a�os, quiz� una d�cada, y ello a pesar de que su poblaci�n s�lo es veinticinco veces menor, pues en vez de utilizarlo para ir en coche privado u otros menesteres capitalistas, Cuba dedica m�s de la mitad de su petr�leo a la producci�n exclusiva de electricidad, que llega a m�s del 95% de la poblaci�n, algo in�dito en la mayor parte de Am�rica Latina. En �pocas de escasez, quienes se han acostumbrado a las privaciones son los �nicos que sobreviven.

Y, ahora, otra perla:

 

Y a�n m�s, Talens afirma que el capitalismo se sostiene bajo un �crecimiento econ�mico continuado�. Siendo esto cierto en la situaci�n actual, bajo la forma m�s perfeccionada de capitalismo voraz �o, como lo llama Edgar Luttwack, �turbocapitalismo��, no siempre ha sido as� ni, por consiguiente, debe serlo siempre. (La cursiva es m�a)

 

�Ah, s�? �C�mo es eso de que el capitalismo no se ha basado siempre en el crecimiento econ�mico continuado, si su m�xima principal es la acumulaci�n sin l�mites? Veamos lo que dicen Marx y Engels al respecto: �La existencia y el predominio de la clase burguesa tienen por condici�n esencial la concentraci�n de la riqueza en manos de unos cuantos individuos, la formaci�n e incremento constante del capital� (la cursiva es m�a) [15]. Quedo ansiosamente a la espera de un ejemplo demostrativo, por parte de Carlos Alonso Romero, de su asombrosa aseveraci�n posmarxista. Pero hay m�s:

 

Sin que el capitalismo deje de ser capitalismo, puede encogerse. Y aunque decreciendo no pueda sostenerse mucho tiempo �y en este punto me muestro otra vez de acuerdo con Talens�, estoy convencido de que puede resistir mientras se readapta a la nueva circunstancia... �c�mo? Pues como hace siempre: (1) cambiando los viejos bienes de consumo por otros nuevos �producibles� a gran escala, (lo que puede ser fabricado, distribuido y vendido en cantidades que soporten masificaci�n y crecimiento) y (2) reeducando a los consumidores y productores. (La cursiva es m�a)

 

Esa convicci�n quasi religiosa en la capacidad de resistencia del capitalismo se basa en un grave error de concepto: el de pensar que, sin energ�a, se puede seguir jugando a los capitalistas con otros nuevos bienes �producibles� a gran escala. El hombre de la patata de la libertad se ha olvidado de constatar que hay bienes que no son s�lo bienes de consumo, sino el requisito previo e indispensable para que existan todos los dem�s bienes de consumo. Un petardo, sin p�lvora, ni es un aut�ntico petardo ni estallar� nunca. Los antiguos de la sociedad preindustrial, en su admirable intuici�n, sol�an decir: �Para las cuestas arriba te quiero, burro, que las cuestas abajo yo me las subo�. En cambio, los economistas de la tierra plana viven en ese laberinto ficticio de la escalera de falsa perspectiva, en la que siempre es posible bajar sin esfuerzo como en el grabado de Escher [16]. Para ellos, no hay problema. Puesto que desprecian los l�mites de la F�sica y de la Termodin�mica, creen que siempre habr� un burro a su disposici�n, que siempre van a poder elegir el camino de bajada para ir de un punto a otro y que, cuando tengan que volver subiendo al punto de partida, tambi�n lo podr�n hacer bajando.

A partir de aqu�, nuestro bloguero se vuelve paternalista:

 

Bajo la influencia de sus ilusiones... y amparado por el aparente car�cter inevitable de lo que �l desea, Talens sigue sacando conclusiones a partir de una premisa no muy s�lida: que llegar� la crisis energ�tica, que EEUU no tendr� tiempo de adaptarse y que entonces caer� el imperio.

 

En cuanto a la premisa �seg�n mi cr�tico no muy s�lida� de que EEUU no tendr� tiempo de adaptarse a la crisis energ�tica, le recuerdo que lo �nico que yo hice en �Visiones del Apocalipsis� fue extrapolar las posibles consecuencias de la ca�da del d�lar a manos de quienes hoy en d�a lo est�n manteniendo en vida con respiraci�n artificial. Y quien dijo esto �ltimo no fui yo, sino Michael C. Ruppert [17]. Pero ya que me da la ocasi�n, incidir� un poco m�s en el asunto: no es que al Imperio le vaya a faltar tiempo de adaptarse, sino que, de toda evidencia, no tiene ninguna intenci�n de hacerlo y en vez de ello se est� apoderando por m�todos guerreros de las reservas de combustibles f�siles que a�n quedan en el mundo. De todos modos, para un sistema como �se, basado en el derroche, es pr�cticamente imposible dar marcha atr�s de forma voluntaria.

Desde luego, lo repito, si las previsiones de Ruppert son ciertas, caer� el sistema econ�mico del d�lar como moneda ficticia tal como hoy la conocemos, con alcance global; caer� el consumo exacerbado y habr� crisis energ�tica, por supuesto que la habr�. Y lo importante no es si suceder� ma�ana o dentro de veinte a�os, sino la seguridad de su llegada, pues todo consumo infinito de bienes en un mundo finito de recursos est� condenado a estrellarse en alg�n momento. No se trata, como me imputa el cr�tico, de mis deseos de pobre mortal: son constataciones f�sicas, es decir, materialistas, herederas directas del m�todo cient�fico de Marx (aunque ni el propio Marx pudo predecir la llegada al agotamiento de los recursos finitos).

Y, ahora, el colmo de los colmos: he aqu� su argumento para rechazar de plano mis deducciones:

 

Porque, no nos equivoquemos, EEUU tiene medios para seguir todos los caminos a la vez. Y tambi�n es cierto que en ocasiones las agencias de inteligencia de EEUU est�n detr�s de las circunstancias que nos hacen sacar las deducciones que ellos han previsto convenientes para su beneficio. Es as� de triste, sacamos conclusiones que creemos cr�ticas a la vez que estamos inmersos en uno de sus experimentos: este sistema es una apropiaci�n total del campo de batalla. (La cursiva es m�a)

 

Los angl�fonos le llaman a este tipo de discurso to talk through one�s hat (literalmente, hablar a trav�s del sombrero), es decir, hablar por hablar, sin ton ni son y sin saber de qu� se habla. Hasta ahora nadie hab�a insinuado todav�a que yo fuese un tonto �til de las agencias imperiales de inteligencia.

 

opinar es gratis

Tras haber utilizado la chaqueta de economista, el flamante cr�tico no duda luego en vestir la de ingeniero experto en energ�a, pero muy en el estilo de los corresponsales que se comunican con �l en su blog de la patata de la libertad [18], ni siquiera se preocupa de estudiar la materia antes de emitir un juicio. A los �integrados� de la sofister�a posmoderna les basta con la certeza de que opinar es gratis y de que todas las opiniones valen lo mismo [19]. Veamos:

 

Siguen mis objeciones: la imprevisibilidad de la fuerza e�lica �impide calcular su producci�n media e incorporarla a la producci�n total? Quiero decir que, aunque insuficiente, �no puede combinarse con otras? �Su insuficiencia conlleva su inutilidad? Talens no sostiene este extremo, pero al despachar a la energ�a solar junto con la e�lica su argumentaci�n parece hacer t�bula rasa, equiparar las dos energ�as.

 

En este punto, le cedo la palabra a Pedro Prieto, quien en el foro de www.crisisenergetica.org explic� recientemente, y de forma muy clara, los pormenores econ�micos de la energ�a e�lica en Alemania, que es el pa�s l�der mundial en dicha fuente energ�tica, y luego aplic� la informaci�n a Espa�a:

 

Siendo la primera potencia mundial, con m�s de 13 GW de parque instalado [�], apenas genera el 3% de la electricidad alemana. [�] Lo que significa lo anterior es que para producir con un origen e�lico toda la electricidad que hoy se consume en Alemania, y si se quieren cubrir las contingencias de los periodos de picos m�ximos de consumo con encalmadas de viento, habr�a que multiplicar el parque existente unas 100 veces. Esto es, si ahora hay m�s de 16.000 turbinas, colocadas en los mejores sitios e�licos del pa�s, habr�a que instalar unas 160.000 nuevas turbinas del mismo tipo y en sitios igualmente favorables. Eso para producir s�lo la electricidad que se consume en 2005. [�] La producci�n el�ctrica espa�ola producida quemando f�siles en 2003 fue de unos 150 TWh, lo que supone la necesidad de un parque generador de unos 18 GW actuando permanentemente, todo el a�o. Un generador e�lico de 2,3 MW supone 180 toneladas de acero y cobre y unas 30 toneladas de fibra de vidrio de las tres palas y funciona, al cabo de todo un a�o, alrededor del 20% del tiempo total. A eso se le denomina factor de carga y es parecido al de Alemania. Y eso, colocando los generadores en los mejores campos e�licos del pa�s, los de tipo 6, con unos 25 Km/h de vientos promedio a lo largo de todo el a�o. Cifras similares se dan para Alemania, primer productor e�lico mundial.

Los 150 TWh de origen f�sil en Espa�a se podr�an sustituir con unas 12 o 15 centrales como el complejo doble de Almaraz (de cerca de 2 GW), a sabiendas de que funcionan casi todo el a�o, excepto para recargas. Pero si hay que hacerlo con generadores de 2,3 MW de los mencionados, habr�a que instalar no s�lo cerca de 8.000 nuevos grandes generadores, sino que, debido a su factor de carga del 20%, al menos 5 veces m�s; es decir, unos 40.000 generadores. Y, a�n as�, no estar�an garantizadas todas las horas punta. Ni siquiera instalando diez veces m�s garantizar�an el 100% del suministro en cualquier momento, que es a lo que estamos acostumbrados. Pero es que 40.000 generadores son m�s de 7 millones de toneladas de acero y cobre y m�s de un mill�n de toneladas de fibra de vidrio. Eso es una industria muy pesada y nada limpia. No se incluyen los millones de metros c�bicos de cemento y hormig�n necesarios para anclarlos y otros muchos factores.

Pero, adem�s, el problema ser�a encontrar campos de clase 6, de los buenos, en toda Espa�a. Los productores de energ�a e�lica piden ayudas y empiezan a declarar que los buenos campos se est�n agotando. Y el peligro grave es que la generaci�n e�lica depende en una funci�n cuadr�tica del tipo P~ 0,15V3. Esto significa que habr�a que elevar al cubo el n�mero de generadores a instalar por cada orden de magnitud de ca�da de la velocidad del viento.

Espa�a produce 1/66 de la electricidad mundial. Si hubiese que transformar toda la electricidad de origen f�sil en e�lica, habr�a que consumir cerca de 500 millones de toneladas de acero; posiblemente m�s cerca de los mil millones de toneladas de acero. �sa fue la producci�n total mundial de acero del a�o 2004. Y unos 75 millones de toneladas de fibra de vidrio, posiblemente 150 millones de toneladas, aparte de ingentes cantidades de hormig�n y muchas otras infraestructuras; por ejemplo, millones de kil�metros de nuevas l�neas de alta tensi�n. Si seguimos con el modelo de crecimiento infinito, creyendo que los generadores e�licos resolver�n cualquier problema, en el 2030 nos encontraremos con una necesidad de acero doble que la actual, pues la producci�n y el consumo de bienes se habr�n duplicado para entonces y habr�a que renovar el parque existente. �Es esa la ecolog�a de la energ�a e�lica? Y s�lo estamos hablando de sustituir la producci�n el�ctrica de origen f�sil.

El consumo de f�siles fue de 8.547 millones de toneladas de petr�leo equivalente en 2003. Si hubiese que reemplazar, adem�s, ese consumo de f�siles para usos no el�ctricos, mediante generaci�n e�lica y la posterior generaci�n de hidr�geno, para la aviaci�n, la flota mar�tima la flota terrestre, la miner�a y la agricultura, am�n de los usos industriales, comerciales y residenciales, habr�a que producir unos 38.000 TWh, una tarea unas 250 veces mayor que la de transformar la electricidad de origen f�sil en Espa�a; posiblemente unas 500 veces mayor. No hay campos de clase 6 en todo el mundo, con seguridad, para llevar a cabo este prop�sito, ni acero, ni cobre, ni energ�a para hacer la fibra de vidrio o la de carbono, m�s moderna, ni el hormig�n. Quienes conf�an en la energ�a e�lica no han hecho jam�s c�lculos de este tipo. No se han puesto a pensar que una interferencia en los vientos del mundo de este calibre puede ser absolutamente da�ina para los flujos habituales, como los vientos alisios y contralisios. No han ca�do que al poner tantos generadores de este tipo, podr�an hacer variar las corrientes habituales a otros sitios (ley del m�nimo esfuerzo o fricci�n del viento) y dejar los generadores parados. No lo han pensado [20].

 

Eso es escribir con fundamento, ofreciendo datos, no opiniones de tertuliano radiof�nico. Me gustar�a que el cr�tico bloguero, si lo tiene a bien, nos explique en Rebeli�n de qu� manera se pueden reemplazar los casi 9.000 millones de toneladas de petr�leo equivalente que quemamos por a�o, y as� sabremos c�mo hacer funcionar esta sociedad con molinillos de Gamesa cuando llegue la crisis. Le recuerdo, adem�s, que yo no hice en mi ensayo ninguna tabula rasa. S� muy bien distinguir entre energ�a solar fotovoltaica y e�lica. Lo que negu� �y ahora niego de nuevo� es que ambas, juntas o por separado, puedan reemplazar alg�n d�a a todas las energ�as f�siles que hoy se consumen y, menos a�n, que puedan seguir empujando el crecimiento infinito �ni siquiera durante otros 25 a�os m�s� de un 3% anual acumulado (con lo cual esos 9.000 millones de toneladas de petr�leo equivalente se convertir�an en 18.000). Para una mayor informaci�n, invito al lector a que lea asimismo el art�culo de Prieto �Modernos dioses tecnoecol�gicos: Helios y Eolo� [21].

Por el momento, sin embargo, Carlos Alonso Romero s�lo se ha preocupado de contarnos una historieta f�cilmente desmontable:

 

Y respecto a la escasa producci�n energ�tica que surge de las placas fotovoltaicas y los cuantiosos subsidios que los estados dirigen a la energ�a solar, cabr�a se�alar que estas inversiones a fondo perdido vienen condicionadas del todo por el modelo de desarrollo. Son puro maquillaje mientras se termina de consumir los combustibles f�siles. Evidentemente, el perfeccionamiento t�cnico de los motores de combusti�n al nivel que admiramos hoy en d�a ha estado condicionado por el auge de la industria del autom�vil... de lo que cabe deducir que la necesidad de convertir las placas solares en negocio (por la falta de alternativas viables), bajo la misma l�gica capitalista, tambi�n redundar�a en una gran mejora t�cnica de su �productividad� y de su �rentabilidad�.

 

No sabe ni lo que dice, pero lo dice. En primer lugar, los motores de explosi�n ten�an en tiempos de Henry Ford un rendimiento de un 20% a un 25%. Hoy, apenas han subido a un 35% y, los diesel modernos, a un 40%. Si esto es espectacularidad en casi un siglo de �impresionante progreso�, que venga dios y lo vea. En el caso de las c�lulas fotovoltaicas, el camino del �progreso� y la mejora de la �productividad� y de la �rentabilidad� est�n igualmente empedrados con los terribles escollos de la F�sica. De la misma manera que el ciclo de Carnot [22] impide que las m�quinas de combusti�n interna lleguen al 100% y hace casi imposible que suban del 50%, las c�lulas fotovoltaicas muy dif�cilmente podr�n pasar del 15% actual (de transformaci�n de la energ�a solar incidente en el�ctrica saliente equivalente) a un 30-35%, y esto a base de aumentar en varios �rdenes de magnitud el coste �energ�tico� de fabricaci�n de las modernas obleas y la creciente complejidad de sistema en su conjunto.

Y, para el final de este apartado de opiniones fantasiosas, la apoteosis:

 

Asimismo, tambi�n podr�amos preguntar maliciosamente si los estados �tan dichosos promocionando autom�vil e infraestructuras adaptadas a �ste� no se han estado guardando en la chistera avances significativos en estas y otras formas de energ�a, avances tales que puedan hacer de la crisis energ�tica un cuento para Nostradamus caseros y analistas cient�ficos ociosos.

 

Esta �pregunta maliciosa� de un cr�tico supuestamente serio me recuerda esas conversaciones de bar en las que uno pega la oreja y escucha a cualquier cantama�anas, entre copa y copa, eructo y eructo, afirmar tan tranquilo que ya existen los motores que funcionan con agua, pero que los tienen escondidos, o bien ese otro lugar com�n, tan t�pico de los �integrados� descritos por Eco, de que seguro que inventar�n algo. Pues eso, que inventen. Hace falta ser atrevido para soltar insensateces as� en Rebeli�n, dichas con el mayor aplomo, sin aportar ning�n dato y sin tener un solo precedente de despliegue exitoso a gran escala, siquiera sea en una miserable provincia de un pa�s, de la �gran soluci�n� renovable. Eso s� que es un acto de fe en el enemigo capitalista.

 

la guerra definitiva

En la �ltima parte de su exposici�n, el cr�tico de la patata de la libertad se centra en este p�rrafo m�o de �Visiones del Apocalipsis�:

 

Nadie puede vencer a Estados Unidos haciendo uso de las armas, pues su fuerza es tan descomunal que podr�a aniquilar en el campo de batalla a todas las naciones reunidas. Pero hay otras maneras de proceder y una de ellas, tan antigua como la espada, consiste en asfixiar econ�micamente al adversario.

 

Y, tras calificar mi estilo de Sun Tzu, se pregunta:

 

�Por qu� semejante certidumbre acerca de la ca�da del imperio por su d�ficit comercial? �Que China puede vender sus d�lares y hacer que las finanzas de EEUU tambaleen? �Menuda amenaza!: si consideramos inversi�n directa e indirecta, las empresas estadounidenses son las primeras inversoras en China, las que ocupan m�s capital inmovilizado, las que ocupan m�s producci�n y m�s empleo. [�] China, una vez integrada en el sistema capitalista, s�lo puede desestabilizar a EEUU a riesgo de desestabilizarse a s� misma. Es la principal virtud de este sistema capitalista, todo depende de todo y este �ltimo �todo� depende de quien establece las normas del juego, quien tiene m�s fuerza, m�s coacci�n. [�] �Qu� ser�a de China convertida en una f�brica sin compradores? [�] Siento de veras llegar a este punto de incredulidad: no saben cu�nto deseo la ca�da del imperio, de �ste y de los venideros. Sin embargo, hace tiempo que dej� de creer en los mitos de los �gigantes con pies de barro�. (Las cursivas son m�as)

 

La parrafada anterior se asemeja �con menos altura ret�rica, claro est� a la t�pica autosuficiencia anal�tica de economistas conservadores del pelaje, digamos, del Nobel Milton Friedman [23], que como nunca ha pagado con la c�rcel el sufrimiento que caus� cuando Reagan puso en pr�ctica sus teor�as, se cree m�s inteligente que nadie y parte de la premisa de que el capitalismo es incuestionable y de que los dem�s son idiotas.

El hecho de que las empresas estadounidenses sean las primeras inversoras en China y de que hoy le procuren a ese pa�s buena parte de los puestos de trabajo �que en estos momentos se ocupan de surtir a Occidente de bienes de consumo� no significa en modo alguno que la situaci�n sea estable ni que deba seguir siendo siempre as�. El sofisma en que se basa este bloguero consiste en creer a pies juntillas �como se cree en la virginidad de la Virgen� que lo que hoy existe existir� ma�ana, y ello a pesar de que en ese ma�ana hayan cambiado las condiciones energ�ticas del planeta, que son la base de la econom�a capitalista de desarrollo sin fin. Ve�moslo ahora desde otro �ngulo: si la producci�n industrial se hunde en un futuro m�s o menos cercano a causa de la falta de petr�leo, �para qui�n van a producir esas empresas extranjeras implantadas en China, puesto que en Occidente habr� un desempleo generalizado y una ausencia absoluta de posibles compradores? �C�mo es posible comparar sin rubor vacas gordas �las de hoy� con vacas flacas �las de ma�ana�, haciendo abstracci�n de las causas, ya perpetuas, que las habr�n enflaquecido?

La hip�tesis de un golpe mortal al Imperio que yo plante� �s�lo como hip�tesis, puesto que a�n no me he diplomado en futurolog�a� no es la de una situaci�n capitalista continuada de business as usual, sino la de una guerra a muerte entre dos concepciones opuestas de la vida que, abocadas ante el precipicio, se habr�n dado cuenta de que no hay sitio para ambas y de que s�lo una de ellas podr� sobrevivir, y a duras penas. Es cierto, China se ha integrado ahora en el sistema de producci�n occidental, pero no olvidemos que en la c�pula de Pek�n sigue estando el Partido Comunista, que no comparte necesariamente la misma ideolog�a del lucro y que, qui�n sabe, puede tambi�n tener pretensiones hegem�nicas para un planeta posestadounidense y posindustrial.

Por otro lado, en apoyo a mi �Visiones del Apocalipsis� a�ado hoy a la bibliograf�a otro texto aparecido el pasado 4 de marzo de 2005 en la Red Voltaire.net, que dice pr�cticamente lo mismo [24].

Aparte del lapsus freudiano que a mi cr�tico se le ha escapado al considerar una �virtud� el hecho de que en el capitalismo todo depende de todo y este �ltimo �todo� depende de quien establece las normas del juego, esa verdad de Perogrullo vale hoy, pero no tiene por qu� valer el d�a en que, ante la imposibilidad absoluta de seguir creciendo y vender sus productos (�a qu� clientela?), China y sus aliados puedan decidir que lleg� el momento de alterar el statu quo y asumir la p�rdida de unas ingentes reservas en d�lares que en realidad no valen nada, a cambio de hundir econ�micamente a Estados Unidos tras sacarlas a la venta; lo cual, por supuesto, acabar�a de golpe con la tan cacareada interdependencia actual y conducir�a a una guerra final, definitiva, a muerte, en la que el vencedor saldr�a muy disminuido, pero vencedor al fin y al cabo. �Y por qu� estoy tan seguro de esa guerra? Pues porque las guerras energ�ticas son una realidad. Jap�n, por ejemplo, no atac� Pearl Harbour por gusto, sino porque previamente Estados Unidos le hab�a bloqueado las provisiones de petr�leo, que el archipi�lago necesitaba para sobrevivir [25].

El lamento casi m�stico con que Carlos Alonso Romero termina ��no saben cu�nto deseo la ca�da del imperio, de �ste y de los venideros. Sin embargo, hace tiempo que dej� de creer en los mitos de los �gigantes con pies de barro�� me recuerda el callej�n sin salida en que se ha metido un cierto socialismo al transformarse en socialdemocracia �y ahora ya generalizo, no estoy personalizando�, pues tras aceptar las reglas actuales del juego con el fin de que la derecha hist�rica le permita ocupar un lugar bajo el sol, por m�nimo que sea, se vio forzada a desistir de cambiar el mundo y a iniciar la imposible tarea de humanizar lo inhumanizable: el capitalismo. Y de derrota en derrota hasta la derrota siempre �luctuosa inversi�n de la m�xima guevariana�, la socialdemocracia, esa derecha dulcificada que todav�a se autodenomina izquierda en un ejercicio de puro malabarismo verbal, se ha prohibido a s� misma pensar en gigantes de pies de barro, ya que ahora forma parte del sistema, se ha integrado en �l y tiene algo muy valioso que perder, la posibilidad de disfrutar el control del poder burgu�s. Su ambivalente y esquizofr�nico servilismo �que le hace al mismo tiempo criticar al Imperio, desear su ca�da y considerarse su aliado; amar la plusval�a y avergonzarse de ese amor; practicar las trampas de la democracia occidental y dar lecciones de moral a la revoluci�n cubana, a la resistencia iraqu� o al presidente Ch�vez, etc�tera, etc�tera, etc�tera�, es la prueba fidedigna de que sufre un grave trastorno psicol�gico de identidad, pues mientras conserva en la memoria el recuerdo lejano de lo que fue cuando marchaba con el pu�o en alto, ha dejado de ser una biela del motor que alimenta la lucha de los parias de la tierra.

 

john lennon en el pa�s de los rolling stones

El tono de la cr�tica de Carlos Alonso Romero adolece de una de las caracter�sticas que hoy definen a la cultura de masas m�s descafeinada y caricaturesca: la del pseudointelectual que pontifica en los medios sobre cualquier cosa, a sabiendas de que sus opiniones no caer�n en saco roto, pues ser�n aceptadas por algunos �igual de desinformados que �l�, atacadas por otros �no necesariamente m�s cultos, pero s� deseosos de incordiar por incordiar�, ignoradas por una mayor�a que escucha todo ese ruido como el que oye llover y, en �ltima instancia, pasar�n a formar parte del magma warholiano en el que todo el mundo puede hoy acceder a sus quince minutos de gloria. Lo peor es que ni siquiera se trata de un discurso original, sino inducido por la constante propaganda de los medios hegem�nicos, digerido, asimilado en el fenotipo del lenguaje y vomitado despu�s bajo forma de certeza. Y, si eso es tr�gico, lo incomprensible �yo dir�a que hasta conmovedor� es que este bloguero de subconsciente algo confuso se atreva a meterse en la boca del lobo y publique una ambigua defensa del capitalismo en un peri�dico alternativo como Rebeli�n.

En uno de los di�logos m�s memorables de la historia de Alicia, el engre�do profesor de ling��stica Don Huev�n le dice desde�oso a la ni�ita de ojos azules: �Cuando yo empleo una palabra, �sta significa lo que yo quiero que signifique�, �ni m�s ni menos!�. A lo cual Alicia le objeta: �La cuesti�n est� en saber si usted puede conseguir que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes�. Pero Don Huev�n, sin inmutarse, cierra el debate: �La cuesti�n est� en saber qui�n manda aqu� �si ellas o yo!� [26].

Pocas veces ha logrado la literatura expresar con mayor claridad, con tanta brevedad y tanta iron�a la est�tica del poder, que impone arbitrariamente sus significados porque s�, sin preocuparse de aportar la menor justificaci�n en apoyo de lo que reivindica. El discurso del poder es insidioso, pues muestra s�lo el rostro amable de su dominio, mientras que oculta su tiran�a.

En Memoria del saqueo [27], la �ltima pel�cula-documental del cineasta argentino Fernando Solanas, hay una escena en la que se ve a los Rolling Stones ante la puerta de la Casa Rosada, felices y despreocupados junto al entonces poderoso Carlos Menem. Al ver aquella escena se me vino a la mente un improbable cruce mendeliano de libros y canciones: Apocal�pticos e integrados, A trav�s del espejo y lo que Alicia encontr� all� y Strawberry Fields Forever. Sentado a oscuras en la butaca del cine, y quiz� por deformaci�n profesional, Carlos Menem se convirti� ante mis ojos en un Don Huev�n encantado de haberse conocido, capaz de forzar a trav�s de las im�genes el falso significado del capitalismo ben�volo y triunfante, mientras que los Rolling Stones, quintaesencia del rock convertido en mercanc�a y amputado por la industria discogr�fica de cualquier esp�ritu revolucionario, eran el paradigma de los integrados. Y en aquella escena dentro de la escena que yo estaba creando en paralelo a la que me exhib�a Solanas �una mise en ab�me privada y mental�, la m�sica y la letra de fondo las pon�a John Lennon con los compases de Strawberry Fields Forever: �Vivir es f�cil con los ojos cerrados, malinterpretando todo lo que uno ve�. En los imaginarios campos infantiles de fresas para siempre, en el otro lado del espejo, en el celuloide dulz�n de la Casa Rosada, en el Pa�s de los Rolling Stones y en el discurso del bloguero de la patata de la libertad, nada es real, todo es ficci�n, ojos cerrados, soflama huera fabricada desde arriba.

Ignoro si es correcto tachar de apocal�pticos a John Lennon o a Fernando Solanas, pero s� s� que son necesarios muchos como ellos, pues la industria de la cultura de masas est� sometida a los condicionamientos del capital, no de los ciudadanos ordinarios, que soportan indefensos el bombardeo de una propaganda contraria a sus intereses. Por ello, seg�n Eco, el silencio �o el derrotismo, a�adir�a yo� de algunos intelectuales ante la cultura teledirigida de masas no es protesta, sino complicidad, quiz� aceptable en el plano m�stico, pero inaceptable cuando se defiende sobre la base de �categor�as pseudomarxistas� [28]. Vale la pena recordar en este punto el amistoso intercambio de opiniones que el a�o pasado tuvieron aqu� Pascual Serrano y Alfonso Sastre a prop�sito de la implicaci�n pol�tica de los intelectuales en el mundo globalizado actual, a la luz del control de la palabra que hoy ejerce la industria de la cultura [29]. A ese respecto, m�s que nunca antes, hoy es imperativa la intervenci�n de las comunidades culturales �periodistas, narradores, poetas, dramaturgos, cineastas, pintores, gentes que se mueven en el terreno de la cultura� en la esfera de las comunicaciones, para deconstruir im�genes, discursos [30], esl�ganes o palabras desde el baluarte de la izquierda heredera de Marx y mostrar el lado oscuro del capital, no su ostentosa fachada de invencibilidad.

 

conclusi�n: retrato del intelectual virtual

El intelectual virtual del futuro, tal como lo ha descrito el holand�s Geert Lovink [31], no adoptar� ya la forma del antiguo intelectual org�nico tan caro a Gramsci, ligado al Partido y capaz de influenciar a las masas con la fuerza de su presencia poderosa o de sus escritos gutenbergianos. Nos guste o no, los intelectuales como Jean-Paul Sartre, Bertrand Russell o Michel Foulcault se han terminado para siempre y los que a�n persisten en la exclusiva v�a del papel no parecen saber en qu� mundo viven, un mundo en el que es posible chatear de continente a continente en tiempo real o redactar hoy un texto �como este que el lector tiene ahora en su pantalla� en cualquier pueblo de Europa, colgarlo ma�ana en internet y llegar con �l sin esfuerzo a Managua, Nueva York o Melbourne; un mundo, en suma, de comunicaciones instant�neas en donde el poder de los libros es casi nulo y la imagen vale todo.

Es en ese resquicio electr�nico donde deber�n insertarse los intelectuales progresistas, incluso si para ello deben relegar a segundo plano un universo libresco que cada vez tiene menos porvenir. No estoy negando aqu� el valor del libro, pero s� su condici�n de medio comunicativo mayoritario y principal en el siglo XXI. Los paradigmas, al igual que los imperios, nacen, florecen y decaen. La palabra escrita a mano mantuvo su dominio durante miles de a�os, hasta que Gutenberg invent� la imprenta al final de la Edad Media. Desde entonces, el papel impreso ha venido suplantando a la caligraf�a, pero la aparici�n de internet �con el prodigio de los hipertextos, el correo electr�nico, los chats, los blogs, las herramientas word, pdf, html o flash� lo ha relegado ya al papel de segund�n. �Es esto bueno o malo? Ni bueno ni malo, simplemente distinto. La palabra sigue, es el medio lo que cambia.

En tales condiciones, la vieja relaci�n amorosa de los intelectuales de tipo sartriano con el libro, que consiste en ir a la librer�a, fl�ner ante los anaqueles, escrutar tesoros escondidos entre miles de ejemplares, elegir uno, llevarlo a casa, leerlo en la cocina, en el dormitorio, en el ba�o, anotar sus m�rgenes, ponerle un marcap�ginas, volver a �l, acariciarlo... resulta totalmente incomprensible y d�mod�e para esa mayor�a de ciudadanos que nacieron en la era digital, tienen hoy menos de treinta a�os y deber�an ser el p�blico natural de la intelectualidad. Editar libros para que los lean los amigos o quienes piensan como nosotros est� bien, no digo que sea in�til, pero as� no se hace la revoluci�n, ni la de la cultura ni la otra. No es que los libros se hayan terminado como veh�culo cultural, sino que son bastante ineficaces desde el punto de vista pol�tico, pues la calle lee muy poco, casi nada, y por eso el intelectual gutenbergiano �aut�ntica antigualla ambulante� se expone a perder el tren de la historia si persiste en esa v�a. Los intelectuales han de ser hombres y mujeres de su tiempo, y si su tiempo, hoy, es el de la virtualidad cibern�tica, ellos deber�n ser intelectuales virtuales. El sagaz subcomandante Marcos parece haberlo entendido hace tiempo [32] e incluso est� ahora escribiendo una novela a cuatro manos� que aparece por entregas en la red de internet [33].

Los intelectuales, si de verdad quieren incidir sobre la pol�tica y sobre la vida que los rodea, deber�n tomarse en serio los medios electr�nicos de comunicaci�n, manipularlos, inventarles nuevos usos y no s�lo utilizarlos como un instrumento neutro, porque la neutralidad no existe. De acuerdo con el grupo de pensadores del Critical Art Ensemble, �los m�todos de resistencia pasiva, tales como los piquetes, las manifestaciones y las peticiones, son rituales en gran parte ineficaces y vac�os. Sin rencor ni desd�n por lo que a�n queda de los m�todos tradicionales para poner en entredicho el sistema actual de capitalismo global, ser�a necesario declarar en p�blico, y lo m�s claramente posible, que el activismo contempor�neo tiene muy poco impacto sobre la pol�tica militar y corporativa� [34]. Una prueba de la exactitud parcial de este diagn�stico la tenemos en que la segunda Guerra de Irak �al igual que la primera� s� tuvo lugar [35], y ello incluso si, por primera vez en la historia, las manifestaciones multitudinarias de oponentes alcanzaron un car�cter planetario. Lo m�s probable, sin embargo, es que durante los pr�ximos a�os el activismo anticapitalista se desarrolle como una mezcla h�brida de desobediencia civil electr�nica �por ejemplo, ataques de hackers a los sitios web imperiales, atascamientos masivos de los buzones electr�nicos de las corporaciones� y manifestaciones callejeras [36], que siguen siendo valiosas, tal como un hecho reciente acaba de demostrarlo en Francia [37].

Y, por encima de todo, habr�n de ser ellos, los intelectuales virtuales, quienes neutralicen el ruido pseudointelectual que contamina la red �el de este bloguero es un ejemplo t�pico�, con sumo rigor, datos, estudio pertinaz y mucha paciencia, siempre con el objetivo en mente de alcanzar una aut�ntica cultura popular y revolucionaria de las masas, ajena a arcaicas posiciones aristocr�ticas y capaz de sobrepasar ese reflejo condicionado pavloviano que con tanta frecuencia hace que �stas acepten como inevitable y casi divina la preponderancia del mercado capitalista. El intelectual virtual de esa nueva manera de concebir la cultura �democr�tica, horizontal� ya no ser� nunca m�s un ser distinto de la gente ordinaria, porque la gente ordinaria habr� accedido, por fin, a la categor�a de intelectual.

Esto que digo, aunque dif�cil y lejano, no es una utop�a inveros�mil y la mejor prueba de que es posible alcanzarla se la est� dando al mundo esa isla peque�a, rebelde y maravillosa de Cuba, que ha iniciado la recta final que la llevar� a convertirse en el pa�s m�s culto del mundo, pues lejos ya de aquella vieja campa�a de alfabetizaci�n de los a�os sesenta, tiene ahora como objetivo la educaci�n universitaria de todos los cubanos� dentro de una econom�a basada en la solidaridad y en un reparto igualitario de los bienes terrenales [38].

Te dejo aqu�, lector. Como dir�a el subcomandante, vale de nuez.

 

Dedicado a Pedro Prieto, que no habla a trav�s de su sombrero.

 

BIBLIOGRAF�A ANOTADA �GUTENBERGIANA, F�LMICA Y CIBERN�TICA� DE LA QUE ME HE SERVIDO PARA LA REDACCI�N DE ESTE TRABAJO

[1]. Strawberry Fields Forever (John Lennon-Paul McCartney, � 1967 Northern Songs. All Rights Reserved. International Copyright Secured).

[2]. La CIA y la Guerra fr�a cultural (James Petras, traducci�n de Germ�n Leyens, www.rebelion.org/petras/090101cia.htm, 8 de enero de 2001).

[3]. Masscult and Midcult (in Dwight MacDonald, Against the American Grain, Random House, New York 1963).

[4]. Apocal�pticos e integrados (Umberto Eco, Editorial Lumen, Barcelona, 8� edici�n, 1985).

[5]. La ca�da del imperio: �algo m�s que un deseo? (Carlos Alonso Romero, www.rebelion.org/noticia.php?id=11979, 27 de febrero de 2005).

[6]. Visiones del Apocalipsis (Manuel Talens, www.rebelion.org/noticia.php?id=11796, 23 de febrero de 2005).

[7]. V�ase www.lapatatadelalibertad.blogspot.com.

[8]. Bretton Woods y la convertibilidad del d�lar (Granma digital, www.granma.cubaweb.cu/2004/11/17/interna/articulo09.html, 17 de noviembre de 2004, A�o 8, n� 322).

[9]. Wall Street se inquieta por su dependencia financiera de los bancos centrales de Asia (La Vanguardia, www.lavanguardia.es/res/20050223/51177826192.html?urlback=http%3A%2F%2Fwww%2Elavanguardia%2Ees%2Fweb%2F20050223%2F51177826192%2Ehtml, 23 de febrero de 2005).

[10]. V�ase www.crisisenergetica.org/forum/viewtopic.php?forum=5&showtopic=2926&show=40&page=2.

[11]. Denominaci�n acu�ada por Colin J. Campbell, fundador de la ASPO, para el que los economistas de la tierra plana son �aquellos que cometen el mismo error de quienes no reconoc�an la esfericidad de la tierra (la esfericidad es una prueba de la finitud). Hoy, como prueba de la persistencia de la estupidez humana, existe una escuela de economistas que no le reconocen l�mites al crecimiento econ�mico.� (in Pedro Prieto, �Kioto o Uppsala?, http://www.rebelion.org/docs/12194.pdf).

[12]. The Oil We Eat (Truthout Environment, www.truthout.org/docs_04/080904G.shtml, February 2004).

[13]. V�ase www.museletter.com/partys-over.html.

[14]. Aprendiendo la lecci�n de la experiencia; las crisis agr�colas en Corea del Norte y Cuba (Primera parte: Por qu� la clave para resolver los retos del cenit del petr�leo est� en cambiar la forma en que opera el dinero, www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20031120183925298; Segunda parte: Cuba, una esperanza, www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20031208183623922).

[15]. Manifiesto del Partido Comunista (www.ciudadseva.com/textos/otros/manifies.htm).

[16]. V�ase www.cybercolegas.com/photogallery/opticas/escaleras.g.jpg.

[17]. As the World Burns (Michael C. Ruppert, From The Wilderness), 1 de diciembre de 2004: www.fromthewilderness.com/free/ww3/120104_world_burns.shtml [en castellano: Mientras el mundo arde (Crisis Energ�tica, traducci�n de Ricardo Jim�nez y Patricia Terino), 31 de enero de 2005: www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20050131101727841].

[18]. http://lapatatadelalibertad.blogspot.com/2005/02/crisis-energtica-y-fin-del-imperio.html#comments. Una vez establecida en la radio y la televisi�n occidentales la �pseudocultura� de los tertulianos y de los �expertos�, que son gente medi�tica y pagada para opinar con el mayor descaro de cualquier tema que les planteen �sepan o no sepan de �l�, los blogs se han convertido en la nueva moda con la que miles de incompetentes pontifican en la red de internet. Por supuesto, los hay de calidad, pero hay que buscarlos con lupa. Una de las caracter�sticas m�s negativas de la cultura de masas considerada no como la elevaci�n del nivel de conocimientos de todos �lo cual es el ideal a alcanzar�, sino como la venganza de los ignorantes, que ven en las nuevas tecnolog�as cibern�ticas la posibilidad de meter baza sin hacer esfuerzo intelectual alguno, es que cualquiera se siente en su derecho de proclamar su opini�n a trav�s de ellas, por muy absurda que sea, lo cual supone la generalizaci�n de la banalidad y de las conjeturas improvisadas. Para ello, basta con tener un ordenador, una conexi�n ADSL y un poco de conocimientos de inform�tica. En el caso del blog �la patata de la libertad�, uno de los corresponsales de Carlos Alonso Romero le comenta, p�blicamente, con la habitual condescendencia del que cree saberlo todo: �Muy acertadas las puntualizaciones al art�culo de Manuel Talens que, por otra parte, adolece de bastante ingenuidad. Y no menciona para nada una de las grandes esperanzas energ�ticas: la fusi�n nuclear.�

Veamos ahora esas grandes esperanzas, asimismo mencionadas, como suele ser habitual, a trav�s del sombrero: en 2004, durante unas conferencias en el Instituto Franc�s en Madrid, una vez que Espa�a ya hab�a renunciado a obtener la sede del proyecto sobre la fusi�n nuclear en Vandell�s a favor de Cadarache, en Francia, los responsables espa�ol y franc�s del programa de fusi�n del ITER se trataban entre s� con gran mimo y respeto. All� volvieron a anunciar que la fusi�n tardar�a a�n unos 50 a�os en llegar a la vida comercial. Uno de los asistentes del p�blico brome� entonces con el hecho de que los cient�ficos, que ya hablaban de la fusi�n en los a�os cincuenta del pasado siglo XX, tambi�n hubieran dicho por aquellas fechas que en 50 a�os la fusi�n ser�a una realidad comercial. En F�sica se suele trabajar con constantes. Seg�n parece, en lo relativo a la energ�a de fusi�n nuclear la �nica constante que se respeta es la de los 50 a�os de distancia para su explotaci�n comercial. A los cient�ficos de la mesa, que tan c�modamente van a vivir y engordar durante los pr�ximos 50 a�os con las subvenciones de esta entelequia, el asunto de esa constante no les sent� nada bien.

[19]. Teor�a acr�tica. Posmodernismo, intelectuales y la Guerra del Golfo (Christopher Norris, traducci�n de Manuel Talens, Editorial C�tedra, Madrid 1997).

[20]. V�ase www.crisisenergetica.org/forum/viewtopic.php?forum=2&showtopic=8056.

[21]. V�ase www.crisisenergetica.org/staticpages/index.php?page=20031126184416943.

[22]. V�ase www.geocities.com/edug2406/carnot1.html.

[23]. An interview with Milton Friedman (John Hawkins, www.rightwingnews.com/interviews/friedman.php).

[24]. D�lar: �Fin de la hegemon�a? (Wim Dierckxsens, www.redvoltaire.net/article3960.html).

[25]. Jap�n y EEUU entran en la guerra (www.artehistoria.com/frames.htm?http://www.artehistoria.com/historia/contextos/3129.htm).

[26]. A trav�s del espejo y lo que Alicia encontr� all� (Lewis Carroll, traducci�n de Ram�n Buckley, Anaya, Madrid 1999. Don Huev�n �Humpty Dumpty� es uno de los personajes m�s populares de las canciones infantiles inglesas. Su nombre hace referencia a una persona �peque�a y obesa� o bien a �cualquier objeto que, una vez roto, no puede ser arreglado�. Naturalmente, Carroll va m�s all�, y convierte a este personaje del folclore ingl�s en un engre�do y petulante profesor de ling��stica, sin duda un tipo frecuente en la Universidad de Oxford. A estos engre�dos intelectuales se les llamaba egg-heads ��cabezas de huevo��. De aqu� la insistencia de Alicia en recordar su forma de huevo. [Nota de Ram�n Buckley]).

[27]. Memoria del saqueo (Fernando Solanas, Argentina-Francia-Suiza, 2003).

[28]. V�ase la nota 4.

[29]. V�anse Carta a Alfonso Sastre (Pascual Serrano, www.rebelion.org/noticia.php?id=1813, 13 de julio de 2004), la respuesta a dicha carta, Pero, �qu� pasa con los intelectuales? (Alfonso Sastre, www.rebelion.org/noticia.php?id=2317, 26 de julio de 2004) y, finalmente, la intervenci�n desde M�xico de un tercer compa�ero, Carta a Alfonso Sastre y a Pascual Serrano (Octavio Rodr�guez Araujo, www.rebelion.org/noticia.php?id=2721, 30 de julio de 2004).

[30]. Un ejemplo sencillo de praxis deconstructora de la pol�tica derechista adoptada por la socialdemocracia es este de Eduardo Haro Tecglen, aparecido originalmente en el diario El Pa�s el pasado 4 de marzo de 2005: www.manueltalens.net/ultima_hora/73tecglen.htm.

 [31]. Retrato del intelectual virtual (in Geert Lovink, Fibra oscura. Rastreando la cultura cr�tica de internet, traducci�n de Manuel Talens, Tecnos/Alianza Editorial, Madrid, 2004).

[32]. La izquierda, las marionetas y el subcomandante (www.manueltalens.net/articulos/elpais/etapa01/7laizquierda.htm, 24 de marzo de 2001).

[33]. Se trata de Muertos inc�modos, escrita en colaboraci�n con Paco Ignacio Taibo II (www.rebelion.org/noticia.php?id=10692).

[34]. Electronic Civil Disobedience (www.critical-art.net/books/ecd/ecd2.pdf, 1996).

[35]. El 11 de enero de 1991, s�lo dos d�as antes de que se iniciase la Guerra del Golfo, el pensador franc�s Jean Baudrillard afirm� en The Guardian que �la guerra no tendr�a lugar, puesto que exist�a �nicamente como ficci�n de los medios de comunicaci�n de masas, como ret�rica de juegos de guerra o de contingencias imaginarias m�s all� del mundo real y de cualquier posibilidad de convertirse en hechos�. Menos de dos meses despu�s, el 29 de marzo de 1991, public� en el peri�dico Lib�ration otro art�culo, titulado �La Guerre du Golfe n�a pas eu lieu� [La Guerra del Golfo no ha tenido lugar], en el que remach� sus aseveraciones anteriores a la guerra. Estos dos textos han pasado ya a los anales de la vaciedad ret�rica inherente a algunos intelectuales posmodernos.

[36]. On Electronic Civil Disobedience (Stefan Wray, www.thing.net/~rdom/ecd/oecd.html, trabajo presentado en la Socialist Scholars Conference, Nueva York, 20, 21 y 22 de marzo de 1998).

[37]. Hace pocas semanas el gobierno derechista de Par�s se vio forzado a renunciar a la reforma del bachillerato a causa de las manifestaciones masivas de estudiantes en todo el pa�s: Face � la mobilisation massive des lyc�ens, Fillon recule (http://www.lemonde.fr/cgi-bin/ACHATS/acheter.cgi?offre=ARCHIVES&type_item=ART_ARCH_30J&objet_id=888420, 10 de febrero de 2005).

[38]. Cuba: �qu� pasa? (Theotonio dos Santos, Alai, www.redvoltaire.net/article3999.html, 26 de febrero de 2005).

 


 

Rebelión

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8 de marzo de 2005

 
 

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