El escritorio de Manuel Talens

ART�CULOS DE OPINI�N / DIARIO EL PA�S

                                                                                                                                        

Manuel Talens

El arzobispo progresista
MANUEL TALENS

Los libros de historia llaman nacional-catolicismo al concubinato que mantuvo la Iglesia cat�lica espa�ola con el r�gimen del general Franco. Las fotos de aquel entonces nos muestran a curas, obispos y capellanes con el brazo en alto al estilo fascista, junto al dictador.

Hoy han pasado los a�os, el tiempo nos hizo viejos y esc�pticos, separ� constitucionalmente la cruz de la espada y corrigi� muchas sinrazones, aunque no tantas como la gente imagina, pues un d�a s� y otro tambi�n el drag�n que pervive en la jerarqu�a eclesi�stica de Espa�a echa fuego por la boca. Nuestros obispos, aquejados de un desconocimiento gen�tico de la palabra democracia por ser �sta ajena a su doctrina, no cesan sin embargo de utilizarla como arma arrojadiza contra las t�midas reformas que pretende llevar a cabo el PSOE en su af�n de modernizar las relaciones sociales.

La �ltima embestida proviene de Agust�n Garc�a-Gasco, arzobispo de Valencia, que en un reciente editorial del semanario Paraula sienta plaza de soci�logo y emprende la ardua tarea de explicar que la aconfesionalidad es democracia, pero el laicismo no. Si bien el texto abunda en curiosas reflexiones sobre la decencia, la rectitud moral y -ag�rrate, lector- la libertad de expresi�n, no son estas soflamas, tan propias del clero y tan vac�as de sustancia, las que han provocado mi sorpresa, sino el t�tulo elegido por don Agust�n, El nacional-laicismo, con el cual, quiz� sin percatarse, pisa terreno resbaladizo para su causa, pues al hablar pestes del supuesto car�cter diab�lico del palabro que ha inventado, condena por afinidad sem�ntica el nacional-catolicismo que fue la gu�a de su juventud sacerdotal y que ahora le ha servido de modelo. A mi entender, es la primera vez que un arzobispo admite en este pa�s, aunque sea por carambola del inconsciente, que el hecho de meterse en la cama con Franco fue algo censurable.

En esto de los pecados sucede como con el alcohol o la droga: el primer paso hacia la salvaci�n consiste en admitir que uno ha ca�do en ellos. El segundo podr�a ser que la Conferencia Episcopal pidiese al fin perd�n por un ayer nacional-cat�lico que tanto da�o hizo a ateos y a cristianos de buena fe, pero si se tiene en cuenta el perfil de los obispos actuales parece poco probable. �Tan dif�cil es?

Entretanto, hasta que veamos hacia d�nde deriva la contienda, deseo llamar la atenci�n sobre otro detalle asombroso del editorial del dignatario valenciano, que en el �ltimo p�rrafo afirma: "Los cat�licos no queremos privilegios". Ignoro si al redactar tal frase lo ha traicionado el ardor del blablabl� o, de nuevo, el inconsciente que siempre dice la verdad, pero �ay!, quod scripsi, scripsi y, con ella, don Agust�n une indefectiblemente su voz a las de los 35 te�logos de alto copete que, en un manifiesto p�blico, acaban de reclamar que la Iglesia cat�lica espa�ola renuncie a la financiaci�n estatal... y a sus privilegios.

Dado que el lenguaje nunca es neutro y suele reflejar el interior oculto de cada cual mediante lapsus calami como �stos, empiezo a sospechar que, a pesar de su m�scara archiconservadora, Agust�n Garc�a-Gasco esconde sin saberlo bajo la p�rpura de su sotana a un arzobispo progresista. �Demos gracias al Se�or!

 


 

El País 

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EL PA�S-Comunidad Valenciana, martes 26 de octubre de 2004

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