El escritorio de Manuel Talens

ART�CULOS DE OPINI�N EN  El País

Carmen
MANUEL TALENS


En la pol�tica, como en la vida, hay engranajes que terminan por atascarse a causa de ciertos pelmazos. El PSOE (o lo que queda de �l) es un buen ejemplo de esto. La vieja m�quina de Pablo Iglesias, ideol�gicamente averiada por el terremoto de Felipe Gonz�lez, que la expurg� de Marx, la vendi� a la OTAN, la puso en el camino trillado del neoliberalismo y la convirti� en un partido con lenguaje de izquierdas pero praxis de derechas, anda �ltimamente a la deriva. Necesita un nuevo motor.
La peor maldici�n que puede caer sobre un movimiento de masas es un l�der tan por encima de los dem�s que convierta a sus camaradas en enanitos. Felipe Gonz�lez ha sido alguien tan gigantesco que, incluso oficialmente alejado del poder, sigue obsesionando a las huestes socialistas, y ni siquiera Almunia, el aparente jefe actual, mueve un dedo antes de consultar con �l.
Sin embargo, se quiera o no, el problema con Felipe es que los muchos a�os en la Moncloa, los esc�ndalos que toler� y la duda que siempre planear� sobre su sombra en relaci�n con el terrorismo de Estado, le quebraron el ala. Y encima ahora anda diciendo incongruencias sobre Pinochet y dando pie a que la derechona le atribuya que busca curarse en salud. Ojal� el futuro, al igual que ha sucedido con Willy Brandt, lo coloque en el sitio hist�rico que merece, pero por el momento es m�s un quebradero de cabeza que otra cosa. Lo grave en que en Ferraz todav�a no se han enterado.
Y no es el �nico que sobra de su quinta en el PSOE. Resulta grotesco observar desde fuera c�mo los barones que acompa�aron a Gonz�lez durante la transici�n (la prehistoria) son capaces de renovar sin renovar nada, de apalancarse en sus cargos, de presumir sin verg�enza alguna de “opci�n de progreso” (�quiere alguien explicarme lo que significa tal cosa en boca de esos burgueses?) y de hacer innumerables equilibrios para seguir calentando sus sillones endog�micos.
Si aplicamos todos estos comentarios a la realidad del Pa�s Valenciano, qu� duda cabe de que el PSPV tiene un enorme problema sin resolver. Una vez apartados Lerma y Asunci�n de cualquier puesto verdaderamente decisivo, s�lo queda aqu� un dinosaurio de la vieja guardia capaz de seguir haciendo da�o a la imagen del socialismo: Cipri� Ciscar, maestro de conspiradores y carcamal de la pol�tica. Este se�or es nada menos que el n�mero dos, despu�s de Almunia, lo cual ser�a un buen chiste si no fuese por la trascendencia de lo que nos jugamos como colectividad.
Las elecciones catalanas del domingo pasado, con la ascensi�n imparable de Pascual Maragall, son quiz� el mejor espejo al que el Pa�s Valenciano deber�a mirarse. Maragall es el futuro, Ciscar el pasado. Si no quiere irse, habr� que echarlo. Con �l en su tripulaci�n el PSPV-PSOE tiene un destino inmediato parecido al del Titanic.
�Y qui�n queda en Valencia para recoger la antorcha e imitar el ejemplo catal�n? Sin duda Carmen Alborch, la �nica persona v�lida y generosa que queda a�n en el entorno socialista con una estatura lo suficientemente grande como para depositar en ella la esperanza. Es el �nico rayo de luz que alumbra en la actualidad a las fuerzas de nuestra izquierda. Yo quisiera que alg�n d�a, cuando Ciscar y sus muchachos pasen al ba�l de los recuerdos, alguien con sentido com�n llame a su puerta.

 

EL PA�S-Comunidad Valenciana, martes 19 de octubre de 1999.

Pulse para volver a la página anterior

 

Copyleft

Manuel Talens 2002